Obra maestra
Sinopsis de la película
Benito Cañaveras y Carolo Suárez Perales son dos cinéfilos empedernidos: uno ha nacido para ser director, y el otro para ser actor de renombre. Su último proyecto es una película musical rodada en Super 8 titulada Un mundo para nosotros . Para el papel protagonista femenino han escogido a la actriz Amanda Castro, que los rechaza desdeñosamente, lo que ignora es que acabará haciendo la película quiera o no quiera, pues Benito y Carolo están decididos a secuestrarla.
Detalles de la película
- Titulo Original: Obra maestra
- Año: 2000
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
4.5
42 valoraciones en total
La segunda película de David Trueba, joven todavía pero ya un guionista relevante en el cine español, además de un director bastante prometedor. Obra maestra no lo que su título dice porque tampoco pretende serlo. Trueba parte de una magnífica idea argumental: dos lunáticos del cine (Segura -el director- y Carbonell -el actor-) quieren hacer una película, a pesar de su absoluta falta de medios y de talento. Para ello, deciden que la mejor opción es secuestrar a la actriz del momento (Gil), la cual está atravesando una grave crisis personal.
Trueba opta por el tono de comedia agridulce, con ramalazos de pretendida chusquedad e ingenuismo, así como deudora, en cierto sentido, del esperpento (la llegada de la familia de Segura) y cierto humor bufo, pero este es un disfraz que esconde una desmitificación tragicómica del mundo del cine y del famoseo, aparte de la puesta de nuevo a la luz de la bien frecuente autodegradación de la actriz del momento en plena cúspide, llena de infelicidad y soledad, contrastada absolutamente por ese par de locos cinéfilos, casi dos frikis, henchidos de ciego entusiasmo y optimismo. Trueba reivindica también, por extensión, la pasión cinéfila como válvula de escape.
Buen trabajo de los actores, pero vuelve a destacar Ariadna Gil, actriz que con su sola presencia de rostro del que la cámara irremisiblemente se enamora hace que la película crezca en solidez, credibilidad y emoción. Breve pero hermoso papel, casi berlanguiano, para Luis Cuenca y, en fin, una buena película que, probablemente, de haber optado por una vía más dramática, siempre y cuando hubiese estado bien desarrollada, habría arrojado un mejor acogimiento/entendimiento entre el público.
Decepcionante película, que antes de Torrentes y lluvias de estrellas de mala imitación, cuando Santiago Segura era un humorista, este film me arranco alguna carcajada, y la hubiera valorado algo mas, 15 años mas tarde, cansado de tanta idiotez repetida y con unos años mas en el haber, exiges algo de normalidad al asunto, esta película queda reducida a una patata.
Pablo Carbonell, mejor que acuda a sus toreros muertos porque también esta para darle de comer aparte.
En fin, una película sin guión, sátrapa, descolocada, y muy lejana que una vez sin sentido alguno me llego a gustar, y dejemos los efectos especiales por la que fue nominada a los Goya aquel año, madre mía.
Poco mas que contar, solo una cosa que vuelvo a caer, es que las películas que una vez te gustaron, mejor guardarlas en un cajón.
Lo mejor: La sobrina, y mira que es mala
Lo peor: Demasiadas cosas.
Una comedia con toque agrios y de mal gusto, que quitando esto último, hace que os recomiende la peli. Es entretenida, a pesar de que dura casi dos horas.
Bueno, ya estoy harto: cuando aprendan a hablar, volveré a ver una película española.
Es que ya está bien, por dios. En serio. Sentarse a ver una película nacional supone muchas concesiones: tienes que obviar las malas actuaciones, la música bochinchera, la fotografía cutre, las escenas pesadas y el humor chucesco, entre otras mil aberraciones.
Total, que valoramos sólo si la intención era buena. Claro, como no somos Hollywood… ya se sabe, con estos paupérrimos presupuestos… joder, parece que todavía estamos juzgando la actuación de Salomé en Eurovisión. Le repuí dominí, trua puants. Si por lo menos hiciesen películas modestas con los modestos presupuestos, en vez de estos bodrios…
Cobarde pandilla de ermitaños, trogloditas y etruscos, casposos o rojizos, que no sacan la mano del bolsillo y dan a entender que sus ideas son la creme de la creme de la modernidad y el desarrollo hacia la libertad. Muy bien, pero hay que hacer cine. Trabajar. Laborar un poquito. Currar, que se dice.
Se nos ha plagado el humor patrio de jovencillos graciosos (¿de verdad Patricia Conde se cree graciosa? Siempre lo decía, que ella no era una cara bonita, que ella era humorista. Y ha conseguido su propio programa. Ver para creer. Paren que me bajo en la próxima. O mejor, ni paren: me tiro en marcha). De entre toda la calaña de graciositos de La Sexta y La Cuatro, monologuistas y amiguetes, yo salvaba a Santiago Segura, por habérselo currado, y a Pablo Carbonell, porque a veces me hacía gracia en la tele y, sobre todo, por sus más de cuarenta cervezas hoy. Pero pasan los años y sólo puedo decir que me dan asco.
Oye, si es que jolines, Ariadna Gil en esta peli se ve que no se esfuerza mucho y realiza una interpretación no muy conseguida, jo…
Pues como siempre, no te jode, a ver si es que ahora resulta que la cara sartén esta trabaja bien. Es una pésima actriz que solo sabe recitar lineas, como el 90% de sus colegas de profesión en este país. Ya está bien, hombre, ya está bien. Basta ya. Por favor: basta ya de engañar.
Me sorprendió mucho la película pues me esperaba una sucesión de gags sin mucha gracia y por contra me topé con una comedia bastante amarga que me pareció entretenida y finalmente remató con una moraleja de las que hacen pensar. Desde luego me gustó.