Street Angels
Sinopsis de la película
Yan, una chica rebelde que lleva desde adolescente en la calle, va a la cárcel por ayudar a escapar a su novio Walkie Pi. Cuando sale decide olvidarle, pero debido a sus problemas de dinero, decide ir a trabajar al Number One, el mejor club nocturno de Hong Kong, mandado por un hombre conocido como Playboy Man, que se enamora de ella y la asciende a la mejor categoría. Esto provocará los recelos de Karen, que hasta el momento era la chica preferida de Playboy Man. La llegada de Walkie Pi a la ciudad complicará más las cosas. Spin-off de la saga Young and Dangerous .
Detalles de la película
- Titulo Original: Hong deng qu (Street Angels)
- Año: 1996
- Duración: 91
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Street angels, película descuidada, ágil y llena de clichés, parece recuperar el legado de aquellas desnortadas y muy disfrutables cintas de gangsters, putas y féminas guerreras e individualistas que, allá por los años 70, llenaban las salas de muchos cines en Japón, especialmente si la (anti)heroína protagonista era la gran Meiko Kaji. Mucho hay en este divertimento del tono y las intenciones de, verbigracia, Wandering Ginza Butterfly: chica de armas tomar inmersa en el submundo de la prostitución, una figura del pasado que complica las cosas y el descubrimiento de que, para llegar a lo más alto, es necesario apoyarse en los demás.
Billy Tang imprime velocidad a una historia que bascula entre el humor chorra, el drama sensacionalista y la acción frenética y sin coartadas, casi propia de un cartoon, con una pátina visual que en su momento se pretendió moderna, gotas de erotismo y un guión que acaba somatizando en exceso los cambios de tono de la historia, especialmente en un último tercio poco dado a sutilezas. Un fallo menor, dado que el exceso también forma parte del encanto de este tipo de cine, poco nutritivo pero fácil y grato de saborear.
Por supuesto, parte de su atractivo recae en el reparto femenino, con una Chingmy Yau forjada en la pinky violence tardía y una Shu Qi luciendo una deliciosa juventud. Ambas, junto con otras gatitas hongkonesas, se mueven como pez en el agua en una película que busca el carisma y la complicidad a través del trazo grueso y que, en su desenlace, celebra el compañerismo con pasión y sinceridad, desvelando que la grandeza del cine popular radica en saber saciar el hambre de diversión (y evasión) de una mayoría.
Lo dicho: tan simpática como insustancial.
Lo mejor: las actrices, todas.
Lo peor: su dudoso sentido del humor.