Ryuzo and his Seven Henchmen
Sinopsis de la película
Ryuzo y sus siete secuaces fueron yakuzas en el pasado, en la actualidad son ancianos que llevan una vida normal. Pero cuando Ryuzo se convierte en la víctima de un fraude de phishing llamará a sus siete hombres para reconstruir el clan y vengarse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ryuzo to Shichinin no Kobuntachi aka
- Año: 2015
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
6.3
65 valoraciones en total
Se trata de una película que sintetiza muy bien lo que ha venido haciendo Kitano a lo largo de su filmografía: una comedia algo occidental, y un cine de lleno lúgubre que se mueve en los bajos fondos. De aquí nace este híbrido delicioso. Una comedia yakuza de lo más cautivadora. Obligatoria.
No encuentro palabras para describir la grata sorpresa que me llevé mientras veía Ryuzo and the Seven Henchmen del cada vez más reconocido director japonés Takeshi Kitano, puesto al nivel de esta comedia llena de humor negro y una historia más que entretenida.
Todo comienza con Ryuzo, un Yakuza retirado que actualmente es un abuelo común y corriente, bueno… entero tatuado y con dos dedos menos. Tras una serie de acontecimientos, Ryuzo se reencontrará con sus antiguos compañeros de oficio y no tardarán en volver a crear una familia para rememorar aquellos tiempos de oro llenos de aventuras, apuestas, extorsiones y más.
Ellos son: Ryuzo, quien hará de líder, su mejor amigo Masa, su mano derecha, Mokichi, experto estafador, Makku, amante de las armas y que delira ser Steve McQueen, Ichizo, experto en el uso de la katana, Hide quien tiene una asombrosa capacidad de lanzar de clavos con precisión y letalidad, Taka, también conocido como el del cuchillo, y Yasu: el kamikaze que añora el Japón imperial.
¿Será acaso que la llegada de la vejez hará que se vuelvan más moralistas? Por aquí va la cosa. Cómo volver a ser un yakuza cuando se ha envejecido, y más aún: cuando ser yakuza ya no aterra, sino más bien evoca lo obsoleto y la más profunda decadencia.
Desde su senilidad y deterioro físico y mental, nuestros ahora yakuzas, encontrarán al poco andar a sus rivales: una banda de jóvenes timadores liderados por una misteriosa compañía.
* cineconpalillos.com
La historia se centra en Ryuzo (Tatsuya Fuji), un ex-miembro de la yakuza que ahora vie en casa de su hijo con la familia de éste. Cuando es víctima de un timo y descubre que hay un grupo de tipos que controla los asuntos sucios de la ciudad, decide reunir a sus antiguos compañeros y amigos y rememorar viejos (nunca mejor dicho) tiempos.
La nueva vieja familia yakuza la forman el propio Ryuzo, su mano derecha y mejor amigo Masa, Mokichi (experto estafador), Makku (pistolero y fan de Steve McQueen), Ichizo y su bantón-katana, Hide (lanzador de clavos), Taka el navajero y Yasu el kamikaze. El propio Kitano tiene también un papel como agente de policía.
El comienzo es bastante prometedor. Algunas situaciones divertidas, un par de gags bien llevados, actuaciones notables de los abuelos hablando en jerga yakuza, varios homenajes al cine (Kurosawa, los 13 asesinos de Miike, Bullit…), pero todo se diluye demasiado rápido y va claramente de más a menos. Hacia el final los chistes se suceden demasiado rápido sin tener tiempo a digerir las gracias y alcanzando el nivel indeseado de la vergüenza ajena. Decepción y pena.
– Lo mejor: memorable la escena donde la banda entra con máscaras al edificio del malo. Al menos me despertó de mi letargo.
– Lo peor: atrapa al principio pero no mantiene el interés.
Bunta Sugawara, Ken Takakura y sobre todo Kinji Fukasaku son los tres primeros nombres que me vienen a la cabeza durante el visionado de esta película. Tres nombres que marcaron una época donde la Yakuza era temida y respetada (sus tatuajes causaban un enorme pavor), donde las guerras entre familias rivales eran verdaderos mares de sangre y sobretodo una época donde todo estaba bajo su dominio, incluida la policía.
Pero esa era pasó, heredando el trono de los Yakuza un grupo de jóvenes delincuentes que no supieron o no quisieron mantener ese arte del crimen. Cuando el honor pase de moda el mundo se ira a la basura decía Fuu, la tierna protagonista del anime Samurai Champloo . Y así ha sido.
Tan sólo Takeshi, amigo y aprendiz del gran Fukasaku, ha sido capaz de mantener la llama del antiguo espíritu Yakuza viva. Sus últimos filmes Outrage y Outrage Beyond así lo demuestran, a pesar de que distan mucho de la calidad del cine Yakuza de aquel entonces. También es digno de mención el director Takashi Miike, quien ha realizado bastantes obras sobre este género en decadencia como por ejemplo Graveyard of Honour , citada literalmente en la película y remake de Yakuza Graveyard de Fukasaku.
Kitano se vuelve nostálgico y rinde homenaje a un cine casi obsoleto, dejando claro que para él cualquier tiempo pasado fue mejor. Además de la película de Miike anteriormente nombrada también se habla de Los Siete Samurais de Kurosawa y de 13 Asesinos de Eiichi Kudo (De la cual Miike también ha hecho un remake). Pero Takeshi no se limita tan solo a Japón, sino que va mas allá llegando a apodar a un de sus personajes Mac en honor a la figura de Steve McQueen. Hasta podemos ver en una escena del filme un póster de la aclamada Bullitt .
Es inevitable que todo este batiburrillo cinéfilo haga que Kitano nos recuerde a otro famoso director conocido también por homenajear con sus obras a un cine pasado de moda pero que él adora. Estoy hablando de Quentin Tarantino. Incluso he llegado a leer que Takeshi es un burdo imitador de Tarantino. Pero no olvidemos una cosa, cuando Quentin dirigió Reservoir Dogs en 1992 Kitano ya había realizado tres películas, y para cuando Pulp Fiction se estrenó Takeshi ya contaba con cinco filmes en su haber.
Takeshi Kitano rinde un delicioso y divertido tributo al cine clásico de samuráis así como al de acción norteamericano, y al de yakuzas de allá por los 70 y con el que más tarde ganó adeptos incondicionales en los 90.
Ryuzo… no es como las dos brutales entregas de Outrage , es entrañable, es una película que puedes disfrutar con una sonrisa, recuperando por igual la comedia absurda y la nostalgia más tierna por tiempos mejores que caracterizó al cine del cineasta nipón.
Con ella, además, Kitano plasma casi autoparódicamente todo lo que ha ido haciendo en su cine, con sus defectos y sus virtudes, sin avergonzarse de ello. Es un compendio de los sentimientos y las relaciones humanas de Sonatine , de la melancolía de Kids Return y Flores de Fuego , de la risa irracional de Getting Any? , de la violencia de Brother , Boiling Point y Violent Cop , de la épica de Zatoichi …así que esto sólo es una cosa: Kitano al 100%.
Y lo pone de manifiesto mostrándonos al anciano Ryuzo (sensacionalmente interpretado por el veterano Tatsuya Fuji) que en sus tiempos de juventud fue un letal y agresivo yakuza, en una época en la que esos mafiosos aterrorizaban las calles con sus métodos, reyertas, tiroteos y modales, pero que actualmente tiene que aceptar vivir en una sociedad amanerada, artificial, demasiado políticamente correcta y dominada por calaña peor que a la que él perteneció.
Así, con unos cojones de acero, se arma de valor y reúne a su antigua banda (convertidos en unos patanes del tres al cuarto) para vengarse de unos matones que le estafaron. A partir de aquí podemos esperar las situaciones más tremendamente disparatadas, surrealistas e increíbles, al ver a esa panda de siete ancianos volviendo llenos de energía como los yakuzas que antaño fueron. Cada uno de ellos mostrado con mucho detalle: el sensato Masa, la mano derecha de Ryuzo, el caradura Mokichi, que antiguamente asesinaba sorprendiendo a sus víctimas en el lavabo, el aficionado a las películas de Steve McQueen Yoshio, apodado Mac , el habilidoso Hide, el clavo de 6 pulgadas , el experto usando la katana Ichizo, el activista y amante del antiguo Japón Yasu y el asesino del cuchillo Taka.
Cada uno de ellos tiene que afrontar la vejez y la sociedad al igual que Ryuzo como buenamente puede. Con este plantel de aúpa, Takeshi Kitano, que también sale en la película haciendo de afable policía, despliega una serie de pequeñas e hilarantes historias, a modo de sketches , en las que se meterá el octogenario grupo yakuza. Una de las más memorables (y con la que más se tuvo que reír el propio equipo de la película mientras se rodaba) es esa escapada que hace Ryuzo travestido por la calle, aunque también está esa espectacular persecución en autobús o el lío que le arman al hijo de Ryuzo con lo de la furgoneta.
Kitano trata todo ese mundillo despojado de la violencia de antaño y le añade un carácter casi familiar, pero sin perder el humor negro ni la mala leche que le caracteriza ni el sentido de homenaje, hasta se nombran literalmente algunas grandes obras del cine nipón, como Los Siete Samuráis , Cementerio de Honor o Trece Asesinos (las últimas dos remakeadas por el otro maestro Miike).
Lo malo que tiene este film son algunos detalles que la hacen sólo disfrutable para los seguidores del director. Y son la duración y el exceso de situaciones que caen en el ridículo, aunque se aprecia la buena intención con la que están hechas. Pero el error más grande es que no salgan los antiguos colaboradores de Kitano, como Ryo Ishibashi, Dankan, Yurei Yanagi, Tetsu Watanabe, Ren Ohsugi o Susumu Terajima, quien otrora fue el inseparable compañero de Kitano en multitud de películas suyas.
Aún así, Takeshi Kitano alcanza sus 70 primaveras con clase, humor y estilo con esta genial obra, que si bien no es de las mejores si es de las más divertidas y entrañables.