Los amantes pasajeros
Sinopsis de la película
Un grupo de estrafalarios pasajeros viaja de Madrid a Ciudad de México en un avión cuya tripulación es absolutamente esperpéntica. Durante el vuelo, una grave avería hace que los pasajeros de clase business, al verse inevitablemente al borde de la muerte, se sientan inclinados a revelar los asuntos más íntimos de su vida. Todo ello desembocará en una comedia caótica y disparatada.
Detalles de la película
- Titulo Original: Los amantes pasajeros
- Año: 2013
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
4.3
84 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Antonio Banderas
- Antonio de la Torre
- Bárbara Santa-Cruz
- Blanca Suárez
- Carlos Areces
- Carmen Machi
- Cecilia Roth
- Concha Galán
- Cote Soler
- Guillermo Toledo
- Hugo Silva
- Javier Cámara
- José Luis Torrijo
- José María Yazpik
- Laya Martí
- Lola Dueñas
- María Morales
- Miguel Ángel Silvestre
- Nasser Saleh
- Paz Vega
- Penélope Cruz
- Pepa Charro
- Raúl Arévalo
- Susi Sánchez
- Violeta Pérez
Creo que es la primera vez en mi vida que he tenido ganas de salirme antes de que acabase una película. No es que no me guste Almodovar, no, porque hasta hoy lo tenía entre uno de mis directores favoritos. Hable con ella, Todo sobre mi madre, Volver, La Flor de mi secreto…. las tengo entre mis películas favoritas, pero desde hace una hora que he salido del cine de ver este engendro debo reconocer que estoy absolutamente indignado. Cómo un director reconocido mundialmente, creador de un estilo propio y con la cantidad de premios que posee, se puede permitir el lujo de hacer una película tan vulgar, soez, anodina, tediosa, vacía…
Sr. Almodovar, me siento estafado. Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el Sr. Boyero cuándo dice: La sensación permanente que me asalta padeciendo la ridícula Los amantes pasajeros es algo ingrato llamado vergüenza ajena .
Almodóvar juega a sublimarse y a retratar un país a través de la peripecia imposible de un grupo menos que improbable. Sin embargo, lo único que sublima es la vaciedad absoluta del peor de sus imitadores y el pretendido retrato se queda en una caricatura indescifrable.
Si no fuera porque sería denigrar un subgénero, se podría decir que Los amantes pasajeros es la peor astracanada de la historia.
Si no fuera porque sería denigrar una forma de expresión artística y una profesión, se podría decir que Los amantes pasajeros es la película peor dirigida de la historia.
Sencillamente, es un horror. El Horror. Con mayúsculas.
Es inevitable perder soltura en tu profesión cuando llevas cierta trayectoria. Billy Wilder tuvo su apogeo en la comedia crítica justo el mismo año que Mankiewicz y Bette Davis tocaron la cumbre de su carrera juntos cuando ambos se veían desterrados. Y Almodóvar se vio al borde de un ataque de nervios para conseguir su mejor cinta. A partir de ahí, todo va a peor. Lo que nunca imagina uno es cuán bajo se puede caer, y esta película que pretendía ser de altos vuelos (permítanme el chiste, es una película que transcurre en un vuelo), acaba como lo que el espectador deduce que podrá (o no) ser el desenlace: un accidente. Y así es como es probable que sea recordada esta cinta a medio plazo, ya que uno no sabe si, en un futuro lejano, algo que hoy parece el mayor error de Almodóvar se convierte en una cinta de culto.
Antonio Banderas y Penélope Cruz se quedan en pista al despegar la película y, cuando el director me presenta a la tripulación y me doy cuenta de que van a ser ellos quienes me van a acompañar durante la siguiente hora y media, me agarro fuerte al apoyabrazos de mi butaca apretando los dientes y los dedos de los pies mientras mi cabeza grita que por favor paren ese avión para rescatar a Antonio y Penélope. No puede ser que tres azafatos con más pluma que Caponata tengan la misión de sacarme una sonrisa lo que dure el vuelo. Pero el frío me encoge al arrancar la cinta: me saludan en pista dos actores estelares como cebo para subirme a un avión en el que me obligan a tragarme un episodio musical de 7 vidas que gira en torno a temas tan poco sorprendentes en Almodóvar como las drogas, el sexo o la homosexualidad, todos ellos presentados en su formato más esperpéntico como ingredientes clave de una serie de escenas teóricamente cómicas pero prácticamente patéticas. Lo único que me atrevo a salvar de esta película es el único ingrediente Almodóvar que no me ha traicionado y hasta diría que he saboreado más que nunca, y es el tratamiento del color gracias a una espectacular fotografía, vestuario e iluminación.
Parafraseando a Sara Montiel, en la vida todo tiene arreglo, menos la muerte y Pedro aún está a tiempo de rehacer esta película de nuevo, si me permite la sugerencia, con Rossy De Palma, Chus Lampreave, Victoria Abril, Verónica Forqué y Juanjo Puigcorbé en el papel que les debería haber correspondido y, por favor, que no vuelva a descargar el peso del argumento sobre los azafatos, que deberían haber sido los personajes secundarios, para mi gusto.
Como es complicado convencer a Pedro de que rehaga este tropiezo con las sugerencias que he presentado, permítanme recetar al espectador un par de píldoras contra este virus que es la comedia ligera (eufemismo para definir lo que se conoce como un bodrio): si desean ver comedias simpáticas, sin grandes pretensiones que transcurran en un avión, Manolo Gómez Pereira (el rey de la comedia española clásica) puso a Juanjo Puigcorbé como capitán de vuelo en Todos los hombres sois iguales y El amor perjudica seriamente la salud, ambas películas muy a la altura de lo que cualquier espectador esperaba encontrar en esta entrega de Almodóvar.
Y si es usted seguidor de Pedro y desea resolver este trago amargo porque había olfateado cierto regusto a comedia de los 80, le recomiendo revisionar (o ver) Mujeres al borde de un ataque de nervios y asumir que difícilmente recuperará el talento que demostró en esa comedia.
Un guionista… y un replanteamiento serio del cine que viene haciendo desde hace años.
Esta película, por decirlo claramente, es un bodrio monumental. Sentí vergüenza ajena mientras la contemplaba en el cine, pero no por las ridículas salidas de tono –la expresión comer la polla se repite decenas y decenas de veces a lo largo del film– sino porque la sala estaba llena, y esta película, tratándose de Almodóvar, doy por hecho que será exhibida en el extranjero.
Si pudiera tener delante a Almodóvar, le diría varias cosas: la primera, que no estamos en los años 80, cuando sus referencias al sexo y a las drogas resultaban graciosas por irreverentes. La segunda, que, si hubiera sido un poco más listo, habría trabajado con guionistas desde hace años, al igual que la inmensa mayoría de los grandes directores. La tercera, que hay en este país, decenas… centenares, de cineastas que no pueden obtener los recursos suficientes para llevar a cabo sus proyectos, y, según parece, a Almodóvar le basta con chascar los dedos para conseguir financiación, cosa que me parece del todo injusta, teniendo en cuenta los subproductos cinematográficos con que nos viene obsequiando en los últimos años, y la cuarta, y ésta sería para el equipo artístico, que se lo piensen la próxima vez antes de aceptar un papel ofrecido por Almodóvar, y que antes se lean el guión, ya que, de lo contrario, corren el riesgo de hacer el idiota en la gran pantalla.
Concluiría este comentario con una petición pública para que al director manchego le sea impuesto un castigo: copiar a mano tres veces la crítica de Los amantes pasajeros que publicó Carlos Boyero hace unos días en El País. Tengo que decir que Boyero no es mi crítico preferido, pero en esa ocasión suscribí desde la primera hasta la última palabra de su texto.
Por último, solo añadir que me ha sorprendido que este film tenga en Filmaffinity un 5,1 de puntuación. Tanta generosidad me asusta y da que pensar.
Que te hablen de comedia ligera, de obsceno y agitado regreso a las piezas excéntricas del director , de diagnóstico moral de un país sumido en una crisis profunda , de equilibro imposible entre el kitsch trasnochado y la genialidad , entre otras estupideces, me parece una absoluta falta de respeto para con el espectador.
Básicamente, los amantes pasajeros constituye una sucesión ininterrumpida de chistes sobre mamadas. Pongamos un ejemplo:
– ¿Puedo hacer una llamada?
– ¿Una mamada?
– No, no, una llamada.
Y con este sentido del humor tan afilado, sutil y deslumbrante se desarrolla esta comedia ligera, este obsceno y agitado regreso a las piezas excéntricas del director, este diagnóstico moral de un país sumido en una crisis profunda, este equilibrio imposible entre el kitsch trasnochado y la genialidad… en definitiva, esta mierda.
Para ser justo, diré que en el cine había gente que se reía. Bravo por ellos. A mí, se lo aseguro, no me hizo gracia.