Sin palabras
Sinopsis de la película
La historia de amor entre Lian, una inmigrante china quien, en su viaje ilegal a los Estados Unidos queda varada en la desconocida ciudad de Bogotá (Colombia), y Raúl, el joven empleado de una ferretería, quien decide ayudarle. Juntos descubrirán que el amor no es lo que dices, es lo que haces.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sin palabras
- Año: 2012
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.2
72 valoraciones en total
Para la mayoría de los que vivimos 2600 metros más cerca de las estrellas, no es secreto que esta ciudad puede devorar y acabar, sin contemplación, al más fuerte y al más débil de los seres humanos, sin discriminación, y la ingenuidad puede pagarse cara. Sin embargo, esta misma ciudad implacable, puede también albergar personas, que sin ser extraordinarias, en términos de heroísmo, son extraordinarias en eso que dicen que nos falta a los bogotanos: sensibilidad, confianza y solidaridad.
Bogotá es una ciudad llena de contrastes y ambivalencias, es una ciudad difícil para quienes llegan bajo el manto del desamparo, situación en la que están la mayoría de los colombianos que llegan a la ciudad huyendo de la violencia o la pobreza, buscando una vida mejor.
En este desolador panorama, a un extranjero, indocumentado, que no habla español… pues la cosa no se le pone ni mucho mejor ni mucho peor.
Sin palabras, es la historia de una china de la China (aclaración necesaria pues en Bogotá y casi que en Colombia, cualquier mocoso puede ser un chino o una china), Liam, que queda varada en Bogotá en su paso hacia el sueño americano, pero que tiene la suerte de encontrar a Raúl (en el norte de Bogotá), un artista honesto que trabaja en una ferretería que está pasando el trago amargo de haber roto con su novia que ahora está en Alemania viviendo su sueño, sin él. Por supuesto, Raúl no sabe hablar mandarín. Con la barrera idiomática de por medio, estos dos personajes se empiezan a conocer y entablan una relación de amistad-amor.
Esta es una historia sencilla, con un telón de fondo que no es para nada inverosímil, pues en años recientes, la migración de chinos al país como parada temporal hacia Estados Unidos ha causado interés entre la gente (recordemos estos chinos, indocumentados, que botaban la plata por la ventana de la casa y fueron deportados) y la prensa. Pero detrás de este paso – obstáculo por Colombia, también había toda una red de trata de personas. Por otro lado, los habitantes de Bogotá, no todos somos una manada de indolentes y es posible encontrar a alguien de buen corazón que tienda la mano. Además deja esa reflexión de ¿Hasta dónde llegarías por tus sueños?
A pesar que uno podría quedar con la sensación de que ha hecho falta algo, no es del todo convincente en ciertos detalles, quiero resaltar que esta película, se esmera por contarnos algo fuera del ámbito de narcos, mafiosos, sicarios.. etc. Construye una bonita historia, con una buena ambientación, con una única canción de banda sonora (sin palabras) y sobretodo quiero resaltar que está hecha con el corazón.
Es por esto que es indignante, que una producción nacional no este más de15 ó 20 días en cartelera, que la saquen rápidamente de las salas de cine y además la pongan en los peores horarios. Es indignante, y es lo mejor a lo que puede aspirar esta producción modesta, aún teniendo en cuenta que los únicos que la proyectaban era Cine Colombia y que además eran uno de los patrocinadores de la película.
Vi Sin palabras (Colombia, 2012) dirigida y escrita por Diego F. Bustamante y Ana Sofía Osorio, esta es su obra prima en largometrajes. El dúo protagónico está conformado por Javier Ortiz y Liao Xuan. Es la historia de amor entre un joven colombiano –que no sabe mandarín- y una joven inmigrante indocumentada de China –que no sabe español-. El contexto de este amor es la ciudad de Bogotá, la cual termina siendo un tercer personaje de la cinta. Ahora bien, la película me parece correcta y con una canción de banda sonora que encaja con la obra. Eso sí, hay detalles criticables de su producción como el acartonamiento de la protagonista y de varios actores secundarios (parecen más los típicos actores de reparto de una novela televisiva colombiana). Claro está que la protagonista no es actriz profesional. Si se mira de este ángulo, hasta es meritorio lo hecho por Liao Xuan: se buscaba una mujer china bilingüe. Mientras caminada por Bogotá, alguien de la producción se le acercó y le pidió que protagonizara el filme, a lo cual accedió. Ahora, en cuanto el contenido, la obra tiene varias cualidades. Resalto dos, sin ser las únicas. La primera es que es diferente en el cine nacional. A diferencia de lo que suele ser nuestro cine, la acción no se concentra en el narcotráfico ni en el conflicto armado. El segundo es que es una historia de amor, tierna, en un contexto de solidaridad. Aporta, pues, una mirada positiva y bondadosa que es necesaria en nuestro contexto. Empero, en lo que atañe a la narración, hay aspectos que no me gustaron. En primer lugar, la historia de amor es predecible (se comporta bajo los clichés de este tipo de películas) y varios nudos dramáticos son desatados de manera inverosímil. No quiero hacer un listado de escenas poco convincentes (pues sería una sumatoria de spoiler), pero baste decir que es algo poco creíble que dos personas se enamoren en un solo día de esta manera en una megalópolis como Bogotá. Sin embargo, podría decirse que el cine puede darse ciertos privilegios que la realidad negaría, que el cine puede hacernos soñar y sacarnos de nuestros imaginarios, pero, sin abusar. Igualmente, el tema de la trata de personas es algo que siempre está como telón de fondo, pero realmente nunca pasa al podio protagónico. Creo que haberlo hecho más visible, darle más rostro a ese fenómeno (algo real, que ha vuelto a Colombia un lugar de paso de inmigrantes chinos que desean llegar a Estados Unidos) habría sido fructífero para la narración. Igualmente, no haber planteado un romance tan fácil, tan lineal, como el que terminó desatándose. Si bien son dos cintas distintas, falto cierto aire que abunda en Lost in Translation (2003). Concluyo que recomiendo verla, por tres asuntos: a) el cine nacional requiere nuestro apoyo, como espectadores, para dar lugar a un círculo virtuoso, b) convoca a meditar sobre la solidaridad y la hospitalidad, y c) porque el balance final de la cinta, a pesar de todo, es positivo. No estamos ante un hito del género ni del cine colombiano, pero no se pierde el tiempo con verla. 2018-02-02.
El amor simple cotidiano el de la calle lejos de eses falso estereotipo americano de Hollywood, este es un amor que nace desde las calles de Bogotá desde el descubrimiento lento del hombre a la mujer y viceversa envueltos ambos en una problemática mundial que es la inmigración y el mal trato de quienes sufren los embates de vivir en un país distinto a su nacionalidad con dificultades de toda índole. Además con la fortuna de encontrar al amor que en principio nace de una amistad angustiosa.