Luther Special (TV)
Sinopsis de la película
John Luther, apartado de su trabajo y de Londres, recibe la visita de su antiguo compañero, el inspector Theo Bloom y de la sargento Emma Lane, que le dan una sorprendente noticia que le motiva a regresar a su antigua vida. En esos momentos, un asesino en serie caníbal siembra el caos en la ciudad. Luther se unirá a la investigación y a la caza del asesino, pero se sentirá perseguido en todo momento por los fantasmas de su pasado, y deberá realizar grandes esfuerzos para contener su personalidad y no perder el control. Especial de dos horas de duración de la serie Luther.
Detalles de la película
- Titulo Original: Luther Special (TV)
- Año: 2015
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
6.9
51 valoraciones en total
Luther, la serie más que recomendada por muchos sobre un torturado policía que mantiene duelos psicológicos con los psicópata criminales a los que persigue, armado simplemente con su inteligencia, porque nuca lleva armas de fuego ni tan siquiera para protegerse de los más diversos asesinos en serie a los que persigue hasta el final.
Serie de inmensa calidad, de claro formato inglés, producida por una de las grandes, como la BBC que nos la va sirviendo con cuentagotas, poco a poco, para que no nos la bebamos de un trago. 4 temporadas en las que nos han ofrecido media docena de casos, a cual más intrincado, pero partiendo siempre del realismo, de la causalidad, de la probabilidad y de la autenticidad de los delitos y de los criminales que los cometen.
Además, el personaje de John Luther, inspector transgresor de la Ley, que empatiza tanto con las víctimas que se ve envuelto personalmente en los casos que lleva, torturado por sus coqueteos en el límite de la legalidad, siempre en la cuerda floja, siempre luchando con sus demonios internos…. y externos, como la atractiva y peligrosa psicópata Alice Morgan, magistralmente interpretada por Ruth Wilson, la psicópata que logra entrar con su relación amor/odio en la vida de Luther, lo que la hace cada vez más indispensable no sólo para la resolución de ciertos casos, sino y sobre todo para resolver el puzzle en que se ha convertido la vida de Luther.
Este último capítulo dividido en dos de la 4ª temporada deja abierta la posibilidad tras la última conversación de Luther con Megan de que Alice pueda volver a aparecer, lo que nos da pié para esperar alguna temporada más de esta magistral serie.
Sobresaliente, 9, que la disfruten. Y como no, la recomiendo encarecidamente.
53/13(21/03/17) Buena cuarta temporada de las aventuras de este singular agente británico, John Luther, oscura serie creada para la BBC por Neil Cross y dirigida por Sam Miller, que ahonda en las bajezas humanas, en la miseria mental que se esconde en nuestra retorcida psique, donde el protagonista encarnado de modo colosal por Idris Elba se convierte en némesis de los villanos que debe acercarse a ser como ellos para entenderlos y así combatirlos, ello mientras lucha contra sus demonios internos. La serie fue creada en 2010 y por la apretada agenda de Idris ha tenido que posponerse dos años, además de acortar los episodios de los cuatro anteriores (6 en la primera) a dos, donde en poco más de 100 minutos se entremezclan dos tramas que se retroalimentan ágilmente una de otra, siendo pilar absoluto en que se asienta el éxito y atractivo de la producción su titánico personaje protagónico. Idris Elba compone un atormentado, hastiado, sombrío y muy cognitivo (inspirado según Cross en Sherlock Holmes) agente de la ley, siempre bordeando la fina línea que separa lo legal de lo ilegal, batallando con sus fantasmas internos, y ello con su icónica figura de lacónico reflexivo, con su chaqueta tres cuartos, corbata roja y sus manos en los bolsillos. Esta vez deberá volver de su retiro en los acantilados de Dover para investigar dos casos paralelos, por un lado para averiguar quién ha asesinado (o no) a Alice, y por otro perseguir a un psicópata retorcido, un caníbal afectado del Síndrome de Cotard, enfermedad mental donde uno cree estar muerto, tanto figurada como literalmente, criminal claramente influenciado en la escritura del Thomas Harris de Hannibal y con algún toque al asesino perturbado de Psycho de Hitchcock. La mayor de las taras de este doble capítulo es la ausencia de la carismática Ruth Wilson, que hacía una brillante pareja con Elba.
Arranca con Luther viviendo apartado del mundanal ruido en una casita al borde los acantilados de Dover, hasta allí se desplazan los agentes policiales Theo Bloom (Darren Boyd) y Emma Lane (Rose Leslie), le llevan la noticia de que Alice Morgan (Ruth Wilson), ha muerto ahogada en Amberes en extrañas circunstancias. Esto hace que Luther, muy apegado a Alice, salga de su retiro para intentar dar con el responsable del probable asesinato, para ello secuestrará para interrogar a un capo de la mafia londinense, George Cornelius (Patrick Malahide). Entre medias ayudará a la policía a intentar dar con sanguinario y maquiavélico psicópata, Stephen Rose (John Heffernan). Tendrá importancia en la trama una enigmática mujer, Megan (Laura Haddock), el agente amigo de Luther, Michael Smiley (Benny Silver), y el jefe de policia Martin Schenk (Dermot Crowley).
La serie te atrapa desde su potente inicio, muy poético, vemos a Luther al borde de los acantilados blancos de Dover, en un muy poético plano cenital, una metáfora visual del personaje, siempre al límite del abismo, siempre al borde de la ley y remarcando su soledad ante un mundo enfermo, esto mezclado de modo onírico con imágenes de Luther hablando en una azotea (también al filo de una gran altura) con su fiel colega muerto Justin Ripley (Warren Brown). A esto siguen sus hipnóticos y magnéticos créditos iníciales creados por Nic Benns (Hannibal o Peaky Blinders) bajo el fascinante tema de Massive Attack Paradise Circus que ya te crea el clima de añoranza propio de la serie. Sigue por los senderos de las anteriores temporadas, aunque mejorando a la tercera, un tanto perezosa en su guión. Sigue exhibiendo buenos momentos de duelos psicológicos en que Luther debe metamorfosearse mentalmente en el asesino para poder llegar a pensar lo que él piensa, en este caso un villano cliché en su maldad, pero muy bien desarrollado en su perversa mentalidad vampírica de sorber la vida de los demás, su supuesta felicidad. Esto es uno de los fuertes de la escritura, como radiografía los rincones tétricos del espíritu complejo humano.
Tiene un ritmo trepidante, no da respiro al espectador, en su metraje da tiempo a meter entradas cual pistolero en un salón con de enemigos, un rapto para interrogar, explosiones, duelos psicológicos, persecuciones, asesinos a sueldo, un clímax enérgico, y más en un doble capítulo donde Luther debe ir de un lado a otro, de un caso a otro cual funambulista. Quizás demasiado acelerada a veces, perdiendo un poco orgánicamente, sabe imprimir intensidad en base a una creación de una densa atmósfera, embebida de lúgubres toques, sabiendo entretejer a los argumentos las relaciones personales que hacen que al final sintamos que las personas que persiguen a estas bestias humanas terminen pareciéndose a ellas, ejemplo es la transformación que tiene la agente que en un momento dado, por su sentimiento de venganza dice que quiere encontrar al asesino y arrancarle su corazón para comérselo, después le dice a Luther que quiere hacer cualquier cosa para detenerlo (se supone que sobrepasando la ley), demostrando como afecta psicológicamente a esta gente que anda tan cerca del mal puro, esto una de las marcas de la serie, la simbiosis turbadora que se puede establecer entre asesinos y policías.
Mantiene la serie su punto macabro y cruento, pero siendo más subliminal que explícito, la violencia atávica de este caníbal solo está fuera de campo, solo asistimos a sus escenarios del mal,. Estos desarrollados en un Londres feista, mugriento, sucio, de sótanos asquerosos, bloques de viviendas decadentes, edificios abandonados, ello se suma a un estado de melancolía constante, señalado por constantes cielos grises que no dejan ver la luz, emitiendo frialdad ambiental, esta cala y nos hace partícipes de la tristeza en el aire que deriva en intensidad dramática. Se suma a diálogos bien trabajados, inteligentes, imaginativos, profundos, estos sirven para acentuar la ambigua personalidad de los personajes, sabiendo hacer fluir el desarrollo en un increscendo neurálgico hasta su clímax final.