Mamma Mia: Una y otra vez
Sinopsis de la película
Mamma Mia: Una y otra vez nos lleva de viaje al verano donde comenzó todo. Desde su vida en el presente, los protagonistas de Mamma mia! nos cuentan los hechos acontecidos el mágico verano en el que comenzó esta historia de los tres posibles padres de Sophie.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mamma Mia: Here We Go Again! aka
- Año: 2018
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
5.6
21 valoraciones en total
Un verdadero estallido de alegría. Una fiesta total para los seguidores de ABBA y el cine musical de siempre. Parecía difícil, por no decir imposible, que se hiciese una segunda parte de aquella maravilla veraniega que fue ¡MAMMAMA MÍA!. La historia parecía no dar mas de si y habían utilizado casi todas las canciones populares del grupo sueco…pero ¿quién podría resistirse?.
Los productores, entre los que destaca Tom Hanks, han dejado reposar casi diez años el material y vuelve como el buen vino que mejora con el paso del tiempo. Los mismos actores de la original por los que apenas ha paso el tiempo se reúnen de nuevo en la paradisíaca isla griega para contarnos como les va y recordarnos como le fue a aquella Donna joven que interpreta ahora Lily James. Dos historias que se mezclan con un gran amor por parte de su director y con la colaboración cómplice de unos actores que disfrutan del reencuentro con sus personajes y nos hacen parte de la fiesta. Porque eso es precisamente esta película: UNA GRAN FIESTA.
Una gran fiesta a la que estamos todos, una y otra vez, invitados.
Disfrutemos de este reparto coral con esa maravillosa banda sonora que nos trae los mejores recuerdos y las mejores sensaciones.
Lo siento mucho pero me temo que no ha merecido la pena la espera. Ya el hecho de que no salga en casi todo el me traje Meryl Streep no presagiaba nada bueno. Fui al cine con muchas ganas de verla pues soy fan de la primera que la he visto muchas veces y me sigue alegrando el día. Esta segunda parte tiene un fallo grave de guion: no hay guion. Los actores no saben muy bien qué hacen allí a parte de cobrar su cheque y poco más. El film es una sucesión de canciones sin orden ni concierto cuyos números musicales no dejan huella, no son vistosos ni memorables (ya la primera película adolecía de esto). Tal vez se salva el número de Waterloo en el restaurante. No hay un hilo conductor y no se explica el porqué de contar el pasado de Donna si bien hay que destacar que Lily James está fabulosa y hace muy suyo el papel intentando llenar el vacío de la Streep. Si la película se salva algo es gracias a esta joven actriz que además se canta casi todos los temas del film. La película navega a la deriva hasta un supuesto emocionante final en el que aparece una insulsa Cher que no aporta nada, más bien todo lo contrario. Un desastre artístico y narrativo en toda regla que se podían haber ahorrado. No hay excusas para uno de los fiascos del verano. Me voy a ver Megalodón que seguro me entretiene y me divierte más.
Mi infancia está sazonada con canciones de ABBA, cuando nadie las tomaba en serio y su música era catalogada como Euro-Pop-Trash (basura pop europea). Apenas una década (de 1972 a 1982) les bastó para convertirse en una de las bandas más comerciales y reconocibles de los años setenta, vendiendo una cantidad ingente de discos – de hecho, supusieron para Suecia, su país de origen, la fuente de divisas más importante tras el consorcio VOLVO. Pero con su disolución pasaron al ostracismo más absoluto y al ninguneo obcecado por parte de los sesudos críticos, que no vieron en ellos más que una vacua maquinaria de generar ventas millonarias sin ningún interés artístico o relevancia cultural. Una música destinada al consumo indocto de las masas, a la escucha fugaz y al olvido inmediato… Hasta que en 1994 la inclusión de algunos de sus temas en las bandas sonoras de Las aventuras de Priscilla, reina del desierto y La boda de Muriel, les hizo recobrar el favor inmediato del público y obtener, al fin, el perdón condescendiente de la crítica, que percibieron por primera sus méritos.
Es decir, la música de ABBA despierta en mí una nostalgia indisimulada ya que me retrotrae a mi niñez y años mozos, por lo que sus armoniosas melodías me evocan la añoranza de los lustros transcurridos, cuando todo mi mundo se limitaba al titilante frescor de unas lentejuelas y plataformas chillonas y desfasadas. Pero esta obnubilación de la memoria no hace que ahora sea incapaz de ver que estamos ante una chirriante e innecesaria secuela, diseñada con el único objetivo de recaudar dinero con la excusa de expoliar algunas briosas tonadillas engarzadas en una trama carente de (casi) cualquier interés cinematográfico.
Sin embargo, no cabe duda que el producto se deja ver con fluidez y encanto, ya que hilvana muy bien unas baladas pegadizas dentro de un relato que tiene la melancolía por la pérdida y la reivindicación de la maternidad como ejes fundamentales. Esto se debe al habilidoso guión, cuya estructura ha corrido a cargo de Richard Curtis, quien ha sabido reutilizar la carcasa de El Padrino 2 – perdón por mencionar esta Obra Maestra. A saber: nos ofrece la juventud del personaje principal de la primera parte combinado con los efectos que dejó tras de sí con su desaparición, con destreza, garra y buenas coreografías. Y poco más.
Y también ha llegado el momento de que alguien le diga a Cher que se ha convertido en un patético teleñeco embalsamado – o que si quiere presentarse al casting de momia de Lenin aún le quedan algunas operaciones de cirugía plástica antes de que le den el papel.
Mamma Mia: Una y otra vez
Por fin una película que no desvela en el trailer lo mejor que tiene.
Vamos primero con lo menos bueno. Es cierto que en ocasiones hay canciones un poco metidas con calzador (básicamente, las canciones de personaje , como las de los jóvenes Bill, Harry y Sam). Además, la película adolece de un cierto problema de narración, y algunas cosas suceden demasiado rápido. No rápido dentro de la línea temporal de la historia (que de por sí ha de ir muy rápida para que se pueda entender que Donna nunca sepa quién de sus tres amantes es el padre de su hija), pero sí en la de la película, haciendo que ciertos acontecimientos no hayan calado suficiente en el espectador como para compartir los sentimientos de los personajes al respecto (ver el número de Knowing me, knowing you , por ejemplo). Hay cosas que tampoco cuadran demasiado con la historia que nos contaron en Mamma Mia! y que podrían interpretarse incluso como pequeños fallos de coherencia argumental, como por qué Tanya y Rosie no reconocen a Bill en la primera película si aquí descubrimos que sí lo conocieron de jóvenes. Y lo que es peor: la publicitada y aplaudida presencia d echer es ciertamente prescindible. Su personaje llega demasiado tarde, le falta emotividad (apenas se incide en su no-relación con su hija y nieta) y su trama con el personaje de Andy Garcia tampoco aporta demasiado, más allá de tener el momento Fernando a su servicio.
Pero todo esto son minucias. Fíjense en la nota que tiene la película en esta crítica: un 9. Y muy, muy merecido. ¿Es una obra maestra? No. ¿Va a ser una de las mejores películas del año o se va a llevar premios? Tampoco, pero ni falta que le hace. Mamma Mia! Una y otra vez es una película hecha con un único objetivo en mente: hacer feliz a la gente. Y vaya si lo consigue. Pocas películas hoy en día consiguen arrancar el aplauso unánime de la platea al terminar. Es pura energía, pura diversión, pura diversión. Porque sí, es todavía más divertida que su antecesora, y además se agradece que sus responsables no se hayan limitado a repetir lo mismo para sacar el dinero a la gente. El espíritu es el mismo, desde luego, pero no se engañen: esta cinta es muy distinta de Mamma Mia. Es más emotiva, más dramática, más arriesgada (dentro de que no es arriesgada), más compleja sin duda e igual de buena y de entrañable. Emotiva sobre todo. Esperen a ver a Sophie, Tanya y Rosie cantando Ive been waiting for you montada al mismo tiempo en que asistimos al nacimiento de Sophie, o la secuencia final, y díganme si pueden contener las lágrimas. Difícil.
Y qué decir del reparto, no sólo extraordinario sino también muy bien aprovechado, pues todos tienen su peso. Dominic Cooper, Pierce Brosnan, Colin Firth y Stellan Skarsgard son esta vez secundarios de lujo, pero con mucha importancia. Jeremy Irvine, Josh Dylan y Hugh Skinner bordan su recreación juvenil de los tres padres de Sophie, hasta el punto de clavar las expresiones faciales y corporales de Brosnan, Skarsgard y Firth con una exactitud espeluznante. Julie Walters y Christine Baranski vuelven a tener momentazos cómicos antológicos (su llegada a la isla, desternillante) y comparten mérito con sus versiones jóvenes, las soberbias y divertidísimas Alexa Davies y Jessica Keenan Wynn. De Meryl Strep y Donna, hablamos en el spoiler.
Mención aparte merecen Amanda Seyfried y Lily James. Seyfried está simplemente excelente, haciendo una Sophie muy distinta de la jovencita alegre e ingenua de la primera película. Sin necesidad de grandes aspavientos o lágrimas, encarna una Sophie endurecida, casi deprimida, amarga, y sin duda mucho más interesante. Y qué decir de James. Ya desde Downton Abbey prometía grandes cosas, pero lo que hace aquí es de antología. Cuando ella está en pantalla, se ilumina todo con el carisma y talento que tiene, y le bastan y le sobran dos minutos para conseguir que la sala entera se enamore de su Donna. Enorme trabajo el de la más reciente Cenicienta.
En pocas palabras, un triunfo. Imprescindible para todos los fans de la banda sueca y de estos personajes que saltaron de las tablas del teatro a la pantalla para quedarse en los corazones y sonrisas de los espectadores.
Lo mejor: Lily James, extraordinaria a la cabeza de un reparto sencillamente maravilloso, y lo entretenida, divertida y emotiva que es. No se le puede pedir más.
Lo peor: El personaje de Cher es prescindible, hay cosas que suceden demasiado deprisa, y otras que no cuadran con la propia narrativa del musical original.
Partiendo del hecho de que Mamma Mía! ya contaba con un argumento cerrado, la concepción de una secuela se antoja como algo totalmente innecesario. Este aspecto se puede apreciar en la misma, pues tras haber quemado todos los cartuchos en la primera entrega, la segunda parte se ha tenido que conformar con los retales: las canciones menos conocidas del cuarteto sueco y algunas de las canciones que ya se incluyeron en la primera película. Como musical aporta más bien poco, sin embargo, son reseñables aspectos como la temporalidad, utilizada ingeniosamente para establecer paralelismos entre pasado y presente, así como el humor, que es, sin duda, el elemento vertebral de ambas cintas. No esperen una gran película, no lo es, pero si hay algo que puede garantizar Mamma Mía! una y otra vez es diversión, y eso ya es bastante.