Seddok, el heredero del diablo
Sinopsis de la película
Un científico que investiga en torno a los japoneses que sufrieron el terror atómico, se enamora de una mujer desfigurada luego de un accidente vial. Para remover sus cicatrices él intentará aplicar un suero en base a las glándulas de mujeres recientemente asesinadas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Seddok, lerede di Satana (Atom Age Vampire)
- Año: 1960
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
4.5
75 valoraciones en total
A principios de 1960 se estrenaba en los cines italianos la controvertida Los ojos sin rostro de Georges Franju, donde un desquiciado cirujano experimentaba con mujeres a las que raptaba para salvar la piel de su hija deformada, víctima de un accidente.
Incomprendida y calificada por aquel entonces de película repulsiva , ridícula o asquerosa , se erige a día de hoy como la obra maestra del cineasta francés y goza ya de un merecido prestigio crítico, en parte gracias a la perspectiva que siempre otorga el infalible paso del tiempo.
Como era de prever, el film pronto originó centenares de variantes e imitaciones, que retomarían el concepto principal (a su vez deudor ya del mítico Dr. Frankenstein), para remover y a veces profundizar en ciertos aspectos éticos y morales desde perspectivas bien dispares.
Una de esas cintas, estrenada tan sólo 6 meses después, anticiparía casi de manera involuntaria un encantador subgénero en sí mismo, el Fumetto nero, híbrido de tantos otros y que hoy comenzaremos a abordar.
El film referido es Seddok, lerede di Satana , una producción italo-francesa obra de un humilde cineasta de ámbito televisivo como era Anton Giulio Majano (1909-1994), y que tuvo una modesta acogida por el público en agosto del 60, además de ser, a ojos de la crítica, un mero e insignificante ejercicio exploit del montón, sin estilo, torpe y del todo irrelevante.
Sin embargo, y de nuevo por el paso del tiempo, se han descubierto factores de interés arqueológico en dicha película, repleta de aspectos con encanto, precursores de otros géneros (incluido el giallo) y merecedora, en opinión de los especialistas, de una -moderada- reivindicación.
El peculiarísimo y descarado argumento de Seddok, lerede di Satana ( Seddok, el heredero del diablo en México, pero inédita en España), se cimenta sobre 4 pilares tan famosos como reconocibles, pues diríase un híbrido de serie B entre Jekyll & Hyde, la citada obra maestra de Georges Franju, elementos de la obra de Poe y la figura de Jack el Destripador.
Si a eso le sumamos numerosas y pioneras referencias estilísticas derivadas del cómic y un ingenuo batiburrillo de conceptos noir, surge un errático pastiche listo para ser disfrutado plenamente. Así pues, tenemos en primer término a un mad doctor (Alberto Lupo, visto en La batalla de Maratón, 1959 ) que a su vez se transforma en Seddok, un monstruo mitad hombre-mitad bestia y que se enamora perdidamente de Jeanette, una paciente que ha tratado con su nuevo suero experimental, el Derma-28, un poderoso regenerador del tejido epidérmico dañado.
Jeanette, la afortunada en cuestión, es una popular rubia bailarina en un club nocturno (y perdonad el eufemismo) que acaba de sufrir un accidente de coche que la ha dejado desfigurada. Al borde del suicidio y sin fuerzas para reencontrarse con su enamorado Pierre, la joven decide aceptar la invitación para el tratamiento experimental que le proponen el Dr. Levin y su excelso séquito, formado por la fiel Monique, una despechada ayudante de notables encantos, y su anormal criado sordomudo.
Por último, pero no menos importante, tenemos al poco ortodoxo equipo policial francés (el film transcurre en Marsella), con entrometido periodista incluido, encargado de esclarecer los asesinatos en un principio atribuidos a un gorila que se ha fugado del zoo (..), e incluso a un vampiro radioactivo procedente de Japón, y que son un necesario contrapunto cómico nada desdeñable.
Si además se adereza con ingeniosos inventos de ciencia-ficción (esa máquina que devuelve al Dr. Levin a su forma humana), una banda sonora estupenda compuesta por una rara mixtura de jazz y músicas propias del cine de horror gótico italiano (obra del maestro Armando Trovajoli), pequeñas dosis de erotismo, breves pero simpáticos números musicales y recursos juguetones en su puesta en escena (asesinato con cámara subjetiva marca de la casa, transformaciones en stop motion…etc), podemos afirmar que estamos ante un film menor pero con atmósfera, cargado de relevancia, inclasificable, de acentuado interés cinéfilo y sobre todo, muy inspirador. Más incluso de lo que parece.
Por ejemplo, el precursor del género italiano denominado Giallo , atribuido correctamente al fabuloso film de Mario Bava La muchacha que sabía demasiado (1961), tuvo en cierto modo a Seddok en su punto de mira, e incluso hay quien le atribuye méritos previos como el uso específico de unas determinadas gabardinas o el sombrero calado que luce Alberto Lupo en el film.
La sorprendente Seddok, lerede di Satana , también parece anticipar en estética y forma, como antes mencionaba, al futuro subgénero denominado Fumetto nero (también fumetti neri ), literalmente cómic negro italiano , pues se cree que el uso de la K en el título es el inicio de esa moda en el resto de cómics de anti-héroes llevados al cine (Kriminal, Satanik, Killing…).
Además, el primer y más famoso cómic de dicho género, Diabolik, surgiría 2 años después, compartiendo con Seddok más de un punto en común (ése cóctel de erotismo, intriga policíaca, inventos científicos, triángulos amorosos, seres monstruosos…), naciendo casi al calor de dicho film.
Puede que debido a su extraña y amorfa combinación de géneros, en cierto modo sin llegar a abordar ninguno en concreto pero tratando con descaro de picotear de todos lados, propiciase tantas críticas negativas y se le considere un film muy fallido. En mi opinión, y tras verlo con la perspectiva que considero ha de verse, creo que se trata de un film significativo, más inspirador que acertado, pero que apunta buenas ideas, además de ser un rara avis en el cine de horror del país transalpino.
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La película no está nada mal, una buena película del año 1960, en la que un científico juega con la biología para curar heridas humanas permanentes, en este caso quemaduras, y acaba convirtiéndose en un monstruo.
Los papeles están bien interpretados, algo sobreactuados, pero lo normal para el cine de entonces, destacando para mi gusto el mayordomo mudo.
Buena ambientación y música correcta.