Ricordati di me

4 comentarios en «Ricordati di me»

1. Está desaprovechadísima. Mientras en su primera película Muccino sabía como manejar una historia y unos personajes con mucho jugo para hablarnos del amor, del desencanto, del miedo a algo mayor, de ir un paso adelante y ofrecer un cambio insatisfactorio dentro de los hábitos de uno mismo, aquí deja caer temas como la superficialidad, el aislamiento en uno mismo, la unión y el vínculo tras una situación inesperada, pero por otro lado, sencillamente eso, los deja caer, ni los trabaja, ni ahonda en todos ellos, ni ofrece un gran desarrollo emocional de sus personajes, ni juega con los conflictos que pueden acarrear ciertos momentos… en definitiva, que se queda totalmente a medias teniendo temas de sobras para realizar otra buena película, si no a la altura de El último beso , como mínimo igual de sugestiva.
   
   Puede que en Ricordati di me Muccino huya del ligero acaramelamiento que poseía su primera cita en determinadas ocasiones, que la banda sonora esté aquí mejor usada y que no hallemos momentos tan impulsivos más aptos para la lágrima que otra cosa, aunque estuviesen desvelados con una naturalidad pasmosa, pero sí incurre en el error de hacer de su propuesta algo sumamente denso y estirado donde, además de desaprovechar temas de gran interés, dilata en demasía el metraje simplemente para escoger caminos infructuosos y que no llevan a ninguna parte.
   
   Sí cabría destacar alguna interpretación como la de su hermano, Silvio Muccino (también conocido por Manuale damore , entre otras) o la de la madre de familia encarnada por Laura Morante que, con un temple estupendo, encauza el que quizá sería el papel más complejo de todos, pero no por sus vicisitudes, sino más bien por como lo lleva en pantalla la actriz italiana.
   
   Vamos, que nos hallamos ante una cinta donde si se hubiese incurrido en aprovechar mejor ese metraje en facetas más satisfactorias o en lograr un mayor ahondamiento de ciertos personajes, Ricordati de mi no pasaría al olvido tan fácilmente, sin embargo, no es así y en consecuencia, nos quedamos entre manos con algo tan mediocre como aceptable.

2. Con un toque de humor escéptico y melancólico, la lupa del promisorio realizador italiano Gabrielle Muccino está puesta en los problemas de la familia contemporánea y la brecha generacional entre padres e hijos.
   
   La crisis de pareja, la brecha generacional entre padres e hijos, el desencanto de los adultos y la confusión de los más jóvenes son algunos de los temas que alimentan este melodrama de contenido tan vigente como inquietante.
   
   La mirada del film se coloca sobre los vínculos familiares: el desencanto de los hombres y mujeres que se acercan a los 50 sin hacer lo que deseaban profundamente y en los hijos conflictuados pero conscientes de que el modelo ofrecido desde su entorno más próximo no les garantiza la felicidad.
   
   Con enorme naturalidad y evitando el acaramelamiento o la emoción fácil
   
   Acuérdate de mí , es también el reclamo no verbalizado de lo que cada uno de los miembros de una familia pareciera necesitar: ser tenido en cuenta, escuchado y comprendido, más
   
   allá de la mecanización impuesta por la rutina o mandatos familiares y sociales.
   
   Con el nervio narrativo impetuoso que lo caracteriza, Muccino expone ilusiones, temores y frustraciones, sabiendo cómo contarlos y dosificarlos, con vehemencia y oficio, tejiendo una narración que no decae aunque tropieza con redundancias y un par de escenas que se ponen al servicio del guión más que de la verosimilitud.
   
   Apelando muchas veces a la voz en off para presentar situaciones y al uso
   
   frecuente del steady cam que aporta una sensación de movimiento permanente, Ricordati di me va dibujando un melodrama familiar contemporáneo, que incluye llantos, estallidos de furia y un brusco giro argumental en el último cuarto del relato. No con la majestuosidad
   
   decadente del retrato de Visconti, pero sí con el nervio de un contexto
   
   contemporáneo que refleja el desencantamiento de una sociedad post ,
   
   embarcada en una profundización del consumismo que dejaron atrás los
   
   ideales como ropa vieja.
   
   Salvo el destacadísimo rol de Laura Morante, que vibra en todos los
   
   registros y matices con su personaje, el resto de los protagonistas quedan
   
   algo desaprovechados y en vez de ahondar en situaciones que les
   
   conciernen, el metraje se dilata por caminos que no asoman demasiado de la
   
   superficie.

3. Presenta la historia de una familia disfuncional de clase media, en la que todos parecen bastante perdidos.
   
   El padre sigue pensando en su primer amor y cae en la infidelidad. La madre nunca fue una gran actriz y ahora tiene la oportunidad de hacerse valer pero está inmóvil del miedo. La hija quiere ser bailarina de televisión y hará lo que sea por conseguirlo. Y el hijo no encuentra nada que le guste, más que una chica que no le hace caso.
   
   Lo interesante es que no se ahonda ni se juzga a los personajes, pero hay las suficientes herramientas para que uno se haga una opinión propia.
   
   El problema es que a pesar que la película tiene un buen ritmo, el clímax de la película se hace eterno y hay un momento en que la película se pierde para llegar a la nada, todo se calma pero no hay un paso intermedio entre lo anterior y lo que vendrá. Desde aquí la historia no se puede masticar bien porque ya parecía acabada.
   
   Y su mayor problema es que aunque toca los mismos temas de Lultimo baccio (la infidelidad, el cansancio de las relaciones, el querer huír de la realidad, la furia interna, el punto cero de no saber qué hacer con tu vida, el miedo al futuro, el arrepentimiento del pasado y muchas inseguridades de todos), no le llega ni a los talones.

4. De Italia nos llega la pizza en sus comienzos, tal vez las pastas. Como argentino puedo afirmar que Italia nos ha legado su pasión caprichosa, su intensidad por expresar a flor de piel todo aquello que genere inquietudes. Muccino no innova en nada, NADA, y sin embargo Ricordati está entre lo mejor que he visto en los últimos tiempos.
   
   De montaje frenético, histérico, pero sin caer en los vicios del video clip, la obra nos invade. No hay lugar para la digestión de cada personaje. Mediante la interconexión de historias al mejor estilo comedia costumbrista, sólo que con un tono muchísimo más ácido y desengañado, la peli se arma desde tramas que se viven en paralelo o bien desde los truños de enredo.
   
   Euforia típicamente italiana, sus personajes se asemejan en los primeros tres cuartos de cinta a verdaderas caricaturas de lo nefasto: plata, tranzas, sexo adúltero, sexo interesado, sexo desencantado. Muccino opta por develar estos meollos desde el sexo mismo, puente de canalización de todo aquello que no nos atrevemos a enfrentar y que se manifiesta en relaciones con terceros.
   
   Si la madre no quiere ver nunca como el bote se le ha hundido hace tiempo, la hija pretende abandonarlo como sea, ya extorsionando, ya situándose como objeto. Por su parte, el hijo parece ser el portador de valores ya extinguidos, pero se encuentra lo suficientemente ninguneado como para no cortar ni pinchar.
   
   El padre inicia y culmina esta tragicomedia que recoje a sus protas de la mierda misma y les otorga una segunda posibilidad…pero… (spoiler)