Pacific Blue (Serie de TV)

5 comentarios en «Pacific Blue (Serie de TV)»

1. Todo depende del punto de vista que se vea. Es muy fácil encontrar defectos y criticar tanto peliculas como series. Lo importante, desde mi punto de vista, es preguntarse ¿Qué pretende conseguir dicha pelicula o serie? y ¿Lo consigue?
   
   Dudo que los creadores de la serie se digesen ¡Vamos a ganar montón de premios, hagamos una serie de policías montados en bici! , es absurdo.
   
   Pacific Blue, no pretende más que ser una serie veraniega (pues todo transcurre junto a la playa y siempre hay gente en bañador y bikini) donde ver gente guapa, y como telón de fondo, ponen bicicletas, playa y policía, todo junto sale: PACIFIC BLUE. Es exactamente igual que Los Vigilantes de la Playa, sustituyendo los bañadores y bikinis por las bicicletas.
   
   Sólo pretente entretener 40 minutos viendo a gente guapa dar vueltas y haciendo carreras con bicis resolviendo casos de polis, si te gusta es argumento…te gusta la serie, pues el desarrollo de los personajes está bien trabajado, algo que sólo deberían criticar quienes hubiesen visto sus 5 temporadas.
   
   Y no menos importante, ¿Cuantas peliculas o series de TV hay que tenga como base las bicicletas? No hay tantas como para empezar a poner a parir a las pocas que hay, desde Los Bicivoladores con una Nicole Kidman de 15 años poco hay, toda contribución es bienvenida. A quién le parezca ridículo el argumento, que no lo vea, no valoro el argumento, sino el trabajo que se ha hecho con él.

2. Que falso colega!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Es imposible que alguien se crea que un tio en bici alcance a alguien corriendo y menos con todos los obstáculos que tienen que atravesar. Menuda panda de fumaos que tienen que estar los que han hecho la serie.
   
   Además todos los tios están fuertes y todas las tias están buenas. ¿Acaso los creadores son a su vez los autores de un mundo feliz ?

3. Lo confieso, de pequeña era una fiel seguidora de esta típica serie de verano previsible pero amable, que entretenía y transmitía buen rollito . La serie policiaca se hacía agradable de ver, aunque su repetitividad y su previsibilidad la perdían (por lo que a un adulto no creo que a estas alturas pueda atraer mínimamente Pacific Blue , aunque sí tal vez a jóvenes o adolescentes).
   
   Las tramas policiales eran sencillotas pero entretenidas: o bien de ladronzuelos de poca monta a los que los protas pillaban a las dos pedaladas, o bien de los típicos mafiosos y traficantes que requerían que los protas se bajaran de la bici y se camuflaran para pillarlos en un puticlub, en un piso franco, en el gimnasion, o donde fuera.
   
   Pero lo que hacía a esta serie algo pasable no eran las tramas, sino los policías protagonistas, amables, íntegros y buenorros, que siempre hacían justicia y que pretendían caer bien desde un principio al espectador… y lo lograban. Lo cierto es que dentro de los estereotipos que les colgaron a todos en el papel, luego los actores lograron encajarlos medianamente bien y hacerlos inconfundibles. Yo no los olvidaré, teníamos a:
   
   – El jefazo canoso: solo se subía al sillín en los créditos del principio, porque en la serie no había quien le levantara de su pedazo sillón de superjefe.
   
   – El protagonista: un rubio buenísimo y macizorro que estaba como un tren. Era el hombre de confianza del jefazo, el ejecutor . Este sí que pedaleaba y también se quitaba la camiseta a la mínima oportunidad. Era buenazo en todos los sentidos de la palabra.
   
   – La rubia buenorra: recién llegada del ejército y, como tal, era muy marimandona y seriota.
   
   – La castaña buenorra: una mezcla de los dos personajes anteriores, a veces amistosa, a veces amargada. Tuvo tropecientos novios y se atormentaba cuando metía la pata (era la que más errores cometió en las investigaciones). Yo me partía la caja especialmente cuando perseguía en bici a algún delincuente que iba en un coche, y ponía cara de despistada cuando finalmente lo perdía de vista INEXPLICABLEMENTE después de haber estado rueda a rueda durante toda la persecución.
   
   – El latino incondicional: un pedazo de pan, ayudaba a todo el mundo y era incorruptible.
   
   En fin. Una serie de investigaciones que era medianamente entretenida, para pasar el rato y desconectar, con unas tramas previsibles pero que lograban entretener mínimamente a la gente de poca edad.
   
   Lo mejor: Que sus personajes transmitían buenas sensaciones.
   
   Lo peor: Su repetitividad en las tramas policiales, esas persecuciones tan irreales.

4. Una serie que combina acción y vida sentimental de los protagonistas. Me suena: Vigilantes de la Playa, L.A. Heat, Tropical Heat, Policías, Canción triste de Hill Street, Diagnóstico: asesinato…
   
   Esta gana por goleada en cuanto a cutrez. Porque hay que decir que las historias sentimentales son las de un jefe maduro macizo que está separado y se las liga chasqueando los dedos y las de subalternos jóvenes en estados de continua segregación de hormonas, feromonas y tonteos insustanciales (no se vislumbra apenas muslamen o pechuga) Y esto es lo más significativo de la trama.
   
   ¿Por qué algo tan cutre espantoso y mil veces visto es lo mejor de la serie?
   
   La respuesta es sencilla: Porque las escenas de trepidante acción se basan en la insultante premisa de que los cacos van corriendo perseguidos por fornidos policías en mountain bike. Y tardan una barbaridad en cogerlos, si lo consiguen sin la ayuda de un transeunte ejemplar. Si el escenario es el paseo de Santa Mónica ¿cómo demonios no los cogen en tres pedaladas? porque se recurre a la vergonzosa artimaña de poner un plato pequeño y un piñón enorme que intenta crear una sensación de velocidad estúpida y absurda (y esto no es Spaceballs), con millones de pedaladas para poder recorrer unos metros. Y ese molinillo a lo Armstrong no es para subir precisamente el Tourmalet, sino el llano paseo de la playa. Si esto lo ven Udo Bolts, Eros Poli o Leanizbarrutia, se les caería el alma a los pies.
   
   Atroz y miserable.

5. Imitación cutre de los Vigilantes de la playa (yo también pensaba que no era posible hacerlo, pero me equivoqué) con bicicleta, pantaloncitos cortos y polos o camisas de lo más mono.
   
   Doce años después de su estreno, las inteligentes mentes de RTVE deciden reponerla a la hora de la comida, sin lugar a dudas en un honrado intento por acabar con la obesidad infantil y juvenil (por lo menos a mí me hace vomitar) y mantener vivo el espíritu de peter pan (hay que tener la mentalidad de un niño de menos de 6 años para ver más de un capítulo).
   
   El argumento, pues de lo más rebuscado. Las andanzas de un grupo de policías montados en bicicleta que ponen orden en la playas de Santa Mónica mientras ligan que da gusto. Todos guapos, deportistas, molones, sin manchas ni arrugas, el gilipollas del hispano de Salvados por la campana … y los malos que roban bolsos, de vez en cuando una bicicleta …. y, venga, escenas de persecución. Dale que dale a los pedales.
   
   Pero claro, la gente tiene sus preocupaciones y problemas, y los intercalan entre las persecuciones. Así, por ejemplo, en un capítulo una chica le explica a un policía más veterano (pero guapo y fornido, por supuesto) que tiene un novio y quiere acostarse con él. Y el tío le suelta:
   
   – Otra vez con eso. No has pensado que tengo otras cosas que hacer. Como combatir el crimen.
   
   Impresionante. Que prefiero las series de Lina Morgan, que están más curradas y dobla las piernas. Y no se ruedan en exteriores pero bueno, y no hay playa pero me da igual.
   
   Sólo odio una cosa más que a todos los que participan en la serie. Los que la reponen años después en otro país y en TV pública.