Lemmy
Sinopsis de la película
Rockumentary sobre la vida del cantante de Motorhead, Lemmy Kilmister. Sinopsis de In-Edit: Bruto como un tractor, pero un auténtico pionero. Más punk que los punks, lo de Lemmy siempre ha sido el rock’n’roll intuitivo, primario y fardapaquetil. Lleva tanto en esto del rocanrol ultramontano, sexual y berzotas que casi podría haberlo inventado. Y en cierto modo lo hizo, como nos muestra este documental: fue garaje-rocker de botín cubano en los galeses Rockin’ Vickers (vaya pelucón). Fue viajero espacial en los idos proto-punks Hawkwind. Y los dejó (de hecho, le echaron) para formar la máquina: Motörhead. La apisonadora con diéresis. El grupo que mejor ejemplificaba su mente: Ruido, Rapidez y Rabia. Cómo esto acabó influyendo a florecillas del bosque como Poison es un misterio, que Lemmy viene precisamente a desvelar. Aquí tenemos al Lemmy cotidiano, paseando palmito por L.A. (la Arcadia de los rockeros matusalén): vemos como bebe, cocina, graba, toca (le invitan a todos los conciertos del mundo, Metallica le adoran) y colecciona estremecedora memorabilia original nazi (le vemos incluso subido a un tanque). Lo único que no descubriremos a estas alturas es el secreto de su eterna juventud: a los 62 años, Lemmy Kilminster lo ha bebido, follado y hecho todo -incluyendo inventar sin querer el heavy metal- pero aún parece querer más. Dave Grohl, Alice Cooper, Slash, Mick Jones (de The Clash), Peter Hook (de New Order) y otros figurones (incluyendo a C.C. Deville, de los mencionados Poison) se inclinan aquí ante el pirata de la verruga. Por admiración o -podría ser- miedo. Que lo da (sinopsis extraída de In-Edit). Lemmy: That was a great time, the summer of 71 – I cant remember it, but Ill never forget it! (Aquella fue una gran época, la del verano del 71. No la recuerdo, pero nunca la olvidaré!).
Detalles de la película
- Titulo Original: Lemmy (Lemmy: 49% Motherf**ker 51% Son of a Bitch)
- Año: 2010
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
7.5
38 valoraciones en total
Teniendo a tu disposición a alguien como Lemmy, encima de un escenario desde el 64, creo que podría haberse sacado más y mejor.
Muchos testimonios son absolutamente superfluos. Otros se echan de menos.
Que Lemmy juegue a la tragaperras y coleccione cuchillos está bien como anécdota que reseñar someramente, pero no es algo en lo que detenerse.
Los Motor originales apenas aparecen, se le da más trascendencia al hijo de Lemmy, rozando el folletín en algún momento, pero también dando algún otro divertido gracias a los comentarios de Kilmister, quien, eso sí, queda retratado como la quintaesencia del RocknRoll, dejando a otras leyendas a la altura de Britney Spears, como bien explica Grohl.
Los momentos íntimos ayudan a perfilar la leyenda, desmitifican (o mitifican más, según se mire), pero dejan de lado cosas más interesantes, vivencias, influencias, su paso a través de las etapas Punk o NWOBHM, su etapa de roadie, sus letras, o tantas cosas que, en el mejor de los casos, tienes que deducir de los testimonios de gente que adora la banda.
Incluso lo que comenta de Hawkwind es algo trillado, igual que lo del nazismo, ya desmentido tantas veces.
Su amor por los Beatles también era ya de sobra conocido, aunque la escena de la tienda de discos ha salido francamente bonita por espontánea ( Tenía que hacerlo por el Rock and Roll ).
Sólo en el momento de los Vickers parece que va a inclinarse por ofrecernos información fresca sobre los inicios de Lemmy, pero enseguida sale de esa línea.
Quien no conozca a los Motor sentirá curiosidad si le gusta alguna de las otras bandas que salen. No exageran: Motor son y han sido eso y más.
Quienes conocemos Motorhead, también podemos disfrutar del visionado pero poco nuevo descubriremos si nos ha interesado el grupo.
El enfoque humano no tenía porqué mermar otras facetas del documental que, para mí, salen perdiendo.
Aún así es recomendable, pues rara vez se concede a estos grupos la importancia que tienen.
Maravilloso documental que me ha dejado con una enorme sonrisa en la cara. LEMMY con mayúsculas es lo que vemos en esta producción de Greg Olliver y Wes Orshosky, que profundiza en la vida del que para algunos es el inventor del heavy metal, pero que para mí es un gran tipo que eligió como forma de vida el más puro y salvaje Rock n´Roll. Un rebelde, un renegado, del que aquí disfrutamos en su forma de mito y en su forma más humana.
Nos desvela que tras esa apariencia de indomesticable y bronco rockero, motero amante del cuero y los tatuajes, hay un tipo capaz de ser entrañable y sobre todo y para mi más importante, capaz de marcar su propio destino.
Mientras vamos disfrutando del rock primario, potente y desenfrenado de sus Motorhead o el menos primario pero más punk, de sus espaciales Hawkwind, las escenas apasionadamente turbadoras se suceden sin más prejuicio que el propio de la rebeldía como estado natural. Entre otras, destacaría la que, entre cervezas, conversa con Billy Bob Thornton.
Un tipo apasionadamente interesado por coleccionar cuchillos o uniformes de oficiales nazis, que en su aseo tiene un pez que canta aquello de Don´t Worry, be happy. Un tipo apasionado por los Beatles, Little Richard, Elvis y Jerry Lee Lewis, que rockeaba en los 50, para el que como bien define Dave Grohl, la integridad y la sinceridad son lo más importante.
Me parece una figura turbadora la de Kilmister, por haber convencido al mundo del Rock, de que hace su música desde el corazón, y mucho más, y esto es lo más importante que nos cuenta el documental, de que vive su vida de la misma manera, con su corazón y a su manera. Esto es mucho decir, en el mundo falso, absurdo e interesado en el que vivimos.
El ritmo narrativo no decae en ningún momento y la dirección mejora a otros documentales por un montaje más vivo, menos esquemático, en el que hay entrevistas y escenas de archivo pero hay una sabia elección de escenas que presentan al personaje en su estado más natural.
La inclusión de su hijo aporta al documental un tono dramático que viene a reforzar la idea romántica del personaje. Me interesa la idea de que una estrella del rock, ávido consumidor de bourbon y drogas sintéticas, que lo ha vivido y follado todo y que ha abandonado la idea del amor en el único sentido que lo tiene, que es el de la pareja, por el maldito rock n´roll, nos espete que las únicas personas importantes en su vida han sido su madre, su abuela y su hijo. Es algo tan evidente que abruma, pero tiene una belleza especial verle los ojos al contarnos esto.
(sigue sin spoiler)
– Si él tuvo cojones para operarse, yo los tuve para liarme con él.
(Lemmy respondiendo a la pregunta si alguna vez habia tenido relaciones con un transexual).
– Si Motörhead se muda a tu vecindario, no crecería mas hierba en tu jardín.
– No soy rockero todo el día: paro para dormir.
– Periodista: ¿Lemmy, cómo llevas las resacas?
– Lemmy: Chaval, las resacas son para los que paran de beber…
– Nunca me he acostado con una mujer fea, pero si que me he levantado con unas cuantas.
– Si no has hecho nada que te haya hecho daño, debes tener una vida muy aburrida.
– El verano de 1973 fue fantástico. No me acuerdo de nada, pero nunca lo olvidaré.
– En ese tiempo estábamos todos colgados en ácido. Acabábamos discutiendo con los árboles, pero lo peor es que a menudo ganaban ellos la discusión.
– Periodista: Lemmy… ¿eres Dios?
– Lemmy: No, que va, una vez vi a Dios cuando estaba de ácido y era mucho mas alto.
Los que no conozcáis al bueno de Lemmy, ya os podéis hacer una idea aproximada de la clase de espécimen que es, y si no, pues podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos que representa la encarnación viva de la máxima Sexo, drogas y rock and roll. Así de sencillo pero no de simple, que el hombre tonto no es y tiene más tiros pegados que la bandera de Nápoles, por eso se siente este film como una oportunidad malgastada, un rockumentary anecdótico, curioso, más que no en un retrato que haga verdadera justicia a un tío que comenzó llevándole la guitarra y bolsitas de LSD a Jimmy Hendrix para acabar como líder de los incombustibles Motörhead durante 35 años… Y contando.
Tiene momentos de brillantez y muy buena factura, pero se queda en la superficie, mucho testimonio de la impresión e influencia que Lemmy ha dejado en miles de fans anónimos o renombrados, pero no se ahonda en su música, su legado, su leyenda, ¡sus verrugas! Un 6 para un documental epidérmico sobre un personaje de 10 al que su trayectoria musical y vital demandaba mayor justicia. En fin, siempre nos quedará el No Sleep Til Hammersmith.
Lemmy Kilmister (1945-???) tiene 67 años, se bebe a diario una botella de Jack Daniel´s mezclada con Coca-cola, en un día normal se va al Rainbow y se pone a echar a la máquina y se fuma innumerables paquetes de Marlboro blando.
Si lo piensas resulta que es algo parecido a lo que hacen los viejos de tu barrio, lo que pasa es que ellos beben coñac del chungo, fuman Ducados y no van vestidos de negro y plata con un Stentson y botas con la punta de metal, porque Lemmy, va vestido de Lemmy hasta en la ducha, colecciona objetos del ejercito nazi (uniformes, armas, banderas…), pero asegura que no tiene dicha ideología que solo le mola la estética Además tiene un conocimiento enciclopédico de la Segunda Guerra Mundial.
Su casa de L.A. está llena de mierdas y memorabilia de él mismo, su hijo (al que conoció cuando ya era un muchachito) se pasa por allí para echar unas partidas en la Play.
Todo esto en invierno, porque en verano sale de gira con los Mottorhead y que tiemble el mundo, a su dieta de alcohol, nicotina y videojuegos, le suma los viajes en el autobús de la banda, hora y media de R´N´R (del grupo que tiene el récord de ruido) en una postura que rompería las cervicales de Fernando Alonso, y termina yendo de putas.
Temed a un hombre que lleva tatuado: Born to Lose, Live to Win .
La semana que viene yo cumplo 41 tacos, pero si hiciera el 10% de lo que hace este tío, seguramente moriría entre horribles sufrimientos. Lemmy es el superheroe del R´N´R, es el Chuck Norris del metal, es Lobezno y Lobo mezclados, ES EL PUTO AMO!!!!
Definir el carácter de toda una leyenda viviente como Lemmy Kilmister siempre será difícil. Este documental muestra sus diferentes vertientes, todas con la misma cara. Lemmy, el único e inigualable.
Ver la faceta humana de Lemmy resulta algo entrañable. Ese viejo canalla, gruñón, con esa faceta de duro y esas pintas de viejo cowboy, comprando sus discos, yendo a su bar, el de siempre, viviendo donde siempre. Ese Lemmy que sigue igual, al que la fama no ha cambiado. El Lemmy de tómalo o déjalo, a mí me dará igual .
Conocer las raíces psicológicas del personaje resulta extraordinario. Su gran pasión por las drogas… pero ojo, cuidado con la heroína, la detesta. Una fatal experiencia que sale en la película lo explica, y ahí es donde vemos a un Lemmy sentimentaloide, pero que saca su coraza de duro y viejo rockero. La vida es demasiado corta, no me arrepiento de nada . Y ante todo, un mensaje de prudencia a los más jóvenes: no voy a defender las drogas, es un estilo de vida que ha matado a mis amigos .
Como dicen muchos, si Lemmy no existiera habría que inventarlo. ¿Se imagina alguno qué pasará cuando ya no esté? Yo sí: una explosión de fiesta y puro rock & roll en su honor. Porque eso es lo que él es: rock & roll verdadero, puro, sin falsificaciones ni alteraciones. Lemmy no es rock, el rock es Lemmy.