Le llamaban Trinidad
Sinopsis de la película
Después de atravesar medio desierto, Trinidad, un tipo muy diestro con el revólver, descubre que su hermano mayor, otro granuja como él, es ahora el sheriff de un pequeño pueblo. Como no tiene nada urgente que hacer, decide quedarse a comer y descansar por algún tiempo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lo chiamavano Trinità... aka
- Año: 1970
- Duración: 109
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes obtener una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te añadimos un listado de fuentes de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.2
50 valoraciones en total
Primero fue Trinidad, luego Le llamaban Trinidad , después Le seguían llamando Trinidad y finalmente Y después le llamaron el Magnifico . Todas ellas excelentes películas, como todas las de Bud Spencer y Terence Hill (como así afirman las dos críticas anteriores). Por eso recomiendo a filmaffinity que integre en sus listas todas las películas de estos dos mitos (tanto en las que salen juntos, como en sus películas independientes).
Con respecto a este film, lo he valorado con un 7 porque el final se hace un poco lento y porque en comparación con otras películas de estos bestias, las hay mejores. Nada más. El resto excelente: los comentarios, la banda sonora (que muchos de vosotros al escucharla la reconoceréis), el humor y la espectacular actuación del brazo izquierdo y derecho del diablo, etc. Chantajes, risas, desafios del western clásico, mejicanos y bandoleros que atacan a los ganaderos y agricultores, la escena de Terence Hill con dos preciosidades en los albores de un riachuelo, las bendiciones de mesa, los que no quieren la violencia y los que la encuentran de forma involuntaria y las ya conocidas peleas mano a mano de los dos actores.
En suma, una gran película digna de un notable, que recomiendo a todos los amigos del filmaffinity.
De pequeñita iba con una amiga los domingos a sesiones de cine en la parroquia, que por aquel entonces tuvo la genial idea de proyectar todas las películas de Bud Spencer y Terence Hill. Y mientras todos hablaban y ligoteaban en el más estricto sentido casto de la palabra, yo me quedaba embobada escuchando los punch panch de los puñetazos y perdiéndome en los ojazos azules de Terence Hill ( que alguien se atreva a decirme que ha habido otros iguales en el cine ) y su sonrisa socarrona e inolvidable.
Hace menos de un mes volví a ver esta película convencida de que era la ingenuidad de la infancia la que la convertía en inolvidable, pero me reí como entonces a pesar de su sencillez, sus diálogos simplones y sus peleas sin chorros de sangre salpicando la pantalla.
Quizá esta película es mala y yo soy como Peter Pan y no he crecido ni madurado un ápice.
Pero qué queréis que os diga: en esta ocasión no me importa.
Pd: En contra de los que muchos creen, Y después le llamaron el magnífico no es la tercera parte de una trilogía. Simplemente la llamaron así aprovechando el tirón de Le llamaban Trinidad y Le seguían llamando Trinidad. Ni siquiera actua Bud Spencer, y, con todo el respeto hacia Terence Hill, esa sí que es prescindible.
Me parece maravilloso este rincón que he encontrado en las críticas de la película, una especie de oasis alejado de los críticos más puristas, quienes no dudarán en tachar de mala esta producción que, más bien al contrario, veo que por aquí solo trae -como a mi- buenos recuerdos de la infancia, adolescencia y juventud, recuerdos de pasar un buen rato a carcajada limpia al ritmo de los mamporros menos violentos y malintencionados de la historia del cine. Y si una película te trae ese tipo de recuerdos, ¿Puede de verdad ser mala?
La tradición picaresca latina hace muy diferente a este western. Es una obra fuera de su tiempo, como El Lazarillo de Tormes, aunque se nota influida por el western crepuscular de Leone y Peckinpah en aspectos formales como el uso del zoom, la caracterización de personajes que huye de maniqueísmos, y la perfectamente realista (por cochambrosa) puesta en escena.
Pero esta película engancha por un uso del sentido del humor hasta entonces apenas esbozado en el género del western. Es un humor a la vez absurdo y universal, violento y tierno a la vez. Aquí nace un mito, perpetuado en Le seguían llamando Trinidad , una obra genial, asombrosa, adelantada a su tiempo y que por el uso de la repetición de estructuras debería ponerse a todo alumno de una escuela de cine. Es una pena que esta segunda parte sea tan de culto que no aparece reflejada en Film Affinity.
Por tanto estamos ante una saga que muestra todas las variantes posibles de humor y que funciona. Y sin olvidar que es un western, claro, un género dado a híbridos con el de aventura ( Jeremiah Johnson ), bélico ( El Álamo ), musical ( La leyenda de la Ciudad sin Nombre ) y ahora, por fin, con la comedia disparatada, descacharrante y eterna.
A raíz del éxito mundial de la trilogía del dólar de Sergio Leone, el spaghetti-western o western europeo comenzó a poblar las pantallas de pistoleros arquetípicos: a los famosos pistoleros encarnados por Clint Eastwood y Lee Van Cleef se añadieron los de Giuliano Gemma (Ringo), Franco Nero (Django), Gianni Garko (Sartana) y algunos más, como Terence Hill, actor que había trabajado en Il gattopardo con su auténtico nombre, Mario Girotti, y que no escapó de esta tendencia y dio vida al pistolero más zafio y tosco de todos: Trinidad. Este personaje era una caricatura de pistolero, sin más vida que la que le aportaba la simpática sonrisa del actor. Pero la combinación con su compañero de reparto, Bud Spencer, otro pistolero, barbudo y barrigón, creó una de las parejas más taquilleras de los años setenta.
Con un argumento trillado, el de las tranquilas familias acosadas por unos bandidos que solo tienen una escapatoria, conseguir que una persona diestra en la milicia se alíe con ellas (desde el clásico Shichinin no samurai hasta la serie de TV The A-team), con unos diálogos de andar por casa y con una realización sin artificios, sencilla y efectiva, la película resalta por su espíritu socarrón (se burla de la religión, de la justicia y del propio western), por los tortazos que propina la pareja protagonista y por las caídas que causan en sus enemigos, que traen a la memoria las caídas sin parangón en los cortos de Mack Sennett.