Leningrado
Sinopsis de la película
Cuando en 1941 la Alemania nazi invadió la Unión Soviética, sus tropas rápidamente sitiaron Leningrado. Los periodistas extranjeros fueron evacuados, pero una de ellos, Kate Davies pierde el avión. Sola en la ciudad, contará con la ayuda de Nina Tsvetnova, una joven idealista. Juntas lucharán no sólo por su supervivencia, sino también por la de otras personas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Leningrad aka
- Año: 2009
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
5.4
40 valoraciones en total
Leningrado bebe de las mejores películas bélicas. Está claro Pero esto no significa que la obra hay realizado una buena síntesis de estas, sino que en este caso, la película se convierte en un pastiche que acaba cayendo por la senda de la vergüenza ajena Se trata de una oda al heroísmo ruso, como lo son las producciones norteamericanas que nos vienen del otro lado del charco. De todas maneras, el plagio y las intenciones son tan evidentes que el tema melodramático pasa a convertirse en una caricatura. Digamos que se fuerza en exceso y de ahí vienen todos los males.
La historia de Leningrado tiene una historia cruda a la par que apasionante, una Numancia moderna, tres millones de víctimas civiles de la ciudad hoy día conocida como San Petersburgo, que dieron su vida en la guerra más salvaje hasta la fecha. Y ni aún con esas el director ha conseguido que sintamos empatía por los ciudadanos. El director se dedica a mostrar planos aéreos de gente cayendo de inanición pero ni aún así sentimos tristeza o compasión por ellos, nos sentimos más congelados que la estepa rusa en la que se ambienta la acción. El defecto que más salta a la vista es la estructuración del guión y los problemas en el montaje. Las historias que se han pretendido entremezclar,que no son pocas, no se han conseguido pegar y quedan deshiladas en un ridículo extremo. Los diferentes personajes deambulan por el film sin que sus historias interesen al espectador, por ejemplo, el personaje alemán que tiene un propósito tan claro y se huele tan a la legua que uno se lo toma hasta con ingenuidad, el bagaje cinéfilo del espectador no se tiene en cuenta y es un craso error.
Más en el montaje propiamente hablando, la conexión de las imágenes es totalmente arbitraria, no ya sólo que se pase de la historia de un personaje a otro sin aparente sentido, sino que dentro del propio fragmento la planificación de los encuadres no sigue un orden aparente, picados, contrapicados, escenas a cámara lenta sin razón aparente…se ha querido mostrar tantas cosas y todas a la vez que ya lo dice el refrán, o eres un genio o el que mucho abarca poco aprieta. Todo esto fomenta que la tensión dramática se vaya al garete y que estemos más pendientes del reloj que de la película. Si a eso le añadimos que los Fx de alguna que otra escena, como la del ataque aéreo nazi, den más pena que otra cosa, hace un cóctel explosivo.
La película no tiene un mal comienzo, acercándose al sitio de Leningrado y mostrándonos una pequeña escaramuza. Pero ya ahí aparece el personaje protagonista, que decir que es sonrojante es quedarse corto. No es sólo que su fanatismo por la URSS se confunda con el de un guiri borracho paseando por la ciudad condal en vísperas de un partido, es que es quizá, uno de los personajes más insustanciales que se hayan paseado por una película. Sus diálogos con la reportera inglesa demuestran una vacuidad que asusta, pese a que se meten sus buenos chupitos de vodka para relajar ambiente. No hay ningún otro personaje que aporte algo a la película. El arrepentido alemán ya citado no da el pego. La reportera inglesa es para que baje alguien y lo vea. Por no hablar de las tramas que suceden fuera del sitio (con el cameo de Hitler incluido).
http://neokunst.wordpress.com/2013/03/25/analisis-filmico-leningrado/
Y no lo fue, porque con un argumento al que se le podía haber extraído muchísimo partido, y haber filmado con otro talante el dramático suceso por el que tuvieron que pasar tres millones de ciudadanos rusos , por la impericia del director y por la insoportable levedad del guión realmente lo que se encarta es un culebrón supuestamente bélico (exceptuando los primeros cinco minutos y el sonido de los aviones, no tiene nada de bélico) que llega a hastiar, por su inconsistencia. La narración atropellada y errática, secuencias y planos, mezclados sin ton ni son, en un montaje infernal. Tramas y subtramas paupérrimas y absolutamente nada creíbles, y en medio de todo este desaguisado el desperdicio de la Sorvino, oscarizada actriz de contrastadas aptitudes, que aquí se encuentra fuera de sitio. Con lo inmensa que está en Poderosa Afrodita de Allen y lo perdida que se la ve en este novelón que en suma parece un capítulo de alguna serie televisiva
El pulso de una película es el reloj de pulsera. Tan buena o mala se puede calificar en función directamente proporcional a las veces que le echemos un vistazo. En mi caso fueron al menos, cuatro, Por ende, suspenso. Absolutamente prescindible y nada recomendable. Mejor, una partida de cartas.
La película trata sobre un hecho histórico: el sitio de la ciudad de San Petersburgo por parte del ejército alemán durante la II Guerra Mundial, un asedio que empezó en el verano del año 1941 y se prolongaría más de dos años, con un invierno (el del año 1941) que fue de los más fríos y mortales que se recuerdan. En tales circustancias de asedio bélico, los suministros de carbón y combustible se agotaron, la calefacción central se acabó y sin ella las tuberías se congelaron y el suministro de agua se cortó. Mucha gente murió de frío y de hambre. Había tal cantidad de muertos por doquier que no había ni fuerzas ni lugar donde enterrarlos, quienes podían los transportaban envueltos en sábanas sobre un pequeño trineo y los echaban al río o los dejaban a las entradas del cementerio, etc. A fines de noviembre de 1941 cuando el lago Ladoga (próximo a la ciudad) se congeló, los camiones del ejército ruso y trineos tirados por caballos empezaron a conducir alimentos hasta la ciudad, pero fueron atacados por los aviones alemanes y miles de ellos se perdieron cayendo al agua y muriendo sus conductores y transportistas. A finales de enero de 1942, un número determinados de habitantes de San Petersburgo o Leningrado empezó a salir de la ciudad y a cruzar el congelado lago Ladoga, ya que era el único camino que tenían para atravesar el cerco enemigo, pero gran parte de los leningradenses se quedaron en la ciudad y perecieron a montones.
Según se ha calculado de tres millones de habitantes que tenía la ciudad de Lennigrado, la cifra de muertos durante el sitio llegó al millón o quizás a algo más.
Todo esto lo podemos ver en esta película que se concentra en varios protagonistas individuales: una joven miliciana militar del ejército ruso, una periodista anglo-rusa que se queda cercada en la ciudad, unos niños rusos nativos de Leningrado, etc. En la vidas de éstos personajes vemos las terribles circustancias que tuvieron que vivir el conjunto de ciudadanos de San Petersburgo, acosados por los bombardeos alemanes, el hambre, el frío y la muerte en muchas de sus variantes.
Es una película muy fría, si no se ve con calefacción el frío de la narración e imágenes se mete en los huesos como si estuvieramos en aquel mismo escenario histórico, allí mismo in situ.
Entre septiembre de 1941 y enero de 1944, la Ciudad Heroica de Leningrado padeció la peor pesadilla de su historia, desde que Pedro el Grande la fundó con su nombre original, San Petersburgo, en 1703.
Un asedio es una terrible modalidad de genocidio calculado y sistemático, en el que los invasores mantienen un cerco persistente que va estrangulando lentamente a los habitantes encerrados en una población. Los nazis lo practicaron con sádica y despiadada premeditación, porque les aportaba algunas ventajas. Por ejemplo, la de ahorrar las vidas de la mayoría de sus preciosos soldados, las cuales se habrían malgastado tontamente en batallas frontales contra el ejército soviético que defendía la ciudad, y contra los civiles. Era mucho más cómodo situarse en el perímetro y limitarse al bloqueo y a repeler las ofensivas de los debilitados soldados rusos. Además, los nazis contaban con su conocida potencia militar y su buena alimentación. También evitarían contagiarse de las epidemias que no tardarían en aparecer, al mantenerse a prudente distancia. Y expondrían al mundo el alcance de sus tácticas de guerra. El mensaje fue lanzado: No debía haber supervivientes. No se harían prisioneros ni se perdonaría la vida a nadie en el supuesto de que Leningrado se rindiera. Todo rastro de la antigua capital de Rusia debía ser eliminado. Si doblegaban una de las columnas vertebrales del país, el orgullo de aquella nación por su urbe de las Noches Blancas, del Neva y del Hermitage, que había sido levantada con grandes sacrificios para que Rusia tuviese una salida occidental al mar, se asestaría un golpe mortal a la moral nacional. Los nazis habían calculado que, si Leningrado caía, se podría considerar como un paso agigantado hacia la derrota de los comunistas soviéticos.
Dejar morir de hambre, de frío y de desesperación a los petersburgueses era un plan escalofriantemente sencillo que suponía pocas bajas en los efectivos alemanes y un duro castigo al corazón de Rusia.
Pero ni sus mayores previsiones contaron con una tenacidad a prueba de horrores. En los despachos de los altos mandos se barajaban cifras de calorías y raciones alimenticias diarias que las personas necesitan para sobrevivir y se preveía con morboso placer cómo el racionamiento iba a acosar los almacenes de suministros e iba a sumir a la gente en una hambruna espantosa. Se planeaban constantes ataques aéreos sobre el núcleo urbano, para destruir y matar todo lo que se pudiera. Se anticipaba cómo el azote de las privaciones iba a minar las fuerzas de los que eran vistos como tres millones de cucarachas. Y todas estas previsiones se materializaron. Pero el tiempo pasaba y la ciudad no se rendía.
El cerco de Leningrado es tal vez uno de los episodios más dramáticos y menos conocidos de la Segunda Guerra Mundial, a través del mismo, el señor Hitler pretendió la destrucción de la faz de la tierra de esta ciudad y consecuentemente de sus habitantes, junto con el Holocausto fue uno de los episodios donde más civiles murieron, 1.500.000 personas durante los dos años que duró el cerco, muriendo lenta e inexorablemente de hambre.
Tenemos en consecuencia un episodio donde la realidad es más horrenda que cualquier filme.
Partiendo de esos conceptos me puse a ver la película.
Hay que aclarar que no es una película bélica las escenas de batalla duran escasos 5 minutos, el resto transcurre sobre como una periodista inglesa trata de sobrevivir dentro de la ciudad sitiada.
El problema mayor es la falta de solidez argumental, hay varios personajes pero las relaciones que se arman entre ellos en general son vagas y poco convincentes, asimismo aparece en la mitad del filme la intervención de la policía secreta de Stalin que no le agrega demasiado a la historia.
Es un folletín malo.
Las actuaciones son correctas, lo malo es el guión.
Quede sorprendido de ver que la película es del año 2009, la estética es propia del viejo cine soviético, pero sin el dramatismo en el mejor de los conceptos que tenían ciertas películas.
En fin, es un drama que no termina cuadrando adecuadamente con el trasfondo histórico.
El drama de los que murieron en Leningrado no encuentra adecuado eco a través de este filme.