Palermo Shooting
Sinopsis de la película
Finn, un fotógrafo de fama internacional, lleva una vida trepidante que muchos envidian. Pero, de repente, sufre una crisis existencial y decide abandonarlo todo. Desde Düsseldorf llega a Palermo, donde se cruza en su camino un misterioso asesino. A partir de ese momento, empieza para él una nueva vida, también gracias a Flavia, una restauradora que encuentra en la ciudad portuaria.
Detalles de la película
- Titulo Original: Palermo Shooting
- Año: 2008
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
5.1
56 valoraciones en total
Es frecuente que las obras consideradas maestras sufran un furibundo rechazo inicial por parte del público y de la crítica especializada, tal como fue el caso de Citizen Kane . A menudo se olvida que tanto el denuesto como la alabanza son cuestiones que satisfacen al creador, ya que en cualquiera de los casos su objetivo se ha cumplido: la propuesta ha logrado emocionar y conmover. La preocupación la reserva para los momentos en que su trabajo es recibido con la inexpresiva cara de la indiferencia.
No estoy diciendo que Palermo Shooting sea una obra maestra, sólo el tiempo puede responder algo semejante. Sí, digo que entiendo los abucheos del público y el ensañamiento de los críticos en su presentación como un síntoma de que esperaban otra cosa. ¿Cómo es posible que el mismo director de Paris, Texas haga una película que no se le parece en nada? Evidentemente Wenders es un estafador.
Voy a cumplir con Wim. Y también con los defraudados, ¡qué joder!, soy partidario de lo que Bazin denominaba crítica apreciativa por oposición a la acostumbrada, que es denostativa. Normal, siempre es más fácil arrasar que construir. Como prueba basta leer la mayoría de las críticas de cualquier producción, en FA o en cualquier parte.
Bochornosa, pretenciosa, solemne y absurda, son algunos de los adjetivos vertidos sobre nuestro objeto de análisis por personas a las que si les pusieras una cámara en las manos seguramente obrarían impensadas maravillas. Lástima que abocados a contar las cerdas de sus cepillos de dientes como están, el tiempo libre que les resta es muy exiguo.
Palermo Shooting no fue atacada por su preciosismo visual. Habría sido un empeño tan inútil como emprenderla contra su excelente banda sonora. Los lobos se cebaron en dos asuntos principales: la dedicatoria a Bergman y Antonioni por un lado y el personaje de Dennis Hopper por el otro.
La dedicatoria es comprensible por, al menos, dos razones: ambos directores fallecieron mientras Wenders rodaba la película y ésta, a su vez, es tributaria de dos obras claves de aquellos, El séptimo sello de Bergman y Blow Up de Antonioni. Palermo Shooting es una suerte de zona de contacto entre el silencio de Dios de la primera y el silencio de la realidad de la segunda. Tampoco parece casual este diálogo de los silencios habida cuenta de que El silencio es otra pieza clave del director sueco. Por más vueltas que le doy, no lo encuentro reprobable.
En cuanto a la aparición del personaje de Dennis Hopper, pienso que es tan ridícula o patética como cualquier representación onírica.
Creo que es una película que habría que ver dos veces antes de emitir un comentario. No porque sea compleja, que no lo es en absoluto, sino por lo contrario, es desoladoramente simple. Y simple no quiere decir fácil.
David Lynch podía haber hecho esta película y habérsela regalado a Wim. Giros extraños, localizaciones atípicas, pero un tanto pobre. Lo mejor, la variedad de la banda sonora, pero solo la variedad, porque la música agobia bastante. Se hace notar demasiado. El prota no para de poner música en su mp4… Los actores parecen dar sus últimos coletazos en pantalla con una Mila Jovovich embarazada y un Hopper bastante deteriorado. No la recomendaría, porque es un film de difícil visionado. Lejos de la era dorada de Wim.
Me da un poco de temor después de las críticas durísimas que leí, (las de los medios y la de los usuarios), todas son muy malas. Sin embargo a mi me gustó, me enganché por el lado quizás un poco simbólico de los personajes y las cosas, (de la cámara de fotos como representación de la sensibilidad artística por ejemplo)…
En definitiva me resulto interesante y muchas situaciones en las que yo, como fotógrafo, me sentí identificado. Espero que la puedan disfrutar como yo.
Un lujo creativo para los amantes de la fotografía. La película de Wim Wenders se recrea con planos complejos y composiciones exquisitas donde la fotografía alcanza el rango de arte. El relato en tono onírico es una reflexión existencial, en ocasiones excesiva, sobre el tiempo y la muerte, y utiliza la fotografía como instrumento para alterar la realidad, y mediante los disparos de la cámara se desafía el ineludible paso del tiempo, el avance de la muerte, que esta vez no juega al ajedrez, sino que emula a Cupido, con sus invisibles flechas que compiten en intensidad con las instantáneas del fotografo. La banda sonora, exquisita, ambienta de manera adecuada las introspecciones del protagonista, en una obra compleja difícil capaz de generar por igual amores y odios.
Palermo Shooting era una nueva oportunidad de Wenders para renacer en la tierra que le vió crecer con obras como El amigo americano o El cielo sobre Berlín pero, pudiendo tratar múltiples temas entorno al mundo que rodea al protagonista, el alemán se ciñe a un tema mucho más intrincado y complejo como la muerte, decidiendo así emplear como complemento y de fondo la ciudad de Palermo y ofreciéndole un rol más que dudoso al gran Dennis Hooper.
Por suerte, no todo es tan negro como parece en este nuevo film de Wenders, y en el momento de su arranque simplemente seguimos la trayectoria de un fotógrafo profesional, cuasi-cameo de Milla Jovovich incluido, que decide quedarse en la ciudad italiana unos días para empaparse de ese ambiente que parece respirarse en ella.
A partir de ese instante, los personajes aparecen y deambulan por Palermo Shooting y, aunque no parecen tener un objetivo más allá de ofrecer algo de clarividencia en forma de diálogos (objetivo erróneo, debería ser labor del guión), uno de ellos se erige como puntal en la obra de Wenders: Karla, una muchacha que acompañará al protagonista en las diversas peripecias que se darán cita en Palermo.
Si hasta ese punto todo podía mantenerse porque el director bávaro todavía no había otorgado los ejes de su obra, es el momento en el que aparecen las pretensiones alegóricas cuando se empieza a perder el norte y, a la postre, el tono de la obra queda extrañamente reducido ante un extraño poso que otorga el hecho de intentar mezclar la realidad que hasta ese momento se veía en la cinta con un componente ficticio/fantástico que desequilibra la línea trazada hasta entonces y logra que todo empiece a tornarse no sólo enrarecido, sino además estrafalario.
Por si fuera poco, el propio Wenders remata con un final que roza el ridículo y no resulta más que irrisorio queriendo ser clarividente, y dejando las pretensiones de Palermo Shooting en algo tan simple, tan mecánico que uno no puede hacer otra cosa que lamentar el tiempo y el talento perdidos en ésta obra, pues si bien hay algo que no perdona, eso es sin lugar a dudas el curso del tiempo.