¿Qué hacemos con la abuela?
Sinopsis de la película
Es amargada, es imposible, es Tatie Danielle, una octogenaria incomprendida que maltrata a cuanta cuidadora se atreva a demostrarle afecto. Cuando Tatie Danielle se muda a casa de su pacífico sobrino, en París, sólo necesita de unas cuantas semanas para desquiciar a todos. De hecho, la maldad de la insoportable mujer aumenta de día en día… hasta que encuentra la horma de su zapato en una hosca enfermera que no está dispuesta a tolerar sus impertinencias.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tatie Danielle
- Año: 1990
- Duración: 110
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia la película en formato 4K y HD. Seguidamente te detallamos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.4
36 valoraciones en total
Lo que la anciana reclama es un buen tratamiento que la enfermera al final de la película le da… Pero mientras esta peculiar profesional sanitaria no llega, la abuela se dedica a complicar la vida a todos los que la tratan.
Enmascarada en una comedia ácida ¿Qué hacemos con la abuela? nos muestra una realidad que en ocasiones permanece oculta. Algunos ancianos tiranizan y condicionan la vida de quienes viven alrededor, a través de pequeñas mezquindades, o actuaciones apoyadas en las limitaciones que llegan con la edad.
Esta magnífica película nos muestra ese otro lado hasta ahora no tratado, sobre la maldad encubierta por unos tristes ojos de anciana, y los sentimientos que nos conmueven por los pasos torpes y lentos de una abuela que ha llegado al final, y no se resiste a dejar de jodernos… Perdón: HACERNOS EL AMOR.
No te la puedes perder.
Nueva elaborada y ácida sátira de Étienne Chatiliez en la que una anciana se dedica a hacer la vida imposible a todo el que se le pone por delante.
Como ya sucediera en su película previa, se ofrece una crítica social y, de manera más directa, a la familia convencional, con un humor corrosivo que resulta por momentos hilarante ante la sucesión de maldades de la mujer.
Las conversaciones con su marido difunto, los programas de televisión que le gustan o los libros que lee, la falta de afecto hacia todos y su devoción por los dulces como signo de rebeldía ante lo que el médico le ha prohibido (de algo hay que morir), son hechos que definen su carácter, a menudo imposible, pero hay un trasfondo puesto de manifiesto ya avanzada la trama, revelando precisamente lo que, a su manera, Danielle reclama desesperadamente.
Una familia de gilis han de hacerse cargo de la tía del maromo, una vieja maligna de armas tomar. Las fechorías de purilator con todo ser que la rodee se suceden por doquier, mientras nosotros nos debatimos entre el desparrame y las ganas de ahorcar a Tutankamon. Aunque pueda pecar de ausencia de tijeras en cuanto duración, su estupendo sentido del humor pagará sobradamente nuestras casi dos horas de militancia en la trinchera de este vejestorio singular. La última parte, desde que aparece la joven alma gemela de la matusalena (contratada de canguro, mientras la familia monster se pira de vacaciones) roza momentos de genialidad con alto quilataje, indignos de pasar desapercibidos por cualquier receptor sensible a la mordacidad más cáustica.
Joya ubicada en las antípodas de Hollywood, que demuestra por enésima vez, que hay vida bastante más inteligente en otras galaxias alejadas de Wall Street.
Qué buena película la que nos regalaba en el año 1990 el francés Étienne Chatiliez, una obra diferente y deliciosa que nos contaba la historia de esta mujer de 82 años, insoportable y mezquina impecablemente interpretada por la actriz de origen israelí Tsilla Chelton, una actriz que antes de este éxito había trabajado preferentemente en el teatro y que hace verdaderamente creíble el personaje de Tatie Danielle, un monstruo que le hace la vida imposible a sus sobrinos, buena gente que se desvive por ella. La cara de amargada y de odio que se le puede ver en ciertas escenas es digna de mención. Físicamente, esta pesadilla de mujer me recuerda al Drácula de Coppola, una cara digna de ser recordada. Junto a ella, la parisina Catherine Jacob como la sufrida sobrina política de la odiosa anciana en una actuación muy correcta y la rubia Isabelle Nanty, quién se convertirá en señorita de compañía de Tatie Danielle y que competirá con ella en mala leche y malas ideas. La Nanty está también sublime. Adorable Neige Dolsky como la sacrificada y maltratada sirvienta de la vieja. Como curiosidad tenemos a nuestra Victoria Vera en un pequeño papel como clienta del salón de belleza regentado por la sobrina política del monstruo. A mí desde luego me ha encantado y es un placer verla en versión original. Todo un descubrimiento de una película francesa de la que no sabía nada en absoluto y que hará las delicias de los amantes del cine del país vecino.
La protagonista es una mujer con bastante mala leche o mal humor que si a alguien desprecia sobremanera es a todo aquel que va de buenista, de sensible, de blandengue por la vida, cuando se las tiene que ver con una persona así, abusa de ella, se vuelve más borde o avasallodora, más dura y cabrona. Porque, lo dicho, no aguanta a los blandengues y correctos, quizás porque sabe que en profundidad todos esos que van de buenos por la vida no lo son tanto ni tampoco son en el fondo mejor que ella.
Por esto cuando en un momento dado se queda a solas con una joven que no es blandengue, o sea que sin llegar a tener su mal humor, es una mujer que no se deja avasallar, dura y de las que devuelven la medicina que se les aplica, entonces congenia con ella, le cae bien, le hace regalos de corazón y le toma aprecio.
¡Yo comprendo a esta anciana de mal carácter, después de haber vivido ocho años en la actual España bajo la héjira buenista de Zapatero y demás psoeteristas de las buenas formas o hipocresía con mayúscula, estoy tan asqueado, amargado y con tantísimas ganas de joder y machacar a todo prójimo caracterizado por las blandenguerías que se me ponga al alcance, que vamos, no se pueden ustedes ni imaginar!