Moby Dick
Sinopsis de la película
Nueva adaptación de la novela homónima de Herman Melville. Ahab (Gregory Peck), el capitán del Pequod, un barco ballenero, vive obsesionado por dar caza a Moby Dick, la gran ballena blanca que le arrancó una pierna y lo llenó de odio y sed de venganza. Por esta razón, consagra su vida a navegar incansablemente por los siete mares con el fin de capturar a su presa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Moby Dick
- Año: 1956
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
Película
7.3
52 valoraciones en total
Antes de nada es necesario apuntar que la inconmensurable obra de Melville va más allá de la acción narrada por Huston, quien haya profundizado en la novela sabe de lo que hablo. Por momentos se convierte en una verdadera enciclopedia sobre cetáceos, ahonda en todo lo que tiene que ver con la ballena, no sólo su caza, es por ello que la opción del director de acortar e ir al tema de la relación capitán/ballena blanca es un acierto necesario.
Sin embargo la plasmación en imágenes no ha acabado de ganar mi interés, puede que Gregory Peck no sea el hombre que Ahab merece, puede que en cuanto aparece con esa moneda de oro sus intenciones tan previsibles apenas dejen opción a la sorpresa y todo sea demasiado fácil. Alabo la primera parte, la preparación de la aventura (el sermón del cura, sin duda, es lo mejor), así como la fotografía y ciertas escenas de la caza en sí, pero en mi opinión no es más que una película correcta de aventuras.
¿Y qué decir de las perniciosas relaciones de obsesión? Ahab ama tanto como odia a Moby Dick, esa es la importancia real de la película (y mi interés por la novela), una relación tan destructiva como imposible de esquivar, una condena con señales de aviso pero de atracción irremediable. Ahab quiere a la ballena porque quiere morir con ella, esa es su razón vital, su única razón vital. Lástima que Gregory Peck no contribuya demasiado en el mensaje.
Tercera adaptación cinematográfica del famoso relato de Herman Melville. La primera versión se realizó en 1926, bajo la dirección de Millard Webb, la segunda en 1930, con Lloyd Bacon como director y John Barrymore en el papel estelar. En la presente versión, colaboró en el guión el famoso escritor de temas fantásticos Ray Bradbury, rodándose en la misma Gran Bretaña con todo lujo de medios, ya que su coste de producción alcanzó cinco millones de dólares, lo que en 1956 constituia una cifra muy considerable. Esta película se rodó con un colorido muy particular, obtenido sobreponiendo al normal technicolor una matriz en blanco y negro para lograr un aspecto similar a una vieja estampa correspondiente a la época en la que se desarrolla la acción.
He leído la novela, y también he visto la versión del 98 para la TV.
El guión de Huston y Bradbury es más que aceptable. Todos los recortes y modificaciones son perfectamente comprensibles, puesto que la obra de Melville es, además de una novela, un documento histórico que describe minuciosamente y defiende la profesión ballenera –ya impopular por aquel entonces, aunque por motivos muy diferentes a los de hoy en día–, una propuesta primitiva de clasificación cetológica, una recopilación de citas históricas con la ballena como protagonista, etc. Esto implica una pérdida de información importante pero inevitable.
Con lo que os he contado, supongo que a todos os parecerá lógico centrar el guión cinematográfico en la obsesión de Ahab –curiosamente en el doblaje al español se usó como nombre Acab, que creo que es una traducción portuguesa–. También yo hubiera considerado a John Huston como el director más adecuado para sacarle jugo a un personaje tan oscuro.
El fallo principal, a mi juicio, es el casting. No veo a Gregory Peck como Ahab, pero no por su similitud física con Abraham Lincoln (recordemos que él y los patronos del Pequod eran cuáqueros), sino por su juventud y por su cara de buena persona. También falla la elección de secundarios –un Queequeg demasiado tirillas, un Tashtego medio indio…–. Aparte del físico, está claro que ningún actor hace el papel de su vida.
El casting de la versión del 98 es más adecuado, a excepción de un Ishmael demasiado joven e inexperto, y además Patrick Stewart está que se sale.
Lo bueno de esta versión, que es lo que la eleva por encima de cualquiera de las hechas hasta el momento, es el presupuesto. La fotografía es inmejorable, los efectos especiales están muy logrados (incluso hay escenas de caza real), la cámara se mueve muy bien y la música es aceptable (hay unos cánticos para el recuerdo).
La miniserie para la TV (a la que daría 72/10) reutilizó bastante de este guión, aunque, una vez que se embarcan, la historia es muy diferente. En ella el principio es más pausado, y da tiempo a mostrar, con un espíritu más cercano al del libro, el choque cultural entre Queequeg e Ishmael, así como su posterior hermandad. Aquí, al igual que en el libro, quizás hubiera quitado el sermón del padre Mapple –un Welles superior al Peck que lo interpretaría en el 98–, y así se podría haber hecho eso mismo.
Las críticas negativas acerca de esta película son siempre las mismas. Si mi opinión sirve de algo, creo que el director se ha centrado específicamente en desarrollar una idea y se ha valido de esta novela, pues la manifiesta, y todo lo demás queda en función de ello. Ésta no es más que la lucha blasfema del hombre contra sus limitaciones, en definitiva contra la divinidad, lo cual es manifestado de forma muy sutil, perceptible en el análisis de determinados diálogos. Como consecuencia de ello, la película es sobre el capitán y lo demás es circunstancial.
Claro que la novela está inconmesurablemente más nutrida, puede ser cierto que Gregory Peck esté algo sobreactuado, y hasta que sea una caricatura como he leído, pero es que todo encaja muy bien para el resultado final.
Mi humilde opinión es que es fantástica. Me encanta el color, el estupendo guión, las actuaciones, Gregory Peck y Orson, y es que ya tan sólo como película de aventuras está muy bien. En fin, para gustos los colores.
John Huston rodó una estupenda película de aventuras con todo el aroma que rebosaban los clásicos del género de antaño. No es ni el trabajo más conseguido del gran realizador ni la mayor aventura jamás rodada, aún así, tiene grandes rasgos que hacen si visión muy recomendada para todo aquel amante del cine de aventuras.
Para empezar, la trama ya es un punto muy a favor, donde un desgastado capitán únicamente vive y respira para cazar a una poderosa, gigante y mortal ballena llamada Moby Dick, convertida en la maldición de los marineros.
Gregory Peck consigue gracias a un elaborado maquillaje y a una muy buena interpretación, crear a un personaje de lo más pintoresco y carismático, obsesionado por la caza dela ballena blanca. El resto del reparto cumple muy bien, con personajes nutridos de una gran y diversa personalidad.
La película no creo que tuviera un presupuesto precisamente modesto, y eso se nota sobre todo en los primeros minutos gracias al nivel de elaboración de los decorados, que consiguen dotar de un encanto especial a la ambientación de la película consiguiendo la inmersión inmediata del espectador a ese mundo.
Quizá en otros aspectos se haya quedado algo más desfasada, pero sigue siendo un film muy disfrutable que además tiene unas escenas de acción muy agradables de ver. Gracias al talento de todos los integrantes y de sus recursos hacen que estemos ante una muy buena película del género, que sin ser brillante, es totalmente disfrutable.