Sayonara
Sinopsis de la película
Guerra de Corea (1950-1953). Un militar norteamericano que mantiene una relación sentimental con una bailarina japonesa, intenta luchar contra los prejuicios raciales que lo dominan. El comandante Lloyd Gruver (Marlon Brando), as de la aviación americana, es enviado a Japón para disfrutar de un descanso. El padre de su novia, el general Webster, le ha encontrado un destino tranquilo para que los dos jóvenes puedan verse con comodidad. Sin embargo, la relacion entre ambos va de mal en peor y el noviazgo acaba por romperse. Es entonces cuando Lloyd se enamora de una bailarina (Miiko Taka), a la que le resulta muy difícil acercarse, dadas las estrictas costumbres y normas morales japonesas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sayonara
- Año: 1957
- Duración: 147
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Opinión de la crítica
6.6
36 valoraciones en total
Filme basado en la novela homónima del escritor estadounidense James Michener. Para mí, película inolvidable, sensual, cosmopolita, de amores sublimes, de sumar y no rectar lo humano por muy distinto que sea el color, las costumbres o la geografía de procedencia. Por tanto una película aleccionadora en valores integrales humanos, antirracista, antietnocentrista, fomentadora de la empatía necesaria para amar y compenetrarse con lo que es distinto o no pertenece a nuestra esfera de lo ideal, lo sagrado, lo correcto, lo conveniente, lo patriótico, lo familiar o lo amigo .
Otro aspecto precioso que resalta esta obra es que cuando un hombre y una mujer se aman intensamente, con ese tipo de amor que no puede ser sutituido por ningún otro ser humano, hay que ser valientes y lanzarse a unificarlo, a custodiarlo entre ambos por más que se constituyan en dos advenedizos señalados y segregados por el mundo. Cuando el amor es de tal trascendencia y pasión hay que defenderlo y salvaguardarlo le pese a quien le pese. ¡Qué se joda el mundo entero, sayonara a la multitud o qué dirán , el amor irrepetible y emparejador de dos almas y cuerpos que se atraen ha de triunfar!
Ejemplar película, como ejemplares son las actuaciones de Marlon Brando o de Miiko Taka, especialmente de ésta, interpretando a un tipo de mujer de tradición sumisa, delicada, tierna, dulce, servidora de su esposo, mujer que muchos hombres en el planeta, no sólo los españoles, empiezan a echar de menos. ¡Ah qué tiempos y qué maravillosas mujeres aquéllas, tan distintas de hoy en día, que en gran parte están amachunadas, estresadas y amargadas de tanto querer competir o andar empeñadas en ponerle a los varones el tacón sobre la yugular!
Fej Delvahe
La historia no es descollante ni tampoco para tirar cohetes, es una película bella sobre el amor en los tiempos de la guerra. Pero la considero absolutamente imprescindible sólo por el monólogo final cuando Brando intenta convencer a su chica de porqué no deben separarse y tienen que amarse para toda la vida. Por favor! es lo más conmovedor que se ha visto en cine, para morirse de amor con un monstruo sagrado como Marlon Brando más creíble y hermoso que nunca.
La belleza es el mayor regalo que la vida le ha dado a nuestros ojos, y en su inmensa generosidad, la belleza se descubre, profusamente, en la naturaleza, en los animales, en los seres humanos y en todo el universo. Hay belleza en la voz, en la palabra, en el canto, en la acción, en las cosas que creamos… y todo esto conduce a que nos sintamos complacidos con la existencia, y a que, el encuentro con la belleza sea el gran aliciente de cada día.
La belleza puede encontrarse en todas las razas, en todas las culturas y países, y nadie puede negarle al corazón que se sienta fascinado con la persona más imprevisible porque el amor no sabe de religiones, ni de política, leyes o cultura. Te sientes atraído, hay compenetración, identidad de criterios, valoración y entrega… y el amor surge espontáneamente sin mayores requisitos. El rechazo de los demás, es una improcedente injerencia en los derechos que cada uno tiene. Censurarlo, es un absurdo cargado de prejuicios. Y prohibirlo, es una infamia, porque, cuando dos corazones se han unido desde su fuero más profundo, toda separación forzosa es una condena a la desgracia.
La guerra ha generado siempre odios y prejuicios que, en casos, permanecen ardiendo por décadas y hasta siglos. Condenamos a las nuevas generaciones por lo que hicieron generaciones pasadas o censuramos a los que no tomaron parte, por los que sí tomaron parte, es decir, ¡el absurdo campea todavía en las sociedades modernas!
Los estadounidenses estigmatizaron a los japoneses por los muchos daños y muertes que les produjeron durante la II Guerra Mundial, y los japoneses repudian a los estadounidenses por la destrucción y aniquilamiento en masa que estos les causaron durante la misma guerra. Fue acción y reacción, y ambos bandos recibieron consecuencias semejantes, pero aquí y allí, hubo mucha gente que repudiaba la guerra, que se dolía por las muertes de inocentes cualesquiera que estos fueran, y por la destrucción de hogares bien constituidos y lugares de trabajo que traían esperanza.
Que la atracción surgiera entre los militares americanos y las mujeres japonesas, no era raro ni difícil, porque ellas admiraban el valor y la apariencia física de los occidentales, y éstos, se fascinaban fácilmente con la delicada belleza y la femineidad de las orientales… y no fueron tres, ni cinco, sino cientos de americanos los que se sintieron encantados, se enamoraron y/o se casaron con una adorable ‘flor de loto’.
Los niños y los hombres del común, rompen fácilmente las barreras porque siguen los dictados del alma y los impulsos del corazón… pero los prejuicios y las condenas surgen de los mayores, de los más ‘altos’, de los que aprendieron de ‘todo’, menos del propósito sublime de la Unicidad. Y lo que ocurre cuando esto sucede, es lo que va a contarnos el director, Joshua Logan, con base en otra exitosa novela de James A. Michener, un gran escritor y filántropo que harto aprendió de los solventes valores y de la inmensa belleza que ofrecen las diferentes culturas.
Dos historias se entrelazan: La del comandante Lloyd Gruver, un hombre que cree tenerlo todo (estabilidad profesional, un fuerte influjo familiar, excelentes relaciones por lo alto… y hasta el amor de la hermosa hija de un general) y Hana-Ogi, la número uno de una celebrada compañía de baile y la suerte de mujer que no puede verse y permanecer indiferente. La otra historia, es la del modesto mecánico de aviación, Joe Kelly y la japonesa Katsumi, entre quienes ya ha surgido un amor de muy fuertes raíces.
Logan nos brinda una historia cálida, festiva, enternecedora, pero no exenta de los insucesos que suele causar la obstinación y la ceguera de aquellos que, por deplorables motivos, no tienen más propósito que oponerse a la dicha de los demás.
Magníficas actuaciones de Marlon Brando, Miiko Taka, Red Buttons y Miyoshi Umeki, estos dos últimos galardonados con el premio Oscar.
Hasta que no hagamos un serio esfuerzo por degustar y bendecir la magnífica y deliciosa pluralidad que hay en el mundo, no va a parar el absurdo de la xenofobia, el racismo, la homofobia, y demás desafueros que nos dejan muy rezagados como especie superior.
SAYONARA es una película con aroma a trascendencia.
Cine para aprender a vivir.
Esta película adquiere un significado diferente si atendemos al desempeño de Marlon Brando. Es un gusto poder observar, de nuevo, cómo este actor era un adelantado a su tiempo, sus actuaciones son de una modernidad asombrosa, llenas de naturalidad y realismo. Sabe darle a su personaje una carnalidad incontestable, algo que, viendo a sus compañeros de reparto, era inusual en esa época. Los buenos actores del reparto no ofrecen esos matices que hacen que considere a Brando lo mejor de la película, sin lugar a dudas, tanto que la considero necesaria sólo por su actuación.
Dicho esto, la película tiene un guion con pocos matices, pretende contar una historia de denuncia y consigue, con algunos altibajos generados por el exceso de metraje, sus objetivos.
Se trata de la historia de las relaciones entre los japoneses y los soldados americanos estacionados en ese país después de las segunda guerra mundial. Los acontecimientos del episodio han hecho que la discriminación por parte del ejército a las parejas mixtas que surgieron fuera casi ley. Se cuenta la historia y la pelea de dichas parejas para poder expresar su relación en ambos países sin tener que dar justificación alguna.
El personaje de Brando es el que sufre mayor evolución a lo largo de la trama y pasa de una orilla a la otra de una manera natural y equilibrada.
Despista un tanto que algunos papeles de japoneses fueran ejecutados por actores no nativos, los efectos son un tanto cuestionables a pesar de que Montalbán hace sus esfuerzos.
El relato de las costumbres japonesas es fiel y se hace con gusto y respeto consiguiendo una buena dosis de costumbrismo en pasajes del largo.
La trama adolece del exceso de metraje ofreciendo escenas que no aportan mucho pero que, en general, no afean, ni mucho menos, el resultado final, el de una buena cinta en la que es asombroso comprobar lo buen actor que era Marlon Brando.
120/11(17/07/15) Desequilibrado drama sobre de Joshua Logan sobre los prejuicios sociales y raciales, bastante arrugado por el paso del tiempo, se le ven costuras demasiadas. El realizador Joshua Logan estaba impresionado por la cultura japonesa desde que viajó allí en 1951, y buscaba un proyecto en el que reflejar esto, primero pensó en un musical, pero ante la imposibilidad decidió adaptar la obra homónima de James A. Michener sobre las trabas del ejército americano a los matrimonios mixtos entre soldados USA con japonesas, guionizaría Paul Osborn (Al este del edén o Pacífico Sur). Tuvo varias nominaciones a los Oscars, película, actor (Brando), director, guión adaptado, fotografía y montaje, ganando en categorías de dirección artística (Ted Haworth y Robert Priestley), sonido (George Groves) y actores secundarios para Red Buttons y la japonesa Miyoshi Umeki (siendo la primera actriz asiática en ganarlo).
El protagonista es el Major Lloyd Ace Gruver (Marlon Brando), hijo de un general del Ejército USA, piloto militar durante la Guerra de Korea, le es dado un cambio de puesto a Itami Air Force Base cerca de Kobe en Japón, allí se enamora de una artista japonesa, Hana-ogi (Miiko Taka), miembro estrella de una compañía de teatro de Takarazuka. El problema son las incesantes trabas que pone el ejército americano a las relaciones interraciales, llegando por ley a no reconocer el matrimonio entre japoneses y estadounidenses. En la historia también tienen importancia personajes como Eileen Webster (Patricia Owens), hija de un general que mantiene noviazgo en principio con el Mayor Lloyd, el mecánico subordinado de este, Joe Kelly (Red Buttons), la novia de este, la japonesa Katsumi (Miyoshi Umeki), el capitán Mike Bailey (James Garner), amigo del Mayor, el General Mark Webster (Ken Smith), superior del Mayor y padre de Eileen, o Nakamura (Ricardo Montalban), afamado actor kabuki por el que siente aprecio Eileen.
Melodrama romántico que arremete contra la lacra moral de los prejuicios raciales, contra la xenofobia, contra los que ataca a al diferente, al que tiene una religión que no es la tuya. La cinta sirve de instrumento pedagógico para humanizar a los japoneses, tan denostados en films anteriores por su carácter de villano en la WWII, junto a las anteriores Esposa de guerra japonesa (1952) de King Vidor y La casa de té de la luna de agosto (1956) de Daniel Mann, esta que me ocupa sirvió en su momento como elemento de debate social sobre los pujantes matrimonios interraciales, haciendo que se pudieran ver de modo más normal, sirve para dotar de alma a los japoneses tan mal vistos hasta entonces en el cine. Es una obra con gran valor ético, resaltando que no se le pueden poner muros al amor puro, no se le pueden poner puertas al campo, si la gente se relaciona con otras personas, por muy desiguales que sean surgirá el afecto entre ellas, por lo que el amor es algo que tarde o temprano llegará. Todo esto nos llega nítido, sentimos empatía por los protagonistas por sus padeceres, por las injusticias que sufren. Lo de los prejuicios el film lo muestra en ambas vías, mayormente entre los americanos, pero también recreado en el tramo en que Gruver y Bailey son acosados en un barrio japonés por radicales nacionalistas a los que no gusta la relación interracial.
El pilar sobre el que se mueve la historia es la relación entre Hana-ogi y Gruver, un amor con múltiples dificultades en su devenir, un encuentro de dos culturas (esto de la cultura milenaria japonesa queda bien expuesto con varios recursos) que tienen su reflejo en el de Joe y Katsumi, ellos llevan más tiempo juntos y Gruver puede ver en ellos lo que les puede pasar a ellos en el futuro, pues bien, todo esto me llega forzado, metido con calzador, Gruver siente un flechazo demasiado potente por Hana-ogi, teniendo en cuenta el racismo que ha dejado patente, y sus encuentros me son en gran parte demasiado edulcorados, maniqueos, por lo que les falta poder de emocionar, como también me es muy almibarada la relación de Katsumi y Joe, ella con personalidad nula y el muy plano en su blandenguería. A esto se añade unos cuantos elementos que van en perjuicio de su humanista mensaje, y es que se hace un retrato demasiado cliché de la mujer china, sumisa, con un amor desmedido por el hombre, la idealizada imagen de la geisha, tampoco me ha gustado que un personaje de japonés, Nakamura sea interpretado por un mexicano, Ricardo Montalbán, esto les sentaría a los nipones como un insulto, esta sensación discriminadora queda potenciada por la relación que se sugiere entre Eileen y Nakamura, pero no se atreven a mostrar explícitamente, y esto me queda irritante, y es que parece que es muy tolerante que un americano se ligue a una japonesa, pero que un japonés se enrolle con una americana es pasarse de la raya, las yankis para los yankis, y las japonesas (al menos eso viene a decir el film) para los yankis también.
Asimismo su duración de casi dos horas y media resulta hiperexagerado, no hay argumento para tanto, se notan muchos tramos reiterativos, redundantes, demasiado masticados, con números musicales que se alargan hasta ser cansinos, con situaciones que se estiran hasta derivar en el tedio.
La situación central que refleja el film es real, lo de la ley que no reconocía los matrimonios en USA de americanos con japonesas, unos 10.000 matrimonios entre militares USA y japonesas se produjeron durante la Post-WWII y la Guerra de Korea, desafiando al estado americano, el propio James Albert Michener sufrió en su carnes la intolerancia por un matrimonio mixto con una japonesa, Mari Yuriko Sabuswa, con la que se casó en 1955.
Marlon Brando en su afán por transformarse en otros, hablaba para su personaje con acento sureño, pese a que al director no le agradaba, creía que un hijo de General educado West Point no marcaría la pronunciación, aunque tiempo después, en una entrevista con Truman capote dijo… (sigue en spoiler)