Sin señas particulares
Sinopsis de la película
Magdalena no ha sabido nada de su hijo en meses, desde que se fue de su pueblo para cruzar la frontera de los Estados Unidos. Las autoridades quieren que firme su certificado de muerte, pero el encuentro con unos padres que perdieron a su hijo hace que se de cuenta de que no puede seguir viviendo sin saber cuál ha sido su suerte. Comienza así su particular odisea a través de México, pasando por zonas repletas de violencia y desolación, persiguiendo cualquier mínima pista pese a haber sido advertida de no preguntar públicamente por estas cuestiones. Por el camino conoce a Miguel, un chico que ha sido deportado recientemente y que, a través de su viaje, asegura haber descubierto un país totalmente cambiado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sin señas particulares
- Año: 2020
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
6.9
27 valoraciones en total
Para contar una historia así es probable que Hollywood recurriese a una distopía en forma de western apocalíptico, o algo parecido. Esta directora mexicana opta por recordar que la frontera con USA es un agujero que no deja de tragar gente. Gente que se esfuma sin dejar rastro, unos pasan, otros son detenidos, pero muchos simplemente desaparecen y, si tienes suerte , quizás en unos años aparezca una fosa recóndita en la cual identifiquen a un familiar por una muela o un boli…o a alquien que se le parezca. Así es la búsqueda de una madre que pausa la miseria para, sola , descender a los infiernos y buscar al crío que marchó y desapareció ve a saber dónde. Un relato donde pueden tener cabida chamanes, meodeadores que deján a las bandas de Mad Max como alumnos de P3 y hasta Lucifer in person . De realización impecable esta road movie es una constante de violencia y peligro sin necesidad de subrayados.
Un desgarrador y tenso thriller social en el que vemos la complicada situación que se vive en la frontera México-Usa y lo poco que importa la vida de las personas en aquellas inhóspitas regiones.
Es la historia de Madalena, una mujer de 48 años, medio analfabeta que emprende la búsqueda de su hijo adolescente que ha desaparecido mientras intentaba cruzar a Estados Unidos, la aparición de su maleta en una fosa común junto a muchos cadáveres hace presagiar lo peor, pero su cuerpo no está entre ellos y va en busca de un testigo que parece haber escapado de la matanza. La historia se entrecruzará con Miguel, un joven deportado por la migra de Usa que intenta regresar con su madre a un pequeño pueblo de México.
La región está controlada por narcos muy violentos y los contrabandistas de personas hacen su agosto, todo un calvario de travesía donde la muerte acecha en cada camino. En el medio de este infierno aparece esta mujer luchadora con una entereza envidiable, que lo único que pretende es saber si su hijo está muerto o no.
La directora y coguionista Fernanda Valadez hace un estupendo trabajo, retratando fielmente esta historia tan desoladora sobre el problema de la inmigración. Con muy pocos diálogos, y enfocando más la fuerza de sus imágenes en medio de esos paisajes desolados, nos sabe transmitir perfectamente el sufrimiento humano que se vive en la frontera.
La protagonista Mercedes Hernández hace un estupendo trabajo, con un semblante impasible deambula de un sitio a otro con gran firmeza. La película viene avalada con numerosos premios en Sundance y en San Sebastián. Ahora se puede ver en el Festival de Hueva y a través de Filmin.
Destino Arrakis.com
*El fuego acecha
Fernanda Valadez une fuerzas con Astrid Rondero para escribir Sin señas particulares, una película que ahonda en las desapariciones que se propician cerca de la frontera entre México y Estados Unidos. A partir de esta premisa, innovan con un relato lleno de incertidumbre y con un misterio muy enriquecido. Además, no se basa en una búsqueda más metódica, sino que se mezclan esas emociones y sentimientos que afloran en escenas realmente duras. Por lo cual, se pone el foco en esas madres y el sufrimiento desgarrador que se posa en su interior. Es más, unifica distintas perspectivas, lo que dota de unos matices de gran sensibilidad y dureza, sin maquillar absolutamente nada de la realidad. Después, el espectador asiste a un viaje extraño, vital y con unas sorpresas, que son totalmente imprevisibles.
Gracias a ese carácter inesperado, van convergiendo todos los participantes de esta historia, que tienen el nexo en común de denunciar una situación que sigue siendo alarmante en el país americano. Lejos de señalar exclusivamente a una institución, al igual que el propio largometraje, se profundiza en una telaraña y en una encrucijada lacerantes. No es un film que solamente interese por ese mensaje de denuncia, sino también porque lucha por mostrar los ultrajes que continúan en la sociedad actual. La razón no es otra que, todas ellas, llegan a causa de una motivación detrás muy bien desarrollada en el libreto. Por ejemplo, el anhelo de una vida mejor, de una oportunidad para avanzar y el orgullo de vaticinar una realidad nueva que difiera de la sencillez de la que parten. Sin duda, es una historia humana y descarnada.
*Coraje maternal
Mercedes Hernández es el principal sostén dramático de Sin señas particulares, posando en ella toda esa vorágine emocional que se va sucediendo. En las primeras secuencias, le cuesta todavía entrar en esa desnudez expresiva y dejar salir todo el sentimiento en su interpretación. Por lo que, después de constituirse como principal protagonista, comienza a perfilar de una forma sutil todo ese torbellino sugestivo. Así, encandila al público, que ve en ella un fiel reflejo de verdad y sinceridad. No se puede negar que deja absolutamente toda la carne en el asador, conmoviendo por toda la carga que debe soportar sobre sus hombros. Dicho de otra manera, es un trabajo actoral que estremece por la autenticidad que hay en él. Si no se hubiera abordado así, no conseguiría el mismo impacto en pantalla, envuelto de humildad.
David Illescas se convierte en el acompañante casual de Hernández, permitiéndole ser ese referente e imagen de una juventud pesada. Debido a ello, se refleja en su lenguaje no verbal una madurez obligada, que se queda en la retina del espectador por las circunstancias que le acompañan. Al igual que Hernández, no necesita de recursos dramáticos, sino que prefiere transitar por la elegancia del dolor. De esta manera, deja impregnado de su sello al equipo artístico del film. Después, Juan Jesús Varela protagoniza una de las escenas más espeluznantes del film, donde, para ello, no duda en impregnar su energía en una violencia arrolladora. Por último, Ana Laura Rodríguez, prácticamente, su participación es anecdótica, pero con una cercanía absoluta. En conjunto, los actores que hacen acto de presencia, no necesitan de mayor tiempo para estabilizar el relato y darle más líneas de acción.
*Tierra de oportunidades
La composición visual de Sin señas particulares nace desde una vertiente más árida, tomando distancia de una visión más vistosa y alegre de México. No obstante, esta elección es lo que da mayor poder a lo que hay que contar, ya que escenifica y mantiene la coherencia de la crudeza que plantea. La imagen pronto envuelve al espectador en esa atmósfera sospechosa y llena de unos claroscuros, que se tornan en una tenebrosidad muy esclarecedora. Los distintos escenarios escogidos siguen un hilo enigmático, que van encontrando su sentido y obtienen un poder propio en el film. Por tanto, es verdad que hay partes en las que hay una influencia visceral del tratamiento visual, pero pronto encuentran su justificación en el verdadero significado que se esconde detrás. Es el propio terreno el que habla.
El simbolismo que se utiliza es muy potente, en cuanto a lo relacionado con la cotidianidad de la vida y de la familia. Sin embargo, hay un punto, en concreto, que añade demasiada intensidad espiritual al relato. En pocas palabras, resta acritud y lo lleva a un panorama místico y circunstancial, que gana en su significado, pero pierde en la manera de confeccionarlo en lo formal. Esos detalles en la figura que aparece, no terminan de convencer. Por otro lado, el ritmo es calmo, pero no lánguido, ya que hay esa tensión constante. Gracias a ese nerviosismo e incertidumbre, se vive más plenamente la película. También hay que aplaudir la composición de sonido, que sabe combinar esos silencios contundentes, con efectos de sonido y música, que fabrica ese ambiente austero y reflexivo.
.Conclusión
Sin señas particulares es una aventura cinematográfica llena de misterio e incógnitas, que se mezcla a la perfección con el dolor y la pérdida. Mediante un guion lleno de matices, regala una historia profunda y muy humana, que innova en su estilo particular y en una resolución original e imprevisible. De igual manera, aplaudir el trabajo descarnado de Mercedes Hernández, que arrasa con todo ese torbellino personal. Asimismo, la composición visual y sonora crean una ambiente árido y turbio, que se sublima en una tirantez contemplativa y certera. La búsqueda de los vestigios de los sueños de una tierra arrebatada, que desembocan en una verdad feroz y desgarradora.
Escrito por Diego Da Costa
Sin señas particulares (2020) es una extraordinaria película mexicana dirigida por Fernanda Valadez y realizada íntegramente por mujeres. Cuenta la odisea de una madre que busca a su hijo desaparecido en la frontera. Recibió premios en una decena de festivales como San Sebastián o Sundance.
Por Nicolás Bianchi
En Sin señas particulares la crueldad está en la historia, o sea en el contenido de la narración, pero no en el relato ya que está contada desde un punto de vista humanista, con un estilo visual destacado y por momento hasta con ternura, la poca que es posible dentro de un mundo de horror. Todos los aspectos formales del film son valorables y, en tiempos de luchas por la igualdad, se trata de una obra íntegramente realizada por mujeres.
La directora Valadez coescribió el guión junto con Astrid Rondero. Ellas dos junto con Susan Korda realizaron la edición. La dirección de fotografía, que permite planos brillantes del México rural, es de Claudia Becerril Bulos. La dirección de arte de Dalia Reyes y la música de Clarice Jansen. Cuatro de las cinco firmas que producen la película también son de mujeres.
‘Se fueron dos semanas después pero ya pasaron dos meses’, le dice Magdalena (Mercedes Hernández en un vibrante trabajo de actuación) a la policía cuando reporta que su hijo, que iba rumbo a Arizona, está desaparecido. Sin mayor contención ni ayuda de parte de las autoridades la madre inicia una odisea para intentar averiguar algo del paradero del muchacho.
De a poco la mujer se adentra en un infierno que tiene lugar en la frontera. En una dependencia burocrática le muestran fotos de un bolso que fue encontrado en una fosa común, donde también hallaron al amigo que acompañaba a su hijo. Si Magdalena firma un papel que le ofrecen, y que no puede leer porque no sabe, se declarará a su hijo por muerto. Pero sin la certeza del cuerpo la mujer se aferra a algún consejo de otra madre y a alguna tenue esperanza. Así es como comienza a seguir una pista improbable que la llevará a descender en un mundo de terror.
Valadez cuenta el horror a partir de las expresiones de Magdalena y de otros personajes que no siempre aparecen en cámara aunque se escuchan sus voces. Repiten frases como ‘no hablo con desconocidos’, ‘eso aquí no se puede preguntar en voz alta’ y demás variantes de lo mismo. En esa porción rural del país reinan el miedo y el terror. En sentido inverso al de la protagonista viaja Miguel (David Illescas), que luego de ser deportado de Estados Unidos intenta volver a rencontrarse con su madre. Ambos personajes, distintos pero con mucho que los une, comenzarán a caminar juntos, con la siempre presente amenaza de los hombres encapuchados y armados hasta los dientes que patrullan las carreteras mexicanas.
Las razones políticas o sociales de tal estado de situación son obviadas por Valadez que se centra en el aspecto humano y sentimental del trajín que atraviesan los personajes. En cualquier caso ni Magadalena ni Diego pueden combatir ese mal sino que necesitan cumplir con sus misiones personales más pequeñas, o sea encontrar al ser querido que les falta. Lo duro del relato es cortado por una serie de tomas en los que se resalta el paisaje bucólico del interior mexicano. Es un alivio en medio de tanta opresión y sufrimiento, y también una prueba de que se puede estilizar una historia cruel sin alivianarla.
La película está elaborada, desde el plano visual, al detalle. Las imágenes comunican tanto o más que los diálogos. En su búsqueda heroica Magdalena agota todas las posibilidades. Se cruza, en esas praderas casi deshabitadas, con un chamán que sobrevivió al horror, quien interpreta que solo fuerzas del mal que no son de este mundo pueden ser la causa de tanto dolor. Quizás no haya una explicación mejor. En la frontera ronda el diablo.
La ópera prima en la dirección de largometrajes de la cineasta mexicana Fernanda Valadez, en un proyecto que el año pasado ganó el extinto premio de Cine en construcción en el Festival de San Sebastián, es un drama familiar que cuenta mucho sin necesidad de grandes diálogos. La película se presentó en el Festival de Sundance en donde ganó dos premios, incluyendo el de mejor guion en película internacional, y en nuestro país se ha podido ver en San Sebastián ya que ha formado parte de la sección Horizontes latinos del Zinemaldia 2020, en donde ha sido elegida la mejor película de la sección.
La propuesta es una producción mexicana con parte importante de participación nacional, en concreto de Wanda Films, que se encarga de participar en la producción de los proyectos ganadoras del premio Cine en construcción del Festival de San Sebastián, gracias al acuerdo de hace unos años con el Zinemaldia.
La película tiene un inicio interesante, con un prólogo en donde dos jóvenes abandonan México y su familia para intentar buscar un futuro mejor en Estados Unidos. A continuación, la historia avanza unas semanas para darnos a conocer a las madres de esos dos chicos, de los que no saben nada hace unas semanas, y que acuden a la policía para denunciar su desaparición.
A partir de ese momento la propuesta se mueve por diferentes etapas y personajes, con unos saltos temporales bastante bien insertados y que, con un ritmo pausado pero que sin ser excesivamente moroso para que pueda aburrir al espectador, aborda esos dramas familiares de las madres que buscan desesperadamente a sus hijos, y lo hace creando una tensión atmosférica desde lo ambiental poniendo el rostro en Magdalena, la madre luchadora que se mete en la boca del lobo en el intento de localizar al adolescente que está desaparecido.
El punto más fuerte del proyecto es su guion, coescrito por la directora en colaboración con Astrid Rondero, en donde hay una crítica social sin necesidad de hacerlo de manera directa sobre lo que sucede en la frontera entre esos dos países, en donde las guerrillas se apoderan de la zona, destrozando la vida de muchas familias, pero también a la idea de que llegando a los Estados Unidos se va a lograr la felicidad, ya que eso es lo que venden en ese país, pero realmente no es así.
Una propuesta que está bastante bien filmada e iluminada, y que cuenta con un gran trabajo interpretativo de Mercedes Hernández, que interpreta Magdalena, una madre coraje que busca a su hijo desaparecido, y que es el personaje central de la película. En la parte final hay un par de escenas en donde hay bastante tensión, y una sorpresa que me dejó descolocado. Lo que no me termina de convencer son los elementos místicos y religiosos que están presentes durante gran parte del proyecto, y que son fundamentales en la evolución de la historia.
LO MEJOR: El guion. Su sencillez.
LO PEOR: No me terminan de convencer los elementos místicos y religiosos que están presentes durante gran parte del proyecto.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net