Rutas infernales
Sinopsis de la película
El Dr. Braun, cirujano vienés, y su hija Leni llegan a un pequeño pueblo de Dakota del Norte como refugiados escapando de Hitler. Cuando los vientos del Dust Bowl amenazan el pueblo, John Phillips lidera a sus habitantes en su viaje a Oregon en busca de pastos más verdes. Philips se enamora de Leni, pero ella ya está comprometida con el hombre que los ayudó en su huida del Tercer Reich. Leni tendrá que optar por uno de los dos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Three Faces West
- Año: 1940
- Duración: 79
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Opinión de la crítica
Película
5.9
61 valoraciones en total
Esta es una curiosa producción de la Republic Pictures, que combina diferentes géneros: es un western por el escenario, con reminiscencias sociales de Las uvas de la ira realizada ese mismo año, al tiempo que película de médicos y drama romántico, todo en uno. De hecho, la mezcla de géneros era una de las más atractivas características del director norteamericano Bernard Vorhaus, que acabó por afincarse definitivamente en Inglaterra, en la ya que había trabajado en los años 30, huyendo de la caza de brujas del senador McCarthy. Vorhaus, además de otras cosas, había hecho campaña en favor de la República durante la guerra civil española, algo que en el ambiente estadounidense de la guerra fría implicaba serios problemas para trabajar en la industria cinematográfica. Fue, de hecho, uno de los autores citados por Edward Dmytryk y Frank Tuttle en sus declaraciones ante el Comité.
Aquí nos propone una original historia centrada en la labor de los doctores europeos de origen judío refugiados en EEUU, enviados a ejercer su labor en zonas inhóspitas del país. Un buen guion escrito a varias manos y una puesta en escena de buen gusto, corrección y economía de medios se combinan felizmente para obtener una buena película que sirve para agrandar nuestro conocimiento sobre la truncada pero prometedora filmografía de Vorhaus.
Charles Coburn interpreta al doctor Karl Braun y un joven John Wayne da vida al enérgico encargado del pueblo mientras la bella pero ineficaz Sigrid Gurie como hija del doctor completan el reparto de esta amalgama curiosa desarrollada en un polvoriento y perdido pueblo del medio oeste. Interesante.
No encontramos ante una película cargada de buenas intenciones pero también algo simplona, amable y cordial en un contexto marcado por la indudable virulencia argumental que encierran sus distintas tramas.
El estilo narrativo es de porte blandito y no siempre resulta tan convincente como exigía la naturaleza dramática de una historia que, en general, tiende a mostrarse algo artificiosa y afectada por un evidente tufillo impostado y maniqueo.
Un joven y guapetón J. Wayne, que a la sazón frisaba la treintena, ejerce como estrella.
Pero el western no llega a la altura que cabía esperar en función de la relevancia de su contenido.
Huyendo de la guerra, a los EEUU llega el eminente médico vienés, Karl Braun, quien, acompañado por su hija Lenchen, procura adaptarse a una nación que, en principio, no parece tener mucho que ofrecerles. De hecho, su primer destino es Asheville Forks, un pueblo que da cuenta de la alta carencia de servicios médicos y de las dificultades con que la gente sobrevive. Debido a las frecuentes tormentas de polvo, hay allí, ahora, una epidemia de pulmonía que está poniendo en peligro la vida de muchos de sus moradores, y la labor del médico, como la de su hija -quien está haciendo las veces de enfermera-, casi se vuelve insostenible.
Por fortuna, el pueblo cuenta con un líder social, John Phillips, quien hará cuanto pueda para asegurar la presencia del indispensable médico… y de paso, buscará enamorar a su bonita hija, quien no parece tener el menor deseo de quedarse allí.
Con un atractivo guion, escrito por F. Hugh Herbert, Joseph Moncure y Samuel J. Ornitz, que luce, sobre todo, como una denuncia de las terribles condiciones sociales que padecieron los ciudadanos -y los inmigrantes- de muchos pueblos estadounidenses en las primera mitad del siglo XX, el director Bernard Vorhaus vuelve a demostrarle a los jefes de la productora Republic -y, por supuesto, a nosotros-, que era un mago para hacer películas atractivas con los más austeros presupuestos.
Apoyado, de nuevo, en la efectiva cinematografía del húngaro, John Alton (No es lo que tú iluminas, es lo que tú No iluminas), con quien venía trabajando desde Meet Dr. Christian, el filme sobresale por la proyección de efectivas sombras que dan clara cuenta del drama que se vive a diario.
De nuevo, Vorhaus se sirve de un personaje cómico para matizar el drama, y aunque cuenta en el reparto con el gran, Charles Coburn, esta vez su personaje será el del eficiente médico, y la vis cómica la aportará, Spencer Charters, representando al veterinario, ‘Nunk’ Atterbury, el hombre que suele estar donde tiene que estar… y otras veces, donde no.
Como Leni, la bella refugiada vienesa, Vorhaus eligió a Sigrid Gurie, una talentosa pintora estadounidense que viviera muchos años en Noruega y quien había tenido su primer rol importante en The Adventures of Marco Polo, al lado de Gary Cooper. Y el galán, es ¡John Wayne!, quien, después de un sinnúmero de películas, seguía conservando una cara inexpresiva sin remedio, pero, su personaje, es el de una figura bien interesante por su fuerte compromiso social.
Título para Latinoamérica: FUGITIVOS DEL TERROR
Película entretenida sin muchas pretensiones, que narra la estancia de un cirujano y de su hija aspirante a enfermera en un pueblo azotado por tormentas de polvo y muy necesitado de médico. La hija estaba deseosa de abandonar el pueblo, pero desiste por su enamoramiento del personaje que interpreta John Wayne. La película necesita de algo más de minutaje, ya que tanto el dilema amoroso como el destino de los habitantes del pueblo son despachados en poco tiempo y con muchísima pereza por parte del guionista.
A consecuencia del nazismo, muchos médicos alemanes y austriacos huyen de su país y se instalan en EEUU. Algunos de ellos deciden ofrecer sus servicios como médicos rurales en aquellos lugares donde no se disponga de asistencia médica.
Estupenda y muy poco conocida película de Bernard Vorhaus con John Wayne y Sigrid Gurie como pareja protagonista. Toca muchos e interesantes temas: la vida de los agricultores, las sequías, el esfuerzo y sacrificio de los médicos rurales, el horror del nazismo, la obligada emigración a lugares lejanos, desconocidos y diferentes, la lealtad, la amistad, etc. Pero Vorhaus se lo toma con calma y resuelve la papeleta con sorprendente eficacia. En 78 minutos. Como un cuento perfecto o, mejor dicho, como una poesía, dado el lirismo de determinadas escenas. Le da tiempo para mover la cámara con destreza en exteriores e interiores (por cierto, son magníficos los primeros planos de Sigrid Gurie), crear las atmósferas precisas apoyado en una notable y austera puesta en escena y mantener un firme pulso narrativo a pesar de la variedad de escenarios en los que se desarrolla la historia.
En cuanto a las interpretaciones, mi admirado Duke Wayne está bien en su papel de líder de los granjeros, pero son Charles Coburn y Sigrid Gurie los que se llevan la palma con sus excelentes actuaciones.