Las invasiones bárbaras
Sinopsis de la película
Un hombre con un cáncer avanzado tiene dificultades para aceptar la realidad de su inminente muerte y encontrar un momento de paz antes del final, especialmente porque tiene razones para lamentarse de ciertos aspectos de su pasado. Su hijo -del que se había distanciado-, su ex-mujer, sus ex-amantes y sus viejos amigos irán a reunirse con él para compartir sus últimos momentos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les invasions barbares
- Año: 2003
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
7.4
95 valoraciones en total
Hace algunos años vi una película española que me hizo pensar… se llamaba El Arte de Morir . En ella se hablaba de como los antiguos (quizás no tanto) encaraban la muerte.
La muerte para esta gente no era más que parte de la vida, su parte final, la recta que encara a meta en un maratón. Además para ellos la muerte no era un hecho que hubiera que esconder, todo lo contrario, era un acto social, como lo puede ser una bautizo o una comunión (a pesar de lo macabro que nos puede resultar ahora). A la cama del moribundo se acercaban las personas que lo habían conocido en vida, admirado e incluso odiado (incluido niños), para presentarle sus respetos y cariño. El moribundo se despedía de todos ellos y dejaba todo atado y bien atado antes de su marcha. Era totalmente consciente y participaba de su muerte. ¿Qué haremos nosotros cuando nos llegue el momento?, ¿tendremos la oportunidad de despedirnos dignamente de nuestra vida?, ¿tendremos el valor de hacerlo, o miraremos a otro lado fingiendo no saber que pasa?.
Este hombre mujeriego, egoísta y caótico en su vida, nos da sin embargo una lección en su muerte, y como los antiguos elige ser consciente del fin de su existencia, por mucho miedo que le provoque, y disfrutar junto a las personas que realmente le importan (aunque no se lo haya dicho hasta el momento) de una última velada juntos, disfrutar de su muerte.
Este es para mi el verdadero concepto de eutanasia . Una palabra tan de moda y tan usada en estos días para reclamar derechos. Al fin y al cabo, este es su significado básico y último, eu: buena/o, tanatos: muerte. Así lo entendia la gente hasta hace un siglo. No era desenchufar de un respirador a un moribundo, o participar de un suicidio asistido. La eutanasia era una buena muerte para el sujeto en cuestión, consciente, sin dolor y rodeado de los suyos. Y este es uno de los escasos ejemplos en nuestro mundo actual de un hombre que ha tenido el valor de tener una buena muerte . Es un ejemplo hermoso de como deberíamos morir las personas. La duda surge ahora, ¿tendremos nosotros su valor para enfrentarnos a nuestro fin con su serenidad?
Interesante continuación veinte años después de El declive del imperio americano. Supongo que para tener una buena muerte deberás engendrar un hijo como el que aparece en el film, es decir, con mucha pasta, para que pueda pagarte un último y decente mes en compañía de amigos, familiares y antiguas amantes, aparte claro está, de poder controlar el dolor a manos de una yonkie tan guapa.
Aún y todo Las invasiones bárbaras mantiene su denuncia social apoyándose en la Historia de un modo objetivo. La explicación sobre el genocidio del siglo XX tasándolo en muertes con la invasión de América no tiene precio y debería de ser materia obligatoria de estudio (en Hollywood, claro).
Entrañable film con el que poder compartir Historia y un poco de cinísmo. Su gran virtud es que los amigos del doliente no trasladan al público su tristeza por la situación, consiguiendo que observes a un tipo que se pone hasta las cejas porque le sale de los cojones. Y éso está bien…
Las invasiones bárbaras constituye una original fórmula tragicómica que Arcand mixtura con el esmero y la sensibilidad exquisita de un perfumista experto. La película evidencia, a bote pronto, un guión minuciosamente ensamblado que sustenta su brillantez en un pulso narrativo ágil, sustanciosos diálogos e interpretaciones impregnadas de emotividad y carácter.
Entiendo -aunque no comparto en absoluto-, por otro lado, los fundamentos de los detractores de la obra de Arcand. Posiblemente su trabajo pueda revelar, en ocasiones, actitudes oportunistas, posicionamientos políticamente correctos y hasta comportamientos peligrosamente frívolos o volubles respecto a ciertos temas. Supongo, no obstante, que se trata de algo absolutamente normal en personajes pertenecientes a una burguesía izquierdista amamantada intelectualmente en pleno mayo francés. Acepto, inclusive, que no se valore la habilidad y la naturalidad con la que se manejan espinosos temas como las drogas y la eutanasia, sin demagogias ni moralinas. Todo ello es discutible. Lo que resulta verdaderamente incontestable por claro y diáfano es el exultante torrente de humanidad que fluye del vehemente, franco, generoso, espontáneo, rebelde, libertino, soñador, insolente, sibarita, socarrón, tierno y culto Rémy. Un hombre que supo vivir y morir.
Posiblemente Denys Arcand sea, actualmente, el cineasta que mejor está sabiendo analizar el estado de nuestra falsamente glorificada y decadente sociedad occidental. Alejado del papanatismo marxista de la vieja escuela y de la defensa a ultranza de clases explotadas por los malévolos empresarios de turno, Arcand nos muestra, a través del símil de la evolución del Imperio romano, las fases de nuestra propia caida. Y lo hace sin remordientos, ni piedad, lanzando embestidas contra todo lo que le huele a podrido, que por desgracia es todo.
Esta película, que correspondería a la segunda fase del derrumbe, retrata al que sería el pilar de nuestra sociedad, la glorificada clase media. Un pilar que como se ve, esta absolutamente podrido y listo para el desguace. El panorama no podría ser más sórdido, por un lado contemplamos toda una generación cuya ideología se formó mediante moda y que acabó sucumbiendo a los encantos del hedonismo, confundiéndolo con el idealismo utópico. Una generación, que actuando como el rey Midas, pero conviertiendo en mierda todo lo que tocan, acabó por convertir a la sanidad pública en un caos, a los síndicatos en mafias y a cualquier cosa, en definitiva, en algo de ser susceptible de ser comprado, mercadeado o corrompido.
Como de aquellos polvos vinieron estos lodos, vemos que clase de generación es la que engendraron, por un lado una serie de inadaptados que renegaron de los vicios de sus padres para caer en los suyos propios, como fantasmas errantes en un mundo sin sentido, como seres vacíos sin obejtivos. Por otro los hijos del capitalismo, los que vieron que todo se basa en el dinero y en el éxito y decidieron hacer caso omiso de valores educacionales para convertirse en depredadores sociales.
A pesar de todo ello Arcand, se aferra a la esperanza , ofreciendo un pequeño tablón donde agarrarse, para no morir ahogados, aunque tampoco nos quiere llevar a engaño, Arcand no promete ni la salvación ni la felicidad, sólo promete una forma de suicidio colectivo que permita a este mundo irse al carajo conscientemente, si necesidad de drmas, con la cabeza alta, con la dignidad que no tuvo en vida.
Lo mejor: Su despiadado humor sardónico.
Lo peor: Que en algún momento se preste a confusión ideológica.
Vï hace muchos años El declive del imperio americano y casi no me acuerdo, con lo que realmente no puedo emocionarme ni sorprenderme con la baza de los años transcurridos a los mismos personajes. Afronto la película, pues, como algo independiente.
Y lo que he visto me parece por un lado original y entretenido, que ya es bastante, con un ritmo aceptable, un guión ágil.
El problema que hace que no me identifique con la película es el tono irreal de la película, parece un capricho de pedantes de clase alta, con mucho dinero del que disponer para lo que sea: heroína. habitaciones privadas, sobornos, etc. Eso sí, todo de muy rollo, como la relación de la mujer con las amantes del moribundo, o la banalización que se hace de la adicción a la heroína. (ver spoiler)
En resumen, como película le doy un aprobado, pero lo que narra me parece una solemne tonteria.