Oro, amor y sangre
Sinopsis de la película
Durante la Guerra Civil Norteamericana (1861-1865) un oficial de la Unión, el capitán Kerry Bradford (Errol Flynn), se escapa de una prisión de la Confederación y se dirige a Virginia City, en Nevada. Una vez allí, Kerry se entera de que el antiguo comandante de la prisión, el capitán Vance Irby (Randolph Scott), tiene intención de enviar un cargamento de oro por valor de 5 millones de dólares para ayudar a los confederados.
Detalles de la película
- Titulo Original: Virginia City
- Año: 1940
- Duración: 121
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Opinión de la crítica
Película
6.4
95 valoraciones en total
Una vecina mía, tenía un hermoso gato al que adoraba. Un día, el animal amaneció con los ojos irritados y se rascaba constantemente, y en vez de llevarlo al veterinario, la mujer creyó con la mejor buena fe, que un colirio que a ella le había servido también serviría a su robusto felino. Le echó unas cuantas gotas en los ojos… y en menos de media hora, descubrió que el animal había quedado ciego. Eso se llama: Nocivas acciones con buenas intenciones. Y es entonces cuando se valida el dicho: De buenas intenciones está lleno el infierno.
Este dicho, vuelve a tener validez en esta infortunada película que Jack L. Warner le asignó a Michael Curtiz, pues tenía el deseo de seguir explotando, con austero presupuesto, un filón que había surgido tras el buen resultado de Dodge, ciudad sin ley. Los hermanos Warner, no tuvieron nunca suficiente confianza en los resultados de taquilla que podían producir los westerns, y entonces, a esta película le sacrificaron el technicolor de tres tonos y decidieron que se rodaría en blanco y negro, también con Errol Flynn como estrella y con los mismos tontuelos, Hale y Williams, caminando tras su sombra. De igual manera, sacrificaron a Olivia de Havilland que, para ese momento, resultaba demasiada estrella para un papelito sin la mayor relevancia, y en su lugar colocaron a Miriam Hopkins, también una buena actriz, pero parece que Flynn extrañaba a la preciosa y carismática Olivia… porque resultan muy, pero muy poco emotivas, las escenas románticas que realiza con la recordada estrella de El hombre y el monstruo .
La historia, escrita por el extremado chovinista Robert Buckner (Santa Fe trail, Yankee Doodle Dandy…), es fácil resumirla: Durante la guerra civil norteamericana, los Confederados, al mando del capitán Vance Irby (Randolph Scott), planean trasladar un oro que han donado simpatizantes suyos que habitan en el norte, con el que podrán hacerse a un nuevo armamento para poder seguir resistiendo a los ejércitos de la Unión que luchan contra la esclavitud.
Se trataba, pues, de poner buena cara a los esclavistas sureños y mostrar que sus ideales eran tan significativos como los de aquellos que luchaban contra la explotación, la segregación y la negación de los derechos fundamentales a una raza cuyo pecado era tener la piel oscura. Pero, el argumento es tan ingenuo, que las buenas intenciones de hermandad que tiene en su desarrollo, ignoran por completo la ley básica del derecho: El bien colectivo primará siempre sobre el bien individual.
Se rescatan de ORO, AMOR Y SANGRE, un par de escenas de acción muy bien rodadas, la ágil edición, y la fotografía de Sol Polito que logra unos cuantos planos de marcado preciosismo… pero el resto, es claramente digno del gigantesco promontorio del olvido.
Título para Latinoamérica: HERMANOS CONTRA HERMANOS
Western realizado por Michael Curtiz con gran parte del equipo de producción de Dodge City (Curtiz, 1939) con el objetivo de aprovechar el tirón del éxito del mismo. El guión, de Robert Bruckner (Dodge City) con la colaboración de Norman R. Raine y Howard Koch (no acreditados), se inspira en hechos reales que combina con personajes de ficción. Se rueda en escenarios exteriores de Arizona (Sedona, Desierto Pintado…), California (Lake Sherwood, Vazquez Rocks Natural Park…), Warner Ranch (Calabazas, CA) y el mismo plató de la ciudad de Dodge City, de los Warner Studios. El rodaje se inicia a finales de octubre de 1939. Producido por Hal B. Wallis para la Warner, se proyecta en sesión de preestreno el 16-III-1940 (Virginia City, Nevada).
La acción dramática tiene lugar en Virginia City, Richmond (Virginia), Morgantown (Kentucky), y en el recorrido de Virginia City a Richmond pasando por Texas. El espectador ha de evitar la confusión de Virginia City (Nevada) y el estado de Virginia. El relato comienza el 7-IX-1864 y finaliza el 8-IV-1865. Como indica el prólogo, se narra la proeza de 73 personas (mayores y niños) que en XII/1864 inician un viaje épico, digno de ser recordado.
El film suma western, drama, acción, guerra, romance e historia. Es un western clásico que incorpora los tópicos del género, como el héroe inteligente, valiente, audaz y generoso, que se sacrifica en beneficio de los intereses generales. No falta la heroína que enamora, las persecuciones a caballo, la diligencia, asaltos, la cantina (saloon), los forajidos, el malvado, el banquero, los sombreros vaqueros, la caravana de carretas y su disposición ocasional en círculo de defensa, la Caballería de la Unión, pistolas, rifles, huidas y persecuciones, etc. La acción se enmarca en el contexto de las postrimerías de la Guerra Civil, que aporta profundidad a la acción, exalta el heroísmo anónimo, denuncia los sufrimientos de la guerra y desvela las penalidades de militares y civiles de ambos bandos, etc. El viaje por una ruta que prima la seguridad sobre la rapidez se desarrolla entre amenazas naturales (sequía, deshidratación…), metereológicas (tormenta de arena), sobreesfuerzos humanos (agotamiento), traiciones y asaltos (bandidos), etc.
Es interesante el duelo de actores que se establece entre un veterano del género (Scott) y un intérprete más joven, en plenitud de facultades (30 años), que goza de una alta popularidad y que participa en su segundo western. Mientras Scott entrega un papel contenido, serio, eficaz y muy gestual (expresiones del rostro), Flynn compone una interpretación pletórica de actividad, riesgos, jovialidad y arrojo, que para mi queda por debajo de la de Scott.
La narración se caracteriza por la acumulación de secuencias largas, de interior (cantina) y de exterior (viaje). No restan dinamismo al relato ya que incorporan escenas de acción trepidante, rápidas y variadas. Aportan, por el contrario, prestancia, solemnidad y aires épicos.
Michael Curtiz y Errol Flynn en 1940 más los secundarios Alan Hale y Guin Williams (y también Frank McHugh) recuerdan al reparto de Dodge city , película anterior a esta (1939) y de reconocida calidad. A priori debe tratarse de una buena película. Pero en este caso el cartel va más allá, ya que además de otro típico secundario de estas películas, John Litel, tenemos nada más y nada menos que a ¡¡Humphrey Bogart de secundario!!, antes de que su papel como protagonista en El último refugio lo lanzase al estrellato del cine y antes de que se convirtiera en leyenda del celuloide. Para completar este impresionante reparto tenemos a Miriam Hopkins y al gran Randolph Scott (que haría de protagonista en unas cuantas películas del oeste, algunas, obras maestras). De todos modos, en principio, esta película no es de las más conocidas de la fructífera pareja Errol Flynn, Michael Curtiz. Sin embargo tengo que decir que me a parecido sorprendentemente buena, hasta el punto de rozar la obra maestra (y no la afirmo como tal para que no parezca que exagero). La cinta engancha desde el momento en el que Errol Flynn, Miriam Hopkins y Humphrey Bogart coinciden dentro de una diligencia).
Centrada en el final de la Guerra Civil americana la historia ahonda en el sentimiento de unidad entre los americanos por encima de la ruptura que supuso este conflicto. No es para nada patriotica ya que se puede aplicar a cualquier caso semejante y no entro ni en valoraciones históricas ni ideológicas, porque a parte de no tener los suficientes conocimientos, esto no es más que una película y el ideal que defiende a mi me parece perfecto. Más seria de lo habitual para ser un clásico y del corte de aventura, pero siempre guardando esa ingenuidad y romanticismo que caracteriza a estas películas. Lo dicho, para mí una gran película y con un final más grande todavía (incluso se me ha quedado grabada una frase del guión: podríamos haber sido amigos de no habernos tocado bandos contrarios en este conflicto (no son las palabras textuales): Errol Flynn a Randolph Scott cuando este está herido de muerte. Excelente película.
Estupenda película. Situémonos en el epílogo de la Guerra de Secesión, en el momento en que el Sur Confederado está a punto de verse forzado a arriar su bandera y rendirse a la superioridad de las tropas de Lincoln. Pero, y sobre esto gira toda la historia, destacados miembros sudistas de la ciudad de Virginia (no confundir con el Estado de Virginia), propietarios de importantes minas de oro, se han confabulado para ceder este oro al gobierno confederado. Son cinco millones de dólares que pueden, si no voltear la suerte de la guerra, sí al menos alargarla considerablemente. El capitán Bradford, oficial del servicio de inteligencia de la Unión, descubre la trama del enemigo y recibe el encargo de abortar la operación. Cuenta para ello con el auxilio de Olaf Swenson y de Marblehead, dos truhanes que compondrían en la literatura clásica la figura del gracioso. A partir de este momento la película nos regala con toda suerte de temas y subtemas argumentales propios de este género del western. Salvo los indios, que no aparecen ni por el forro, hay persecuciones a caballo, hay caravanas y composición de círculo para hacer frente a las agresiones, hay salón, con belleza bailarina comprendida, hay desierto y sed abrasadora por falta de agua, hay viaje en diligencia con la mayoría de detalles que le son propios, ataque incluido de facinerosos.
Por si fuera poco, la película cuenta con la presencia de Errol Flynn en su papel principal, y uno acaba entendiendo el éxito que tenía porque no cabe duda de que ofrece un personaje y una actuación simpática a los ojos del espectador. Yo he de confesar mi flaco por Miriam Hopkins (para mí, la Meryl Streep de esos años), y recomendaría a quien no la hubiera visto en Splendor (1935) que se aproximara a ella. ¿Qué decir de Randolph Scott, con 106 películas a sus espaldas, todas ellas despachadas con categoría y dignidad profesional?. Y no olvidemos al futuro astro Humphrey Bogart, que aquí se mantiene todavía en un discreto papel secundario, pero que está a dos años de Casablanca y de El sueño eterno, a uno de El halcón maltés y a cuatro de Tener y no tener. Ahí es nada…