Lo and Behold, Reveries of the Connected World
Sinopsis de la película
Werner Herzog examina el pasado, presente y futuro en constante evolución de Internet. NetScout, líder mundial en ciberseguridad y servicios de protección en tiempo real, se subió a bordo como productor e introdujo en un nuevo mundo a Herzog, que llevó a cabo una serie de originales entrevistas con pioneros y profetas del ciberespacio como Elon Musk (cofundador de PayPal y Tesla), Bob Kahn (inventor de la IP o protocolo de internet) o el afamado pirata informático Kevin Mitnick. Estas provocadoras conversaciones revelan la forma en que el mundo digital ha transformado la manera en que funciona prácticamente todo en el mundo real, desde los negocios a la educación, los viajes espaciales, la asistencia médica o el cómo gestionamos nuestras relaciones personales. El lo del título original hace referencia al primer mensaje enviado por el ciberespacio, entre ordenadores de la Universidad de UCLA y la de Stanford, el 29 de octubre de 1969.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lo and Behold, Reveries of the Connected World
- Año: 2016
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
6.6
42 valoraciones en total
Un documental sobre los orígenes de internet, su desarrollo, su futuro. También sobre sus cosas malas.
No deja demasiado. Herzog le mete su típico artificio y clima de suspenso.
Sin embargo si lo pensás dos veces lo único que te queda es un conjunto de fulanos hablando de cómo se desarrolló la tecnología y tratando de predecir y flashear las mismas gansadas que cualquier moncho.
Visualmente se trata de personas sentadas en sus escritorios hablandole a una cámara.
El gran Herzog se ríe de todos nosotros. Parece decirnos: Miren como filmo cualquier cosa con una musiquita intrigante y todos salen a decir que hice una gran película .
La nota es un 4.
Lo and Behold me ha parecido un documental superficial, que no profundiza demasiado en el tema. Es entretenido, salen múltiples personas, cada uno importante en su campo, contando anécdotas sobre su trabajo, sobre el pasado o sobre el posible futuro al que nos dirigimos en cuanto a la tecnología se refiere, centrados específicamente en Internet.
Las ideas que se plantean en algunos momento son interesantes y algunas deberían llevarnos a reflexionar si realmente es hacia donde nos queremos dirigir. En otros tramos destila cierto aroma a sensacionalismo, pero bueno, en general es entretenido, sin ser nada más allá de eso.
Me quedo con algunas de las preguntas e ideas que se quedan en el aire, por lo demás, me ha parecido normalito.
Scherzo.
Werner entrevista a múltiples científicos y eminencias sobre el presente y el futuro de múltiples temas del mundo de la red: el devenir de la robótico, el impacto que la adicción por los videojuegos causa en la vida de algunas personas, la posibilidad de llegar a Marte e implantar Wi-Fi allí, el nacimiento de internet…todos ellos temas muy interesantes.
«Fitzcarraldo», «Aguirre, la ira de Dios», «Cobra verde», películas que muestran a un ser humano fuera de control, personalidades que sólo entendió Klaus Kinski, alter ego de Werner Herzog, este último una mente desmesurada como sus personajes, pero tan inquieta, que ha encontrado en los documentales, una manera de expandir sus conocimientos.
Herzog no es un «buen salvaje», posee una fuerza primitiva, pero no le venden el cuento de que los seres humanos somos pacíficos y tranquilos, más bien entiende que seamos codiciosos y violentos. En «También los enanos empezaron pequeños», Herzog mostró esa oscuridad que llevamos dentro, nuestro afán de conquista y de dominio, de abrazar sin mucha dificultad el caos más absoluto.
Werner Herzog no utiliza las redes sociales, prefiere la mesa del comedor como tal, donde comparte con su esposa y un máximo de cuatro invitados. Prefiere ser cauto, porque considera a los computadores e Internet el principal enemigo del «pensamiento analítico profundo». Herzog es muy activo, se interesa por variadísimos temas en torno al ser humano, pero nunca aparecerá como un fanático que incite a no vacunar a los hijos.
Debido a su capacidad analítica y a ubicarse bastante afuera del espectro de Internet, sus opiniones son valiosas, no porque sea tan inteligente, sino porque conoce las preguntas e intuye bien a quien preguntar.
«Ensueños del mundo conectado» es la búsqueda de interrogantes en torno a Internet, las respuestas lo tienen sin cuidado. Dirige su mirada a un espectador avezado, el fanático o prejuicioso encallará en las diez secciones del documental, lo encontrará caótico, cuando su objetivo evidente es prepararnos para un futuro tecnologizado.
«La información que los niños aprenden en la escuela ya está en Internet», por lo que debemos cultivar nuestro raciocinio. A Internet no le importa si eres un perro o un robot, simplemente despliega posibilidades y sobre todo datos, la información surge a partir de una mente educada que se relaciona con esas posibilidades. Quien ha experimentado el mundo real o ha leído muchos libros, aprovecha de gran manera lo que ofrece la red, sabe dónde encontrar lo valioso y cuándo descartar la basura.
Internet se propaga «fuera de control», lo importante es que el usuario diseñe «filtros» (eso no lo provee Internet) para interactuar equilibradamente con la tecnología. Instalar Internet en Marte no representa un gran desafío, bastarían sólo cuatro satélites para conectar con la Tierra. Un ser humano sin filtro será más eficiente para destruir el planeta, que para lograr concebir un nuevo mundo en el espacio exterior.
Los entrevistados de Herzog piensan que «Internet ya sueña consigo misma», ocasiona eventos impredecibles que se ocultan dentro de la propia red. Estamos en pañales, en una época de crecimiento, nos queda mucho por avanzar en lo moral y cultural, ni hablar de las leyes.
Werner Herzog cree que la Internet de las cosas va a hacer invisible la tecnología, con una interfaz tan sencilla como la de la electricidad. El cerebro humano posee un «lenguaje universal» (un alfabeto) que es independiente del idioma. Lo demuestran las resonancias magnéticas del cerebro, a futuro podríamos incluso twittear los pensamientos humanos.
Ese es el futuro que descubre Herzog, uno de mundos infinitos abordados mediante la tecnología, pero con la salvedad de que deben ser explorados por mentes eternas, trascendentes.
La tecnología acercará las distancias, pero por ningún motivo debe contaminar nuestras mentes. Nos haría pedazos, dejándonos atrapados en el infinito mundo del conocimiento, vagando por la banda ancha y olvidándonos del libre albedrío que nos distingue de las máquinas.
Las decisiones serían tomadas por algoritmos. El aprendizaje, nuestros gustos, son los factores que nos diferencian. Si no cultivamos decisiones propias, seremos incapaces de encontrar un propósito vital, seremos infelices.
Las secciones más áridas del documental dicen relación con el bullying digital. «No hay dignidad ni respeto en Internet», nadie se hace responsable por lo que ocurre en su interior. El hombre va muy atrasado persiguiendo a la tecnología, obviamente es un problema que el protocolo de Internet pueda ser anónimo, pero al contrario, quedar completamente individualizados, nos dejaría de manos atadas frente a los gobiernos.
«Vivía más tiempo conectado a videojuegos que en la vida real», confiesa un individuo desde un centro de rehabilitación a la adicción de Internet. Obviamente, eso es un peligro. Mentes patológicas o esquizoides son caldo de cultivo para perderse en la red. Imaginemos el poder adictivo de la pornografía que ofrece satisfacción instantánea, sin seducción ni posibilidad de rechazo, simplemente se accede a un presente distorsionado, donde el tiempo deja de transcurrir y se escapan nuestros sueños.
En el año 2016 Werner Herzog presentó tres largometrajes, Salt and Fire, una ficción filmada en Bolivia con Michael Shannon, Gael García Bernal y Veronica Ferres, una historia con rasgos ecológicos que fue terriblemente recibida, por su parte, Into the Inferno, tuvo un mejor recibimiento, es un documental distribuido por la plataforma Netflix que explora la relación entre los volcanes y las culturas a su alrededor.
Por su parte, en Lo and Behold, el prolífico realizador alemán enfatiza en un mundo que no había explorado hasta el momento: el internet y el mundo cibernético, presentándose como algo con posibilidades sumamente amplias más allá de sus límites, abordando también otros elementos de avanzada tecnológica como la Inteligencia Artificial o la exploración espacial de la mano de Elon Musk.
Inicialmente el énfasis es una parte histórica sobre el internet, las primeras pruebas y los ideales de los pioneros, son interesantes las tomas de archivo de los noticieros presentando los grandes avances del momento, que como el propio realizador menciona, con el desarrollo y la vida actual, parece ser que eso sucedió durante la prehistoria, aunque bien se podría hablar de una prehistoria del internet.
Pronto esto se va a ir transfigurando hacía las aplicaciones que este puede tener: vehículos autónomos, robots, computadoras avanzadas, videojuegos, comunicación más allá de nuestro planeta, etc. Para esto se entrevista con varios especialistas en todas estas materias, que hablan sobre la temática y responden a las inquietantes consultas del director, que fiel a su costumbre suelta preguntas que abogan a la imaginación.
Todo este panorama se ha concretado en la sociedad actual, se ha establecido como algo que es inherente a la vida diaria, ¿qué tan complicado sería vivir un día sin internet? Probablemente complicado pero resistible, ¿y una vida sin internet? Herzog es catastrófico y establece un quiebre completo de la sociedad sí este, de una u otra forma termina desapareciendo para siempre, el fin de una era, de una civilización.
Acá entra en juego la parte no agradable de los temas abordados, como se produce una dependencia completa: adicción a los videojuegos, personas que no soportan las ondas magnéticas, el mundo de los hackers, aunque es mostrado como algo que puede ser positivo. Herzog siempre realiza consultas incitando a los entrevistados a hablar sobre los panoramas futuros, aunque en general se muestran reacios, creen más en los aspectos concretos.
Lo que sí queda claro con este documental es que el mundo de internet y sus aplicaciones es increíblemente amplio, por un lado, las personas del común no tienen idea de lo grande que es y todas sus implicaciones, no pueden comprenderlo, por otro, es imposible determinar hasta donde puede llegar y mucho menos cuándo, es todo un mundo que aún queda por descubrir.
No es un trabajo deslumbrante en el aspecto visual como otros de este director, si sigue la línea antropológica de varios de sus trabajos, aquí claramente influenciado por la perspectiva tecnológica, no es tan fluido, pero sí sumamente interesante.