Si fuera fácil
Sinopsis de la película
Pete (Paul Rudd) vive con su esposa Debbie (Leslie Mann) y sus dos hijas: Charlotte (Iris Apatow), de ocho años, y Sadie (Maude Apatow) de trece. Al mismo tiempo que lucha por mantener a flote su discográfica, con problemas económicos, tanto él como Debbie deben aprender a perdonar, a olvidar y a disfrutar de la vida… Spin-off de Lío embarazoso (Knocked Up, 2007).
Detalles de la película
- Titulo Original: This Is Forty (This Is 40)
- Año: 2012
- Duración: 134
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Opinión de la crítica
Película
5.4
90 valoraciones en total
Desde Virgen a los 40 (o incluso podría añadirse desde Freeks and geeks, pero eso pertenece al mundo televisivo), Judd Apatow ha sabido encontrar su lugar en la comedia hollywoodiense. Un estilo poco común, alocado, casí escatológico, de humor grueso con infinidad de referencias al sexo, al tiempo que hablaba de temas y preocupaciones comunes en las relaciones, tanto de amistad como matrimoniales o familiares. El mérito de Apatow reside en haber conseguido compaginar la comedia gamberra de gran público con un estilo muy personal, casi confesional. El cine de Judd Apatow bien merece la etiqueta de cine de autor.
Resulta fácil apreciar un palpable recorrido vital en la filmografía del director. Comenzó con el nacimiento o despertar sexual que supuso la pérdida de la virginidad del protagonista de Virgen a los 40 (un magnífico Steve Carell). Luego pasó por el encontronazo sorpresivo con la realidad así como la necesidad de encarar y asumir las responsabilidades que conlleva la paternidad a través de la película Lío embarazoso. Con Hazme reír, además de tratar la amargura que se esconde detrás del telón de todo humorista (ámbito que Apatow y Sandler parecen conocer bien), hablaba de la muerte y los cambios que en la propia persona produce tanto su inminencia como descubrir que aun queda tiempo por vivir. No en vano es sabido ahora que Apatow experimentaba por aquel entonces la enfermedad y pérdida de su madre.
Todas sus películas se centran también en personas adultas que se resisten al paso del tiempo y a la madurez. De ahí sus constantes salidas de tono y su humor grueso que en ocasiones parece no casar con el tono dramático que finalmente suelen adquirir sus películas. No es de extrañar por tanto que Apatow dedicara un filme para reflejar estas experiencias y preocupaciones que acompañan la edad adulta y que ya trató de soslayo en Lío embarazoso con el matrimonio formado por Pete y Debbie, retomados ahora para protagonizar Si fuera fácil. Cabe añadir que la película se titula en su versión original This is 40, innegable referencia y bofetada de realidad a su ópera prima, Virgen a los 40 (The 40-year-old virgin).
Si fuera fácil comienza directamente con una escena de sexo en la ducha seguida de una acalorada pero hilarante discusión sobre la conveniencia o no de usar viagra, decisión que él había tomado como regalo a ella por su cuarenta cumpleaños. Desde su inicio la película muestra sus cartas y descubre cuál va a ser la tónica general. Peleas de alcoba, obsesión sexual, intimidad familiar, pánico al envejecimiento con el consiguiente aferramiento a las actitudes inmaduras se repiten una y otra vez a lo largo del filme.
La pareja protagonista está genialmente interpretada por Paul Rudd y Leslie Mann (mujer en la vida real del director). Sus escenas respiran de una naturalidad y autenticidad verdaderamente increíbles. Las situaciones de cotidianidad familiar y las agresivas discusiones resultan de lo más veraz, llegando a pinchar al espectador pero también divertir a causa de su agudo ingenio y su rebosante improvisación. El elenco se completa a la perfección con las niñas (hijas también en la vida real de Apatow y Mann), cuyas histéricas interpretaciones no hacen sino reforzar esa sensación frustrante, pero también tierna representación realista de la vida en familia.
Si fuera fácil es también la película más lograda a nivel visual del director, con una contenida dirección cámara en mano capaz de producir ese acercamiento sincero a los personajes. No es casualidad que para la película, Apatow contase por primera vez con el operador Phedon Papamichael quien trabajó con Alexander Payne en Entre copas. Su estilo visual casa a la perfección con el tono que el guión del propio Apatow intenta transmitir.
La película, al igual que el resto de la filmografía del director, se encuentra plagada de múltiples referencias contemporáneas a la cultura pop tanto musical como televisiva, al más puro estilo de un irónico monólogo. Resulta impagable la presencia de Lost durante todo el filme y las críticas a J.J. Abrams por parte de su protagonista (y del propio Apatow) como el culpable de la corrupción de sus hijas.
El mayor mérito de Si fuera fácil reside en su equilibrasímo tono que alterna la comedia de humor grueso con el drama familiar más íntimo. Este difícil término medio ya pretendido por Apatow con menos fortuna en Hazme reír, es alcanzado con Si fuera fácil de forma muy natural gracias a sus acertados diálogos y a la facilidad que tienen los actores de saltar del drama a la comedia sin que resulte artificial. Esta agridulce mezcla de géneros tiene su momento culminante en una de las extensas escenas finales, una fiesta de cumpleaños donde se alterna escenas de humor casi surreal con serios conflictos familiares sin que en ningún momento se quiebre el tono de la película.
La película se encuentra también llena de conocidos actores como Albert Brooks, Megan Fox o John Lithgow, así como los televisivos Chris ODowd (The IT crowd), Lena Dunham (Girls) o Jason Segel (Cómo conocí a vuestra madre).
Si fuera fácil es un sincero y muy humano drama familiar desenfadado con momentos desternillantes que habla tanto de la crisis de la mediana edad, como de la infancia y la vejez. Es la cinta más ambiciosa de Judd Apatow y también su mejor película hasta la fecha.
Película que encierra mucho más de lo que en principio aparenta o demuestra, una buena comedia que, más allá de las gamberradas y de las groserías delirantes, esconde un tema serio, tratado con honestidad y mucha libertad, sobre la crisis personal, matrimonial y existencial de una pareja que está entrando en la tan temida cuarentena. El feeling y la afinidad que muestran en pantalla, tanto Paul Rudd como Leslie Mann, son claves para crear escenas surrealistas, de contenido apoteósicamente cruel por su veracidad, de gran diversión, que siguen una estela que, aún con altibajos por su larga duración, mantienen con buen nivel el verdadera motivo de la misma: esa sospecha de haberse equivocado de rumbo, de no saber dónde ir o de qué hacer a partir de ahora. Con un excelente Paul Rudd, que mantiene el rumbo en todo momento y salva la situación en más de una ocasión, es un entretenimiento muy agradecido, nada forzado, una muy buena elección que hace énfasis en la incorrección y la deficiencia de unos personajes nada correctos, de gran rebeldía y desobediencia, y que quedan muy lejos de la vida perfecta del típico matrimonio americano. Divertida y gracioso por momentos, los que no lo son tanto se perdonan por el conjunto final, por el resultado oportuno y nada conclusivo que oculta está, en principio, faltona película sobre tacos e impertinencias. Disimula con gran inteligencia su mortal y corrosivo argumento. Dejemos de lado la tomadura de pelo en la traducción del título!!!
Hacer comedia no es nada fácil… si lo fuera, lo haría cualquiera. Pero por suerte estamos ante un director y guionista que ha reinventado los cánones de la comedia clásica de una manera magistral. Judd Apatow ha diseccionado muchos de los paradigmas de las relaciones personales desde distintos prismas. En Virgen a los 40 , se atrevía con los primeros escarceos sexuales. Lío embarazoso , planteaba inquietudes varias acerca de la madurez y el compromiso. Hazme reír , probablemente la más floja de todas ellas, se atrevía a encarar la muerte y el arrepentimiento desde un punto de vista pseudo-existencialista escatológico que no terminaba de cuajar completamente.
Ahora, con This is 40 , titulada por estos lares Si fuera fácil (que más parece una disculpa de los traductores que un título), Apatow indaga en los entresijos de su propia familia y los continuos problemas conyugales que acompañan al matrimonio. Como siempre, lo hace desde ese punto de vista cargado de humor absurdo, por momentos grosero, para terminar cayendo en el moralismo norteamericano predominante. Sin embargo, no dejo de reconocer la facilidad que presenta Apatow para engancharme con sus argumentos y llevarme por dónde el desea. La clave, sea probablemente unos personajes protagonistas que como siempre, están muy bien perfilados, y a los cuales somete a una serie de problemas que, entre chistes guarros y carcajadas sueltas, resultan muy cercanos. Las películas de Judd, destilan humanidad y se antojan muy cotidianas, pese a sus aristas surrealistas. El sexo, las relaciones entre padres, hijos y abuelos, la rutina, los problemas económicos, todos nos resultan familiares y ayudan al director y guionista a conectar con el público obteniendo su complicidad. Lo más curioso del cine de Apatow, es la facilidad que tiene su cine para presentar situaciones que al público le resultan muy familiares, entre tanta hilaridad.
Esa conexión película-espectador, no sería posible sin unos actores protagonistas que generen tanta empatía. Paul Rudd es un animal de la comedia. Un actor dotado de expresividad y emotividad que rapidamente se mete a todo el mundo en el bolsillo. Leslie Mann, Iris y Maude Apatow, son mimadas por la cámara de su marido y padre respectivamente. Se nota, por un lado el cariño de uno al tratar sus personajes, y la profesionalidad de ellas por otra parte, con mención especial para las dos pequeñas de la familia: genuinas a más no poder.
Por desgracia, la galería de personajes secundarios sale muy mal parada de la sala de montaje. A Apatow se le va la mano con el metraje, y pone sobre el mantel personajes insustanciales, que poco o nada aportan a la trama, como es el caso de Megan Fox, a la cual se la presta más atención de la adecuada, o Jason Segel, cuyo personaje no se sabe si está desaprovechado o no, porque sinceramente, parece que pasaba por allí, y decidieron darle un par de escenas, por otro lado bastante cómicas. Entre tanto pasaje de carácter episódico, la película se alarga en exceso, sin encontrar la salida, la cual llega de manera precipitada después de algunos diálogos bastante anodinos.
Sin embargo, ya sea por lo cercana que resulta, por algunos gags realmente memorables (como la venganza del hombre por los embarazos femeninos), por la cantidad de referencias cinéfilas, músicales y de la cultura popular, por los cameos, o simplemente por el rato agradable que hace pasar, This is 40 resulta una comedia altamente disfrutable, y recuerden que hacer comedia, no es nada fácil.
Judd Apatow, con los cuarenta superados, se vale de un spin-off para mostrar la crisis creativa-existencial de un matrimonio con hijos al llegar a los 40. Los fans/haters de Hazme reír (Funny People) no cambiarán ni un ápice su punto de vista después de disfrutar/padecer Si fuera fácil. Si fuera fácil, Apatow lo pondría fácil… pero prefiere ser fiel a sí mismo cueste lo que cueste. Aquí hay mucha referencia a pollas, coños y la obsesión por el sexo el primordial. A mucho les parecerá hasta desagradable y vulgar, considerarán la película demasiada larga y la renombrarán como ‘This is 40 minutes unnecessary’. Las concesiones que tiene que hacer el espectador son difíciles: pasan por retener y quedarse con la esencia y algunos y brillantes momentos del conjunto.
La familia norteamericana ha cambiado, el sueño americano ha cambiado y, en definitiva, todo ha cambiado. Los catalizadores de nuestra sociedad (como extensión de la estadounidense) abarcan desde Lost (o la serie de ‘culto’ de moda) a internet en cualquier concepto físico. La interconexión emocional ha dejado de ser física y la confianza da asco. De nuevo Apatow toma el pulso de su largometraje como un completo tour de force y catarsis mediante la sinceridad propia a través de sus personajes, improvisación filmada en largas secuencias y cuasi-seguramente un buen arsenal de retazos biográficos con la ayuda de la participación en pantalla de su mujer e hijas en la vida real. La base no va más allá de la crisis de los cuarenta y de replantearse el camino hacia la inmadurez de un personaje tan inmaduro como el patriarca, que interpreta Paul Rudd siendo el átler ego de Apatow. No sé si dentro de 20 años se reivindicarán películas como Hazme reír (Funny People) y Si fuera fácil (This is 40) como lo más cassavetiano, en tono cómico, de principios del Siglo XXI, o si Leslie Mann será considerada la nueva Gena Rowlands de la comedia norteamericana. Lo que (me) interesa, por encima de la dilatación innecesaria de un filme que podría encajar en moldes de película-familiar-directa-a-DVD-o-televisión-de-90-minutos, es de nuevo esa simbiosis de realidad y ficción con cameos como los de Graham Parker, Ian Laperrière, Billie Joe Armstrong o Ryan Adams en universos colindantes a los del cineasta.
Que le falta tijera y una mayor carga dramática para que perdure el conjunto es evidente, así como que podría rentabilizar mejor sus bazas cómicas y dispersarse menos en secundarios realmente incensarios más allá del cameo/comadreo. Pero el fondo, dentro de esa sobredosis de inmadurez sobre la que se oculta en numerosas capas, es más oscuro y efectivo: estamos acostumbrados a la ficción caduca y no asumir que somos parte de la misma. La generación de los 70, adolescentes en los 80, que se negaron a madurar en los 90 y que dejaron la primera década del Siglo XXI atrás. El tiempo ha pasado y posiblemente nos neguemos a ser conscientes.
Si fuera fácil (This is 40) nos habla de pasar de los Pixies a A-ha, de Nicki Minaj a Alice in Chains o que los hijos ahora mantienen a los padres y que los hijos de esos padres les mantienen al día y al tanto en cuanto teconlogía-dependiente se refiere, que el pretendiente de tu hija de 13 años sea un clon de Tom Petty o que al final todo se reduzca a ser como el final de Lost: para algunos una auténtica e incoherente mierda existencial y para otro el sentido absoluto de sus vidas. Y sí, nadie quiere ver ya o hablar de Billie Joe Armstrong sino de Ryan Adams. O sea, ¿realmente han cambiado tantos las cosas o no es lo mismo con diferente melodía musical y adorno?
LO MEJOR: El casting en donde su duo protagonista: Paul Rudd y Leslie Mann están excelentes ( los dos tienen una química inmejorable en pantalla). Los secundarios también están a la altura.. incluso hasta Megan Fox ( que me ha casado mucha gracia). La mayoría de los diálogos son chistosos.
LO PEOR: Su larga duración, que hace que la película tenga algunos altibajos (unos minutos menos de metraje no habrían estado mal). Lo poco que aparece Jason Segel en pantalla.
PD: Una película a la altura de Judd Apatow. Muy entretenida. Y sin olvidar los guiños a LOST y JJ Abrahams