Melodía para un asesinato
Sinopsis de la película
Thriller con un entonces apenas conocido Harvey Keitel que supuso el debut de James Toback. Jimmy Fingers (Keitel) es un joven que se debate entre la lealtad a su padre, con conexiones a la mafia italiana, o a su madre, una judía concertista de piano mentalmente perturbada.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fingers
- Año: 1978
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6.2
62 valoraciones en total
Hacía mucho tiempo que andaba detrás de ella y ayer por fin me la calcé, y no me decepcionó. Una pequeña maravilla, una de esas peculiares joyas que sólo pudieron nacer al amparo de los gloriosos 70s, con ese sabor especial. El debut de James Toback, que escribe y dirige haciendo gala de cierta personalidad. Por lo que parece Toback vendió su culo al mainstream inexplicablemente pocos años después, y de verdad que se me escapa la razón para hacer algo así por parte un tipo que escribe y dirige un guión como éste. El guión es un deleite, plagado de giros, el tipo de guión en el que no sabes que te depara a la vuelta de cada fotograma. Hay alguna situación un poco forzada y puede que el final flojee ligeramente, pero lo hace de una manera tan bastarda que lo gocé. Vista hoy en día, está plagada de detalles entrañables, como la presencia de varios secundarios de El Padrino, entre los que se encuentra el inolvidable Michael V. Gazzo, Frank Pentangeli para los amigos, que aquí da vida al padre de Keitel en un actuación que es un pequeño recital de voz bronquítica y pasión, y el también inolvidable Luca Brasi en un pequeño papel de pizzero moroso. Y luego están las apariciones estelares de Junior Soprano y Paulie Walnuts, dando vida a un profesor de piano el primero y a un matón de etiqueta revenida el segundo, por lo que aquí tenemos la mayor conexión de dos de los artefactos más descomunales que ha parido el ser humano al amparo de una misma película. Ya sólo por eso vale su peso en oro. Pero es que además está Keitel en uno de los mejores papeles de su carrera, dando vida al agobiado hijo de Pentangeli, un precedente atronador del Radio Raheem de Haz Lo Que Debas, arrastrando su radio cassette allá por donde va, y ejerciendo de matón para su padre durante el día y tocando el piano por las noches mientras se prepara para una ansiada audición, debatiéndose entre la lealtad a lo primero y su devoción por lo segundo. Por el medio se cuela una estrambótica historia de amor de poco disimulados ecos a Taxi Driver, ecos que, por cierto, no acaban aquí, y alguno de los polvos más fugaces de la historia del séptimo arte. Entiendo que el tiempo en el cine es oro pero tanta fugacidad siempre me desconcierta.
En fin, que la disfruté mucho.
Con ese diálogo, de esta secuencia bufonescamente divertida. (El epígrafe)
Luego el choque de cocos por el king kong.
Ya merece la pena su visionado.
El padre de Keitel, es uno de los más geniales esperpentos que haya visto jamás.
En su burda humanidad, hasta casi te hace enternecer en su tierna ramplonería.
Amarillo, el que me lo vendió dice que es crema.
La veneración que siente por su hijo, es mutua, e igual de Deliciosa como la pedrá que tiene el propio Keitel.
En una de sus más completas interpretaciones de su dilatada trayectoria. Llena de matices.
Un Freaky simpático, ingenioso y que al igual que su padre, inevitable que te caigan simpáticos.
La trama es de lo más sencilla y ahí radica parte de su encanto.
Su guión lleno de giros inesperados, situaciones grotescas te mantienen con la sonrisa intrigada.
Muy bien filmada, con algunos planos de gran belleza.
Lo más destacado el sobresaliente uso de la elipsis. Lo que da ritmo constante.
Creo que es de esos casos ilustrativos de Subrayar:
El cómo se cuenta algo, y no tanto lo que se cuenta en la historia.
Lo que la hace ágil, original, divertida, imprevisible, fresca.
No sé si la pelirroja chiflada tiene algún parentesco con Mia Farrow, no sólo, por el apellido, si no por el físico.
La música da clímax.
Montaje excelente con el ya mencionado uso de la elipsis.
Y algunos estrambóticos personajes que dan juego y la hacen peculiar.
Si pillas el humor la disfrutaras. Si no dirás que jiñada.
Por último llama la atención la química que se establece entre padre e hijo a nivel actoral.
Y felicitar por su sobresaliente Crítica, al compañero Peter Gabriel77.