Serena
Sinopsis de la película
Años 20. Los Pemberton, George y Serena, se desplazan a Carolina del Norte para fundar un imperio maderero. Sin embargo, cuando Serena descubre que no puede tener hijos, empieza un descenso a la locura que la llevará a odiar con todas sus fuerzas al hijo ilegítimo de su marido.
Detalles de la película
- Titulo Original: Serena
- Año: 2014
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
4.8
34 valoraciones en total
No se puede decir que la película sea mala. Simplemente es tan poco interesante, tan poco verosímil y tan poco empática que casi no merece la pena una crítica negativa.
Serena reúne dos actores de moda y de solvencia interpretativa como Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, emplea unos medios de producción muy apreciables y cuenta con elementos narrativos de romance, celos, aventura y crimen. Y todo lo desperdicia. Si el film destaca en algún sentido es en cómo reducir a la nada toda esa materia prima que hubiera debido dar lugar a un taquillazo.
Las localizaciones y la ambientación demuestran profesionalidad y buen gusto, dignos de una gran producción de Hollywood. Aunque ni siquiera estos apartados logran transmitir toda la grandeza y espectacularidad deseados. Lawrence y Cooper se empeñan en levantar sus personajes, pero lo insulso de sus diálogos y el aburrido arco dramático que describen no deja margen para que lo consigan.
El ritmo, totalmente inexistente, no propicia que la narración funcione en casi ningún momento. Las escenas que debieran estar cargadas de dramatismo y proponer inflexiones y giros en el relato están tratadas de manera tan anodina que pasan sin pena ni gloria. Todo queda diluido en largos meandros donde suceden las cosas con poca motivación y menor justificación, a veces previsibles y otras tan poco creíbles que el espectador termina esperando el final para poder levantarse y estirar las piernas.
Verla no hace ningún mal a nadie, aunque dejar de verla puede ser una grandísima oportunidad para emplear el tiempo en algo que merezca la pena.
Publicado en blog http://www.fascinoscopio.com
La cita que da título a este comentario es uno de tantos epigramas atribuidos al genial Oscar Wilde.
¿Y qué tiene que ver el genial escritor irlandés con la historia de Serena y George Pemberton? Pues en realidad nada, salvo que define perfectamente la génesis de la tragedia del matrimonio en el filme de Susanne Bier.
Resulta la mar de curiosa la profusión de críticas tibias o directamente negativas que ha encontrado la cinta en las que se la acusa de tópica, acartonada y poco interesante dramáticamente. Curioso cuanto menos, cuando es una película que entronca directamente y sigue el modelo del Hollywood más clásico, de esos melodramas que antes hacían las delicias de todo el mundo y ahora se rechazan precisamente por apostar por lo clásico y, sí, lo tópico (que no tiene por qué ser sinónimo de malo o poco elaborado). ¿O acaso si Serena se hubiese estrenado hace sesenta años con Lana Turner y John Garfield (sin ir más lejos) no se hubiera llevado todos los premios del mundo y hoy sería un clásico? Seguramente sí.
Porque Serena es un drama de los de antes, de los de pasiones desmedidas y tragedia en un marco natural de gran belleza y amenazante al mismo tiempo, de mujeres fuertes en un mundo de hombres, de los que muestran el poder destructor de los celos y cómo las injusticias y males inesperados de la vida pueden acabar con un amor como el de Serena y George. Y como tal es una película más que notable. Es entretenida, muy entretenida, de hecho, el guión consigue que el espectador se interese por los personajes y sufra con ellos por reprobables que sean sus acciones (especialmente las de Serena) y acumula una docena de momentos memorables (atención a cuando Serena doma al halcón, la lucha en el tren, la caza del oso, el ejemplar resumen del enamoramiento de los protagonistas y muy especialmente la descripción de la tragedia que marca para siempre el matrimonio de los Pemberton). Una película normalita va que chuta con uno o dos momentos así. Además Serena es una película dirigida con mano experta por Bier, que saca el máximo partido de los primeros planos y sobre todo de los planos aéreos, aprovecha a la perfección la magistral fotografía de Morten Soborg (¡qué luz! ¡qué belleza de planos casi casi de museo!) y extrae lo mejor, aunque era fácil, de las estrellas de la función. En su tercera película juntos, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper ofrecen un auténtico recital de principio a fin. Él, soberbio y matizando hasta el extremo a su George, sigue demostrando que es un intérprete mayúsculo y haciéndonos pensar cómo es posible que perdiera su tiempo en la trilogía Resacón durante tanto tiempo. Ella…. pues qué decir de Lawrence a estas alturas, salvo que muy pocas podrían permitirse el lujo de interpretar a un personaje como este, con tantos demonios y con esa personalidad tan terrible, sin que nadie se acuerde de que tiene solamente 24 años y podría no haber sido la actriz más adecuada para un rol que incluye un embarazo y unas acciones más que discutibles.
Con todo y con eso se le pueden criticar muchas cosas. La subtrama ecologista no aporta absolutamente nada. El final es poco satisfactorio, muy diferente al de la novela, además, y se puede intuir desde prácticamente el minuto dos de película, sin exagerar. Todo el tercio final se alarga en demasía. Es tópica, sí, de acuerdo, aunque no más que las películas de las que bebe, como decíamos antes. Y seamos serios, ¿cuántas películas con guiones tanto o más tópicos que este nos tragamos todos los años y nadie se queja?
Lo que de verdad importa es si Serena cumple con su objetivo principal, que es entretener y contar una historia de amor apasionado teñido de inevitable tragedia. Y la respuesta es un rotundo sí.
Lo mejor: La dirección de Susanne Bier, la fotografía de Morten Soborg, lo entretenida que es y la inagotable química entre Lawrence y Cooper.
Lo peor: El final es un tanto facilón y muy previsible y le falta algo para terminar de fascinar.
Mientras ves Serena esperas que pase algo, que la trama te lleve a algún sitio o que haya un solo momento que te sorprenda y te sirva para que al menos no haya sido una pérdida del tiempo verla, pero lamentable nada de eso ocurre.
Serena es la historia de un amor precipitado y tóxico, de esos que sabes que va a terminar mal, discurriendo de manera tediosa en medio de una trama ecológica sin el menor interés. El ritmo es tan pausado, tan lento y tan cansino que tienes la sensación de poder perderte alguna escena sin perder el hilo. Y, por fin, cuando algo ocurre es tan previsible que deseas que al final no hubiera ocurrido nada y que la directora hubiera confesado tras los créditos que su obra no era una película, sino un documental de los bosques de Norteamérica y sus métodos de explotación en la época de la gran depresión (lo que sin duda habría sido mucho más interesante).
Por otra parte, las actuaciones son correctas, destacando a un Bradley Cooper contenido por encima de una Jennifer Lawrence a la que no me acabo de creer en ciertos momentos.
En definitiva, Serena es un melodrama soso y aburrido con un guion lentísimo que acaba de la manera más previsible. Vamos, lo que de toda la vida mi abuela ha calificado de tostón. Salvable únicamente la magnífica labor de fotografía.
Nota final: 3.9
Serena no ha recibido muy buenas críticas, de hecho ha gustado bastante poco al público… aún así Jennifer Lawrence es de mis actrices favoritas y seguía teniendo fe en este producto, además de que me picaba mucho la curiosidad, la pareja protagonista suele escoger buenas películas.
Esperaba pasar un rato entretenido o por lo menos no aburrirme como una ostra… me he equivocado y me he encontrado una película aburrida y pesada… una historia mal contada, no engancha y no ofrece nada interesante ni tampoco nuevo, lo único destacable es la pareja protagonista, están muy bien en todo momento, especialmente Lawrence, como de costumbre una perfecta interpretación.
La historia resulta muy aburrida y nada entretenida, esos 105 minutos aproximadamente de duración no entretienen al espectador, se hacen largos y pesados, una historia de romance y drama que no ofrece nada llamativo, el reparto cumple con los personajes, además de la dirección que es buena, pero la historia es tan aburrida y tan pesada que no consigue hacerse entretenida y se hace muy larga.
El guión no es malo y los diálogos entre los personajes funcionan en algunas ocasiones… la banda sonora cumple con las escenas y la dirección es buena… el ritmo no es muy bueno, en esos 105 minutos de duración probablemente bosteces un par de veces y acabes mirando el reloj hasta que termine, muy aburrida… no cumple como película dramática ni tampoco como romance.
El reparto cumple muy bien con los personajes: Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Toby Jones, Rhys Ifans, Sean Harris, Blake Ritson, Sam Reid… la química que hay entre Lawrence y Cooper es muy buena y sus interpretaciones son excelentes.
En definitiva: estamos ante una película muy aburrida y que no ofrece nada interesante… la dirección es buena, la banda sonora cumple y la pareja protagonista está excelente, pero la historia que cuenta no interesa y se hace muy larga, floja.
Serena no es el nombre que más le va. El personaje de la siempre explosiva y espectacular Jennifer Lawrence es muchas cosas, pero sereno no es un adjetivo que le aplicaría, y como nombre parece una ironía.
Desde el comienzo nos introducimos en un matrimonio relámpago, George y Serena Pemberton, fruto de un flechazo, y ya me empiezan a sonar las campanas de alarma. Demasiado bonito para ser verdad.
Llegan al asentamiento en Carolina del Norte donde él tiene montada su industria maderera, y ya se van oliendo los problemas. George había dejado embarazada a una chica que trabaja de sirvienta, el gobierno amenaza con expropiar las tierras para proteger los bosques estableciendo un parque nacional y las tensiones que la situación ha creado hacen mella.
Serena, muy familiarizada con el negocio de las maderas, no se deja amilanar y enseguida da muestras de su fuerte carácter, su aplomo y su experiencia. Ella también es socia de la empresa pues ha invertido su dinero y George la coloca como su igual y así se lo hace saber a todos los trabajadores.
Si al principio a esta apasionada pareja se le van advirtiendo claroscuros, después su caída a los infiernos va a ser inexorable. A partir de cierto punto se precipita demasiado, en mi opinión, pero lo que queda claro es que no les concederían un premio al matrimonio del año.
Es un thriller a ratos inquietante ambientado en un zona rural durante la Gran Depresión, con un dúo protagonista sensacional, una gran fotografía y una música muy envolvente. El guión realiza una buena presentación y una observación interesante del conflicto entre desarrollo sostenible y explotación lucrativa, de la precariedad del empleo sobre todo en épocas de crisis, de la corrupción, del momento en que se pasa por encima de la conciencia (el fin justifica los medios), y de la fragilidad que hay detrás de cualquier sueño. De ese finísimo cristal al que algunos aferran porque es lo único que les impide hundirse completamente en la siniestra tiniebla que llevan dentro.
Todo eso está muy bien. Pero la pareja te deja un poco frío y no te impacta demasiado el hecho de que cualquier sueño puede volverse una pesadilla en un simple pestañeo.