River of Grass
Sinopsis de la película
River of Grass tiene todos los elementos de una road movie convencional: un coche, una pistola, planes criminales y dos jóvenes amantes escapando de un padre furioso que además es un oficial de policía suspendido. Sin embargo, Kelly Reichardt ha tomado estos elementos comunes y creado una anti-road movie , una película impasiva que tiene más de comedia existencialista que de drama criminal. Los dos amantes en cuestión son Cozy, la hija del policía, y Lee Ray, un personaje sombrío del barrio oscuro de la ciudad. Lee Ray consigue una pistola y pronto se verán ambos sin pretenderlo envueltos en un tiroteo. Temiendo ser capturados, hacen planes para abandonar la ciudad, cometiendo varios robos por el camino. No obstante, no logran llegar muy lejos, de hecho, la premisa central de la película es cómo el mito romántico de los amantes en fuga resulta decepcionate frente la realidad. La película fue rodada en el sur de Florida, localizando la historia en un paisaje apropiadamente deprimente de autopistas desiertas y frondosos campos pantanosos. El título, en castellano río de hierba , es otro nombre que reciben los Everglades de Florida.
Detalles de la película
- Titulo Original: River of Grass
- Año: 1994
- Duración: 75
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Opinión de la crítica
6.4
49 valoraciones en total
Una historia de carreteras sin carreteras, una historia de amor sin amor y una historia de crimen sin crimen: la descripción perfecta para River of Grass la dio su propia directora. En 1994, Kelly Reichardt había trabajado unos años en distintas labores en el mundo del cine independiente antes de lanzarse a filmar su primer largometraje, una película que subvierte géneros y que es quizás el trabajo más personal de la directora que nos traería años después películas como Meek’s Cutoff y Wendy and Lucy.
En River of Glass, una mujer casada y con dos hijos, solitaria y aburrida de su vida, sale de su hogar a un bar y, tras conocer a un hombre, solitario y aburrido de su vida, se deja llevar por una cadena de hechos que los llevarán a intentar escapar de la justicia.
Los prófugos protagonistas de River of Glass son los anti-Bonnie y Clyde: unos criminales que probablemente no hayan cometido ningún crimen, que no saben nada de armas, torpes, perdidos, acompañándose más por inercia que por genuino interés y aparentemente desinteresados en todo. Ni siquiera cruzar la línea entre legalidad e ilegalidad es motivo suficiente para traer emoción a sus vidas.
Reichardt juega constantemente, desde las primeras escenas, con los lugares comunes de las películas de carreteras, de las historias de crimen y de los líos de amor, engañando al espectador que se anticipa a lo que va a suceder: un reloj que da las 8:00 pero no suena, un ama de casa aparentemente cuidando de sus hijos, una persecución policial que nunca sucede. Y lo hace siempre con un humor particular que podría confundirse con el schadenfreude si no fuera por el marcado interés que la directora muestra sobre la personalidad de su protagonista, ayudado por su voz en off.
El debut de Reichardt también tiene un rasgo común a varias óperas primas: la proliferación de ideas. Quizás sea porque los directores no saben con certeza si tendrán una nueva oportunidad de decir lo que quieren decir como lo quieren decir, pero es común encontrar en estos primeros trabajos múltiples ideas visuales y narrativas que por momentos no confluyen con armonía. En el caso de River of Grass, esta proliferación de ideas (los montajes con el sonido de la batería, los acercamientos a fotografías de escenas del crimen, la introducción con fotografías) funciona en su mayor parte y le da una vitalidad especial a la película.
La idiosincrática, existencialista y vital River of Grass es un impresionante debut para una directora que se convertiría en un referente obligado del cine independiente norteamericano en este siglo.
Está hecha con la pasión que suelo encontrar en los trabajos primerizos de autores independientes necesitados de hacer cine como forma de vida, como medio de expresar unas ideas y sentimientos exprimiendo las características del universo audiovisual. Me recuerda, de hecho, un poco a la antesala de ese gran cine posterior que adelantaba Jim Jarmusch en su amateur «Permanent Vacation».
Aquí hay sobre todo pasión, pero también talento e ideas valiosas que tratan de salir a flote cuando no hay recursos para hacerlas brillar. Estas ideas se permiten pequeños destellos, hallazgos de carácter eminentemente cinematográfico como ese apelar constante a la memoria del espectador, que identifica en la cinta las sensaciones propias de un tipo de película que no es, pero que constantemente se siente referenciada en el uso de ciertos elementos subcutáneos que ni vemos ni están pero se sugieren de forma subliminal.
Reichardt, en una demostración de su conocimiento acerca de los mecanismos puramente sensoriales del cine, juega con estos para hablarnos de ellos mismos y de la capacidad del cine para construir ilusiones con la misma facilidad que tiene para destruirlas.