Los Marziano
Sinopsis de la película
Juan Marziano tiene dos hermanos: Luis y Delfina. Desde hace varios años, debido a un difuso historial de deudas y peleas, Juan y Luis están distanciados. Sin embargo, una extraña enfermedad obliga a Juan a viajar a Buenos Aires para hacerse estudios. Eso facilitaría un posible reencuentro entre ellos, aunque ambos están demasiado ocupados en sus asuntos. En el medio de esa situación, Delfina y Nena, la mujer de Luis, tratarán de que los hermanos vuelvan a encontrarse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Los Marziano
- Año: 2011
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
4.7
21 valoraciones en total
Sí, estoy más cinéfila que nunca. Mi primer día sin Bafici (que me tuvo todos los días viendo una, dos o tres películas) y ya me mandé al cine. Y me mandé por la curiosidad que despertó en mí la última película de Ana Katz, a la cual le tenía fé, confieso. Y me decepcioné.
No es toda mala, se puede disfrutar la película, pero me dejó con sabor a poco.
A favor tiene la temática siempre rica (porque se puede tratar de mil maneras diferentes y la comedia/tragicomedia es siempre la más interesante) de la familia, buenos actores (mis preferidos fueron los secundarios de Rita Cortese y Mercedes Morán), y un humor sutil, rozando lo absurdo, de esos que no despiertan carcajadas pero sí alguna sonrisa o una risita.
En cuanto a la trama, no trata demasiado sobre la relación entre estos dos hermanos interpretados por Puig y Francella, sino más bien sus vidas paralelas, separadas y diferentes, más allá de que vengan de la misma familia, que parecen cruzarse más que nada gracias a stos personajes secundarios femeninos, en medio de un desencuentro que hasta el final no se va a romper.
Con algunas cositas interesantes, algún chistecito que funcione mejor que otro, sentí que la trama un poco se estanca, sobretodo ya más avanzada la película. Francella está bien en su papel, diferente al que nos tiene acostumbrados, y a Puig le falta un poco de chispa.
Conclusión: me la vendieron como algo muy diferente a con lo que me encontré. Algo parecido al cine de Wes Anderson. No. O un intento muy fallido. Sí, temática similar. Un humor sutil y absurdo. No mucho más en común.
Lo mejor es que aparece Daniel Hendler (?).
Cuando supe que Ana Katz había filmado una nueva película, esperé con entusiasmo su estreno en algún cine cordobés para correr a verla y pensé: ¡qué bueno! ¡podré disfrutar de otros dulces, originales y ridículos momentos como los reflejados en sus dos películas anteriores! . En cambio, y muy por el contrario, no pude disfrutar de Los Marziano , en primer lugar, el contexto de la película no me pareció para nada atractivo: ¿la problemática de una familia de country víctima de los golpes producidos por accidentadas caídas en extraños pozos aparecidos de un día para el otro en los espacios verdes del barrio cerrado? mmm…. raro…
Me entristeció además no poder ser testigo de esos vínculos familiares tan entrañables con los que la familia del Juego de la silla vivía su día a día, o de esas cortísimas (y truncas) vacaciones de las que la pareja Katz-Hendler nunca pudo gozar.
Y aunque disfruté mucho de los cortos momentos en los que aparecieron Julieta Zylberberg, Daniel Hendler y los hermanos Lombard, extrañé a la Ana Katz haciendo de la que pensamos es ella.
En principio, habría que convenir en dos puntos: el primero es que no se trata simplemente de una comedia sino de una comedia dramática, y el segundo es que estos Marzianos son los más terrícolas que he visto. Cuenta la historia de tres hermanos que, pasados los 50 años de edad, se reencuentran debido a una crisis de salud de uno de ellos, y las asperezas que los han separado por años se van limando para ir dando paso a la solidaridad. Es una película costumbrista que no tiene mayores pretensiones que hacernos pasar un rato ameno y entretenido, algo que, por cierto, lo logra. No nos vamos a encontrar con un guión inteligente ni con una crítica social pero, en cambio, vamos a disfrutar de una historia sencilla que puede suceder, y sucede, en cualquiera de nuestras familias y donde, por encima de todo, se halla la contención y el amor de nuestros seres queridos. No va a ir nunca por un Oscar, pero igual demuestra la madurez del cine argentino.
Convengamos que la sola idea de que un confortable campo de golf, adentro de un exclusivo barrio cerrado, se torne imprevistamente peligroso porque manos anónimas cavan pozos adonde puede caer una persona, es un marco inquietante y diferente para una comedia. En este terreno -aparentemente plácido pero en el fondo inestable e inseguro-, el guion introduce la historia de dos hermanos enemistados, que no se hablan desde hace tiempo y tienen la posibilidad de encontrarse en una fiesta familiar, gracias a los buenos oficios de las mujeres (Mercedes Morán y Rita Cortese), que hasta hacen una lista sobre los temas que conviene mejor no tocar para conservar la armonía. Algo que parece de todos los días pero que en manos de la directora Ana Katz, devenida del cine independiente, se convierte en algo extraño pero entretenido e interesante.
Inconfundiblemente nuestra, la película habla de los argentinos puertas adentro, aunque es atípica para los cánones del cine nacional con aspiraciones masivas, quedando lejos del relato familiar marcado por los estereotipos que arrastran público en busca de la carcajada fácil. Con sello propio, Los Marziano se conforma como un relato entretenido pero también incisivo, lejos del costumbrismo más convencional, donde las emociones se consiguen sin necesitar de golpes bajos.
La película observa lo que ocurre en la interioridad de los lazos familiares, pero sin profundizar, como quedándose en la vereda o atrás de la ventana. Los encuentros y desencuentros de Los Marziano se desarrollan a veces en amplios planos que recorren los verdes espacios abiertos del country o la confortable casa de Luis Marziano (magnífico Arturo Puig), donde no pareciera faltar nada material para la felicidad pero son otras las cosas que no andan bien. La acción también se desplaza a los reducidos espacios del departamento de Delfina (Rita Cortese) o la casita donde vive la ex esposa de Juan (Francella) con la hija adolescente. También se incorporan los ambientes de consultorios y simposios médicos, adonde la hermana generosa y maternal cálidamente compuesta por Rita Cortese arrastra a Juan persiguiendo al profesional más afamado, para consultarlo sobre una extraña enfermedad que repentinamente le impide ver correctamente.
Casi todas son situaciones que tienen una doble lectura, connotativa y simbólica: no ver, no entender, no poder estar seguro de si te vas a caer en un pozo… Se destacan los pequeños detalles cotidianos trabajados a la perfección y que dejan entrever grandes conflictos, a los que no interesa ahondar sino tan sólo presentar: las relaciones entre los hermanos o entre Juan y su hija, nos quedan tan pendientes como la carta que ésta intercambia con su padre, donde afirma haber puesto todo lo que piensa de él y nunca pudo decirle. Esto no impide disfrutar de la sutileza de los pequeños diálogos, los matices y tonos actorales sobresalientes que permiten apreciar facetas no tan conocidas de los intérpretes.
Los Marziano es un film particular ante todo, no parece ser creada para la masa cinéfila sino más bien para aquellos que disfrutamos de las pequeñas cosas de las películas, de ese poder evocador de algunos relatos.
A pesar de un cartel que, en base a los films que forman parte de nuestra cultura, nos indicaría una típica comedia familiar lleno de estereotipos y –no menos importante- la presencia de Guillermo Francella que nos indicaría algo más o menos parecido, este film nos entrega todo lo contrario. Tanto los estereotipos como el personaje Francella desaparecen desde un primer momento, y ni hablar de lo que va pasando con el transcurso del film y, por sobre todo, su final, incapaz de ubicar a Los Marziano en la misma línea de otras comedias argentinas (al menos las más taquilleras).
Es un film muy cercano al minimalismo, donde Ana Katz busca la empatía inmediata del espectador con los dos personajes principales, Juan (Francella) y Luis Marziano (Arturo Puig). El contraste entre estas dos personalidades y sus relaciones familiares provocarán un aumento progresivo en la emotividad, que explota como una bomba, magnífica e inexplicablemente, en el final.
Lo cotidiano y la empatía (sobre todo en el fracaso) sobresalen, la música es inmejorable y la plasticidad es la habitual. Una perla del cine argentino que ya nos viene demostrando su creciente calidad con El secreto de sus ojos y El hombre de al lado, por ejemplo.