Pitfall
Sinopsis de la película
El agente de seguros John Forbes (Dick Powell) vive en Los Ángeles con su esposa (Jane Wyatt) y su hijo (Jimmy Hunt). Mientras tanto, un ex policía convertido en detective privado (Raymond Burr) se dedica a investigar los métodos de un estafador (Byron Barr) al que hace poco la compañía de Forbes pagó una indemnización. El detective descubre que le hizo diversos regalos a una atractiva modelo (Lizabeth Scott).
Detalles de la película
- Titulo Original: Pitfall
- Año: 1948
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
7
74 valoraciones en total
Pitfall se puede traducir como escollos, trampas, peligro. Un día te preguntas qué fue de aquel que soñaba con disponer de un bote y navegar hacia Sudamérica. Te preguntas si tiene algo que ver con aquel en el que se ha convertido, alguien que tiene que mantener a su familia, su esposa e hijo, y debe conformarse, resignarse, con ser uno más de los cincuenta millones que son como él. Pero cuidado, hay escollos, trampas, peligro, hay otras mejillas, otros labios, existe una mujer fatal que no es una mujer fatal al uso, una mujer simple, con sus ilusiones, esperanzas, ganas de disfrutar de la vida. Pero cuidado, que hay más escollos, trampas, peligro, un día despiertas a base de puñetazos, por un momento has soñado que navegabas en bote a Sudamérica, pero lo único que has hecho es despertar a alguien con quien no quieres soñar, alguien que también desea a nuestra querida mujer fatal.
Con un tratamiento novedoso para su época, André de Toth nos ofrece una excelente película, un clásico al día de hoy, una película que rompe con los esquemas del género por su originalidad. La crítica de la institución matrimonial, el adulterio, la caracterización del protagonista muy distinto de los héroes solitarios, engañados por la clásica mujer fatal, todo esto y más aparecen en este estupendo film, el glamour, el sexo, los riesgos, vivir por fin una aventura, no será fatal para nuestro protagonista ni pondrá su matrimonio en peligro, el encuentro será fatal para nuestra querida mujer fatal.
Pitfall es una película muy prestigiosa entre varios círculos críticos del director André de Toth (bastante dotado para westerns de serie B). En su primera parte queda demasiado esquemática y con una dirección un tanto desganada y apagada. A partir de la atracción sentimental que se establece entre el agente de seguros y la modelo, la trama cobra interés y dinamismo completada con un detective corrupto y un estafador que se encuentra en la cárcel.
De alguna manera, se pone en entredicho el día a día de este americano medio con una vida rutinaria y monótona hasta que aparece una seductora mujer en su camino. El desencanto marca toda la narración aunque se ve perjudicada por ese tono moralizante muy presente para salvaguardar su honor y esos valores familiares que es preciso mantener con su mujer e hijo. Esa coletilla de la doble moralidad era habitual en esos años y la censura imponía sus directrices.
Dick Powell encaja una vez más como ese actor contenido y taciturno a pesar de ser poco reconocido dentro del género. Sin embargo, comparto escaso entusiasmo por la actriz Lizabeth Scott, inexpresiva y artificial. Es curioso que en las fotos que observa el protagonista tiene gran fotogenia pero cuando aparece en pantalla o desfila como modelo, pierde todo ese atractivo. El actor Raymond Burr es seguramente uno de los villanos imprescindibles de la Serie B (Desperate, Justa venganza, Alarma en la frontera o Las fronteras del crimen, entre otras) y que tanto valoró Hitchcock para elegirlo como el antagonista de La ventana indiscreta.
Otro título curioso más a añadir dentro de la serie B en la fimografía de este director de origen húngaro que complementa esa otra película tan valorada como Crime Wave con Sterling Hayden y que también requiere una inmediata recuperación.
Allá por los años 30, Dick Powell era un galancito de sonrisa profidén, aspecto melifluo y cara de bofetada. Le recordamos, sobre todo, en La Calle 42. Una década más tarde se había convertido en uno pequeño pilar del noir, al encarnar a Philip Marlowe en la seminal Historia de un detective. Había perdido los mofletes y su mirada era dura y acerada, un punto peligrosa. A partir de entonces, encadenó un rol tras otro de dichas características, con películas tan notables como Venganza, Johnny OClock y Opio. Como afirma la leyenda, fue uno de tantos damnificados del film El conquistador de Mongolia, horroroso por lo demás, rodado en el desierto de Nevada tras diversas pruebas atómicas. La mayoría de los participantes en dicha cinta murieron de cáncer.
En Pitfall encarna a un agente de seguros hastiado de su trabajo, de su matrimonio y de la vida en general. Hasta que en el curso de una gestión rutinaria conoce a la hermosa Mona Stevens (la maravillosa Lizabeth Scott) y se extravía en sus brazos. Lo cual despierta los celos del psicótico MacDonald, un detective de tres al cuarto que trabaja en ocasiones para su compañía de seguros. Ese conflictivo trío, combinado con un tercer hombre que sale de la cárcel, el ex novio de Mona, dará pie a un final trágico para todos los implicados. La mirada final de ambos cónyuges al concluir la película no presagia precisamente un futuro demasiado halagüeño. Por lo demás, dejadme hablaros de Raymond Burr. Este hombre era inconmensurable. Sus papeles de villano en tantos films noirs de los 40 y los 50 tendrían que haberlo convertido en un mito (Hitchcock se lo sirvió en bandeja en La ventana indiscreta), pero en su camino se cruzó Perry mason y ahí terminó lo que habría podido ser una carrera gloriosa, para dar paso a otra tal vez mejor remunerada, pero mucho menos exquisita. Os aseguro que sólo por Burr vale la pena ver Pitfall, con independencia de sus demás virtudes. ¡Loor y gloria a Lizabeth Scott!
André de Toth es el realizador y coguionista de este modesto film que podemos circunscribir sin claramente dentro del género negro, y pese a ser un film de los llamados de serie B , contiene ciertos matices que lo hacen valorable en sí mismo.
John Forbes (Dick Powell) es un agente de seguros que viene a representar el american way of life : casado, con hijos vive en una apacible urbanización alejada de la urbe, y tiene un trabajo que le permite mantener ese estado de vida. Sin embargo, Forbes siente que su vida se ha convertido en una aburrida rutina. Así es presentado durante los primeros cinco minutos del metraje. Así, cuando conoce a Mona Stevens (Lizabeth Scott) una atractiva mujer cuya anterior pareja acabó en la cárcel por endeudarse en exceso para hacerle costosísimos regalos, sin pretenderlo ella, Forbes cae prendido puesto que ve en ella una salida a la monotonía en que se ha convertido su vida. El pero no son tanto los remordimientos, sino la presencia de un tercero, McDonal (Raymond Burr) un detective privado de métodos expeditivos que se ha obsesionado con Mona.
En film está planteado de forma que todas las acciones giran alrededor del personaje de Mona Stevens, pese a que el protagonista es Forbes. El detonante de todo son los regalos que Forbes debe recuperar porque su pareja, Bill Smiley (Byron Barr), se endeudó en exceso. Así acaban conociéndola McDonald y Forbes y ambos acaban prendados de ella. Mona Stevens es sin duda la mujer fatal del cine negro. Y ello sin proponérselo, ya que se ve arrastrada por las circunstancias, y por McDonald, el cual obsesionado con ella, maniobra para quitarse de en medio a quien considera un competidor, Forbes. Para ello recurrirá a cualquier método a su alcance, lo que acaba provocando una espiral de violencia de consecuencias trágicas.
En poco menos de 90 minutos el realizador teje una tupida red en la que se entremezclan el amor, el deseo, la obsesión, pero también la mentira y la traición. Todo ello tratado de forma muy ambigua. Es el caso de Forbes (excelentemente interpretado por Powell), el cual comete un desliz y vuelve al redil aunque no sabemos si porque se siente culpable o por la amenazante presencia de McDonald, o simplemente por miedo. En el fondo se trata de un personaje que se muestra siempre atado. Al principio a una vida monótona, luego por una mentira a la que se tiene que agarrar para no poner en peligro su matrimonio. O también es el caso de Mona (muy convincente Lizabeth Scott), aunque en su caso de forma involuntaria, ya que desconoce que Forbes está casado, y posteriormente tampoco es capaz de evitar las maquinaciones de McDonald cuya obsesión le lleva a retorcidas conspiraciones.
Lamentablemente, Pitfall es un film que ha quedado relegado a la sombra de otras obras. Pero es precisamente en las sombras donde mejor se disfruta esta pequeña gran obra cuya resolución es curiosamente realista.
André de Toth se saca de la manga esta película que por lo que se ve es algo desconocida, con lo que he quedado doblemente agradecido, pues no lo esperaba. Un guión muy bien cuidado nos cuenta una historia negra sacada desde el realismo de los personajes, sin grandes personajes ni héroes. Un hombre medio se va metiendo en un lío él solito poco a poco y sin darse cuenta por tener una mini aventura con una mujer y ser infiel a su encantadora esposa, a partir de ahí la cosa se complica y de una tontería van surgiendo miles de granitos de arena que hacen insostenible la mentalidad tan rutinaria de nuestro personaje principal. De Toth nos cuenta una historia con personajes mundanos, sus problemas rutinarios, sin delirios de grandeza, y sobre todo consigue transmitir una ambigüedad en sus personajes que son dignos de destacar, pues las personas normales y corrientes, mundanas y rutinarias, cualquier persona que nos podamos encontrar o cruzar por la calle, también a veces tienen errores o se desvían del camino a seguir. Película sobria recomendada por ser aparentemente desconocida. A los amantes del género negro les gustará y sorprenderá gratamente.