Martha Marcy May Marlene
Sinopsis de la película
Atormentada por ciertos hechos y dominada por una creciente ansiedad, la joven Martha abandona una secta y se va a vivir con su hermana Lucy y con Ted, el marido de ésta. Intenta adaptarse al estilo de vida de la clase media-alta, pero acosada por constantes pesadillas, no le resulta nada fácil. Mientras asume su soledad, la paranoia y los recuerdos comienzan a resquebrajar su existencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Martha Marcy May Marlene
- Año: 2011
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.4
27 valoraciones en total
Aunque Sean Durkin ya había hecho algún cortometraje, no ha sido hasta este 2011 cuando por fin se ha colocado en el mapa cinematográfico con uno de los debuts más estimulantes del cine independiente americano reciente. Su premio a la dirección en Sundance no es gratuito y es quizá esto lo más destacable de una película que no se limita a alzarse sólo en este apartado aunque la pericia técnica de Durkin sea evidente, buscando y seleccionando encuadres, utilizando el escenario y la organización de cada elemento para narrar la historia, complementándola, no dejando nada al azar.
Durkin, que en 2010 nos habló en su cortometraje Mary Last Seen de la pérdida, aquí se dedica a contarnos un retorno, el de una muchacha a la civilización tras dos años en paradero desconocido por sus familiares. La historia se requebraja y alterna presente y pasado para complementarse y dibujar el retrato psicológico de la protagonista (que da nombre al título del film) interpretada fantásticamente por Elizabeth Olsen, la hermana inteligente de las gemelas Olsen , que poco o nada tiene que ver con aquellas y con los subproductos en los que aparecieron más allá del apellido y las suaves facciones que dibujan su imperfecto pero hermoso rostro. Con una mirada, o un susurro, es capaz de comunicar bastante más que otras muchas actrices de su edad y desde luego tiene un buen futuro por delante. También está secundada por grandes actores, y aunque hay algún tic típico del cine independiente que quizá sobra un poco no empaña un resultado final sólido que funciona, además de como ejemplo perfecto de narración, a modo de (nada efectista) ejercicio estilístico y autoral. Esperemos que Durkin vaya más allá, porque hay cine en sus venas.
Absorbente, fría, extraña e incómoda por momentos. Película y protagonista comparten una descripción que se convierte en sensaciones transmitidas al público, que tiene la oportunidad de vivir la decadencia psicológica del rol interpretado por una contundente Elizabeth Olsen. La dirección opta por elegir un ritmo pausado y una fotografía apagada para encuadrar la tristeza y desolación que provoca su argumento, que nos cuenta la historia de Martha, una joven que escapa de una secta inclasificable para volver con su hermana y comprobar si es posible retomar una vida normal después de haber sido sometida a todo tipo de absurdas e increíbles experiencias. Esas vivencias irán ofreciéndose a través de diversos flashbacks perfectamente montados.
Martha Marcy May Marlene (que se rodó en 20 días) logra superar la prueba de querer hacer sentir lo que vive su protagonista con toda la fuerza que puede desprender una persona derrumbada, invitándonos a dar un paseo a través de su descolocada mente y así comprobar su distorsionada percepción de la vida, claramente afectada por la confusión que arrastra desde que abandonó la secta. Esta lucha por la reinserción atraviesa algunas escenas tan incómodas como agobiantes por lo deprimente de las mismas. Encuentro, lamentablemente, una duración excesiva de su metraje, que bien pudiera haberse acortado media hora para contar exactamente lo mismo y así ahorrar ciertas dosis de aburrimiento. Si bien su atmósfera tan apagada concuerda perfectamente con las sensaciones que debe hacernos llegar su historia, no se aleja mucho de la fina línea que separa lo sosegado de lo tedioso.
La interpretación de Elizabeth Olsen (primera experiencia en el cine junto a Silent House, estrenada en el mismo festival que esta película) demuestra madurez y credibilidad, pues con una mirada describe prácticamente todo lo que pasa por su cabeza, y su actitud deja ver que está completamente entregada a su personaje. John Hawkes (Winter’s Bone, 2010) está sencillamente prodigioso como el sodomita líder de la secta, ofreciendo no sólo una buena interpretación sino también la ejecución de un tema extraordinario que canta y toca durante una de las escenas, el Marcy’s Song. La banda sonora, compuesta por Daniel Bensi y Saunder Jurrians, no es demasiado llamativa pero sí muy cumplidora e idónea para acompañar esta desapacible historia que no será trascendente por todo su conjunto o su discutible desenlace, pero sí por ese análisis que hace comprender hasta qué nivel puede llegar una mente herida y cuán de incomprensible puede ser esta no sólo para quienes rodean a la persona afectada sino para la propia persona que explora esos miedos y sensaciones abstractas.
Con la inercia del buen regusto dejado por Red State (le debo crítica) me decidí a seguir con la temática de sectas y ver esta que tenía pendiente hace un tiempo antes de que se me pasaran las ganas.
Martha (bien interpretada por la guapa y famosa gemela Elizabeth Olsen) hace dos años que se marchó de casa, en los que no ha dado señales de vida. Ha estado conviviendo en una comunidad (poco hippie y más bien sectaria) que entre otras cosas tiene roles muy definidos y diferenciados para hombres y mujeres y tiene a John Hawkes interpretando a su lider, de la cual huye para acomodarse en casa de su hermana (Sarah Paulson) y cuñado (Hugh Dancy).
La narrativa de la película basicamente se centra en la convivencia tras el reencuentro familiar y como afloran los traumas de lo que ha vivido a la vez que a modo de flashback vamos viendo los sucesos que tuvieron lugar durante su estancia en la secta.
Aunque es aplicable a otros géneros, con el cine indie me suelen pasar dos cosas y es que o su atmósfera me enamora y captura por su ritmo y forma de contar las cosas o que no logro conectar del todo con ellas y se me hacen algo pesadas y que lo que están contando no es tan interesante como intentan que creamos.
Con esta me ha pasado lo segundo, algo que ya me sucedió con la famosa Winters Bone, aclamada por muchos para mi de forma inmerecida aunque si reconozco que es una película interesante y algo mejor que esta que nos ocupa.
Como decía, en este género a veces da la sensación de que pretenden vender algo mucho mejor de lo que es y se peca muchas veces de con silencios y miradas intentar crear un aura para evocar ciertas sensaciones (en este caso seguramente la paranoia una de ellas) que argumentalmente están lejos de conseguirlas y que quedan vacías.
A veces con la pretenciosidad se deja de lado la lógica y hay algunas cosas que chocan especialmente. Por ejemplo, una cosa es que tras años de convivencia en una secta, te hayan lavado tanto el cerebro que cuele que tras violarte te digan es bueno, es para limpiar toxinas y empezar tu limpieza interior , pero si acabas de llegar, por muy trastornada que llegues de casa, no es normal, ya no en la protagonista sino en toda la comuna.
También resulta algo ilógico que viendo que a tu hermana desde el inicio se le va la cabeza y tiene comportamientos antinaturales, no se le busque ayuda psicológica desde su llegada. Aunque por encima de ello, lo que puede llegar a resultar irritante no es que una persona traumatizada se desfogue a los 5 minutos tras estar 2 años sin verte, sino que se pretenda que a base del paso de los días y vasos de te caliente se curen las cosas milagrosamente, evitando hacer las preguntas correctas, necesarias y sobretodo lógicas.
(Continúa en spoiler sin desvelar nada, simplemente por falta de espacio)
El Festival de Cine de Sundance se celebra a principios de año, y aunque ya ha dejado de ser el templo del cine realmente independiente para ser el templo del cine aparentemente independiente, siempre nos deja un buen puñado de títulos que a lo largo del año, tras su exhibición en otros festivales o su estreno comercial, dan mucho que hablar. Doce meses después de su estreno en Sundance siempre nos encontramos alguna película de aquellas desfilando por la alfombra roja de los Oscar, después de haber pasado por Cannes o algo más cercano como San Sebastian. No se si acabará llegando a los Oscar pero, desde luego, la película Martha, Marcy May, Marlene está siguiendo el mismo camino que en años precedentes han seguido Precious o Winter´s Bone.
Martha, Marcy May, Marlene es la primera película de Sean Durkin, un director muy joven que hasta le fecha solo tenía un par de cortometrajes en su curriculum. Con esta película, de la que es guionista y director, demuestra estar dotado de una personalidad poderosa, y una capacidad notable para crear historias inquietantes y sugerentes.
La historia comienza con una chica que huye. Deja atrás una casa, un grupo de gente, y corre. No sabemos de que o de quien huye pero lo hace con miedo, está asustada. La chica se llama Martha, y tras ponerse en contacto con su hermana, esta la recoge y la lleva a su casa. Después de dos años sin dar señales de vida, de repente, vuelve a aparecer en la vida de su hermana mayor. A partir de ese momento la convivencia con Martha será difícil. Vive asustada, perdida y no se rige por las mismas reglas que las personas normales. Es ahí donde la historia nos empieza a dar información del lugar en el que ha estado Martha los dos últimos años, y de como a llegado a su situación actual. También conocemos a Marcy May y más tarde a Marlene, y entre las tres nos darán las claves de una historia que inquieta y provoca tensión desde la más aparente calma.
La alternancia de la narración entre la actualidad, con Martha envuelta en un mar de obsesiones y miedos, y ese pasado que nos va dando información del lugar en el que ha vivido, una especie de secta con un líder manipulador y fascinante, está resuelto de forma notable, con un guión que, apoyado en un montaje excelente, encadena con brillantez y sutileza los dos tiempos.
La difícil relación de la atormentada Martha con su familia, y las perturbadoras normas de su vida anterior generan una atmósfera envolvente pero opresiva, que el director sabe trasladar de forma inteligente al espectador. Es una película con apenas un par de momentos explicitamente violentos, pero que en cambio desprende una sensación permanentemente incómoda.
Es posible que a la película le cueste empatizar con el espectador, ya que no da respiro en el avance gradual de la paranoia, quien sabe si real, de la protagonista. Pero si se entra en ella, la experiencia resulta francamnete perturbadora.
(sigue en spoiler)
Ya van unos siendo varios años los que llevo aficionándome cada vez más a este tipo de cine y la verdad es que lo merece. Esta película es una de ellas y recoge perfectamente todos los tópicos y modos de esta manera de crear filmes. A continuación, los destaco brevemente para dar una idea concisa y simple de lo que nos presenta Martha Marcy May Marlene.
1. Por ser independiente tal y como su nombre indica. Puro cine sin ataduras comerciales.
2. Porque sus directores suelen tener un espíritu joven, innovador y reflexivo. Demuestran pasión por lo que hacen, y así lo transmiten.
3. Por unas interpretaciones sinceras y contundentes. En este caso, la Olsen se lleva la palma siendo mucho más que una cara bonita.
4. Por indagar generalmente en temas universales del ser humano como la familia, la amistad, el amor, el dolor o incluso el horror (todos ellos expuestos profundamente en esta obra).
5. Por una fotografía llena de días nublados y bellos atardeceres, sumergiéndote en una espiral de imágenes poderosas.
6. Por una banda sonora siempre excepcional. En este caso, casi experimental.
7. Por dotar de un cierto realismo directo a la historia con recursos tales como emplear la cámara en mano.
8. Por saber gustar casi siempre al público cinéfilo, a quien está mayormente destinado.
Pues bien, Martha Marcy May Marlene recoge todo eso y más. Si buscas algún thriller simplón y entretenido, huye. Esta película desafía y, lo que es más importante, gana.