Lo que piensan las mujeres
Sinopsis de la película
Larry Baker (Melvyn Douglas), un agente de seguros que ama su trabajo y la vida hogareña, ignora, sin embargo, que su esposa Jill (Merle Oberon) se siente deprimida y abandonada, porque él no suele mostrarse ni cariñoso ni apasionado con ella. Cuando, para tratar el asunto, decide visitar a un psiquiatra, conoce en la sala de espera a un excéntrico pianista llamado Alexander Sebastian (Burguess Meredith).
Detalles de la película
- Titulo Original: That Uncertain Feeling
- Año: 1941
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6.8
48 valoraciones en total
Lubitsch. Wilder dijo de él que era el maestro. Aparte de apreciarle sentía admiración por su trabajo, por su forma de hacer las películas, de su clase y de su estilo, y de eso hay en las películas de Wilder. Lubitsch tenía una manera muy personal de ver el cine y básicamente podemos darnos cuenta que para él, contar una historia en las pantallas era contar una historia de amor, con humor.
Una historia de amor de lo más sencilla: hombre enamorado y mujer indecisa, a continuación un tercero en discordia y la trama ya está montada. Estando Lubitsch como responsable, sabemos de sobra que la trama surgirá limpiamente, sin mezclarlo todo, sin marchas atrás, sin giros ni aspavientos, no hay más que reírse un poco de todos, de valorar la chispa y el buen gusto . Sabes que no te encontrarás nada más que con clase, mucha ironía e inteligencia.
Inigualables los variopintos personajes de sus películas, en esta aparece el músico Sebastian, con un Burgess Meredith a lo grande para hacer de intruso en el matrimonio Oberon/Douglas. Un tipo maniático que para tocar el piano exige de igual forma quitar de en medio un jarrón que no le gusta como a una mujer fuera de lugar. Desde luego una buena comedia que no hace falta comparar con otras suyas, alguna será de superior categoría, pero es igual. Lo que piensan las mujeres también lleva su sello y la garantía de ser otra obra del maestro para disfrutar.
Comedia de guerra de sexos inferior a las grandes obras dentro de este subgénero, si bien presenta situaciones de gran comicidad (la reunión en el despacho del abogado, las serenatas del artista o el slapstick final con Melvyn Douglas entrando y saliendo de un cuarto de baño ante los en un primer momento preocupados y más tarde divertidos ojos de Merle Oberon).
Por otro lado, subyace en ella una reflexión sobre la rutina del matrimonio y el anhelo de una aventura que introduzca algo de emoción en la vida matrimonial. Es aquí la mujer quien da el primer paso en este sentido cuando queda fascinada por el peculiar carácter y el ¿genio? de un músico extravagante y ciertamente asocial. Se incluyen asimismo apuntes sobre la manera de entender el arte (en concreto las múltiples interpretaciones o incluso la incomprensión de las que una obra surrealista puede ser objeto).
Una obra, al fin y al cabo, que se pregunta si los defectos conocidos son preferibles a aquellos por conocer e indaga sobre lo destructivo de lo rutinario y de la falta de comunicación y de alicientes en la pareja. Todo eso, en una screwball. Casi nada.
Voy a centrarme en lo inoportuno e inadecuado del título que recibe esta película en España. That uncertain feeling es rebautizada, para siempre, como Lo que piensan las mujeres , gran responsabilidad la del titulador de turno para esta película del 41. Y sí, titulador y no tituladora, porque es fácil adivinar que se trató de algún señor. Lo cierto es que la película no va, como cualquiera esperaría, de personajes femeninos que muestran sus puntos de vista sobre el tema a tratar. El único personaje femenino, realmente protagonista y motor de la trama, es Jill (Merle Oberon) que, en ningún caso, puede ser símbolo de una forma supuestamente paradigmática del pensamiento de las mujeres. Solo a un caballero se le podría ocurrir retitular esta cinta así, quizá sorprendido del carácter independiente y dueño de sus actos de Jill Baker. Se me ocurren unas cuantas películas que podrían haberse llamado así sin que haya tanta discordancia con su planteamiento argumental. Reconozco que el título es comercial , atractivo para captar público. ¿Quién se puede resistir a descubrir secretos, lo que no vemos o escuchamos habitualmente? Las mujeres sí, ellas ya saben lo que piensan. Y también saben que no se puede estereotipar el pensamiento de hombres o mujeres precisamente por la enorme (y necesaria) variedad que habrá siempre. La cinta del maestro Lubitsch comienza con una secuencia muy suya, irónica y fina, en la que un letrero introductor nos dice que los hombres han hecho todo tipo de hazañas y conquistas salvo… y lo siguiente es un plano de la puerta de un baño público para mujeres. Gag obvio y elegante.
Si no conocías esta película pero seguramente has visto las más famosas de Lubitsch, ésta también te gustará. Es lo bueno de los creadores con estilo propio, es extremadamente difícil que decepcionen si no se apartan de él. That uncertain feeling sigue, por supuesto, el estilo habitual del director alemán de origen judío (no me nieguen que esta mezcla de raíces no es atrayente) y sus famosos toques Lubitsch . El fan acérrimo los espera y Lubitsch nos obsequia. ¡Cómo no ser agradecidos!
No quiero ser redundante, contando la trama o detalles técnicos que ya se encuentran en las numerosas críticas que acompañan la mía y mucho menos, contar el desenlace o desenmarañar el argumento. Mejor disfrutarlo con el visionado.
Termino como empecé: me gusta el adjetivo uncertain del título para hablar de los sentimientos de los personajes principales. Algo hay de vacilante, indeciso, indeterminado…
Lubitsch no podía equivocarse en eso.
Es muy cierto que Ernst Lubitsch no falla, siempre aporta calidad y consigue hacer pasar buenos momentos puntuales, pero en el caso que me ocupa, respecto a Lo que piensan las mujeres , puedo asegurar que en general, ha firmado mejores películas. No me gusta recurrir a la fácil locución de obra menor , pero no tengo mejor opción para definir su película, porque el nombre de Lubitsch significa mucho en la historia del cine y esta comedia no es la que mejor define al director. Tiene momentos buenos, todos los que tienen que ver con el cínico pianista Burgess Meredith, perfecto contrapunto colocado entre la pareja burguesa objeto de atención de la historia. A los típicos diálogos rápidos se les une un ambiente desenfadado, el maestro de la comedia a estas alturas sabía cómo vender las risas y no negaré que lo consigue, incluso para espectadores que deciden revisar su obra 70 años después y como en mi caso, logramos pasar un buen rato.
Sin embargo le falta más chispa, le falta conseguir risas más largas… Qué mal me sabe escribir en esta dirección!!! Todos sabemos lo difícil que es hacer reír!!!
La comedia fina, elegante, sutil e inteligente tiene un rey: Ernst Lubitsch. Rey de los diálogos irónicos y soberbios. Rey del toque de distinción (su famoso toque Lubitsch). Rey de oros cinematográfico. Rey para y por los espectadores inteligentes.
Claro que, entre Ninotchka y To be or not to be, esta comedia That Uncertain Feeling (literal: Esa sensación de incertidumbre) palidece un poquito y queda entre las sombras de dos de las mejores películas, en mi opinión, de todos los tiempos. Sería incorrecto hablar de obra menor porque ni lo es ni la filmografía de Lubitsch recoge mediocridades. Sencillamente, sucede que hay películas como las que he citado que cogen al espectador y no lo sueltan. Hacen con nosotros lo que quieren. Y esta no. Le falta ese gancho que nos suspenda en el genio de un gran cineasta. Tiene diálogos, ironía, chispa y toque pero no acaba de enganchar. Tal vez sea la convencionalidad de la propia historia, aburridos maridos, mujeres incomprendidas, terceros al acecho, unas cuantas típicas situaciones para dar volumen a la historia y aquí paz y después gloria. No hay sorpresas. El pescado está totalmente vendido desde el principio. Pero no importa. Si esto fuese fútbol lo importante no sería el resultado sino ver un buen juego. Y con Lubitsch el jogo bonito está asegurado y si además de los elementos Lubitsch contamos con la excepcional interpretación de los tres primeros actores, la calificación no puede por menos que ser alta.
Un detalle final. Mi discrepancia respecto de la consideración de comedia femenina dada por algunos críticos. Aquí tanto monta monta tanto Melvin como Merle. Con permiso de Burgess naturalmente. Y además, para más redundancia, es apta para espectadores masculinos. ¿O debo gritar a los cuatro vientos como Jack Lemmon en Con Faldas y a lo loco…¡Soy un hombre! ?