Miel
Sinopsis de la película
El pequeño y sensible Yusuf tiene seis años y acaba de empezar la escuela primaria, donde aprende a leer y escribir. Su padre, Yakup, se dedica a la apicultura. Ambos se adentran regularmente en la espesura del bosque para colgar las colmenas de los árboles más altos. Un día, las abejas desaparecen misteriosamente y, entonces, Yakup decide averiguar la causa.
Tercera entrega de la Trilogía de Yusuf que muestra los cambios sociales y económicos en las provincias de Anatolia. La trilogía está formada por Huevo (2007), Leche (2008) y Miel (2010).
Detalles de la película
- Titulo Original: Bal (Honey)
- Año: 2010
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
6.3
75 valoraciones en total
Semih Kaplanoglu dirige y escribe Miel, la tercera y última parte de la Trilogía de Yusuf tras Huevo (2007) y Leche (20088) habiendo obtenido con ella el Oso de Oro en el Festival de Berlín, así como nominaciones a los más diversos premios cinematográficos.
La película nos cuenta la relación de un padre y su hijo. El pequeño acaba de empezar el colegio mientras que, su progenitor, se dedica a la apicultura. Ambos se adentran, a menudo, en lo más espeso del bosque para colgar los colmenas de los más inmensos árboles hasta que, un día, las avejas desaparecen, el pequeño Yusuf tratará de averiguar lo que ocurre…
Poética, pausada, con un amplio uso (y abuso) del plano fijo lleva al espectador por parajes de extremo sosiego, lugares comunes de la vida rural. Sensible en el relato de la relación paterno-filial y tierna en la creación de atmósferas. Un poema visual no apto para todos los públicos.
Sus virtudes artísticas constituyen su mayor aliado y su peor enemigo, pues, como cualquier tipo de arte extremo, el sector de audiencia que puede disfrutarlo, se reduce. En miel pasan pocas cosas, muy pocas, y por muy hermosamente que se encuentren contadas, lo están en un largo metraje que si bien puede estimular la retina y sentimientos del espectador, también amenazan despertar el hastío y el más puro aburrimiento, con lo que camina, plano a plano, por el filo mismo del abismo del sopor. A título personal, me pudo más el tedio que el disfrute de su virtuosismo. Ladrillo.
Miel se presenta como un drama rural costumbrista que sigue el día a día de un niño de unos 6 años de edad en un pequeño pueblo de Turquía, escondido entre la frondosidad de los árboles de un bosque. Forma parte de la trilogía que el director turco comenzaría con `Huevo´ (2007), continuaría después con `Leche´ (2008) y finaliza ahora con la presente película. El eje que une estas tres partes gira en torno a la vida de Yusuf, incluyendo elementos autobiográficos del mismo director, centrado cada una de éstas en distintos momentos de su existencia.
A través de la infantil mirada de un niño, Yusuf, la película va narrando la tranquilidad de los acontecimientos que van ocurriendo en la vida de éste y su familia. Acaba de comenzar a ir a la escuela. Su padre, Yakup, se dedica a la apicultura. Su madre aguarda en la casa haciendo la comida y diversas labores del hogar. El paso de los días transcurre entre la sencillez de lo cotidiano y la paz de vivir alejado de la sociedad moderna y urbanizada.
Yusuf explora el entorno que le rodea y nos hace participes de ello. El mundo exterior aún está plagado de enigmas por descubrir en la mente de un niño de escasos 6 años de edad. Su mayor anhelo es conseguir el preciado premio (una especie de insignia), que entre aplausos, el profesor de su clase reparte a los alumnos que lo merecen. Todos sus compañeros van obteniendo poco a poco esta condecoración. Sin embargo, la torpeza de Yusuf al leer le impide alcanzarlo. La naturalidad de estas secuencias logran enternecer.
El largometraje da comienzo con un flashforward que Yusuf define como un sueño que más tarde se convertirá en una vivencia real. Yakup recorre los caminos del bosque junto a su burro buscando colmenas de miel, la materia prima que da título al film.
La relación paterno-filial encuentra en Miel un espléndido exponente. El relato ahonda en la ternura existente entre Yusuf y su padre. Los escasos diálogos entre ambos, verbalizados entre susurros, aporta una consonancia espiritual al drama. La película muestra la universalidad de la niñez, capaz de traspasar cualquier frontera o barrera cultural. Transcurran los acontecimientos en una ciudad de Francia como ocurre en `El vuelo del globo rojo´ (2007) de Hou Hsiao-Hsien o lo haga en un recóndito pueblo de Turquía, la mentalidad de un niño fascina por la inocencia de sus pensamientos y la creatividad de su imaginación.
(continúo en spoiler )
Podría haber sido una gran película, una de esas intimistas que te roban el alma, pero entre larguísimas escenas interminables, entre que no hay casi diálogos, ni música, y que prácticamente no pasa nada, se hace muy, muy, muy aburrida.
Me parece muy generoso haber dado el Oso de Oro a esta película que parece un buen corto estirado como chicle.
A destacar:
1 punto por la preciosa fotografía
1 punto por la lograda ambientación
1 punto por los paisajes impresionantes de bosques
1 punto por el niño protagonista
Bal nos adentra con una mirada limpia y transparente en una familia humilde y en un entorno de una belleza majestuosa y cruel. A través de Yusuf, en un tempo lento y sin accesorios que puedan distraernos, el director se negó a añadir música al no creerla necesaria para mostrar lo cotidiano, asistimos a la vida de un niño que está aprendiendo a leer y la de su padre que debe adentrarse en los bosques para colgar colmenas.
Los motivos son simples, pero cuánto amor hay en el tratamiento de estos personajes. El director deja la cámara y en largos planos nos aproxima a un tiempo y a unos seres auténticos, a su esencia, a lo que tienen en su interior. Hay en esa mirada de Yusuf la inocencia y avidez de un mundo descubrir. Lástima que como la luna que reflejada en un cubo de agua desaparece apenas con un chapoteo, la realidad se atreva a romper ese equilibrio.
Melosa, tierna y suave como el manjar que producen las abejas, es esta película del turco Semik Kaplanoglu. Deja un sabor muy agradable, un olor a naturaleza campestre, una rememoración de aquel tiempo en que fuimos un niño de pueblo o de aldea, sin televisión ni mp3, pero donde éramos ricos en bienes sencillos y nobles como jamás lo volveremos a ser, por el aire y el agua puros que forman parte de nuestro día a día, por los huevos, la leche, la miel, el pan, los tomates tan auténticos que formaban parte habitual de nuestra vida, cual cosas normales pero que eran tesoros de enorme magnítud.
Esto y más es lo que vemos en esta historia de ritmo tranquilo, pueblerino y arbóreo que nos llega al alma de todos aquellos que hemos conocido esa experiencia en mayor o menos medida.