Samurai Banners
Sinopsis de la película
En el Japón feudal, Kansuke Yamamoto es un samurai que sueña con un una nación unida y pacífica. Kensuke, entra en el servicio militar de su Daimyo, el Lord Takeda. Una vez dentro, mediante astutas argucias, tratará de llevar sus sueños a buen puerto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fuurin Kazan (Samurai Banners)
- Año: 1969
- Duración: 165
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Opinión de la crítica
Película
6.8
25 valoraciones en total
65/08(04/03/11) Muy buen retrato épico del nacimiento de una Nación, el Japón, dirigido por Hiroshi Inagaki. Sucede entre 1543 y 1562, el hilo conductor es un ambicioso samurái, Kansuke (Magnífico Toshiro Mifune), que se une a Lord Takeda (buen Yorozuya Kinnosuke). Kansuke es un maquiavélico guerrero, un inteligente samurái que se gana la confianza de su Señor pues este se la ha ganado con sus estrategias que ha ganado batallas sin tener que luchar, Kansuke anhela un Japón unido y para ello deberá tener paciencia, mientras entre batalla y batalla tendrá que intrigar con su astucia para llegar a cabo su imperial objetivo, entre medio aparecerá una bella princesa, Yu (exlente Yoshiko Sakuma) que provocará entre los tres un triángulo amoroso. Los conflictos bélicos terminaran por chocar con el otro Gran Lord de Japón, Uesegui Kenshin y todo parece indicar que se avecina la gran Batalla. Sin llegar a los niveles majestuosos de Kurosawa los recuerda, es una recreación muy buena de una época, la puesta en escena es fastuosa, es una magistral clase de historia, unos trajes impresionantes, con una gran fotografía de Kazuo Yamada (‘El hombre del carrito’, ‘Rebelión’ o ’47 ronins’) que consigue engrandecer el relato, con bellas imágenes panorámicas, sabe dar un lustre fascinante a la naturaleza, con colores vivos que nos inundan, he leído que queriendo transmitir la pintura nipona del Siglo XVI. La evolución del argumento está bien llevado sabiendo transmitirnos un desarrollo álgido de los sucesos, con una subtrama sobre el heredero (bastardo?) bien manejada para emitirnos la personalidad de este héroe de leyenda, Kansuke. Toshiro Mifune está simplemente colosal, es un Dios de la interpretación que se sale de la pantalla, desborda con su soberbio carisma, el nivel de intensidad que da a este papel es de calado, portentoso. Uno de sus defectos su excesiva duración, 165 minutos, esta es una tara del estilo oriental y que parece poseer sobre todo Inagaki, no sabe utilizar una buena tijera que aligere el ritmo y no haya tramos en el que el tedio aparezca con lo que el resultado final hubiera mejorado. Tampoco el manejo de las masas en las batallas está muy conseguido, resulta algo forzado su coreografía, bastante mejorable y esto en un film de guerras es fundamental. Para los que gusten de cine épico bueno. Fuerza y honor!!!
Buena película dirigida con firmeza, espectacularidad, sentido épico, pero también de forma claramente irregular, debido principalmente a su larguísima duración, por Hiroshi Inagaki, el director de la soberbia triada Samurai .
Aquí traslada a la pantalla la insigne novela de Yasushi Inoue, con competente guión de Shinobu Hashimoto y Takeo Kunihiro.
Y lo hace de forma bastante dúctil, logrando entretener e interesar a partes iguales, a pesar de su enorme duración, casi tres horas, que no se hacen pesadas pero que requiere tener todos los sentidos en alerta por aquello de que los intérpretes y sus personajes nos cuestan a los occidentales asimilar a la perfección. Se tardan varios minutos en hacerlo y los nombres de los personajes tampoco son fáciles de recordar.
Pasado un tiempo prudencial para lograrlo, el espectador asiste a un film con gran sentido del espectáculo con sus batallas perfectamente coreografiadas, aunque no tan bien como el maestro Kurosawa, pero bueno, mejor no comparar, digamos que son estilos distintos.
Aspectos humanos como el honor, la ambición, la amistad, la lealtad y el amor, no en vano asistimos a una peculiar pero muy honda y sentida historia de amor a dos bandas, que, gracias a la inmensa labor interpretativa de Yoshiko Sakuma alcanza honda emoción en varias escenas, sencillamente sublimes.
El empaque técnico es excelente, con magnífica fotografía a todo color a cargo de Kazuo Yamada, a pesar de que su prólogo es en blanco y negro.
Asimismo, la banda sonora de Masaru Satô es perfecta, otorgando un aroma épico a una historia de guerra, muerte y poder que se saborea sin grandes dificultades, una vez asimilada, repito, su larga duración.
Una buena película de la Toho, producida por su protagonista, el siempre magnífico por su fuerza y expresividad Toshiro Mifune, también a veces, cuando hace falta, muy contenido.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Se hablará siempre de la productiva relación entre Akira Kurosawa y Toshiro Mifune, pero quienes rasquen un poco en la cinematografía japonesa observarán que muchas de las películas de Hiroshi Inagaki (y la mayoría muy buenas) también están protagonizadas por Mifune que, dicho sea de paso y para empezar a hablar de Samurai Banners , demuestra ser aquí una vez más un coloso de la interpretación. Estamos en el Japón feudal y vamos a ser testigos de la expansión territorial de uno de los clanes durante más de dos décadas, siempre bajo el mando del señor feudal de turno pero gracias al liderazgo militar y a la personalidad del personaje que interpreta Mifune, que es además el hilo narrador de la historia y alrededor de quien tiene lugar los hechos más importantes.
Cine épico entonces, con sus más de dos horas no tiene nada que envidiar a los grandes títulos de Kurosawa tipo Kagemusha o Ran . De hecho, la impresión transcurrida la primera hora es que no vamos a ver el espectáculo y colorido de ese tipo de cine, con grandes batallas en espacios abiertos. Pasada esa primera hora en la que el interés se centra en saber valorar las estrategias de salón, asistimos a verdaderas orquestas corales de acción bélica de tal manera que queda demostrado que Inagaki posee la misma destreza para rodar en interiores que en exteriores.
Sabemos a lo que aspira Mifune, sus sueños a las órdenes de su Señor, sabemos que es fiel y que no le teme a la muerte y por supuesto, a través de sus actos, descubrimos cómo funciona el sistema de pensamiento de un samurái y por extensión algo de la ética japonesa. Todo cabe en Samurai Banners , una película imprescindible para aquellos que aprecian este tipo de cine. Inagaki ya llevaba unos cuantos títulos a sus espaldas, no tantos como Mifune desde luego, pero en todo caso de la unión del talento de ambos el resultado es una película muy especial.