Neruda
Sinopsis de la película
En 1948, el senador y escritor Pablo Neruda acusa al gobierno chileno de traicionar a los comunistas en el congreso. El presidente González Videla lo desafuera y ordena su captura. El poeta emprende la huida del país junto a su mujer. Mientras es perseguido por el prefecto de la policía, Neruda comienza a escribir Canto general y se convierte en símbolo de la libertad y leyenda literaria.
Detalles de la película
- Titulo Original: Neruda
- Año: 2016
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.2
80 valoraciones en total
Larraín hace tiempo esta despegado del nivel medio del cine chileno (por encima, obvio). Creo que a todas luces es el máximo exponente local y sigue atreviéndose con estilos, con discursos, sin intentar dejar contentos a todos, algo fundamental para cualquier artista que se precie como tal.
En Chile el poeta ganador del Nobel es un icono en muchos niveles, pero como todos los iconos, se ha convertido en una silueta, en una estatua, en un ser levitante que flota sobre los simples mortales. Difícil entonces aterrizar esta figura solemne y romántica, sinónimo del amor y de la tierra, para entregar un personaje alejado de lo que nos enseñaron en la escuela.
La película plasma un Neruda de múltiples caras, juguetón, mujeriego, soberbio, valiente, sensible, inteligente, inmerso en una trama de cine negro ágil, sin fisuras, con un montaje rápido y una música que crea atmósfera y acentúa algunos momentos de seriedad y belleza. Destaca nuevamente el estilo visual algo sucio y avejentado de Larraín, que sin embargo consigue imágenes preciosas tanto de espacios cerrados e íntimos, como de los magníficos y usualmente desaprovechados paisajes naturales chilenos.
Los toques de surrealismo y realismo mágico se mezclan con un dosificado humor negro y ayudan a crear la película más dinámica de este director, que se consolidó con El Club y que sigue sorprendiendo para bien. El acierto es contar la historia mediante un entrañable personaje del policía interpretado por Gael García, quien refleja en sí mismo las múltiples dimensiones de lo que Ricardo Reyes Basoalto generó y sigue generando en la sociedad chilena y de todos quienes atesoren su poesía y por que no, su persona. Y es que sorprende que algunos críticos (sobre todo compatriotas) se lo hayan tomado como una jugada antinerudiana . Nada más alejado de la realidad.
Miles Ahead (2015) es otro biopic no tradicional. Transcurre durante los años setenta y muestra a Miles Davis en pausa, en medio de la estridencia de la época, lo que para este genio de la música podría ser su etapa de silencio. Muestra los excesos con la cocaína, un tiempo en solitario, con frecuentes flashbacks a la tortuosa relación con su esposa. Muestra un ego desmesurado (qué artista no es un egomaníaco), sin embargo Don Cheadle (director) tiene respeto por uno de sus ídolos y, aunque utilice las flaquezas de Miles para retratarlo, en todo momento hay veneración por su contribución al arte, de hecho congregó a los mejores músicos para recrear algunas de sus piezas, dando un acertado recorrido a su obra, desembocando en la música que él llamaba urbana (odiaba que lo encasillaran dentro del jazz) dentro de la que cabe destacar Doo Bop, su último trabajo. Así, la forma caótica del relato representa cabalmente a un artista fuera de serie, que no respondía a moldes, pero siempre dejando claro que Miles se debía a su música y que trabajaba por sacar lo mejor de ella.
En cambio, Pablo Larraín, uno de nuestros mejores cineastas (Tony Manero, El Club), opta por el discurso novedoso, acaso buscando su primer premio Oscar, dando forma a una biografía acompañada de bellas imágenes del paisaje chileno y espléndida en su aspecto técnico, pero que descuida el fondo, mostrando la vida de Pablo Neruda como una excentricidad. Es muy imaginativo el recurso de crear un policía ficticio que lo persigue (inverosímilmente secundado por otros trescientos efectivos), dando a entender que su impronta no importa, que sólo existe debido a que persigue al poeta, incluso habla como si Neruda utilizara sus labios. Hasta aquí bien, pero Larraín (a mi juicio mañosamente) da una imagen de un Neruda decadente que se mueve entre casas de puta, impostando su voz de poeta, es decir nos muestra a un personaje falso, poco transparente, que vive como los reyes a pesar de ser comunista. Lo contrasta con los verdaderos comunistas que se pelan el lomo y jamás se adentra en el contenido de su poesía. No basta con haber puesto un par de veces el casete Alturas de Machu Picchu de Los Jaivas, o haber oído los primeros versos del poema 15 o del 20, para creerse un conocedor de la obra de Neruda. El punto de vista del director parece a ratos irrespetuoso con Pablo Neruda y lo hace popular y burdo, al alcance del vulgo, como si los versos de su poesía hubiesen sido escritos en casas de puta y olvidando el oficio de un poeta particularmente prolífico. Si me hicieran leer entre líneas, creo que la voz narrativa parte parece gritar: Era un buen poeta, pero un comunacho de mierda. Larraín es inteligente para encubrir el mensaje que desea entregar, no sólo enturbia la figura de Neruda, sino que se aprovecha de su fama para perseguir un Oscar, mostrando paisajes de postal y deslumbrando en cuanto festival de cine alrededor del mundo. Hay una mirada del mundo conservador (de derecha, digámoslo abiertamente) incluso en la elección de la época elegida: Gabriel González Videla (radical) asumió la presidencia con el apoyo del partido comunista, pero luego lo proscribió e incluso persiguió a Neruda por pertenecer al partido. Neruda vende, eso quién lo puede dudar, pero me parece un despropósito enlodar al poeta, aunque sea veladamente, aprovechando su renombre, acaso este mismo comentario será leído por mucha gente sólo por tratarse de Neruda.
Ni la voluntad crítica ,ejemplificada en como se retrata la figura del poeta , ni el destello de bellas y emotivas secuencias , verdaderos fogonazos en una narrativa desangelada, ni la estudiada recreación de la época trufada de interesantes apuntes políticos salvan a esta película de caer en el aburrimiento absoluto.
Y pese a haber leído y apreciado parte de la obra del poeta, tener en alta estima sus iniciativas políticas, la película me parece de una lentitud desesperante, con un pseudo realismo mágico plomizo de lo más desacertado.
Más que surrealista, el personaje del policia interpretado por el méxicano García Bernal, me parece absurdo como otras tantas fugas de la película que dispersan y hacen naúfragar el muy endeble entramado argumental de la película. Si bien es cierto que una poesía no debe pq adaptarse a los parametros de la narrativa, si debe ser al menos cinematográfica.
Se valora el esfuerzo y la competente factura, pero no puedo terminar esta breve reseña sin avisar que es soporífera.
Perfectamente la película pudo llamarse de cualquier otra manera, menos Neruda. Ya que es una interpretación muy libre de ciertos pasajes en la vida del Premio Nobel.
¿ Cuál es el Neruda que P. Larraín quiere retratar? ¿ El artista de la palabra ? ¿El político? ¿ El hedonista y frívolo? Posiblemente todo eso a la vez. Pero -en cuanto al artista y al político- se queda en el esbozo, insinúa bien, sobretodo al comienzo de la película, pero luego se va desdibujando para caer en una atmósfera lúdica, donde se muestra el lado hedonista de Neruda, pero siempre todo un personaje. Con un detective -no muy avispado- que lo persigue tratando de hacer sus mejores esfuerzos para capturar al vate, pero siempre llegando instantes tarde. Varios personajes entran y salen de la historia, algunos anecdóticos e insustanciales.
La película no me provocó emoción, no me llegó. Le falta aquello que tienen las grandes cintas de carácter, le falta alma . Ni la musicalización lo logra, ni las actuaciones. En este último ámbito, veo un buen Gnecco, aunque algo exagerado en ciertas escenas. Un muy deslavado Gael García Bernal (¿era necesario para este papel?). Una muy buena Mercedes Moràn -como Matilde- un correcto Alfredo Castro como el ex-Presidente González Videla (quien exilió a Neruda en 1948) y un breve, pero destacado papel de Héctor Noguera como otro ex-Presidente de Chile de la época. Los demás actores, solamente en papeles episódicos que no dejan huella.
Finalmente, destaco la buena recreación histórica que muestra al Chile provinciano de fines de los años 40.
En síntesis, la película no me atrapó, no me cautivó, pero si queremos destacar algo, es el esfuerzo del director por hacer en Chile un cine más personal, más artístico si se quiere, alejándose de los productos comerciales y desechables tan en boga en el cine actual.
El popular director chileno, Pablo Larraín quiso arriesgarse para traer al cine la historia del famoso poeta, Pablo Neruda y la historia de su huida del país sudamericano.
Podríamos categorizar la película como un poema o esa era la intención porque mediante un diálogo a la altura te va llevando por los quehaceres del poeta y sus viajes para evitar la polícia.
Sin embargo, el filme se aguanta gracias a la actuación de Luis Gnecco que acierta como Neruda incluso cuando recita poemas, la ambientación y la narración. Fuera de esto, Gael García Bernal está medianamente bien, hay un exceso de voz en off, su excesivo ritmo lento provoca bostezos, se preocupa mucho por su estética, la policía siempre por detrás y pretende transmitir algo que no me terminó de llegar.
Sinceramente, poco he aprendido del poeta visualizando esta película y pienso que la intención de hacerla como un poema surrealista e irónico es totalmente fallida. Además, incorporar elementos de un realismo mágico no terminan de convencerme.
Nota: 5/10
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