Recursos de mujer
Sinopsis de la película
La acción se desarrolla hacia 1880, en el domicilio neoyorquino del señor Clarence Day, un hombre que ha hecho fortuna en los negocios y gobierna su casa y a su familia con la mentalidad y los escrúpulos de un contable. La llegada de la tía Cora, acompañada de una jovencita encantadora, y la declaración del señor Day de que no ha sido bautizado produce una conmoción en la familia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Life with Father aka
- Año: 1947
- Duración: 118
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.4
86 valoraciones en total
Clarence Day es un corredor de bolsa de Wall Street que vive con su numerosa familia, y su cuantiosa fortuna, de forma aparentemente tranquila en Nueva York a finales del siglo XIX. Sus hijos, ya grandes, están dispuestos a explorar y conocer nuevas cosas, pero Day, acostumbrado a que lo obedezcan, trata de interferir en sus nuevas vidas, por lo que el choque generacional provoca divertidas situaciones.
La película es una crítica a la hipócrita y rígida época victoriana. Esta comedia tuvo gran éxito entre el público y la crítica y fue adaptada de una obra de teatro de Broadway. Además, obtuvo el apoyo de la Warner Brothers para su producción, lo que llevó a reunir a un elenco estelar que incluye a William Powell en el rol masculino y Elizabeth Taylor en el femenino. Se sabe que el realizador deseaba que fuera Bette Davis quien diera vida a Mary pero el estudio le impuso a Taylor, lo que resultó acertado.
Adaptación de una exitosa obra teatral de Howard Lindsay y Russell Crouse. Consigue mantener un tono apacible y evocador que, sin llegar a la excelencia, lo convierte en un film ejemplar dentro de su estilo. Sus evidentes limitaciones empañan pero no invalidan el conjunto. Ha sido editado en video como Recursos de mujer . Film inédito en España.
Buena interpretación de William Powell que le valió a optar por el Oscar en esa categoría, y también lo hace bastante bien Irene Dunne. Ambos llevan el peso de la película. Un 6.
La película empierza pareciendo un cuento parroquial, después de un rato amaga con despuntar un atisbo de inteligencia anticlerical que nos hace creer que finalmente nos van a contar algo, no digo profundo, pero al menos con alguna doblez, y sin embargo se endereza de nuevo a partir de la mitad y vuelve a ser lo que parecía al principio, una película con personajes borderline para un público todavía más borderline pero que además tienen que ser profundamente cristianos. Vergonzosa desde todos los puntos de vista. Le doy un 2 porque la ha dirigido Curtiz (¿seguro, seguro?), y ya. Supongo que este tipo de guiones se escribían específicamente para Irene Dunne, y vendían bien (en EEUU, el país con mayor número de premios Nobel por cada millón de dólares y la mayor desigualdad jamás concebido), y pagaban muy muy bien a los directores. Esta película no honra a ninguno, ni a la Dunne, ni a Powell, ni a Curtiz, ni a los premios Nobel que hayan sido financiados en sus empresas universitarias.
MARAVILLOSA
Unos personajes imprescindibles, logradísimos, unas interpretaciones propias de dos monstruos de la pantalla como son William Powell e Irene Dunne, con una aparición de en ese momento quinceañera Elizabeth Taylor dando un poquito de réplica, pero la película son ellos dos: William Powell borda su papel, e Irene Dunne a la par.
Un ritmo endiablado que no para un segundo, pasan tantas cosas en esa casa, y por si fuera poco, el padre de familia no está bautizado! Las conversaciones de que irá al infierno, o de la contabilidad de la casa, del tránsito de criadas porque unas salen asustadas y otras, bueno, otras no les iba bien el uniforme de la criada…
El señor Day, (William Powell), vive en un estado de mal humor e incluso histeria permanente, y Vinnie (Irene Dunne), lo maneja a la perfección, o lo hace por las buenas o terminará haciéndolo igualmente.
En pocas palabras, es divertidisima, no quieres que acabe, y sabes que vas a verla muchas veces.
A disfrutarla!
Irene Dunne, no sé porque me recuerda mucho a Norma Shearer, no quizás por su físico, que un poco quizás sí,…. no sé, Irene es una mezcla de Norma y Jean Arthur.
Una película que consta con un presupuesto de 4.7 millones, cuando hacía un año o dos lo normal era unos 2 millones, creo que es un gran riesgo por si no llega a recaudar tanto, pero sí, llegó a casi 6,5 millones en venta en taquilla.
Una comedia que es fresca a día de hoy, no toda, pero hay momento que son muy graciosos. Me extraña el tema que toca, la religión, donde no hay una buena imagen sobre la religión, aunque la mujer del protagonista es muy fiel a la religión, supongo que para equilibrar la balanza. La censura (que la veo un poco relajada en las últimas películas, me alegro, por eso), sólo censuró algunas frases que se podría considerar blasfemia. Yo creo que por eso gustó mucho a la gene, ya que se tocaba temas delicados, pero finalmente no es otra cosa que un poco de humor negro.
Como actriz secundaria (antes que incluso a los 4 hijos) es Elizabeth Taylor, una jovencita de 15 años que ya aquí aparenta más. Ya son unas pocas películas que hace de secundaria.
Creo que Michael Curtiz nunca hizo otra comedia tan alegre, sofisticada y tan certera como ésta en su crítica a una época. Estamos en New York, en 1883, plena Era Victoriana. La familia Day (algo así como la familia de Hoy), está liderada por un negociante de Wall Street (Clarence), un cincuentón pelirrojo como sus cuatro hijos, quien aplica con todo rigor las finanzas, en su oficina como en su propia casa (lo de pelirrojo podría aludir a liberalidad). Es un hombre de ideas precisas y francas, y acostumbrado a que le obedezcan, pero, curiosamente, este Clarence es muy liberal en sus ideas respecto a la iglesia y un claro detractor de la medicina convencional.
Su esposa, Vinnie, es una mujer generosa, pero conservadora y tradicional, amiga de la iglesia y de su sacerdote, no obstante que en su familia se tiene muy claro que sólo maneja una financiera celestial. La guapa señora Vinnie, conserva además bastante arraigada, la idea de que al cielo no puede irse si no se está bautizado, y para colmo, resulta que su querido esposo… ¡No lo está!
Con una impecable recreación de época, una correctísima fotografía en technicolor y un conjunto actoral de inmejorable presencia, el director húngaro Michael Curtiz, logra redondear con enorme éxito, una hilarante y sofisticada comedia que le significó varios dolores de cabeza: Compleja elección de su protagonista femenina, pues al rol aspiraban también Bette Davis y Rosalind Russell. Él quería a Shirley Temple para el rol de Mary, pero el Estudio le impuso a la muy joven Liz Taylor (lo que resultó afortunado). Tuvo frecuentes choques con su cinematografísta. Y de ñapa, todos los protagonistas se enfermaron, lo que obligó a varias suspensiones del rodaje.
Basada en los sketches que escribiera Clarence Day Jr, convertidos luego en una exitosa obra teatral escrita por Russel Crouse y Howard Lindsay, esta película sobresale, a mi manera de ver, por su gran solidez argumental en la que fluye un humor mordaz, y muy fino, que se sustrae en buena medida, de los reveses que nos plantean las costumbres y los principios de aquella obtusa época victoriana que, aunque creemos que ha quedado atrás, mantiene un pesaroso resurgir con el montón de sectas fanáticas que pululan en estos años.
Muy bien puesto William Powell (Clarence Day) quien consigue una de las mejores actuaciones de su vida, y cuyo personaje, no obstante su apego compulsivo al papel moneda, se afana por sobreponerse a aquella dogmática e hipócrita era. Sus monólogos son inolvidables. Y, Irenne Dunne (Vinnie), recrea con efectividad a la dama tradicional por excrecencia, empeñada en que su marido se bautice, porque con esto, cree, se abrirán para él las sagradas puertas del cielo. Con ellos, y el buen conjunto de actores que les secunda, una de las mejores comedias de los años 40.
Título para Latinoamérica: VIVIR CON PAPÁ