Miel de naranjas
Sinopsis de la película
Andalucía, años cincuenta. Enrique y Carmen acaban de conocerse y se enamoran profundamente. Ella consigue que él se quede a prestar el servicio militar en un juzgado de la ciudad. Las injusticias que presencia Enrique cada día lo llevan a pensar que debe actuar para cambiar el rumbo de las cosas. Pronto se verá involucrado en arriesgadas acciones que pondrán en peligro su vida y la de sus compañeros.
Detalles de la película
- Titulo Original: Miel de naranjas
- Año: 2012
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
5.3
92 valoraciones en total
Con cuánta ligereza se aprestan a tachar esta película de otra más sobre la guerra civil , un género ya caduco , etc. Olvidan que esa maldita guerra la vivieron sus abuelos y que sus padres padecieron la postguerra. De hecho esta película trata de eso, de la postguerra, 11 años después de finalizar el conflicto.
Los malos son crueles y los buenos hasta guapos , dice otro. Quizás parezca cruel que un juez militar condene a muerte a un hombre por repartir octavillas, pero en mi pueblo mataron a gente sin ni siquiera ser juzgada (hablo pasada la guerra).
¿Queréis más realidad sobre la postguerra andaluza? Yo os la cuento: niños que comían garbanzos todos los días porque no había para comprar otra cosa, padres a los que la guardia civil daba palizas tremendas por robar un melón del campo para que comieran sus hijos, jovencitas mandadas a servir a las casas de los pudientes donde eran explotadas y abusadas, la población analfabeta. Hambre y miseria miraras donde miraras.
Dedico mi crítica a los 10.830.693 que votaron para que gobierne el partido de los hijos, sobrinos y nietos de los que gobernaban en aquella época. Quizás a fin de cuentas no sea un género tan caduco cuando hay gente que tiene la memoria tan corta.
Miel de naranjas retrata la posguerra de los años 50 en Andalucía desde un prisma diferente al que estamos acostumbrados en películas de esta índole. Hasta ahora, los juzgados militares eran territorio desconocido para el gran público. Gracias al guión, que corre a cargo de Remedios Crespo Casado, nos podemos hacer una idea de cómo de gestaban las sentencias que servían para afianzar el régimen con una política dirigida con mano firme y basada en el terror.
En la trama Enrique y Carmen, que acaban de conocerse, se enamoran profundamente. Carmen consigue que su novio se quede a prestar el servicio militar en un juzgado de la ciudad. Enrique, al ver las continuas injusticias que ve diariamente, decide que no se puede quedar de brazos cruzados. No tiene más remedio que involucrarse tomando parte activa aunque arriesgue perder su vida y la de los que le rodean.
El peso de las interpretaciones está más repartido que de costumbre, siendo un gran trabajo de equipo a nivel general que hacen que la película funcione. Podemos encontrar interpretaciones estupendas y con gran carga emocional como Karra Elejalde (También la Lluvia, Biutiful) interpretando al teniente coronel Don Eladio, Carlos Santos (También la lluvia, Fuga de Cerebros) aclimatado en el registro dramático con una interpretación muy destacable, al igual que Eduard Fernández, o la desgarradora actuación de Ángela Molina que hace que se nos quede el corazón encogido de tanto sentimiento. Por otro lado Jose Manuel Poga, que interpreta magistralmente a Leopoldo, alegre y espontáneo, es la voz de la conciencia que hace despertar a Enrique (Iban Garate). Le da un toque de dinamismo y frescura al filme para que pueda respirar de la carga dramática. La nota negativa la encontramos precisamente en la interpretación de los protagonistas Iban Garate y Blanca Suárez, correctos en sus interpretaciones pero faltos de química. No dan la credibilidad necesaria como pareja y da la sensación de que cada uno va a su aire.
El gran trabajo de dirección por parte de Imanol Uribe hace que el trabajo de los actores a nivel grupal sea más que notable, disimulando cualquier tipo de carencia puntual a nivel interpretativo por parte del reparto. Como fiel escudero tiene a su fiel director de fotografía Gonzalo F. Berridi, con el que ya trabajó en El Viaje de Carol, Plenilunio y Extraños. Mención a parte se merece el buen hacer de los encargados del vestuario, diseño de producción y dirección artística junto con la música de Nuno Malo, que ambienta estupendamente, tal y como exigía la trama.
Sigue en Crítica con spoiler por falta de espacio
Me aventuré a ver esta película por mi dedicación y entrega hacia el cine patrio esperando tragarme un ladrillo de dimensiones bíblicas, pero la verdad es que me he llevado una grata sorpresa con Miel de naranjas. Uribe se rodea de un elenco artístico que sabe estar a la altura de las circunstancias (aunque tal vez los dos protagonistas son lo que están más flojitos) y lleva a buen puerto una historia que entretiene y te mantiene atento durante todo el metraje. Vagamente se deja llevar por los tópicos de este tipo de cine (El ansia de libertad, lo malos que son unos y lo buenos que son otros, etc) no obstante, aunque no es la película definitiva sobre las post-guerra o la dictadura, cumple con las expectativas.
Nueva película de Imanol Uribe, director con cierto renombre en el cine español por ¨La fuga de Segovia¨, ¨El rey pasmado¨ o ¨Días contados¨. A pesar de ser alguien competente, su ¨Miel de naranjas¨ decepciona.
Me resulta algo extraño saber que Uribe quiso desde el principio hacer una película que no fuese tachada gratuitamente de ser ¨otra película de la posguerra española¨ más. Extraño porque a pesar de que estoy normalmente a favor del cine ambientado en esa época, lejos de prejuicios estúpidos y sin fundamento (como buenos ejemplos: el cine de Víctor Erice, ¨La colmena¨, ¨Pájaros de papel¨, ¨Pan negro¨…), la película que nos ocupa la noto tópica, facilona y con cierto maniqueísmo. Por lo tanto las intenciones de Uribe no las veo del todo reflejadas en su obra, pero eso ya no es culpa suya sino del muy irregular guión.
Uribe presenta una dirección correcta, profesional, su labor es aceptable. Sin embargo el guión de la ¨novata¨ Remedios Crespo Casado deja bastante que desear (incomprensible el premio a mejor guión novel en el pasado Festival de Málaga): plantea cosas, promete hechos, pero luego se queda mucho en el aire sin llegar a ningún lado, o se resuelve de forma rápida. Además hay un par de inverosimilitudes y casualidades que también lastran un poco. La construcción de los personajes tampoco es buena, pues a pesar de que la labor actoral sí lo es, algunos no están bien desarrollados (sus dos protagonistas) y es difícil que la empatía llegue. Otros personajes como el de Karra Elejalde o Eduard Fernández están por suerte mejor elaborados y en ocasiones resultan incluso ambiguos, algo que no es usual.
La ambientación es espléndida, eso sí, con un trabajo de diseño de producción sobresaliente. La banda sonora es notable, preciosa por momentos. Y algunas escenas poseen tensión y están muy bien construidas, siendo llevadas con buen pulso por Uribe.
Con un buen guión estaríamos hablando de una buena película dramática. Pero por cierta torpeza y falta de originalidad, ¨Miel de naranjas¨ se queda en un film que entretiene y se deja ver una vez sin buscarle más pretensiones.
Es normal que muchos señalen con su dedo a Miel de naranjas y la consideren una nueva (abro etiqueta) cinta de la posguerra española (cierro etiqueta). Simplemente se ha convertido en la misma rutina de los espectadores, aunque si uno analiza el número de estrenos de la cosecha patria del 2011, por ejemplo, hallará algo más mediático que numérico. La ‘goyalizada’ La voz dormida de Benito Zambrano era posiblemente el único largometraje de ficción realizado sobre esos patrones que tanto se critican y sobre los que se generaliza: Silencio en la nieve de Gerardo Herrero y Las olas de Alberto Morais utilizaban temas del franquismo y la posguerra inusuales en nuestra cinematografía actual como la División Azul o el campo de concentración de Argelès-sur-Mer. Miel de naranjas también quiere alejarse de los patrones formales y narrativos a los que tanto se señala… aunque ya está marcada por esos dedos puntiagudos e hirientes.
Es cierto que el cliché, el maniqueísmo y el bigotillo se instauran rápidamente en la historia. Los héroes son buenos y perfectos (¡incluso guapos!) y los villanos son malos y unos asesinos sin piedad. No obstante, Miel de naranjas tiene un acabado que nadie podrá asociar a esa imagen cutre que muchos ya ven implícita en las películas de posguerra. La historia queda retratada por la fotografía de Gonzalo F. Berridi y la ansiedad de Uribe de dotar de credibilidad a los elementos que componen su obra: los pelotones de fusilamiento eran ‘reales’, así como los figurantes de un campo de concentración y trabajos forzados fueron toxicómanos a los se les rapó el pelo. Es cierto que existe cierto manierismo en la composición que forma el retrato de los villanos pero, al mismo tiempo, se enfrentan y chocan con sus sentimientos afectivos hacía esos personajes que se convierten en enemigos.
Se busca más una cinta de aventuras con aroma de thriller y cine negro bajo una tonelada dramática y política y una historia de amor que bascula el conjunto. La debilidad de Miel de naranjas, tal vez, sea más pasional que sentimental. Parece que al conjunto le falta mucha fuerza (que no efectismo). Algo que contenían esas películas que solían desarrollarse en Francia durante la II Guerra Mundial y en esa rebelión contra los nazis como Esta tierra es mía de Jean Renoir. Aquí la historia de un ‘soldado patoso’ con ciertos parecidos involuntarios a una spoof movie como Top Secret! hacen que, junto a inverosimilitudes argumentales como testimonios sentenciadores de cabreros o muertes con forma de esvástica, se roce más el ridículo que la pretendida credibilidad.