Rebirth
Sinopsis de la película
Una mujer llamada Kiwako (Hiromi Nagasaku) tiene una aventura con un hombre casado. Kiwako es incapaz de concebir, así que cuando la esposa de su amante da a luz a una hija, rapta al bebé y huye. Después de cuatro años de una feliz vida como madre, es detenida y la niña, Erina, es separada de ella. Años más tarde, Erina (Mao Inoue) es una estudiante universitaria que ha crecido resentida de sus verdaderos padres. Pronto, ella tendrá su propia aventura y quedará embarazada.
Detalles de la película
- Titulo Original: Yôkame no semi
- Año: 2011
- Duración: 147
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Opinión de la crítica
Película
6.5
69 valoraciones en total
Renacimiento. Con esa premisa simple el director nos invita a una historia cruda y dolorosa. El film que arrasó en el 2012 con los Japan Academy Prizes (Película, Director, Actriz protagónica, Actriz secundaria, guión, banda sonora, fotografía, iluminación, sonido y edición).
Rebirth es la historia de una mujer que tiene una historia con un hombre casado. Ella queda embarazada y cuando le propone a su affaire formar una familia, él le pide tiempo para resolver su situación familiar. Mientras tanto le pide a ella que se realice un aborto porque no están dadas las condiciones para tener un hijo.
Casi a la vez, la esposa de hombre da a luz una niña y en medio de tanta conmoción la mujer decide raptar la hija de la pareja y criarla como si fuera propia en una isla alejada.
La historia comienza muy intensa, con momentos de zozobra y dolor.
Una vez que la mujer comienza la nueva vida con su seudo hija la película cambia de tono y baja dos registros. El drama deja lugar a la ternura y los eventos cotidianos. Como si la isla pudiera hacerlas invisibles.
Sobre el final recupera su intensidad y clima crítico.
Muy recomendada película que oscila entre lo dramático y lo tierno, con conclusiones que dan que pensar y con un tinte de candidata a premios que sale por los poros.
En primer lugar, me ha gustado por el conflicto moral interior que crea. En principio, nos posicionamos en contra de esa tarada que secuestra a un pobre bebé durante cuatro años, destrozando la vida de los padres. Es lo malo de juzgar sin razonamiento, sólo con el corazón. Pero a medida que transcurre la película, sabiamente, va equilibrando la balanza. Esa secuestradora pasa ser una madre cariñosa, atenta, preocupada sólo por el bienestar de su hija y eso provoca un conflicto interior que a algunos les puede resultar desagradable.
Por otro lado, tenemos la vida de la niña, en la que no pensamos en ningún momento pues estamos pensando sólo en el drama de los padres. Pero en realidad, la peli va de de una niña con una infancia feliz, truncada. Que cuando vuelve a su verdadera familia vive un auténtico infierno que sólo se atisba en parte.
En cuanto a la parte cinematográfica también me ha gustado. Me encanta esa forma fragmentaria de contar la historia, mezclando pasado y presente, de forma hábil y amena. La actriz que hace de secuestradora está fantástica. Y en cuanto al drama, sí es un dramón, pero me parece totalmente creíble, llegando a un clímax final precioso, que me ha hecho llorar los últimos cinco minutos.
Lo mejor: la humanidad del malo de la película, el modo de contar la historia, a pesar de dos horas y pico no se me ha hecho larga.
Lo peor: un poco irregular en el tempo.
Un buen drama cuyas dos horas y media de duración no se hacen largas. Está protagonizada básicamente por personajes femeninos y se desarrolla en dos épocas diferentes.
Una mujer llamada Kiwako (Hiromi Nagasaku, Funuke: show some love, you losers!) secuestra a Erina, el bebé recién nacido de Etsuko (Yoko Moriguchi, Walk my way) y la cría durante 4 años hasta que es detenida y la niña devuelta a sus padres. Veinte años más tarde, Erina (Inoue Mao, Oba: the last samurai), cuya relación con sus padres biológicos nunca ha sido buena, recibe la visita de una periodista (Eiko Koike, 2LDK) que hace aflorar todos los recuerdos de su infancia ya olvidada.
Ya he comentado que la historia está contada desde dos épocas diferentes. Por un lado, la actual, con Inoue Mao a la cabeza. Por otro los años que van desde el secuestro hasta la captura cuatro años después. Los cambios de ambientación y personajes van cogiendo forma a medida que avanza la trama. Llama la atención sobre todo la evolución de las protagonistas.
Erina va conociendo detalles de su pasado, los recuerdos afloran poco a poco y con el tiempo va descubriendo que su estilo de vida no difiere demasiado del de su madre no biológica. Kiwako, la secuestradora, en el fondo es buena madre y esto provoca en el espectador (sobre todo teniendo en cuenta que la verdadera madre no es precisamente una madre modelo) un extraño sentimiento. Al menos a mí me ha pasado…
Otro detalle llamativo es que además de todo lo relacionado con el secuestro y la familia, entra en juego otro elemento curioso: una secta. Una secta que asusta por su planteamiento y que toma un papel importante en la historia.
Buena banda sonora, buena fotografía y en general una buena película donde destaco la actuación de Hiromi Nagasaki, una excelente actriz totalmente creíble en su papel.