Paraíso: Amor
Sinopsis de la película
Paradies narra tres historias sobre tres mujeres, tres vacaciones y tres amores. La primera mujer viaja a Kenya en busca de turismo sexual. Fuera del amor de Jesús, la segunda mujer trata de devolver el catolicismo al pueblo austríaco. Y la tercera, la mujer más joven, pierde su inocencia en un vasto campamento de pérdida de peso. Primera parte de una trilogía de Seidl sobre el Amor , la Fe y la Esperanza .
Detalles de la película
- Titulo Original: Paradies: Liebe (Paradise: Love)
- Año: 2012
- Duración: 121
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Opinión de la crítica
Película
6.8
52 valoraciones en total
Ni sórdida, ni escabrosa, ni fuerte. La opinión de los críticos que viven de eso, de ver películas y opinar en medios, influye negativamente en la preferencia a la hora de escoger los filmes que ven las personas del común. Paradise: Love es una película interesante, sin adornos que suavicen la realidad. A los críticos lo que les falta es eso, dejar las salas de cine, y ver el mundo real, para que entiendan que así es la vida de muchos.
El tema de la película es bastante común y cercano para los que vivimos en países pobres: el turismo sexual y todo lo que hay al rededor de él. Los clientes, en este caso, mujeres maduras y solas que viajan en busca de sexo. Y no podía faltar la típica mujer que a pesar de estar a punto de entrar en la tercera edad todavía no madura y pretende encontrar AMOR donde es prácticamente imposible hallarlo. Escenas de sexo, normales, nada del otro mundo. A lo mejor a los críticos les parecieron muy fuertes porque no las protagonizan los típicos guapos de Hollywood.
Interesante: lenta, pero no queda la sensación de haber perdido el tiempo.
Ulrich Seidi ha ironizado desde el minuto cero: ni hay paraíso, ni hay amor. Hay un paraíso de postal y de hermosos reclamos publicitarios, pero sin nada detrás.
Mujeres del llamado mundo desarrollado (podrían haber sido hombres) de vacaciones a la búsqueda de amor , en supuestos paraísos africanos. Los que ofrecen el amor y las que lo demandan se encuentran en ese zoco donde todo se intercambia en base al dinero. Yo pago, yo exijo, tú me das. Sexo de alquiler, en defintiva.
El director no mueve demasiado la cámara. Reitera planos y secuencias, pero en beneficio de la efectvidad de lo que nos quiere trasladar: el hastío, el vacío, la hipocresía de una sociedad que se cree superior a las demás, sencillamente porque cree que lo puede comprar todo, incluído el Amor, con mayúscula.
Mujeres (u hombres) que encaran la recta final de su vida y están solas e insatisfechas. Extraordinariamente solas y enormemente insatisfechas: con ellas mismas, con sus cuerpos, con su vida. Solo les queda su podrido poder adquisitivo y algunas lágrimas para lamentar el enorme vacío de sus vidas.
Mujeres (u hombres) que seguramente provienen de entornos rodeados de fuertes convencionalismos sociales, religiosos y culturales, y que van al paraíso y se liberan de todos esos convencionalismos, cayendo en el lado opuesto: la grosería, la superficialidad y el irrespeto por el otro. Han vivido vidas absurdas y esto es su continuación.
A mucha gente no le va a gustar el retrato que Seidi dibuja. No hay sino leer algunas de las críticas que ya han visto la luz. Sin embargo, me permito recomendar la película. Es excelente como terapia intensiva y de choque. Puede que nos haga reaccionar antes de que sea demasiado tarde y el vacío de nuestras vidas nos llene por completo.
Valiente y honesta película sobre turismo sexual. En este caso, una cincuentona austriaca en Kenia.
Relato demoledor sobre las peripecias de esta mujer. Vemos sin anestesia sus patéticas andanzas sexuales con los keniatas, la lucha, el intercambio comercial entre las que tienen el dinero y los que ponen el cuerpo. Ella quiere amor (una relación imposible con un negro joven y guapo sin poner dinero), ellos no tienen límite en su ambición económica (siempre quieren más). Hay ricas y pobres pero no hay buenos y malos, las dos partes se benefician y sufren, y todos se comportan de forma sórdida y desalmada.
El turismo sexual femenino es un hecho que, aunque casi todo el mundo sabe que existe, se cuenta poco, es casi un tabú. Lo valioso de esta historia es que se muestra sin exageraciones ni concesiones, ni se regodea en la abyección (quizás un poco al final) ni cede a sentimentalismos, blanduras o disimulos. La mirada es implacable, objetiva y veraz. Solo se permite cierto humor, un escarnio comprensivo y compasivo con las miserias de unos y otros.
Lo original es tratar un asunto escabroso sin juzgar ni esconder, huyendo de idealismos, dramones o tremendismos. No es necesario que los keniatas sean ladrones, violentos o criminales, así como tampoco ellas tienen que ser especialmente crueles o terribles. Lo que nos cuentan es más creíble, no hace falta retorcer la realidad, es suficiente con mostrarla.
La forma también es importante: el ritmo es pausado y las escenas se toman su tiempo, se le permite al espectador observar (ni se le ahorra nada ni se le muestra demasiado), y se impone un tono naturalista, casi de documental, un realismo ecuánime y penetrante.
Destacaría un plano alucinante (brillante y preciso): vemos a los europeos tomando el sol en tumbonas y enfrente de ellos a los africanos esperando de pie, les separa una cuerda custodiada por policías.
Seidl, conocido por su cine sin censuras y para algunos desagradable, porque incomoda muchas veces ver la realidad. Aunque Seidl sea un poco o bastante explícito, nada de lo que me muestra me parece desagradable (al menos en esta película). Al contrario, Seidl consigue hipnotizar a los espectadores, tanto a los que disfrutan con su cine, como a los que lo detestan, para ver el filme hasta el final. Porque detrás de lo que muestra, se esconde una de las historias más tristes del año. Y una completa realidad. Para los que les parece asqueroso ver a una mujer con sobrepeso y un hombre negro teniendo relaciones sexuales, es simplemente porque tienen una idea implantada por la misma industria de tener a personajes atractivos tras la pantalla. Pero la realidad no siempre es así. Es más, casi nunca.
Teresa emprende su viaje a Kenya en busca del amor. Se confunde enormemente de lugar, ya que los chicos africanos tienen muy claro lo que hacen. Busca que los hombres la vean a los ojos y vean dentro de su alma, que la acaricien despacio y con amor, quiere sentirse amada. Se choca contra una cruel realidad cuando se da cuenta que en ese lugar no encontrará lo que busca, aunque algunos le hagan creer lo contrario y la ilusionen.
Es una película sobre la ilusión del amor. Que cuenta con una destacada dirección, con encuadres muy buenos y tomas cuidadas. Muy buena fotografía con una estética limpia y armoniosa que mezcla los objetos y los colores de gran forma. Hay mucho arte en su composición. Y la actriz principal, que interpreta a Teresa, Margarete Tiesel, hace un excelente trabajo, es natural en todo momento y pueden sentir lo que siente, comprenderla e indignarte con lo que le pasa. Otra de las actuaciones femeninas del año.
En síntesis, un filme que plasma una realidad, sobre la ilusión del amor, sobre la tristeza y la soledad. En fin, un buen trabajo en la primera parte de esta trilogía
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/01/paradise-love-ulrich-seidl.html
No comparto la visión de los comentarios que aparecen aquí. Me parece un filme durísimo, conmovedor en su sequedad, que nos permite pensar lo que querramos, aunque lo que piensa el director también es claro. Su mirada desconsolada sobre su personaje es dura y amorosa, y ella es una actriz valiente, especial, arriesgada, como si pudiera hacer casi absolutamente todo lo que sienta que valga la pena. Además la película es bellísima, los encuadres, la luz, las angulaciones, el tiempo detenido y abierto. No es una contemplación morbosa la de Seidl: deja que la vida aparezca en el cuadro. Es cierto que es desagradable también, y cruel, y a veces puede parecer que se regodea, que es algo que en parte sentí en ese otro terrible y estupendo Import/Export, pero no sé, solo puedo decir que me conmovió, me inquietó y me sacudió. Y que hay algo que toca de cada uno, aunque eso no se lo quiera ver.