Los energéticos
Sinopsis de la película
Dos hombres rústicos castellanos se enteran un día que en sus terrenos va a ser instalada una central nuclear. Temen por sus vidas, la de sus cabras y por sus terrenos. Van a protestar al alcalde del pueblo, pero no consiguen nada. Intentan un encierro político, que termina en fracaso, hasta que aparece en sus vidas un representante de los países exportadores de petróleo que les ayuda a difundir por el mundo su protesta. Pero su actitud desencadena una serie de intereses políticos encontrados entre la OPEP, la CIA, las Multinacionales y las fuerzas vivas del pueblo. Por si fuera poco, las familias de los dos rústicos (Mondongos y Bellotos) se odian a muerte de antiguo por los derechos de propiedad de un pozo situado en el límite de sus tierras, uno de ellos tiene una hermana al que el otro se la beneficia de muy especial manera, el alcalde es hijo de un hombre que hizo fortuna con el estraperlo y, al final, su actitud ha hecho que todos se vuelvan contra ellos por ser los únicos decentes metidos en este asunto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Los energéticos
- Año: 1979
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
4.5
74 valoraciones en total
Como bien menciona Tinzao en su crítica, aquí tenemos una parte de la cachonda trilogía del trío calavera formado por Pajares, Esteso y Ozores. En Los energéticos te puedes partir el ojal viendo a Ozores de jeque árabe y Pajares y Esteso como aunténticos gañanes.
Gracias a estas pelis, todas ellas vistas en mi infancia, creía que se follaba con los calzoncillos puestos, de ahí mi posterior fracaso sexual con las mujeres. Y recuerda que no puedes soltar una retahíla de palabras inentendibles a lo Ozores y sin venir a cuento en mitad de la frase tocarle una teta a una chavala, te puedes ganar una justificada bofetada.
Eran otros tiempos, tiempos sin depilación, sin músculos de gimnasio y sin tetitas con silicona, ahora seguramente un batallón de OFENDIDITOS lo tildaría de zafio y machista, pero las risas que me eché no me las quita nadie.
Primera de las películas de Fernando Esteso y Andres Pajares con Mariano Ozores como director y una de las más divertidas y entretenidas, en la que a través de una trama situada en plena crisis del petróleo de finales de los 70, nos cuenta la historia de dos familias (Mondongos y Bellotos) enfrentadas desde tiempos ancestrales (mostrado de forma descacharrante, con los contendientes hablando un idioma rural cerrado, mientras vamos viendo traducidas al cristiano sus frases) por la linde de sus tierras, que se ven de nuevo enfrentadas ante la aparición de petróleo en ellas, ante la aparición de un jeque árabe (Antonio Ozores) interesado en su adquisición. A partir de aquí tenemos un aluvión de chistes y despelotes variados, que, a mi juicio, la hacen junto a Los bingueros y Yo hice a Roque III, la trilogía definitiva sobre este rompedor y carpetovetónico trío.
Recomendable.
Los Energéticos es la película más audaz de Don Mariano Ozores, tanto en forma como en fondo. Sin perder en ningún momento su garbancero concepto del espectáculo, ese sello de la casa tan reconocible y que tantas alegrías proporciona a los cinéfagos mas desprejuiciados, encontramos una serie de pruebas introducidas por el peculiar director que ofrecen unos resultados sobresalientes, sobre todo en el primer tercio del film, el cual cuenta con un tempo no visto hasta el momento en película española alguna: en 5 minutos ya hemos visionado recursos tan de andar por casa como el usar una zanja que divide el plano y enfrenta a dos familias (Bellotos y Mondongos, extrapolable a todo el agro español y, por tanto, a cualquier español) durante varias épocas señaladas, con una cámara pétrea y con la lente con barro y moscas, insertando una crítica audaz a todos aquellos fachas de toda la vida que, tras la bizarra transición que sufrimos de aquella manera, no dejan caer de la boca el término ¨democracia¨, pareciendo haberlo inventado ellos de tanto repetirlo. Poco después hay una gloriosa secuencia (con minitravelling-homenaje al famoso plano del atasco en Weekend, de Godard) que remite al Berlanga de Plácido, con una cabina siendo llevaba en volandas por toda la turbamulta de la pedanía donde se desarrolla la acción, no teniendo nada que envidiar a los mejores guiones de Azcona. Y esto en solo 15 minutos, ojo.
Después, lo habitual: profusión de tetas y felpudos a niveles espectaculares, Esteso y Pajares tartamudeando y no por exigencias del guión, Florinda Chico pasando por allí, homenajes subrayados a Apocalypse Now, Shakespeare y varias pelis de James Bond, planos montados de manera confusa, cochazos y yates (esta es una de las películas con mayor presupuesto de Ozores), cuadros por segundo duplicados para darle mayor sensación de velocidad a un tractor, una guapísima Sara Mora comportándose como una mujer de maneras muy asilvestradas, la bizarrísima persona que atiende al nombre de Ajita Wilson mostrando los avances de la cirugía en lo que al cambiar de sexo se refiere y unos niveles críticos hiperbólicos por parte de Don Mariano para con todo que ya querrían llegar a concebir moñas como el León de Aranoa y demas perroflautas de mancomunidad de lujo.
Como digo en el titular, me parece injusto que se machaquen tanto las películas de Pajares y Esteso de su momento, mal que les pese a muchos, esas películas mostraban una realidad de España desde el humor, que supusieron grandes taquillazos por que gustaban, podemos decir que todos los que las veian eran retrasados sin criterio, pero la realidad es que desde hace muchos años se puso de moda arremeter contra estas películas para demostrar lo progres que hemos sido (ya que coincidió con el despelote generalizado, el Landismo, etc…) y así renegar de ellas. Tengo claro que no son películas de 10 pero si de 6-7 . revisarlas y decidir.
Pdta.: Mariano y Antonio Ozores unos genios.
Suceden muchas cosas en 1.979 en nuestro país, como el incremento de los terribles atentados de ETA, que el Gobierno pretenderá combatir con el presidente pidiendo ayuda en la Asamblea del Consejo de Europa.
Y también las negociaciones para entrar a formar parte de la Comunidad Económica Europea, y unas nuevas elecciones, las segundas de la difícil transición, en las que vuelven a salir victoriosos Adolfo Suárez y su UCD, con Felipe González en la oposición. Poco antes de estas elecciones, muy lejos de aquí, un accidente se produce en la planta nuclear de Three Mile Island, en Pennsylvania: el sobrecalentamiento y la fusión provocaron la liberación de sustancias radiactivas y el temor de los trabajadores y la población, aunque las falsas palabras del gobernador Will Scranton no sirvieron para tranquilizar a nadie y fueron cambiadas más tarde.
Una explosión de hidrógeno sacudió el reactor y la evacuación no tardó en establecerse a pesar de las pruebas negativas y los informes erróneos. Tras este evento comenzaría una crisis en cuanto al desarrollo mundial de la energía nuclear, este tema tan espinoso lo utilizaría James Bridges para su clásico del cine de catástrofes El Síndrome de China . En ese mismo año el director Mariano Ozores, que acaba de saborear el rotundo éxito debido a su unión con Andrés Pajares y Fernando Esteso, responsables de batir récords en taquilla con Los Bingueros , parece tomar estos tristes hechos de inspiración para crear una fábula castiza que, a través del humor grueso, tratará y denunciará esta situación tan actual y preocupante.
Pasa el tiempo en un antiguo pueblo de La Mancha y como cada año dos familias enfrentadas, los Mondongos y los Bellotos, prosiguen su discusión por la propiedad de un pozo que se halla en el límite de sus tierras. En ese momento sus vidas cambian radicalmente cuando se enteran de que en breve una empresa construirá una central nuclear en el susodicho terreno, que quedará expropiado, arrancando con un inicio hilarante donde se radiografía brevemente la situación social de la historia española, el director apunta a un tema de importancia, aunque ya hacía casi una década de la primera central construida en el país (la de José Cabrera).
Pero la susodicha planta nuclear no será sino un macguffin que servirá al director para exponer un discurso sobre cómo la codicia de las grandes compañías y la corrupción del Gobierno puede alterar a la gente de a pie para la cual todos esos problemas resultan inalcanzables. Ahí están Agapito y Floro, dos hombres humildes de campo que viven en un pueblo de la España tradicional en el que se hace eco de la Transición y la democracia, enfrentados a algo a lo que en realidad no pueden hacer frente como son los negocios de los altos empresarios internacionales.
Aun así estos dos enemigos naturales no tienen más remedio que hacer una tregua mientras dura su lucha conjunta. La unión del pueblo frente a la injusticia de los poderosos en su máxima expresión, sin embargo los protagonistas no servirán más que de hombres de paja, pobres marionetas engañadas para beneficio de todos aquellos que les manejarán a su antojo. Ozores no hace distinciones ni excluye a nadie, pues a sus ojos todos son unos cínicos ambiciosos, unos corruptos indeseables, desde el dueño de la empresa constructora de la planta al mismísimo alcalde del pueblo sin olvidar al jeque árabe que desea la ruina de la energía nuclear para que triunfe su negocio de petróleo.
Y en mitad de estas luchas por el poder, esta diplomáticamente encarnizada competición, se hallan los dos pueblerinos, quienes han logrado enternecer a todo el Mundo denunciando una peligrosa situación que puede significar la riqueza de una compañía pero también la ruina de un pequeño pueblo que a nadie importaba antes del embrollo. El director subvierte los tonos agrios y melancólicos de La Hora Incógnita , donde abordaba temas similares, llevándolos a su extremo más rocambolesco en una película repleta de alocados gags que mezcla un humor absurdo de trazos maliciosos en la línea de Berlanga con lo que parece ser una parodia colorista y exagerada del género de espías próxima al imaginario de James Bond (donde no faltan villanos excéntricos, mujeres exóticas, persecuciones, sobornos en yates, metralletas, fajos de billetes o falsas identidades), recordando aquél títulos propios como Objetivo: BI-KI-NI u Operación Mata-hari .
Todo esto, claro está, salpicado de su buena ración de picaresca erótico-festiva propia del destape , aquí más acentuada que en Los Bingueros , sin hacer olvidar a Ozores su visión mordaz y demoledora de la corrupción política y la injusticia que se ejerce sobre el pueblo, siempre indefenso. Pajares y Esteso vuelven a hacer gala de su buena química en pantalla, esta vez como paletos ignorantes (protagonizando, además, una de las secuencias más divertidas de sus comedias conjuntas: la de las peleas entre las dos familias por el pozo a lo largo de las décadas).
Inolvidable, por supuesto, ese descacharrante Antonio Ozores como ridículo jeque árabe. Por su parte la sensual Sara Mora, lejos de servir sólo de figura erótica al uso, ejerce un importante papel al ser la que hace ver a Floro y Agapito la farsa tan deshonrosa a la que esos magnates ambiciosos les han arrastrado, después de Ricardo Merino, Florinda Chico y Paco Camoiras hay que recalcar la interesante presencia de Ajita Wilson, transexual dedicado al cine erótico (y que casi interpreta una escena subida de tono con Pajares…hasta que se enteró de quien era ella/él).
Alocada y ácida aventura con salidas de tono algo chabacanas pero que en realidad trata temas muy serios en la que Ozores manejó un presupuesto mayor a lo que estaba acostumbrado, logrando con ello otro éxito en las salas y aumentando la popularidad del dúo como la espuma.
Viendo la impagable escena de la sauna es fácil de comprender.