Manolito Gafotas
Sinopsis de la película
El verano se presenta francamente mal para Manolito Gafotas. Está condenado, un año más, a pasar las vacaciones en su pequeño piso de Carabanchel Alto, con su madre, su abuelo y su hermano pequeño. Y encima, para disgusto de su madre, ha suspendido las matemáticas. Manolito espera la llegada de su padre, camionero de profesión, con la ilusión de que los lleve a la playa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Manolito Gafotas
- Año: 1999
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
5.2
46 valoraciones en total
Hay películas sencillas. Películas modestas, sin estridencias pero con un algo .
Manolito Gafotas es una de ellas. Una película totalmente normal, pero que tiene algo especial para mí.
Retrato de la infancia. Y la infancia trae la nostalgia. Así en la cinta todo acaba rodeado de un halo inexplicable de tristeza.
Manolito Gafotas siempre transita por el camino de la sensibilidad, de lo entrañable.
Una de mis películas especiales.
Aunque Manolito Gafotas es una comedia familiar que puede ser disfrutada por personas de toda edad y condición, no es una película para todo el mundo ni para todas las edades.
Y esto no lo digo por su contenido, sino por su contexto.
En realidad esta película va dirigida a todos aquellos que vivieron infancias similares a la de Manolito, los cuales, probablemente, serán quien empaticen mejor con las situaciones relatadas a lo largo del metraje.
Objetivamente resulta evidente que no reúne las condiciones técnicas ni artísticas para convertirse en un clásico del cine. No obstante, tiene grandes virtudes que conviene destacar.
La principal y más importante de todas ellas es su gran naturalismo, al cual contribuye en buena medida la acertada ambientación y las convincentes actuaciones.
Vemos a niños y adultos deambulando en gayumbos por un piso de reducidas dimensiones sin aire acondicionado, ropa de mercadillo, un barrio de esencia cañí, familias con dificultades para llegar a fin de mes, una madre histérica, un abuelo enfermo de la próstata, un padre agobiado por el trabajo,… pero sin dramatismos, como la vida misma. Todo ello presentado irónicamente desde la ingenua visión de un niño, el cual consigue dotar de humor al contexto antes mencionado, cual desventurado Quijote infantil.
La crítica social presente en el film es presentada de forma inteligentemente sutil, ya que de otro modo dejaría de ser una comedia para convertirse en un drama.
Es está pues, una película que homenajea una forma de vivir la infancia que se está perdiendo, y es por ello, que tipos como yo de pelo en pecho pertenecientes a esa generación nos sintamos invadidos por la nostalgia cuando la vemos.
Para mí es impagable los buenos ratos que me ha hecho pasar viéndola junto a mi familia, y de ahí el 10 que le otorgo sin ningún pudor.
Una película que deja una sonrisa en la boca y una lagrimita en la mejilla.
Esta maravillosa película es un reflejo de la España de siempre y una muestra viva de la familia obrera en su lucha contra la pobreza y la tristeza.
No puedo más que clamar su historia con una frase que no es mía pero que resume el recuerdo de la niñez y el devenir adulto por el paisaje siempre intrincado de la sociedad. Porque sinceramente, este episodio del gafotas y su hermano el imbécil (es duro llamarlos así, pero es así) resume la vida en las figuras del abuelo, los padres y los hijos.
Estos actores que no tienen que demostrar nada, en esta película clavan, o sea, bordan los papeles de la gente bien de este País. Del héroe camionero y de la mujer trabajadora que no decaen en su ánimo ni en sus ilusiones. El abuelo subsiste, sin llamar la atención, que sabe que es la mejor manera y los críos, inocentes seres de este mundo de alimañas, ríen, lloran, se escapan y quieren seguir jugando hasta con la metralleta de la mujer guardia civil.
Manolito es el auténtico espejo de mucho chaval hoy día que con la cabeza llena de pájaros, no logrará salir adelante en los estudios y ahí, en la figura de su padre, queda el futuro que tal vez le espera.
Pero qué importante es que la cabeza siga llena de pájaros, de pájaros de ilusiones claro, de fantasía, no pájaros del tamaño de una avestruz o de una cigüeña como tienen los tontainas que no saben ni por donde andan ni lo que quieren, me refiero al buen humor, a la honradez, a la responsabilidad, porque esa buena persona trabajadora aunque nunca tenga un duro para él podrá tener una familia orgullosa y siempre tendrá un hueco para bailar con su mujer en una verberna y divertirse un rato a pesar de los pesares.
Uno de los finales más entrañable que puede darnos el cine español.
Catalogar esta película con un diez puede que resulte insultante y frívolo para algunos. Se supone que una matrícula de honor deber ser reservada sólo para las obras maestras del cine, para esos clásicos absolutos que todos tenemos en mente. Pero lo siento, no se me ocurre otra nota para mi película española preferida. La única película que me hace llorar cada vez que la veo, siempre en el mismo momento (ver spoiler ).
Manolito Gafotas es mi infancia. Yo nací y crecí en el centro de Barcelona y no en el extrarradio de Madrid, pero las sensaciones que Manolito transmite son las que viví yo. Las mismas. Y Adriana Ozores representa a la mayoría de las madres de mi generación. ¡Qué gran actriz es la señora Ozores!
Comedia divertida, reflejo fiel de la típica familia de la clase media-baja española en los años 80. Gracias a Elvira Lindo, Miguel Albaladejo y todos aquellos que hicieron posible esta maravilla llamada Manolito Gafotas.
Pues ambas cosas. Manolito Gafotas gustará a quien, como yo, venga de familia humilde, tenga una madre algo histérica, un padre currante endeudado que ha de ausentarse la mayor parte de la semana y un hermano con el que compartir travesuras, o bien a quien pueda entender lo cómico de una situación tan cotidiana. Las travesuras de los pequeños me arrancaron unas cuantas carcajadas, pero el trabajo dramático de los adultos es fantástico, sobre todo el de Adriana Ozores. También David Sánchez suelta un par de lágrimas creíbles.
La vomitona en el camión (¡cómo me recordó a las mías en las curvas de Navacerrada!: ¿Quieres que paremos? , No, papá, no hace falta… ), el vídeo obstruido… ¡parece que Elvira hubiera estado espiando mi infancia!