Madre
Sinopsis de la película
Elena (Marta Nieto) perdió a su hijo Iván, de seis años, en una playa de Francia. Ahora Elena vive en esa playa y está empezando a salir de ese oscuro túnel donde ha permanecido anclada todo este tiempo… Secuela en formato largometraje del cortometraje homónimo del propio Sorogoyen.
Detalles de la película
- Titulo Original: Madre
- Año: 2019
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
Película
6.1
52 valoraciones en total
Dos personajes, un único espacio y una llamada de teléfono que lo cambia todo. Madre, pese a su estatus de cortometraje, se trataba de una escena sin cortes, ni principio ni final. Cabe imaginarse que, ante una premisa tan potente, Sorogoyen, de mente inquieta, no tardó en elucubrar posibles continuaciones de la historia. Había que convertir el juego de casi veinte minutos en una película propia. El reto no era fácil y, tras visionar el largo resultante, impera la sospecha de que el director de El reino nunca supo exactamente en qué dirección llevar la debacle emocional de una madre que, a su pesar, ha dejado de serlo.
La cámara de Álex de Pablo sigue a la protagonista como quien va tras los pasos de un fantasma, con planos que unen la majestuosidad del paisaje costero con la intimidad de una mujer herida. Sorogoyen apela al drama pero sobre todo al thriller, con una puesta en escena y una apuesta bilingüe bastante inusual en nuestra cinematografía. El misterio se mantiene intacto e incómodo durante gran parte del metraje, pero al final la narración hace suya la desazón de su protagonista: languidece, titubea, casi agoniza. La extrañeza gana a la emoción. El efectismo de sus escenas, concebidas como set pieces tensas, se impone al desgarro. Y entre todo ello, destaca la mirada de un Sorogoyen que sigue y persigue a Marta Nieto, una actriz que carga en sus espaldas toda la película, para salvarla y para evidenciar todas sus flaquezas.
Se agradece el empaque europeo de la propuesta pero Madre, contra todo pronóstico y a nuestro pesar, es sin duda el título menos satisfactorio de Sorogoyen. Una película que recordaremos como aquello que siempre fue desde su concepción breve: un escalofrío en el espinazo, una nebulosa anómala, la calma aparente tras la tormenta inexplicable. Madre, versión 2019, por recato, por incapacidad de sus responsables o por motivos que se escapan a nuestro entendimiento, es la dilatada promesa de un clímax que nunca llega. Decepción con matices. Aunque a lo mejor lo que quería Sorogoyen era precisamente eso: filmar la larga travesía hacia la nada, estirar todavía más los puntos suspensivos. Hacer suyo, tal vez, el discurso de la Julieta almodovariana de tu ausencia llena mi vida por completo y la destruye .
@CinoscaRarities
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Esta película me ha dejado un vacío existencial considerable al salir de la sala de cine. El argumento tiene que ver, pero la interpretación de Marta aún más. Dale una oportunidad, vela, y luego, si eso, ven a leerme y te explico por qué me gustó tanto.
Empecemos ya, ¿vale? El argumento es sencillo. Trata sobre una relación entre una mujer de treinta y nueve años y un quinceañero. Ya hemos visto esto antes en Verano del 42 (con playa incluida), El Lector (con nazis incluidos) o La pianista (con perversiones sadomasoquistas incluidas). Vale, pero ¿qué aporta esta?
Pues que es delicada, es inteligente, está cuidada y sabe mezclar todo lo bueno que tiene para que en conjunto todo sepa mejor:
1) EL TRATAMIENTO DEL DOLOR. Hay un profundo dolor latente en el personaje de la protagonista. Es una mujer que perdió a su hijo y ahora cree que ha podido encontrarlo diez años después, asentado como hijo de otra familia.
2) LA SUTILEZA EN LA NARRACIÓN. La película podría caer en lo grosero en muchos momentos. En algunos puntos sería facilísimo embarrar, de hecho. Pero no lo hace. Fluye. Y en buena parte es gracias a Marta Nieto. Creo que la comunicación con Sorogoyen ha debido de ser extremadamente cercana, porque Marta parece saber qué quería el guionista y director en cada momento y sabía cómo dárselo. Me he fijado en las reacciones de sus ojos y sus labios cada vez que alguien hablaba con ella y mentaba cualquier mínimo detalle que atendiera a su dolor personal. Le cambiaba de forma muy sutil el gesto, de una forma natural. Daba la sensación de ser un personaje vivo y real, solo por su forma de estar.
3) LA FOTOGRAFÍA. La parte encargada de encontrar las localizaciones del filme y elegir los momentos idóneos de luz me parece que ha hecho un trabajo admirable. Madre tiene una estética de cielos nublados, mar revuelto, hojas de principios de otoño y días que se acortan. Recuerda, a su manera, a ciertas obras del Allen más bergmaniano, como Septiembre o Interiores. Es una película idónea para ver una de esas tardes tristes del último verano, en una casita junto al mar. (Esta es una apreciación muy personal, pero ¡es que no quiero ser objetivo!).
Esos serían los tres puntos principales que más llaman mi atención. Ahondemos en más cosas.
Ven, vámonos al spoiler, que tengo traca. Había gente en la sala que salió decepcionada, diciendo no haber entendido nada, tachándola de lenta (?!) y preguntándose cómo había ganado tantos premios. Y me apetece contarte a ti por qué a mí me parece tan soberbia. Vamos al spoiler:
**Nota antes de irnos al spoiler:
No sé el peso habitual de Nieto, pero el estado mental de Elena parece reflejarse muy bien en la delgadez de la actriz, que acerca su físico al de personajes como el de Bale en El maquinista (sumido en la culpa), el de Gyllenhaal en Nightcrawler (un ser canino) o el de Phoenix en Joker (un enfermo pisoteado).
Madre (Rodrigo Sorogoyen, 2019)
Rodrigo Sorogoyen ya es una de los referentes en lo que se refiere al cine español actual. Siendo un director joven ya tiene varias joyitas en su filmografía. El corte Madre (2016) del que se basa esta película, es un ejemplo de ello.
Esta película es una interpretación pero desde un punto de vista distinto. Es algo que se reslata al principio, el cambio de género, del thriller que Rodrigo demostró dominar en el Reino (2018) a el drama más intimista. Prefiero que se enmarque en el drama porque es tal y como está concebido el guión de la película.
Me gusta que la película refleje una historia tan pequeña y mundana. Con un ritmo lento se dejan caer las cosas, más por su propio peso de las acciones que por prisas. Que el guión se tome su tiempo en este tipo de películas es esencial. Igual que también es esencial tener algo de sutileza, a la hora de tratar a los personajes.
El marco de las relaciones es uno de los objetivos de la película. Vemos distintas formas y en distintas etapas, pero la relación central, es una muy interesante, porque sin juzgarles a ambos deja ver las luces y sombras.
Marta Nieto brilla con una interpretación muy contenida y una preparación tanto física (adelgazar al extremo), como intelectual (aprendiendo francés para la película). Es cierto que es de estas grandes interpretaciones que sostienen la película, pero la dirección tampoco se queda atrás. Desde el inicio que ya he dicho en clave de thriller en una sola toma, hasta los continuos giros de cámara alrededor de la protagonista, vemos la obra de un autor.
Al final todo lleva a la conclusión de cerrar una etapa, el duelo eterno de una madre y su hijo. La gracia aquí es retratar el camino y me parece sobresaliente tanto en forma como en fondo.
El cine de Sorogoyen me había parecido interesante e inquietante hasta llegar a esta película. El cortometraje del que parte no está nada mal, pero no me parece esa joya tan ensalzada.
Me intrigaba hallar respuesta a qué paso con el hijo de la protagonista, pero ya desde el principio confieso que la película me parece vacía y artificial. No me creo ni por un segundo la relación entre Elena y Jean. Por cierto, el chaval es irritante y me cuesta pensar que una mujer por muy dolida que este por la pérdida de un hijo, se deje seducir por un papanatas de esta calaña.
Hay escenas en la película que son lamentables, como cuando se va de fiesta con los 3 adolescentes.
Una decepción como pocas, dentro de un año de muy buen cine español.
(Antes que nada decir que recomiendo encarecidamente ver la película en versión original, ya que si no, pierdes importantes matices del relato)
Cómo no, me veía obligado a ver el nuevo título de la filmografía de Sorogoyen. Con altas expectativas, puesto que él, junto a Isa Peña han nutrido desde hace 6 años al cine nacional con historias tan incitantes como su manera de contarlas.
El corto homónimo resulta brillante pero dota de una controversia indigna a este también brillante largometraje. El corto funciona por separado, asimismo dentro de la película. El problema está en que ambos conviven como productos individuales.
Rodrigo decide desdibujar el camino natural de continuar el corto con su mismo género (el thriller), que maneja a la perfección como ya nos mostró en sus dos últimos films. Y ponerse, ponernos, el desafío de explorar nuevos senderos como lo es el drama psicológico e intimista de Madre. Conservando su huella como director, desde los angulares a los planos secuencia.
El relato es extremadamente complejo porque así lo es la tragedia de su protagonista. No es la madre impotente del corto, nos la encontramos sin ser madre porque ni siquiera es persona. La desaparición de su hijo es un hecho más que asentado en su cabeza, diez años en ella. Diez años es la elipsis entre que vemos a Elena bajando las escaleras y el paisaje de una inmensa playa (mientras digerimos lo que ha pasado) y buscamos personajes en esa grandiosidad, durante un tiempo notable que la cámara nos ofrece. La playa y la vida, le asignan un tamaño insignificante.
La narración de toda la película es totalmente subjetiva, íntegramente desde la emoción de Elena. Está perdida, sin rumbo, y el espectador entra a viajar con ella. También nos pierde a los espectadores para sentirnos igual, con la ambigüedad…
Madre nos brinda unas interpretaciones excepcionales. Nos confirma a Brendemühl, y nos descubre a Jules Porier con una mirada con múltiples tonalidades, y a una monumental Marta Nieto (destacando su expresión corporal), que por cierto, adelgazó notablemente para meterse en situación, en ese cuerpo extenuado. Por último, el paisaje como un personaje más, espectacular, tanto por como es retratado por Álex de Pablo (impresionante secuencia la de la intrusión en la casa) como por las localizaciones…
Sin duda de las tres mejores películas españolas de 2019.
Sigo en spoiler.