Los cuentos de Canterbury
Sinopsis de la película
Un grupo de peregrinos que van a Canterbury se entretienen narrando cuentos: el joven Nicola conquista a la mujer de un rico leñador aprovechando su superstición, dos estudiantes se vengan de un molinero que roba harina a sus clientes, el inocente Perkin es expulsado de su pueblo y acaba arruinado, una insaciable viuda de Bath destruye con su fogosidad a sus maridos para heredar sus bienes, un rico y anciano solterón decide casarse con la jovencísima Maggio, que lo traiciona con un hermoso joven. Mientras tanto, un escribiente toma nota de los sucesos, analizando con humor e ironía las debilidades humanas.
Detalles de la película
- Titulo Original: I racconti di Canterbury
- Año: 1972
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
6.6
71 valoraciones en total
Segunda entrega de la Trilogía de la vida de Pasolini. Al igual que la primera entrega, se trata de un conjunto de historias que intentan describir la época renacentista inglesa, basándose en los cuentos de Chaucer. Esta vez los relatos son más oníricos, de una naturaleza más decadente y rozando el puro surrealismo (como la tremenda escena del infierno). Pero todas las historias no están exentas del humor satírico que imprime Pasolini a esta fábula terrenal. Aunque esta vez Pasolini peca de autohomenaje y de aportar pocas ideas nuevas. Mención especial al cápitulo de homanaje al personaje de Chaplin y el capítulo interpretado por una de las hijas de Chaplin.
Pasolini vuelve a recrear, desde el maduro poso del conocimiento, una época medieval magistralmente ambientada (como en todas sus obras).
El maestro da un paseo por una serie de historias que reflejan constantes humanas que se repiten en todas las épocas, con sus arquetipos: el clérigo, el homosexual perseguido (tan sufrido en sus propias carnes, el joven lujurioso, el estudiante, el patán malvado, las esposas lujuriosas, sus amantes…
Se deja notar el excesivo hieratismo (o inexperiencia quizás) de los actores.
Entrañable el maestro en su cameo como el mismo Chaucer, en un personaje tan vital como toda la película
Ignoro si he visto la misma película que mis compañeros de FA. El film original de Pasolini doblado al inglés es un completo fiasco.
No crean que trato de atacar el film por el mero hecho de apartarme de la opinión general. Al contrario, daría lo que fuera por ver ese vitalismo, esa maestría que todos comentan. Para mí, el visionado de Los cuentos de Canterbury fue una total pérdida de tiempo. Y me permitirán que justifique mi opinión:
1. La película bascula entre diversos géneros:el humor, el erotismo y la crítica social. Mi mayor crítica reside en que considero que ni la mezcla funciona eficazmente por separado ni en su conjunto. El humor del film cae en un slapstick completamente forzado y desfasado, el erotismo ni excita mi fantasía, ni me resulta significativo, la supuesta crítica social y su supuesto mensaje vital me parecen parches metidos en la obra genial de Chaucer.
2. El original de Pasolini tiene, como tantos filmes italianos, dos errores técnicos graves: de un lado un horroroso desfase entre voz y sonido, y de otro, una lamentable actuación. En inglés diríamos que el film it´s cheap and tacky . Y me podrán decir lo que quieran sobre la genialidad de Pasolini en otras películas. En esta película, Pasolini hace un film de segunda con un desmaño grotesco. Quizá ese desmaño sea la cualidad que atraiga a algunos. En mi opinión, esto avejenta el film, lo hace caduco.
Por cierto, veo que algunos hablan con reservas del cine americano a la hora de ponderar este film de Pasolini. Me perdonarán que les recuerde que el cine americano es el cine de Chaplin, de Keaton, de Welles. Esta película no le llega ni a la punta del zapato de estos genios.
Cuando Pasolini es grande es grande. Lamentablemente en Los Cuentos de Canterbury hace un flaco servicio a su carrera y a la obra de Chaucer.
No se entiende muy bien como I racconti di Canterbury (Los Cuentos de Canterbury, 1972) está considera como una obra notable en la carrera de Pier Paolo Pasolini, cuando podría ser una de sus peores obras. Bien es cierto que hemos de matizar, puesto que con Pasolini siempre hay controversia y no hay posibilidad de consenso. La película como indica el título, está basada en una de las obras de la literatura más conocidas, cumbre del arte inglés y escrita por Geoffrey Chaucer, The Canterbury Tales. Aún así difícilmente podemos hablar de una adaptación, porque en realidad Pasolini hace lo que le da la gana con la obra original, y de hecho en cierto momento incluso se atreve a incluir un guiño cinéfilo a una de las figuras cinematográficas más importantes de la historia, como es Charles Chaplin.
Y también resulta difícil explicar de qué va exactamente el argumento de la película, porque seguramente ni el propio Pasolini lo sabría. En teoría, multitud de cuentos e historias forman el filme, que se nutre del folclore de la edad media, aunque como veremos más adelante, con unas dosis de fantasía surrealista. No hay principio ni final, ni por supuesto un hilo narrativo convencional, algo que per se por supuesto no es negativo.
Pero vayamos al grano…no hay mucha diferencia entre la película de Pasolini y la gran cantidad de películas zafias que se estrenaban en España en aquellos tiempos. Sé perfectamente que al decir esto puedo meterme en un berenjenal pero es tal como suena. De qué va ¿Los Cuentos de Canterbury? Realmente no es más que una película cómica, cuyos puntos se sustentan exclusivamente en el humor chabacano. No existe historia detrás, y el guión no explora absolutamente nada de la obra literaria original. La estrategia prácticamente sigue siempre el mismo esquema. Generalmente una pareja de amantes insatisfecha, que se acaba rompiendo por la entrada de un tercer personaje, y así una y otra vez, el filme concatena las mismas acciones. En definitiva, temática que muestra continuamente secuencia de erotismo, y con tramas argumentales propias del cine pornográfico.
Lo que finalmente, produce una simplificación insultante tanto de la obra de Chaucer como a la edad histórica a la que se refiere el filme (mal llamada edad media). Pasolini se ríe a la cara de toda una civilización (por fuerte que parezca el término, esto es así) con un argumento que se basa en la chabacanería más baja para resumir una identidad. Los personajes que aparecen en la película son todos (y cuando digo todos es todos) unos idiotas, salidos, que únicamente piensan en meterla en caliente. Suena fuerte, y así algunos críticos defienden el filme afirmando que la película es un alegato a la jovialidad y a la alegría vital, con lo que no nos encontramos con personajes que transmiten este mensaje, encarnación teórica de virtudes positivas. Sería algo creíble, sino fuera porque los perfiles de los personajes son de una simpleza apabullante y el subrayado está precisamente en las groserías cómicas.
Uno de los fallos más inadmisibles de Los Cuentos de Canterbury lo encontramos en su montaje, un auténtico lío. Algunos aseveran que precisamente el montaje está realizado expresamente así para darle un toque distintivo al filme, pero la realidad está bastante lejos de esta afirmación. Lo cierto es que las historias que forman el filme, que no son pocas puestos que la película se sustenta en una narrativa de historias cruzadas o episódicas, son enlazadas de una manera incomprensible para el espectador, que difícilmente sabe atinar a saber lo que está viendo. Continuos saltos en el montaje, que construyen una narración a trompicones.
Ni siquiera la ambientación, la fotografía o los aspectos técnicos merecen demasiadas alabanzas. En el tema de la ambientación, como ya he comentado, Pasolini se deja llevar por una imaginación que poco tiene que ver con la realidad histórica, sino con la pura fantasía medievalizante. Además Pasolini abusa de la estridencia estética, con un vestuario lleno de colorido que llama poderosamente la atención al espectador, creando una lírica bastante personal en ocasiones, todo hay que decirlo.
Difícilmente podemos destacar algo positivo del filme, aunque hay alguna otra escena que nos evoca el mejor cine de Pasolini, y por tanto bordando el nivel de la excelencia. Curiosamente la de la hoguera, en que el filme deja totalmente de bando el humor y el tono cómico para mostrarnos una ejecución con un dramatismo que se llega a tocar desde fuera de la pantalla. El pueblo entero reunido para contemplar silenciosamente como se ejecuta uno de sus conciudadanos, más como un ritual litúrgico que como un espectáculo circense.
Pasolini siempre supo ofrecernos películas que aunaban un profundo sentido ético y estético del arte con un componente provocador -tal vez el adjetivo no sea ajustado- que sirvió para remover conciencias y como fuerte golpe al conformismo.
En el caso de Los cuentos de Canterbury, Pasolini se vale de un clásico indiscutible de la literatura universal para crear un film profundamente personal y muy coherente con su filosofía vital. Puede que en ella predomine lo erótico-festivo y la picaresca, pero no hay que dejarse engañar por esa pasarela de genitales: Pasolini está asestando un golpe al corazón de los biempensantes y los adalides de la corrección política (no olvidemos el momento en que fue rodada). Y lo sabe hacer con ritmo, gracia y respeto a la obra original, a pesar de la impronta tan personal del director italiano.
Se le puede tachar de adaptación muy particular, si lo que se busca es un puro reflejo de la obra en imágenes, pero a cambio podemos disfrutar de la visión más lúcida y poética que dio el cine en años. Si hay un clásico que pervive, ése es Pasolini. Siempre es reconfortante volver a él.