Maldita generación
Sinopsis de la película
Amy Blue (Rose McGowan), Jordan White (James Duval), y Xavier Red (Johnathon Schaech) son un trío de jóvenes embarcados en una espiral de sexo y crímenes que acaba teniendo incluso cobertura televisiva. Un film independiente con semejanzas a Natural Born Killers de Oliver Stone, y autoproclamado por su director Araki como una película criminal heterosexual . Dada sus profusas dosis de sexo y violencia, obtuvo una escasa distribución en todo el mundo.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Doom Generation
- Año: 1995
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
6
72 valoraciones en total
En The Doom Generation, Araki nos presenta su mundo como un mundo anárquico y caótico, como un mundo que apegado a esa generación de la que nos habla el título también parece maldito. Así lo atestiguan los carteles de cada tienda donde entran los protagonistas: desde esos que advierten de las consecuencias inmediatas que tendrá robar en ese local, hasta los que sugieren ante qué se encuentra el espectador (ese incisivo «Obey» —que me ha recordado a la distopia futurista de Carpenter en Están vivos—, o los gráficos «Repare the Apocalypse» y «Pray for you Lost Soul»), todo ello por no hablar sobre la constante alusión del número 666 en relación a un universo cuyos días parecen estar contados a raíz de los acontecimientos: desde una suerte de ritual satánico ante la pérdida de un ser querido en un badulaque poco o nada acogedor, hasta la irrupción de una secta nazi de intenciones tan intrincadas como esa atmósfera construída por el californiano, que contribuye a rebasar cualquier idea que el espectador se hubiese hecho leyendo una mera sinopsis.
Eso sin tener en cuenta los personajes disfuncionales que lo pueblan. Personajes que tan pronto pueden cogen una escopeta y se lían a tiros como dejan su puesto de trabajo corriendo como posesos tras una imagen ante la que Araki hace bien en no arrojar luz alguna. Y es que en su primera mitad, cuando Maldita generación podría recordarnos a cualquier serie B ochentera de terror, la protagonista hace referencia a la luna llena tras una situación de lo más singular: es confundida (o no) por otra persona. Pero sea esa persona o no, Amy y sus compañeros de viaje no se alejan mucho de esa disfuncionalidad. Como en Vivir hasta el fin, Araki alude al sexo para mostrar su otra cara: allí, uno de sus protagonistas prefería morir echando un buen polvo y con una sonrisa en los labios. Aquí, al ver sexo actuan de modo voyeur y, de entre todas las reacciones, deciden optar por la masturbación para encontrar un resquicio de salida, sea cual sea la situación en que se hallen.
Además, también nos topamos con unos protagonistas que, como en su tercera cinta, hablan constantemente sobre la muerte, sobre de qué modo les gustaría llegar a ese estado, aludiendo a sus motivaciones personales, dejando entrever que quizá podría ser una solución a esos extremos que los llevan de un lado a otro, y conectando con una insensibilización que muestran durante todo el tiempo cuando cualquier personaje muere a manos de un Xavier que se erige como verdadero protector del grupo, para terminar afligidos ante la muerte de un perro al que atropellan por accidente.
Hablando sobre personajes no podemos olvidar la labor de un reparto que, encabezado por una jovencísima Rose McGowan que por aquel entonces y a buen seguro ya hacía las delicias de muchos adolescentes, da en la tecla adecuada, y la cuestión es que uno podría pensar que interpretaciones como las del fetiche del director James Duval, que hace de joven atolondrado, son inherentes al propio actor que por aquel entonces apenas había pasado de las 20 primaveras, sin embargo, es dando una ojeada al trabajo de Araki cuando uno se da cuenta de que esa faceta y carácter son buscados, más cuando chocan con personajes como los de Xavier (interpretado por un correcto Johnathon Schaech) y ante sí encuentran auténticos torbellinos como el que tiene entre manos McGowan, saliendo airosa y haciendo de Amy uno de los pilares de este film que concretaría la segunda parte de una trilogía del apocalípsis adolescente que culminaría con la soberbia Nowhere.
Es Amy, pues, quien no deja de ser la otra cara de la moneda en un mundo que, por instinto, le hace comportarse así. De hecho, puede que no sea confundida por nadie y que verdaderamente sólo intente huir de su pasado, un pasado que en el universo Araki tampoco es nada apacible (un cajero de local de Fast Food con dientes metálicos, una lesbiana rubia con katana, esa ya mentada especie de secta nazi…), un pasado que parece querer alcanzar su presente, para dejarlo también en pasado. Un pasado que, como The Doom Generation en sí, uno no sabe si es trágico o cómico. O quizá sea una extraña mezcolanza entre ambos. Mezcolanza que sólo podría darse en esa generación, una generación maldita.
Crítica para http://cinemaadhoc.info
@cinemaadhoc
Hay algo en el cine de Araki que me atrae y me repele a partes iguales, Maldita generación representa muy bien dicha dualidad. Por un lado tenemos todo el imaginario propio del autor, guión delirante, frases absurdas, una excelente dirección artística y una bella fotografía. Pero por otro están su absurdo sentido del humor, el cual se debate entre el puro delirio (que me gusta mucho) y la más burda tontería. Tampoco acompañan en esta ocasión unas actuaciones poco memorables, por decirlo suavemente.
La trama está centrada en tres personajes, Amy Blue (Rose McGowan), Jordan White (James Duval) y el enigmático Xavier Red (Johnathon Schaech), los cuales forman un curioso triángulo amoroso, más disfuncional que otra cosa. Los tres inician un viaje a ninguna parte en el que el sexo y la muerte juegan un importante papel. Ello sirve a Araki para crear una demencial película de carretera en la que no faltan los personajes absurdos y las situaciones extremas. Maldita generación podría ser la revisitación de Asesinos natos (Natural Born Killers) bajo el prisma de Araki, pero el resultado es una película que, aunque no deja indiferente, sí que resulta algo decepcionante, a pesar de ciertos puntos de interés.
Siempre se ha intentado atribuir las características de Tarantino al cine realizado posteriormente en los noventa y a buscar a sus bastardos a lo largo de la filmografía juvenil americana o internacional. Posiblemente la primera película heterosexual de Araki sea la más tarantiana de todo los noventa. Tan tarantiana que el poder autoral aquí del director de Oscura inocencia o Nowhere se come al del director de Reservoir Dogs.
El cartel de Made in America de Godard que aparecía en Vivir sin límites y el ciclo de cine de Warhol en Totally Fucked Up daban pistas. Araki, pese a que se castiguen sus obras y sus desvaríos, es toda una referencia indiscutible del cine independiente contemporáneo americano. Maldita generación es una ruta completa de carretera desde la comedia negra al humor más absurdo y surrealista, cameos imposibles, múltiples referencias culturales (incluso satánicas), violencia explícita, drogas y sexo.
Una de las joyas incomprendidas de los noventa y un orgasmo fascinante de emociones eyaculadas junto a música de Aphex Twin, Front 242, Nine Inch Nails y The Jesus & Mary Chain. Segunda parte de esa Teenage Apocalypse Trilogy y continuación de Totally F***ed Up (1993). Sobran referencias en el salpicadero.
The doom generation es una película probáblemente infravalorada ya que aunque hablando claro, no está muy bien hecha pero tiene un trasfondo bastante inquitante como es el mezclar el sexo con la violencia y mucha sangre, hechos que produjeron que comercialmente no tuviera mucha difusión, pero salvando de que Gregg Araki es uno de los directores malditos en los puritanos USA, la cinta nos recuerda lejanamente a asesinos natos, aunque tampoco es que tenga mucho que ver más que es una road movie, siendo una cinta que sin enseñar ni un solo pene, ni una sola escena de sexo explícito, nos transmite la incursión en el mundo de la experimentación con el sexo a través de unos diálogos muy definidos y explicativos. No entiendo muy bien por qué se le achaca como una película perversa sexualmente ya que no existen escenas de sexo explícito más allá de primeros planos de los rostros. Es cierto que ésta cinta no le llega ni a la suela del zapato de Oscura inocencia pero tengamos en cuenta que está realizada diez años antes. Se debe de querer mucho a una persona para llegar a ser un calzonazos de un nivel tan alto como los que llega el protagonista mas joven e inocente que realmente vive en las nubes.
Maldita generación se caracteriza por sus malas actuaciones, las pretendidas lagunas, rarezas y aspectos ilógicos de su historia, y por sus aires de film de carreteras-marginal-social-indie.
Juntar a la McGowan y al sexo es una buena idea, pero si se pretende darle un toque profundo hay que tener en cuenta que solo una pequeña parte de la audiencia va a entender/sentir la película como Araki quisiera.
De todas formas, constituye pese a sus contadas imperfecciones una interesante visión de la juventud rebelde de los 90.