Magic Mike XXL
Sinopsis de la película
Tres años después de que Mike se haya retirado de la vida de stripper cuando estaba en la cresta de la ola, los demás Reyes de Tampa están también a punto de tirar la toalla. Pero quieren hacerlo a su manera: tirando la casa por la ventana en una última representación por todo lo alto en Myrtle Beach, con el legendario Magic Mike compartiendo el escenario con ellos. El viaje, con paradas en Jacksonville y Savannah para saludar a antiguos conocidos y hacer nuevos amigos, les será muy útil para aprender algunas cosas nuevas y liberarse del pasado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Magic Mike XXL aka
- Año: 2015
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
4.2
87 valoraciones en total
Nadie hubiera dado un duro por Magic Mike antes de que, en 2012, la película dirigida por Steven Soderbergh se convirtiera en uno de los sleeper del año.
Seamos sinceros: la cosa pintaba mal. Una historia de un grupo de strippers masculinos no auguraba nada bueno. ¿Estábamos ante un Bar Coyote para chicas, es decir, una película absurda y estúpida a más no poder pero llena de escenas calentorras para subir la temperatura corporal del sexo opuesto, su público potencial? Eso parecía. Sin embargo, para sorpresa de todos, la cosa terminó por ser un sorprendente y notable drama, al contar con un guión bastante bien desarrollado que lograba hacer interesante la historia de Mike y Adam El Niño (el uno intentando salir del mundo del striptease para prosperar en la vida, el otro cayendo en una espiral de drogas y sexo fácil), a la cabeza del grupo de Reyes de Tampa liderados por el inefable Dallas (un Matthew McConaughey ya en plena forma interpretativa).
Ahora, sin McConaughey (ocupado con su Oscar y su nuevo estatus de estrella) y sin Alex Pettyfer (parece que Channing Tatum no se llevó muy bien con él durante el rodaje de la primera parte… y ya saben, el protagonista de Foxcatcher es el alma de este proyecto), los strippers vuelven a la carga. Eso sí, la carga que llevan es ligera…. ligerísima, vaya.
Allí donde más triunfaba su predecesora, que era en ofrecer un guión mucho mejor de lo esperado, Magic Mike XXL fracasa estrepitosamente. Principalmente porque no hay guión. No hay historia. No hay nada. Nada más allá de diálogos insulsos, escenas vacías que sólo parecen estar ahí para rellenar entre baile y baile, y la intención nada disimulada de hacer la película únicamente porque la predecesora hizo mucho dinero. No hay más. Es como si todos los implicados se hubieran limitado a hacer lo mínimo para salvar la papeleta porque, total, hay tíos que se quitan la ropa. Y con eso parece ser que basta. Pues no, amigos, no basta, porque la película es mala, sosa, estúpida y aburrida hasta la saciedad. No pasa nada, no hay ni una arista de la trama que sea mínimamente interesante y llega al final y no hay nada que merezca la pena ser recordado.
Se salva algún momento más logrado, como el hilarante baile que se marca Joe Manganiello con Backstreet Boys de fondo, y por supuesto se salva el esfuerzo de los actores masculinos, que se ve que se lo pasaron bien haciendo la película (salvo Tatum, quien no parece muy contento de repetir, salvo por el cheque que debe de haber cobrado… y sinceramente, a Matt Bomer, en pleno auge y tras su alabadísima interpretación en la excelsa TV movie The Normal Heart, no le beneficia para nada aparecer en películas tan plúmbeas como esta) y que siguen bordando las coreografías, pero Magic Mike XXL es una experiencia nada estimulante desde ningún punto de vista. De hecho, es mala. Quedan avisados.
Lo mejor: Las coreografías y lo bien que las ejecutan los actores.
Lo peor: No aporta nada, la historia es insulsa a más no poder y le falta ir con un cartel con el símbolo del dólar pintado para que sus intenciones queden más claras.
Es reconfortante ir a una sala de cine y reencontrase con ese cine totalmente carente de pretensiones pero que a su vez conecta fácilmente con el espectador, ofreciendo unos personajes que sienten en todo momentos humanos y cercanos. Magic Mike XXL continúa esa tradición que ya había impuesto Steven Soderbergh en su infravalorada película de 2012 de desmitificar el mundo de los strippers, mostrándolos como seres de carne y hueso, con sueños y aspiraciones, con inquietudes e inseguridades.
Pero esta continuación de la película dirigida por Soderbergh va mucho más allá y los personajes secundarios cobran mucho más protagonismo ofreciéndonos un retazo de personalidades tan dispares, divertidas e inocentes como cautivadoras, sencillas y aleccionadoras. Cobra así vida la labor de su elenco masculino que pese a sus más que evidentes limitaciones interpretativas ofrecen un trabajo lo suficientemente limpio y honesto para no pasar inadvertido y, sobre todo, para conectar sin ningún tipo de reparo con el espectador. En ningún momento se sienten unos personajes distantes o fríos pero tampoco cargados de una densidad dramática que los haga indigestos al público menos exigente o que va a buscar simplemente un entretenimiento. No es una simple película de tíos que se desnudan delante de un escenario pero tampoco una película que pretenda reflejarnos de una forma obsesiva el hipotético sufrimiento que puedan tener éstos en algún momento de sus vidas.
De esta guisa, Magic Mike XXL sabe jugar perfectamente sus cartas, la de comedia ligera y falta de pretensiones pero no por ello vacua o falta de interés. Convierte sus insinuantes y brillantemente coreografiados bailes en todo un espectáculo lleno de humor, fuerza y sensualidad y sus largas secuencias no son más que una manera de acercar de una forma más fehaciente y creíble los personajes y la historia al espectador, dándole entidad, perspectiva y profundidad a la película. Es un cine que no tiene esa preocupante prisa de hoy en día por resolver sus escenas y que sabe disfrutar de él mismo.
Hay humor y hay amor hacia lo que se está haciendo, cobrando especial relevancia la labor de un Channing Tatum que evidencia su cariño y respeto hacia la profesión (él antes de actor era stripper) y del que la película se beneficia notablemente. Un refrescante, en definitiva, homenaje hacia el mundo de los strippers que ningún momento se avergüenza de lo que hace ni cómo la hace. Y eso la dignifica aún más.
No tengas prejuicios. El consejo lo dirijo al público en general y a ti, hombre, en particular, que miras con ojos de exorcista asustado la presencia en cartelera de una «Magic Mike XXL» que ha subido la temperatura de las salas de cine veraniegas. Su varita, reinas y reyes, sigue siendo aún más mágica.
Imaginad cinco chicos en una última reunión de amigos. ¿Os hacéis una idea? Pues de eso se trata «Magic Mike XXL». Imaginad noches de cerveza junto a la playa, chistes, bromas, piques, ligues inesperados, confesiones alucinógenas, cuentas pendientes y conversaciones sobre sexo, mujeres, sueños por cumplir y sueños rotos. Testosterona desacomplejada, colegueo varonil, cosas de tíos orgullosos de serlo que se ríen de sí mismos y de su condición de hombre en un mundo de mujeres. Un espectáculo que no pide disculpas por exhibirse en un bienaventurado sexismo que a nadie le preocupa y por despertar deseo, sí, pero que también provoca muchas risas. Porque el ánimo de esta historia es hacerte sonreír y transmitirte una dosis amable de alegría y buen ambiente con un gran sentido del humor. Esto es una comedia musical, una juerga con cabeza donde es obligatorio pasárselo bien. Clásica road movie que se desplaza por la América sureña, el Hip hop y el Rhythm and blues mientras se dignifica el oficio de streaper a la vez que se caricaturiza con toda razón, ojo, por ejemplo, al graciosísimo numerito de Manganiello en la gasolinera.
A destacar en el reparto la presencia femenina de Jada Pinkett Smith, que resulta todo un revulsivo para el guión, y del bailarín profesional Stephen «tWitch» Boss, que se marca en su primera aparición un número espléndido. La película recupera a una actriz de la talla de Andie McDowell con un personaje algo estereotipado que sirve para promover una liberación sexual sobre la que habría mucho que discutir. Lo que no es discutibles es que si hay un nombre propio en Magic Mike XXL ese es el de Channing Tatum, que vuelve a ser lo mejor en esta segunda entrega al poner su poderosa e inagotable magia en movimiento. No os equivoquéis: el mayor reclamo de la película no son las poses de boy ni los desnudos traseros de sus compañeros de viaje, que se desenvuelven con obvias limitaciones musicales en unas vistosas y lucrativas actuaciones a las que no era necesario dedicarle tantos minutos. Craso error. El auténtico aliciente de la franquicia Magic Mike son los bailes de Tatum, con o sin ropa, eso no importa.
Ese ardiente «chocolate blanco», como le llaman una vez, que se desliza y se derrite ante tus ojos, y tú con él. Su cuerpo es una obra de arte, no vamos a discutirlo, pero es cuando se mueve al ritmo de la música cuando su carne y sus músculos alcanzan la mayor de las bellezas. Puro placer en el sentido más amplio y artístico de la palabra. Tatum añade la nota de calidad, eleva la sensualidad del show sin restarle elegancia, reinventa el concepto para desprenderse de una vez y para siempre de los disfraces de policía y bombero, que cumplen su función pero que pueden superarse para triunfar en el intento. Él, con gorra y deportivas, simplemente baila dejándose llevar. Mirad su coreografía envuelto en luz roja mientras suena el «Feel it» de Jacquees con Rich Homie Quan y Lloyd. O su reinterpretación del ya antológico «Pony» de Ginuwine. Si eso no es magia nada lo es.
A la espera de que algún productor con visión de futuro utilice su explosivo talento para un musical que de rienda suelta a todas sus habilidades, «Magic Mike XXL» es un despreocupado entretenimiento para personas sin prejuicios y sin ideas preconcebidas que le impidan participar de la diversión. Siéntate y disfruta.
Después del éxito en taquilla conseguido en los EEUU con la primera parte del ahora supuestamente retirado Steven Soderberh, la inevitable secuela llega con mucho menos ángel y gracia dirigida por Gregory Jacobs, malamente recordado por dirigir la fallida remake de la argentina ‘Nueve reinas’.
Han pasado tres años y Mike (Channing Tatum) sobrevive con su pequeño taller con el que no le ha ido tan bien como él esperaba, cuando sus amigos y ex compañeros pasan por su ciudad lo buscan con la broma de que uno de ellos ha fallecido, como resultado de su reunión lo invitan a un último baile en una convención de strippers.
Tras el sí de Mike el film devendrá en una road movie con tintes cómicos y muchas menos pretensiones que su antecesora, pero con el único conflicto de actualizar las coreografías dentro del grupo, ya sin la presencia de Dallas (Matthew McConaughey), lo que genera muy poco interés en la trama.
Si bien la camaradería del grupo relaja en buena parte la parsimonia constante de esta segunda entrega, el encanto y buen timing para la comedia de Tatum apenas sostiene el nivel de tolerancia para con una película en su mayor tramo boba y completamente inofensiva.
En su recorrido hacia el lugar de su último evento, se irán sumando una serie de personajes femeninos (Jada Pinkett-Smith, Elizabeth Banks, Amber Heard, Andie McDowell) que son lo más rescatable de un relato donde el tedio lleva el mayor peso específico.
La primera, sin llegar a ser una buena película, conseguía equilibrar los momentos dramáticos del conflicto entre los personajes así como los escarceos románticos y los momentos de baile, pero esta segunda parte todo es efímero e intrascendente, coronado con una interminable secuencia final de baile de más de 20 minutos, que al igual que la película en su conjunto, es totalmente olvidable.
http://tantocine.com/magic-mike-xxl-de-gregory-jacobs/
Qué forma tan estúpida de tirar por la borda el buen trabajo hecho en la primera parte, Magic Mike no se merecía esto. Todo en esta segunda parte salta por los aires de manera descomunal.
Partiendo de la base de que el guión es absurdo mire por donde se mire, nos enfrentamos a casi 2 horas de puro aburrimiento, al tedio más absoluto, todo para acabar el acto con un final de auténtica vergüenza, una estafa vaya.
Si en la primera parte todo el elenco de actores se salían, incluido y destacando a Tatum, aquí da la sensación de un viaje de amigos sin sentido alguno, un enséñame la pasta en toda regla que se marca el reparto, el humor se lo han dejado en la primera parte. Parece que el reconvertido a actor, y en mayúsculas además, McConaughey, le vio las orejas al lobo ante la basura que se asomaba.
Si la primera parte era una sucesión de gags cómicos y grandes puestas en escena, con un entretenimiento constante, en esta querida segunda parte al rato ya estás deseando que acabe la tortura. El desarrollo de esta segunda parte esta llevado a cabo por un mono en sus últimos días de vida, no hay palabras para describir tal anestesia de película.
Vaya bodrio, gran decepción, dado que la primera parte me gustó mucho.