El jinete del alba
Sinopsis de la película
John Mason (John Wayne) regresa a su pueblo para visitar a su padre. Ese mismo día, atracan la oficina de correos donde trabaja su padre y éste es asesinado. John persigue a los malhechores pero cae herido. La bella Alicia (Marion Burns) se encargará de cuidarlo durante su convalecencia, y John acabará enamorándose de ella, pero esto supondrá un conflicto puesto que Ben (Reed Howes), amigo de John, planea casarse con ella…
Detalles de la película
- Titulo Original: The Dawn Rider
- Año: 1935
- Duración: 53
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Opinión de la crítica
Película
5
67 valoraciones en total
Sí, la del alba sería, lo mismo que Don Quijote cuando salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo . Algo parecido le pasa a John Mason (Wayne), nuestro jinete justiciero y desfacedor de entuertos, cuando llega tan contento al pueblo para visitar a su padre que trabaja en la oficina de correos. Todavía tiene tiempo antes de verlo para emprenderla a mamporros con el chulito del lugar, Ben (Howes). Y, lo que son las cosas del Oeste, después de darse de lo lindo zanjan la cuestión tomando unas copas en el saloon y quedando como amigos de toda la vida.
Llega el momento de ir a ver al padre y, casualidades, en esos mismos momentos lo están atracando y en el forcejeo lo matan los bandidos. Si ya es mala cosa robar y matar a un padre delante del hijo, si encima éste es John Wayne para que queremos más …
No saben donde se han metido estos forajidos. Cuando sale raudo en su persecución mata ya a varios de ellos, aunque recibe un par de tiros a cambio. Tranquilos, ahí está el doctor con su maletín de primeros auxilios que lo atiende en casa de su nuevo amigo Ben y que lo deja en las manos de una guapa enfermera, Alice (Burns), por la que enseguida suspirarán Ben y John.
Lo demás es una cinta de los albores del cine sonoro con todos los defectos de la época. Todavía no le han pillado el tranquillo a la combinación del fraseado, música y silencios. El guión es corrientito, lo mismo que la dirección y la interpretación. Lo mejor sin duda son los saltos, brincos y malabarismos de los caballistas, así como las peleas y algún que otro tiroteo, si bien desentona bastante la caída de algunos muertos o la escena inicial con el baile del payaso del pueblo.
Por cierto un pueblo que gozaba de muy buena salud según su funerario, por lo menos hasta la llegada de nuestro quijotesco jinete.
Western bastante simple pero que resulta de amable contemplación.
Un joven es testigo del asesinato de su padre a manos de unos bandidos. No descansará hasta vengarse, secundado por su amigo y la prometida de éste.
Uno de los títulos más conocidos del ciclo western dirigido por el especialista en mediometrajes de serie B Robert N. Bradbury y protagonizado por un incipiente John Wayne. Contiene prácticamente todos los ingredientes del género, en un conjunto que apenas supera la medianía. Casi ocho décadas después verá la luz un remake canadiense, El jinete del amanecer .
Sólo los muertos son inofensivos.
Cuando en 1959 John Wayne estaba rodando esa fantástica película, aunque menospreciada por los de siempre, titulada El Álamo, todo el equipo, desde el primero hasta el último, seguían las instrucciones del jefe como si se tratase de un ejercicio marcial. Menos un invitado que se pasaba por allí de vez en cuando: John Ford. Tanto que al final Wayne le dio una cámara para que rodase lo que quisiera y así poder seguir con lo suyo. En ningún caso se atrevió a decirle o reprocharle nada.
Dicen que tener un buen padrino en la vida lo es casi todo, y viendo como funciona nuestra sociedad uno tiene que dar la razón aunque no esté en absoluto de acuerdo.
Para John Wayne su padrino fue John Ford. Cuando le seleccionó para ser el protagonista de La diligencia su carrera cambió para siempre y pasó de ser el vaquero de películas de series B a ser una estrella.
Y es que aunque el guionista y director Robert N. Bradbury, había sido el que le dio un papel durante varios años en sus comienzos llegó un momento en que le abandonó por el éxito. Todas estas películas tienen varios denominadores comunes, no pasan de los sesenta minutos, suelen tener mucha acción, las actuaciones son aún cercanas al cine mudo y por supuesto suelen acabar felizmente.
Comento El jinete del alba porque es una de las últimas del dúo Bradbury-Wayne y además una de las mejores, y es un compendio excelente de aquel primitivo cine del oeste que si bien no era de gran calidad puso las primeras piedras para lo que vendría después en los cuarenta y sobre todo en los cincuenta, la gran década del western.
Por cierto, fíjense en la altura de los sombreros de los vaqueros… no les digo más.
John Mason (John Wayne) es un joven cowboy que tiene sus sentimientos encontrados de diferentes formas y maneras, primero es testigo de la muerte de su padre y en la persecución de sus asesinos, cae herido de bala.
Luego es atendido por una bella joven, Alicia Gordon (Marion Burns), la cual lo sana y lo cuida de sus heridas hasta que se recupera, pero se enamora de ella, no empecé a que es la que su amigo le ofrecerá matrimonio. Durante la búsqueda de los asesinos, Mason se sorprenderá de la relación que tiene todos los implicados en los asuntos.
El joven John Wayne hace de un personaje con conflictos sentimentales, por un lado busca venganza por la muerte de su padre, y por otro siente deseos por la mujer a la que su amigo pretende. Wayne demuestra muy bien sus dotes actorales y grandes habilidades como cowboy. La escena del duelo en el pueblo es la más dramática de todo el film.
En el film llama la atención la altura de los sombreros de vaqueros, ¿es que acaso tenían un compartimiento como los coches para los guantes? La película tuvo un presupuesto de $10,000.