Porque hay cosas que nunca se olvidan (C)
Sinopsis de la película
Nápoles, 1950. Cuatro niños que juegan al fútbol, pero el balón se cae en el patio de la casa de una vieja mala, que les retiene el balón para que no jueguen más. La venganza será terrible… Porque hay cosas que nunca se olvidan , del director argentino nacido en Buenos Aires Lucas Figueroa, ha entrado en el Libro Guinness de los récords como el más premiado de la historia, al recibir casi 300 premios en distintos festivales a lo largo de dos años. Aunque es de financiación plenamente española, el corto fue rodado en italiano con actores italianos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Porque hay cosas que nunca se olvidan (S)
- Año: 2008
- Duración: 13
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Opinión de la crítica
6.2
99 valoraciones en total
Cierto que hay cosas que nunca se olvidan, quizá el ver este corto sea una de ellas. Pero vamos, lo recordaré por ser una simple tomadura de pelo. Y es que el corto resulta demasiado largo y simple. Premios por doquier y tal vez eso lo predispone a uno desde que empieza a verlo. Sobrevaloradísimo sería la palabra correcta para describirlo. Doce larguísimos minutos para contar algo que se pudo decir en apenas unos segundos.
Estuvo buena la historia aunque el final me pareció algo flojo pero lo mejor es la música y esa ambientación tan buena, me enamoró más de Italia. Me resultó muy agradable ver a los niños jugar fútbol, me trajo viejos y anhelados recuerdos de mi infancia. Y bueno, como dije, la ultima parte me pareció un poquito floja aunque tal vez porque no la entendí del todo. Pero en general un muy buen cortometraje.
Es indudable que el numeraco de premios predispone, y mucho, para bien o para mal, ante el corto en cuestión. Y más indudable aún que condiciona bastante la crítica.
Así que primero diré lo referente al Récord:
1. Sí, es excesivo.
2. No obstante, aunque no sea el mejor de los mejores ni de coña, el producto contiene ingredientes de sobra para arrasar en festivales. Por tanto, es excesivo pero comprensible.
3. Lucas Figueroa es un joputo, porque, haciendo cálculo a ojo, con 300 premios ganados bien puede jubilarse.
4. El punto anterior es discutible porque entre tanta subvención, niños actores deseosos de ser los primeros en tener la play 4, fiestas de celebración y que en España, como en el resto del mundo, los contratos y esas cosas, cuando procede, se pasan por el forro, a lo mejor el director hasta se endeuda. (Como en Concursante).
5. Pero, en fin, el tema de los dos puntos anteriores, no lo tengo claro.
Y ahora, para concluir, toca analizar brevemente lo que es el corto en sí:
Tiene una fotografía maravillosísima, para empezar. Los niños no se hacen odiosos. La narración es un aspecto destacable.
Y la historia, si bien carece del menor atisbo de genialidad o del contenido superprofundo mínimo y meritoriamente sintetizado con contundencia que en bastantes ocasiones es el que se lleva los aplausos en el apasionante mundo del cortometraje, está dotada de un aquel (o punto) simpático, pícaro, e incluso nostálgico (aunque no sé nostálgico de qué) que hace comprensible el punto 2 de la anterior parte de la crítica.
-¡Chacho! ¡Aquí tenemos un récord!
-¿El mejor cortometraje de la historia?
-¡No! ¡El más premiado!
-Ooh… ¡Llamaré al Guinness!
(9 números marcados después…)
-¿Dígame?
-Hola. Póngame con el Libro Guinness, por favor.
-Soy yo. ¿En qué puedo ayudarle?
-Es que… verá… ¡Tenemos un nuevo récord!
-¿A qué categoría pertenece? Deporte, mundo animal, secreciones corporales…
-¡Coño! Esto parece el Trivial.
-¿Disculpe?
-Ups, nada, nada, perdone… Se trata de un cortometraje. ¡Ha ganado casi 300 premios!
-¿¿Pero qué me está contando?? Se lo comunicaré a mi superior.
(Unos presurosos pasos más tarde, en el piso de arriba…)
-¿300? ¡Qué número tan espartano! En cuanto termine de contarle las pinzas de tender a este buen hombre estoy contigo.
(Continúa en Spoiler, sin destripamiento…)
La ya conocida epidemia causada por un diploma en el siglo XVII parecía estar casi erradicada en la mayoría de países donde reina el desconcierto. Y aunque teníamos la suerte de no pertenecer a la élite del conocimiento y la información, ha llegado hasta nosotros con indicios enfermizos.
Las películas de nuestro país no son mayormente premiadas en otros vecinos. Sin embargo, como por estela de Cruz, Bardem, Garci, Trueba… se empiezan a ver principios de pandemia.
Porque hay cosas que nunca se olvidan ha sido premiada por tantos festivales que ha entrado en el Guinness World Records. Y lo más interesante es que sirve para detectar la enfermedad que nos acecha:
————————Las noticias no hablan del guión premiado, ni de los actores——————————————premiados, ni de la iluminación premiada, ni de la fotografía—————————————–premiada, ni de la dirección premiada, ni del conjunto que——————————————-realiza Lucas Figueroa, ni del trasfondo premiado,——————————————————————SÓLO HABLAN DE LOS PREMIOS————————————
P.D. No está mal, pero no se entiende el revuelo. Historia fácil con humor negro y transcurso cotidiano. Interesante, para nada una obra maestra.