Perros callejeros
Sinopsis de la película
Una pandilla de quinceañeros que viven en los suburbios de Barcelona se han especializado en el robo de coches. Con ellos se dedican a dar el tirón , a asaltar tiendas para malvender las mercancías y a atacar a parejas en lugares apartados con el fin de desvalijarlas y abusar de las mujeres. Sorprendidos a veces en flagrante delito, son perseguidos por la policía, para zafarse invaden la calzada, circulan en dirección contraria y se saltan controles, resultando a veces malheridos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Perros callejeros
- Año: 1977
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6
63 valoraciones en total
El comienzo de las aventuras de El Torete (un adolescente delincuente que se amparaba en su minoría de edad para dejar tras de sí un reguero de delitos menores y mayores) y su cuadrilla, personajes reales sacados de un barrio barcelonés. Fue un gran éxito de público y no tanto de crítica, pero resulta que un cuarto de siglo después aparece como una buena película, no tanto por su análisis de la problemática de la delincuencia juvenil (que ni quiere hacerlo siquiera) como por ser un eficacísimo producto cinematográfico, un ejemplo de buen cine cara a la taquilla. No quiere decir esto que no tenga la película cierto empaque de documento sobre lo que trata, pero todo en ella está enfocado a la realización de un film de acción, dónde la prisa no se confunde con el ritmo, un entretenimiento que denota, aún hoy, viveza, frescura y buen hacer. Para sí quisieran tantísimos directores lograr películas comerciales de este calibre hoy día, dónde realismo, naturalidad, acción, entretenimiento e inmediatez se dan cita para no estorbarse, sino para conjuntarse. Un pequeño clásico y una película de culto para sectores muy concretos.
Es mucho mejor de lo que imaginaba. Con un estilo que uno no sabe si calificar de absolutamente realista o de totalmente artificial, De La Loma nos introduce en la vida de jóvenes como El Torete , protagonista absoluto de la película (con compañeros como El Pijo , El Corneta o El Fitipaldi …)
Perros Callejeros funciona como documento de una época y una clase social muy concreta (reflejado en el lenguaje de los protagonistas, hoy totalmente desfasado pero que, quizá por eso, sigue fascinando), pero también funciona perfectamente como relato de acción, con unas persecuciones en coche que yo no he vuelto a ver en el cine español
Intentar valorar con una nota cualquier película del género quinqui es una tarea harto difícil porque el espectador siempre se debate entre la vergüenza ajena que provoca más de una escena y el cariño que se le pilla a gentes como El Pirri, el Jaro, el Fiipaldis, el Corneta o el Torete, el romántico bala perdida protagonista de esta película. Como no me decido, tiro por la calle de en medio y le planto un cinco, a sabiendas de que mi corazón desearía darle más nota.
Perros Callejeros sería la película con la que se asentarían los conceptos del cine quinqui, a saber:
1) Los actores se sacan del barrio marginal donde se vaya a rodar y los diálogos se adaptarán a la jerga que allí se utilice.
2) El protagonista será un hábil conductor que al grito de ¡Que vienen los monos! Hará dos trompos y los despistará en un periquete a golpe de música rumbera.
3) El personaje principal, a pesar de ser un golfo, siempre echa el ojo a una chica que le saca su lado romanticón, a poder ser la novia de su enemigo del barrio.
4) El dinero ganado va religiosamente a manos de la madre, la tesorera, que suele ahorrar para droga o para pagar la fianza de su chulo.
5) Se deja ver que los chicos son listos y tienen sueños, aunque la sociedad no les deje cumplirlos.
6) El protagonista tiene una interminable cantidad de amigos y conocidos, siempre dispuestos a echarle una mano.
7)Se escapará del correccional infinitas veces hasta morir.
En esta falta la música de los Chichos, que triunfarían poco después.
El final es increíble, además de doloroso.
La España del tardofranquismo queda reflejada maravillosamente en esta película en la que se describe el ambiente lumpen de los barrios del extrarradio de Barcelona. El Torete y sus amigos viven hacinados en pisos miserables y se dedican desde su más tierna infancia a buscarse la vida, lo que sólo puede significar quitarle un poco de su prosperidad a los nuevos ricos (y también a los que no los son tanto) con los que se cruzan. Todo ello con los coches de la secreta siempre acechando y el pedal del acelerador echando humo.
En el barrio la vida es tan jodida que ni el amor puede llegar a germinar con libertad y todas las miserias humanas acaban por estallar y reventar en las narices de sus habitantes, lo que termina irremediablemente por ocurrirle al Torete de la forma más cruel y desagradable.
Aunque parezca una mala película de ficción, lo cierto es que refleja en gran medida lo que fue la realidad de las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla) y sus suburbios hasta hace muy poquito. La inmigración del campo, la ausencia de infraestructuras, la desestabilización social, el contraste entre la vida campesina y la de la ciudad, la heroína, las intensas diferencias de clase (y no sólo en el plano económico), todo ello contribuyó a que surgiese un lumpenproletariado extremadamente marginal, que no tenía la más mínima esperanza ni ilusión y que adoptó un tipo de delincuencia violenta que respondía a sus condiciones de existencia: no tenemos nada, no valemos nada, así que tampoco tenemos nada que perder, por tanto, saca la recortá y vamos a darles trabajo a los monos…
La película fue toda una revolución, no es de extrañar, pues nos pinta una época muy convulsa en la Cataluña de principios de los 80 que se caracterizó por una peligrosa oleada de robos y crímenes sin freno a los que en principio no se encontraba ninguna explicación. Pero para eso llegó De la Loma, para enseñarnos el por qué de los actos de estos delincuentes que en la mayoría de los casos no pasaban de los 20 años de edad.
El director hace un buen retrato del lamentable modo de vida imperante en el suburbio barcelonés de La Mina y de cómo los chavales carecen de alternativas válidas de inserción en la correcta sociedad de la época mencionada. Partiendo de esta base intenta explicar el por qué de su vandalismo y prematura delincuencia, así como la incapacidad de las autoridades sociales para meterlos en vereda y dotarles de una educación que les llevase por el buen camino.
Hay que decir que las interpretaciones son muy irregulares, a veces incluso calamitosas, quizá demasiado impregnadas de chulería macarra y machismo barato. Si dejamos esto a un lado, quizá lo más característico de toda la película sea el conjunto de escenas centradas en las persecuciones a más de 100 por hora en el centro y afueras de Barcelona con coches característicos de una época (el seat 1431 es una pasada), y que la verdad yo desconocía que su motor pudiera dar tanto de sí…
Una pasada.