Madadayo
Sinopsis de la película
Tokio, 1943. El profesor Hyakken Uchida abandona su cátedra para dedicarse por completo a su carrera como escritor. Los desastres de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hacen que pierda su casa y viva con su mujer en una barraca. Pero sus ex alumnos deciden construirle un nuevo hogar, al que se trasladará con su esposa. También se comprometen a celebrar cada cumpleaños del venerado maestro. Durante esas fiestas, juegan como niños y le preguntan al profesor: Mahda-kai ( ¿Estás listo para irte al otro mundo? ), a lo que él responde: Madadayo ( No, todavía no ).
Detalles de la película
- Titulo Original: Madadayo
- Año: 1993
- Duración: 134
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Opinión de la crítica
7.1
68 valoraciones en total
Desde el principio Kurosawa nos muestra que el profesor protagonista de la historia es un tipo dichoso que transmite dicha y sentido del humor, algo muy sobresaliente y que calaba hondo en un tiempo en el cual en Japón todo era severidad, seriedad disciplinaria y visión deprimente de la vida (los japoneses acababan de perder la II Guerra Mundial y recibido el inmenso golpe de dos bombas atómicas sobre sus cabezas). De ahí quizás que este docente fue considerado por su alumnos como oro puro , le guardasen una veneración auténtica y mantuviesen con él la tradición continua de velar por su bienestar, visitarle y celebrar de vez en cuando a su lado. Sin duda era un hombre que les había dejado huella en el corazón, como todo maestro amable y simpático la deja en sus alumnos, máxime si como es el caso de este profesor además tenía un sentido de humor tan notorio que estar a su vera era pasar momentos seguros de divertimento, alegría y vitalismo. Recuerdo en Sevilla, a un profesor muy parecido, su nombre era MIGUEL OLIVER ROMÁN, que nos daba clases universitarias de Teología en el CET, y le querÍamos mucho por ser así también, siempre condecendiente, cariñoso, con sentido del humor y muy comprensivo con los alumnos. Eso nunca se olvida y perdura por siempre en lo mejor de la memoria.
Es una película bastante pesada por su ritmo lento, pero si usted ha sido discente que ha amado a un maestro o maestra, entonces a usted le gustará esta pausada obra que nos retrotrae al clásico valor de honrar y venerar al maestro aquel que nos ha transmitido conocimientos y algo más: humanidad —como es también el caso del docente del libro de Edmundo de Amicis, CORAZÓN, clásico de la literatura sobre el respeto y la consideración entre el alumnado y su mentor—, en donde la figura del docente que te trató afectuosamente, que no te desanimó sino todo lo contrario, que te dio ánimos y que encima te hizo reír, no se puede olvidar nunca.
El papel de la esposa del profesor, siempre a su lado, humilde, callada, sumisa, atendiéndole, velando por él como sostén y basamiento, es estupendamente realizado por la famosa actriz Kyoto Kagawa, quien nos muestra como ese hombre tan querido y tenido en cuenta por sus alumnos, sin ella no sería ni la mitad de lo que es, importancia que ella no reclama ni nadie le reconoce, ni siquiera su esposo, el juicioso maestro.
Film magistral que logra ser toda una referencia del valor de honrar, no ya al padre y a la madre como dicta el 4º mandamiento del decálogo de Moisés, sino de HONRAR AL MAESTRO como manda el sentido común de todos los pueblos de la Tierra desde tiempos inmemoriales.
Fej Delvahe
Kurosawa ya era octogenario cuando realizó su último largometraje, quedaban atrás sus mejores títulos y no tenía que demostrar nada. Por eso, igual que en sus Sueños se detecta aquí una especie de pasotismo, como si le diera igual ya lo que iban a decir o pensar, hizo lo que quiso, sin dejarse nada en el tintero. Por eso aquí, en Madadayo , no le importa usar más de media hora (concretamente 32 minutos) buscando un gato. Habrán muchos que llegarán aquí por el respeto a una filmografía espectacular. Y tras más de dos horas de venerable profesor en cada minuto lo más contenido que se me ocurre decir es que mejor hubiera sido no decidir ver la última película de Kurosawa. Es muy prescindible.
Y ya no es por esa estupidez del gato. Se sabe que la particular ética japonesa basada en deberes y deudas puede llevar a lo que vemos en esta película, que un grupo de alumnos lo hagan todo por el bienestar de su antiguo profesor. Esa no es la cuestión, lo decisivo aquí es que es verdaderamente aburrida y que su preciosa fotografía en color es insuficiente. Hay quien opina con mucha razón que un tema como el de esta película merecía una mirada como la de Ozu. Otra cosa que queda clara es que lo del alcohol y los japoneses es una barbaridad. Pero siento que es triste despedirse así, con una película muy inferior a lo que queda detrás. No es que sea una más pasable, no, es que es demasiado inferior.
Si hay dos directores que me gustan esos son Chaplin y Kurosawa, pero tengo el defecto (o la virtud) de no ser incondicional de nadie.
Esperaba mucho más de esta película, pero se queda en dos insoportables horas y cuarto de reflexión sobre la propia vida de Kurosawa, reflejando sus inquietudes en un profesor al que pretende dibujar como entrañable y liberal pero que sólo me pareció un borrachuzo inverosímil. Los actores que hacen de antiguos alumnos no pueden ser peores, fuerzan las carcajadas al máximo, parece que les hubieran inyectado unas cuantas dosis de botox en la cara y les hubiera hecho reacción.
Esta historia pedía otro estilo, como puede ser el de Ozu en Cuentos de Tokyo .
Sólo me hizo gracia el tocineta ése que se pone a recitar las paradas de cercanías en su panegírico hacia el profesor.
Kurosawa se despidió del cine para siempre con esta contemplativa y cotidiana obra. El profesor Hyakken Uchida es venerado por sus alumnos en todas las generaciones en las que ha impartido clases. El maestro Uchida, al igual que el maestro Kurosawa se despide de sus alumnos de forma emotiva.
Madadayo es como el reflejo en la pantalla de la despedida del propio director. Kurosawa nos decía que no estaba listo para abandonar, pero que se acercaba su hora. ¿Estás listo para irte al otro mundo? Los ex alumnos de Uchida cuidan y se preocupan del bienestar del profesor hasta límites insospechados y celebran con el maestro su cumpleaños, incluso décadas después de haber salido de la escuela. El profesor dejó huella en todos y ellos intentan compensarlo a su modo.
Hay un par de escenas formidables. Yo me quedo con la cena que reúne a todos los ex alumnos. Son unos 10 minutos brillantes, llenos de emoción y nostalgia en los que todos celebran que la hora del profesor todavía no ha llegado. Kurosawa no se despidió con su mejor obra, pero nos dejó para siempre el recuerdo de una filmografía insuperable.
Se despidió Kurosawa con esta película que parece un homenaje a Ozu. El tema, la forma de tratarlo y los personajes son propios del director de Buenos días. Esta película parece un reflejo de la realidad, ya que el tema es la relación del profesor con sus alumnos (siendo el profesor Kurosawa y nosotros los alumnos). Es una de las películas más bellas y cautivadoras del maestro japonés, cuidando cada detalle hasta la extenuación. La relación entre los alumnos y el profesor es digna de elogio, la forma en la que esta tratada, como si fuera un matrimonio. Sus alegrías, momentos de fiesta, momentos trágicos, etc. El conjunto de la película parece un poema hecho bajo los árboles viendo un atardecer de sol, porque es preciosa en su totalidad.
El respeto que todo el mundo tiene al profesor es un reflejo de la sociedad nipona de aquella época, que a pesar del momento histórico en el que se encontraban, sabían guardar las formas y admirar a quien tienen que hacerlo. El maestro, con su irónico sentido del humor, nos gana enseguida y le cogemos de la mano para que nos guíe por ese Japón deprimido de posguerra. En la filmografía de Kurosawa tiene obras épicas espectaculares y dramas íntimos y personales, y esta película que nos ocupa la podríamos agrupar en estas ultimas. Dicen que no es su mejor película pero ¿Cuál es su mejor y peor película? Ran, Los siete samuráis, Yojimbo, Sanjuro, etc. Filmografía espectacular.
Pero lo que sentí con Madadayo no lo sentí con ninguna de estas porque esta última tiene el toque especial que te hace el saber que estas ante tu última película. Cada año deberíamos juntarnos y celebrar el día de su nacimiento, como en la película, ya que si este señor no hubiera existido el cine nunca sería lo que es hoy en día. Ciñéndonos a la película, la relación entre el maestro y su mujer desprende ternura, desprende años de fidelidad, complicidad y sufrimiento conjunto. Una relación recreada de forma brillante con esos planos generales de ambos en el salón que parecen no decir mucho pero de repente una mirada de la mujer transforma el cuadro en una estampa conyugal de postal.
Hecha sin artificios y sin grandes manifestaciones de grandeza, la película alcanza su clímax en la reunión entre alumnos y profesor y en ese cántico que ha quedado para la historia, en el que la respuesta del profesor era Madadayo (todavía no). Perfecto resumen fílmico que hace justicia a la carrera del más grande director oriental y uno de los 3 grandes de toda la historia del cine.