Mala sangre
Sinopsis de la película
París, en un futuro cercano. Marc y Hans son dos ladrones que deben dinero a una intransigente mujer americana que les da sólo dos semanas para pagar. Planean robar y vender un nuevo antídoto para curar un virus parecido al del SIDA, que está matando a los que practican el amor sin amor , pero necesitan un cómplice. Reclutan a Alex, alias lengua suelta , un chico rebelde que acaba de romper su relación con su novia de 16 años de edad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mauvais sang
- Año: 1986
- Duración: 114
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Opinión de la crítica
Película
7
67 valoraciones en total
Alex / Denis Levant se cruza en el metro con una mujer encapuchada y vestida de blanco que, aunque él no lo sabe, estaba presente cuando murió su padre, también en el metro. Él acaba de abandonar a su novia, y siente un profundo amor a primera vista: se estira, agacha y contorsiona para atisbar los reflejos de ella, mezclados con las manchas abstractas de los túneles o de otros pasajeros, en el cristal de la ventanilla, en el espejo circular que hay junto a la puerta del vagón…
Ella parece Juliette Binoche, que luego se cambia de ropa (a lo largo de la película viste de rojo y de azul, como si Carax hubiera tenido una premonición de los tres colores de Kieslovski), y resulta ser Anna, la pareja del jefe de la banda (Michel Piccoli) para la que trabajaba su padre, que ahora quiere contratarlo para un golpe que sólo él, Alex, y sus manos, podrían sacar adelante: se trata de robar la valiosa vacuna, recién descubierta, contra un virus mortal que contagia a quienes hacen el amor sin amor. Son los años del sida, en los que el cometa Halley se acerca a la tierra, y la proximidad de esa masa estelar de polvo y hielo da lugar a temperaturas de más de 40 grados en París, y más tarde a que nieve en agosto.
En la película hay tantas cosas que sería imposible hacer un resumen que le hiciera justicia: como apunte de su vertiente musical, anotemos que en el contestador del teléfono de Alex suena al inicio la música del baile de las familias rivales de Romeo y Julieta de Prokofiev, y más tarde él expresa su amor imposible por su Juliette (Binoche) bailando la canción de David Bowie que el destino hace aparecer en la radio, en una imagen onírica, lo vemos poco después aprendiendo a andar, en paralelo a un niño que da sus primeros pasos, al son del tema principal de Candilejas de Chaplin, junto a los muros ante los que antes corría, bailaba y se contorsionaba siguiendo a Bowie.
Alex comenta, en un momento de la película, que las chicas le pedían que se limitara a ser simple… pero qué difícil es ser simple.
Mala sangre mezcla libremente elementos de distintos géneros (thriller, ciencia ficción, melodrama romántico, historia surrealista de amour fou, musical) y utiliza macguffins visuales para hacer avanzar la narración de forma poética (la escena del robo de la vacuna, la estrategia de salida del protagonista acosado por la policía, el homicidio del sosias de Jean Cocteau, el naipe que indica la ubicación del botín) al modo de Godard, pero aquí los propósitos son muy diferentes: Carax, como un moderno Peter Pan, se concentra en crear intensidad mediante la acumulación de ideas visuales y musicales, pintar atmósferas mediante oscuros reflejos y unas pocas manchas de colores puros, generar emoción con el movimiento, expresar su amor por Juliette Binoche, contar una vaga historia de amor y muerte cuya entidad se desvanece entre la abrumadora riqueza de los detalles que la puntúan.
Seré sincero, durante los primeros 50-60 min. de Mala sangre estaba profundamente irritado, mosqueado y hasta las narices de tanto recurso por intentar parecer distinto por parte de Carax, sin embargo, en ese preciso instante, llegó una de esas secuencias que te enamoran y te dejan anonadado ante la pantalla, haciendo que prestes más atención y, en consecuencia, quedes embriagado por personajes y situaciones.
Está claro y es innegable, el intento de Carax por dar formalmente a su trabajo otro aspecto es descarado, lo cual no estoy seguro de si es bueno o malo (según el público con que se tope, claro está), aunque conmigo haya funcionado hasta cierto punto. De todos modos, y amen de que funcione, se agradece que se intenten aportar nuevos modos a un cine que actualmente resulta grisaceo, y que posee una carencia de talento y originalidad patentes, y de paso, se realicen homenajes tanto al cine musical, como al cine más clásico (o mejor dicho, a sus fotogramas), logrando así algo visualmente sugerente.
Sin lugar a dudas, sus mejores momentos son esos donde se busca una mayor conexión entre sus distintos protagonistas (a saber, Alex y Anna), lo malo del asunto es que toda la magia que permanecía en pantalla, se deshincha debido al transcurso tan tan estirado que se le ofrece al relato, restando eso algunos puntos que podrían haber transformado Mala sangre en una joya del género y la dejan pendiendo de un hilo, entre el interés de una bonita historia, y el hastio de ciertos recursos empleados por encumbrarla, así como de un entramado alargado en demasía.
También me gusta su banda sonora, y las interpretaciones en general rayan un buen nivel, sobresaliendo en especial una hipnótica Binoche y el chaval que protagoniza la cinta, que le da un aspecto sombrío a su personaje muy adecuado en ocasiones.
Un intento encomiable, pero que se queda a medias
No es que Carax inventará nada nuevo en el 86, pero si que reafirmó la impronta del llamado cine de autor y planteó un desarrollo formal osado y personal jugando con las posibilidades técnicas que ofrece el cine entendido como arte. Son estos autores los que desbrozan el camino a despecho de menores beneficios económicos para futuros realizadores se cual sea su tipo de trabajo. Carax aún sigue en ello con trabajos tan increíbles como Holly motors (2012) En este sentido el cine tiene un deuda perenne con ellos.
Por alguna razón que desconozco, se repone su segundo trabajo y uno se queda perplejo de lo innovador que sigue siendo y de los mágicos momentos de algunas escenas memorables.
La película es de bajo presupuesto y el argumento encuadrado, por decir algo, en la ciencia-ficción con dosis de trhiller no deja de ser una escusa para el trabajo creativo, poético del director y contarnos una historia de amor a tres bandas heredera y sublimadora de Godard y de la nouvelle vague.
El túnel del tiempo nos hace reencontrarnos con la divina juventud de Denis Lavant, esa especie de duende Puck que siempre acaba por hipnotizarnos y de dos damas de la escena como son Binoche y Delpy, más bellas que nunca y demostrando en un bucle atemporal todo el arte que llevan dentro.
Evidentemente no es cine comercial y aunque Carax aguanta el tipo con la trama superficial, hay otras que van dejando sus perlas soterradas con cuentagotas (amor fou, los años del sida…).
¿Cómo demonios te enfrentas a una película así?… primero sin prejuicios de ningún tipo y atendiendo lo menos posible a lo que dicte tú cerebro, aquí mandan las tripas, las vísceras… como dice el refrán hay cosas del corazón que la razón no entiende .
Podría defenderla citando a sus actores, su increíble gusto fotográfico (la labor de Escoffier es impecable jugando con las retroproyecciones) o estético (esos tono desaturados con pinceladas intermitentes de colores puros), incluso su banda sonora es más que meritoria (el momento de la música de City Lights es increíble)… pero sobretodo es una película que destila magia, riesgo formal y gusto.
Es la primera obra que veo de Carax pero a dios pongo por testigo que no será la última…
Para quien busque algún referente o película similar yo citaría Europa de Lars Von Trier, otra obra maldita experimental.
DIGO YO…
…que esta crítica va a resultar difícil de hacer porque Mala sangre transmite más de lo que se puede explicar con palabras, su poder son las sensaciones que causa a través de sus enigmáticos personajes: el chocante Alex lengua veloz, la dulce Ana, Marc enfermo de miedo, el coqueto Hans y Lisa, enferma de amor. Para empezar tiene más innovaciones en un minuto que el 90% del metraje de todos los estrenos hollywoodienses del último año juntos. Y no es que la película sea una locura ni salgan cosas rarísimas. Se nota además su escaso presupuesto, pero es suplido con ingenio y ganas de contar algo de una forma diferente, de una forma que va directa a las entrañas.
La trama es lo de menos, lo que importa es la forma de contarlo, que a más de uno puede resultar infumable pero es donde reside realmente el valor de la película. No es que la historia en sí sea mala ni mucho menos pero no es novedosa, aunque sí tenga algunas escenas maravillosas (como esa carrera al son de David Bowie o la conversación nocturna entre Alex y Ana). A pesar de ello Carax consigue enganchar y se puede seguir con interés todo el rato, especialmente cuando ya nos hemos habituado al tono del film.
En fin, poco más se puede añadir. No es de esas películas que se puede recomendar a todo el mundo, es más, yo no se la recomendaría a nadie, quien quiera que llegue a ella por su cuenta.
DEDICADA A…
Apta para quienes busquen algo diferente y estén abiertos. Si te gustó Picnic en Hanging Rock eres apto para ella.
No apta para lo que no les guste el cine alternativo. Si no te molan las primeras pelis de Julio Médem (no sé porqué pero esta película me recuerda a las suyas) no te acerques.
Etiquetada también como: no sangrienta, experimental.
PUNTUACIONES (en spoiler sin spoiler)