Nevada Smith
Sinopsis de la película
En California, en la época de la fiebre del oro, tres pistoleros asesinan a los padres del joven Max Sand. El muchacho, cegado por el odio y la sed de venganza, emprende la búsqueda de los asesinos y se convierte en un pistolero solitario que se hace llamar Nevada Smith. Western basado en la novela The Carpetbaggers , de Harold Robbins.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nevada Smith
- Año: 1966
- Duración: 128
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Opinión de la crítica
Película
6.6
50 valoraciones en total
Un excelente film, un ir y venir de gente por la vida del Far West. Indispensable. Emblemáticos actores a una altura excepcional porque cuando buenos actores son dirigidos por excelentes y míticos directores el guión gana por todos los lados y pasa a ser inolvidable.
Historia de una venganza cuando la venganza se vuelve una idea fija en la mente. La venganza es dulce, muy rica, fría y demás cosas, pero sobre todo… es necesaria. Nevada Smith es un discurrir de magníficos parajes y encuentros con inquietos personajes mil veces vistos en el Viejo Oeste pero que no te cansas de volver a ver. Lo que pasa es que la hábil mano directora y su exquisito gusto por las historias con sabor a leyenda, enlaza ese caminar del joven mestizo con una absoluta destreza. No hay ninguna precipitación en la historia y encima abarca inagotables detalles que enriquecen la película al máximo.
No voy a descubrir a Steve McQueen y su personaje, Max Sand, casi me daría por decir tal vez el menos importante, quiero destacar esos nombres de sabor añejo, de solitarios asesinos del desierto, de pistoleros salidos de detrás de un cactus: Tom Fich, Bill Bowdre, Jesse Coe…
Cuando una película es buena, los actores secundarios son quienes la engrandecen al máximo, como dijo uno, y estos personajes han tenido la suerte de ser encarnados por actores con un estilo muy particular y característico, son gente como: Karl Malden, Arthur Kennedy y un inesperado Martin Landau, más frío que la venganza misma o que la hoja de su cuchillo traicionero, asesino que deja una preciosa viuda que agradece a Nevada Smith el favor… ¡Magnífico encuentro en una de esas cálidas habitaciones de Saloon! ¡Jesse Coe, puedes morir tranquilo, una cosa sí que hiciste muy bien en tu vida al pillar a esa mujer!
También hay lugar para otros encuentros más amigables que aportan igual intensidad a la historia, Brian Keith siempre con su punto sereno, Raff Vallone con su fuerte personalidad (colosal momento el del pistolero sobre el caballo apuntando con su revólver para defender al sacerdote), incluyendo como si fuera poco, un emocionante episodio en uno de esos presidios de películas americanas estancados en el tiempo. Ahí estará Pilar, esa mujer que jamás encontró un poco de cariño en su vida, y ahora menos que la pobre se ha juntado con Max Sand y Bill Bowdre…
Y siempre tras Tom Fitch…
¡Tom, huye! No queremos que Max Sand te alcance todavía, queremos seguir persiguiéndote…
Este western nos habla de la dignidad de un personaje ( Mcqueen ) que debe realizar un largo periplo tanto psicológico ( modificar una personalidad un tanto apagada ) como físico y manual ( llevar a cabo la búsqueda de unos malhechores y recibir adiestramiento en el manejo de armas ).
Mcqueen encarna a la perfección esta mutación antes comentada, y Hathaway en la dirección nos adentra en este western a ritmo de trepidante road-movie efectuando un impresionante análisis acerca de la maldad humana pero tambien de algo tan importante como es la dignidad de las personas.
La sobriedad en la realización no exenta de una impecable fotografía y el impresionante marco natural dónde se desarrolla la trama hacen de este interesante western un brillante retrato de la soledad de un ser que necesita restablecer la profunda herida que crepita en su alma.
Por cierto, para acabar hacer una mención especial para unos secundarios de auténtico lujo ( Malden, Keith, Kennedy, Hingle, Landau y demás ) nos brindan unas caracterizaciones tan brillantes como efectivas.
Un saludo, Efelson.
Western discreto con pasajes de aventura y drama carcelario del prolífico Henry Hathaway en el que destaca sus variados y atractivos paisajes naturales, que le proporciona una fisicidad y protagonismo admirable. Tiene un gran casting de actores encabezado por un inexpresivo de rostro granítico, como siempre fue Steve McQueen, un actor excesivamente valorado que encarna a un mestizo de madre india kiowa y padre blanco, poco preparado para la dura vida del far west. El film que se inicia con mucho brío, debido a su larga extensión acaba resultando cansino, algo tedioso y sin la tensión que se exige en estas historias de venganza. El film abarca el itinerario físico y moral de Max (McQueen) en busca de tres canallas que mataron a sus padres en busca de oro: Tom (Karl Malden), Bill (Arthur Kennedy) y Jesse (Martin Landau). Pero el ímpetu de su deseo de venganza choca frontalmente con sus carencias personales, analfabeto, inexperto y torpe con el uso de las armas. De ahí que el primer paso sea el de su educación a cargo de un veterano vendedor de munición (Brian Keith), aprendiendo a salir airoso de situaciones difíciles.
Después, el film se articula en tres bloques, cada uno de los cuales corresponde a uno de los asesinos perseguidos: el dedicado a Jesse, que tiene como telón de fondo Abilene y la conducción de ganado, el dedicado a Bill, que transcurre en los pantanos de Louisiana donde se ubica la cárcel del estado, y el dedicado a Tom, enmarcado en tierras californianas durante la fiebre del oro (lo cual da pie para la aparición de un padre franciscano (Raf Valone), amante de los discursos y contrario al Ojo por ojo, es decir, la venganza. De ahí que la película desprenda un cierto tono bíblico (las características de la tierra como proyección de la naturaleza del ser humano). El propósito de su reputado guionista, no es otro que servirse de los pasos del joven mestizo (con el que no empaticé nunca), para introducirnos en tres paisajes típicos del western con sus respectivas tipologías: cowboys, saloons, jugadores, prostitutas, presidiarios, ladrones y buscadores de oro. Todo ello, mecaniza el relato: no hay personajes ni situaciones, sólo tipos y convenciones narrativas que sirven de fondo a la trama. El itinerario de Max no posee la necesaria fluidez, dando la impresión de ser un pretexto argumental para justificar dichas convenciones.
La película se salva por sus sólidos profesionales, los cuales se bastan a sí mismos para dar un cierto sentido a la historia. Es decir, como tantas veces ocurre en el cine americano, son los actores secundarios, los mencionados anteriormente incluyendo a Suzanne Pleshette y Janet Margolin, que confieren interés a elementos burdamente esquemáticos y sin carisma. Entiendo perfectamente por qué, este film no figura entre los clásicos del género. Destaca la fotografía expresiva de Ballard y la excelente música del gran Alfred Newman. En definitiva, respeto las críticas fabulosas que tiene el film en esta web, pero en mi humilde opinión, no aporta nada especial ni original que merezca destacarse en la historia del western, peor aún si lo comparamos con los clásicos de Ford, Walsh, Hawks, Mann, no pasa del puro artificio. Siento discrepar de la mayoría pero así lo entiendo yo, gracias por leer mis argumentos.
Me gusta esta película por unas cuantas razones, Henry Hathaway fue un director que hizo bastantes westerns, esta fue una de sus últimas, quizás no brilló tanto como John Ford y Howard Hawks porque sus pelis (hablamos de este género) como Alaska, tierra de oro Los 4 cuatro hijos de Katie Elder no tuvieran mucho la caracterización de grandes cintas como Rio Bravo o La Diligencia , aunque hay que decir que contaba con la figura de John Wayne. Nevada Smith es otra más de venganzas, odio, furia, que no se aparta mucho de los tópicos, pero esta vez tenemos a Steve McQueen, un actor no tan sólido, frio, que no le tiembla la mano si tiene que matar, y con unos excelentes secundarios, una buena banda sonora a cargo del maestro Alfred Newman y la fotografía de Lucien Ballard que es muy bonita, recomendable.
Interesante y vigoroso western del brillante realizador Henry Hathaway, (El póquer de la muerte, Valor de Ley), en la que un jóven Steve McQueen, (convertido en aquel entonces en una popular estrella), interpreta el papel de un pistolero errante, en busca de venganza, en un memorable film lleno de acción y amargura, de la que sería una carrera corta pero intensa.
Buenísimo elenco con los siempre excelentes Karl Malden, (El rostro impenetrable), y Arthur Kennedy, (Encubridora), acompañados de la bella Suzanne Pleshette, Raf Vallone, Pat Hingle, o el televisivo Martin Landau, (Espacio 1999).
Una oportunidad única de ver en acción, al que para muchos fue durante años un digno rival del duro John Wayne.