La vida nueva
Sinopsis de la película
Laura está embarazada, pero no quiere tener ese hijo. Juan, su marido veterinario, por el contrario, sí quiere tenerlo. Laura parece obsesionada con las clases de piano que da a Sol, una joven discípula en la que tiene cifradas vagas esperanzas: quizás de verla hacer una carrera que ella resignó o aún la posibilidad de salir de un pueblo que la ahoga.
Detalles de la película
- Titulo Original: La vida nueva
- Año: 2011
- Duración: 75
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Opinión de la crítica
Película
4.4
29 valoraciones en total
El clásico decir parece ser el motor de esta película, en la que todos los personajes se conocen a la perfección, pero se ocultan (simulan ocultarse) para guardar las formas. Así, el inicio la trama es digno de un gran policial, en el que la mentira del testigo parece cerrar por todos lados y uno se pregunta si verdaderamente es necesario abogar por nuestra aceptada concepción de justicia.
Además, están el pueblo movido por una sola persona (a quien se aborrece, pero no se puede dejar ir), están los adolescentes que se quedaron, los grandes que fueron adolescentes y no se animaron a irse (Martina Gusmán) y los que triunfaron en la gran ciudad, y vuelven por un momento, con todo su éxito a cuestas (Germán Palacios).
La película, de todas formas, está plagada de altibajos. De las buenas interpretaciones de Palacios, y especialmente de Gusmán, pasa sin atenuantes a lo que puede hacer Alan Pauls, un gran escritor de familia de actores que confundió los tantos. Todo lo que él hace resulta sobreactuado y poco verosímil, y encima el guión no ayuda a su personaje: el diálogo que tiene con su mujer a la vera del río (tal vez definible como patético ) así lo demuestra, muy fuera de tono con la película.
Por favor qué el adiós no se alargue me canse de tanto esperar (me)
La vida nueva, interesante propuesta qué viene a confirmar el buen nivel (calidad) por el qué esta atravesando el cine argentino, por lo menos, en los últimos 4 o 5 años.
El film esta producido por Matanza cine (léase Pablo Trapero) y se nota durante los (casi) 75 minutos qué dura el metraje, se nota en sus capas, en su olor, en su piel.
Santiago Palavecino dirige y escribe (esto ultimo junto a Alejandro Fadel) de forma correcta, aunque con escenas inconexas entre si y algunas fisuras argumentales, Lo fuerte del film está en el guión, y no precisamente en las palabras qué se dicen, la esencia radica en el guión qué no habla, el guión está en las miradas, está en los acordes de una mandolina, está en el rebotar de dedos sobre el marfil de un piano (el cual habla con palabras de Bach) el guión está en esos silencios, silencios qué gritan y se hacen oír (o no)
Martina Guzmán se destaca en éste triangulo actoral junto a Alan Pauls, qué aunque algo disperso, es el qué pone los puntos y comas a esta historia, y un German Palacios qué en cuentagotas aparece siempre efectivo, el resto del casting bastante flojo, fuera de foco.
La vida nueva es un film oscuro y algo turbado es transición, momentos de calma y tensión (Como reza Laura, el personaje de Guzmán) es un drama con tintes (pocos) de Thriller policial.
La película de Palavecino habla por lo qué no dice, dice por lo qué no escucha (o si) pero sobre todo (y en todo) se ve lo qué se mira (o se quiere ver)
Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida (con uno mismo, ese qué muto cuando fue nuevo lo olvidado o nunca recordado)
Sabes que estoy siempre a favor del adiós.
En pueblo pequeño infierno grande, suele decirse. Es que la escencia de La Vida Nueva fluye por esos rincones, por los secretos, los silencios y las complicidades que ofrece una pequeña ciudad y sus habituales habitantes.
Laura y Juan viven inmersos en su mundo, ajenos a los problemas generales, planteándose o no, un inminente aborto. Todo cambia de rumbo cuando Juan encuentra a un grupo de chicos, golpeando, achuchillando y dejando en coma a otro muchacho.
Juan lo socorre y lo lleva al hospital. Al llegar al mismo, sabrá que uno de los chicos culpables es el hijo de uno de los más influyentes personajes de la ciudad, que carece de impunidad, encubierto por la policía del lugar.
Juan decidirá entonces mentir para no complicar más su existencia.
Con el peso de la mentira en sus hombros, con el sufrimiento de la familia del muchacho y teniendo que engañar a sus propios seres queridos, Juan deberá elegir, aunque dicha elección no tenga opciones limpias y ejemplificadoras.
En los oscuros pasillos de una ciudad cómplice, mirar hacia el costado no parece la peor decisión.
Con actuaciones que van de lo aceptable a lo bueno, con un guión simple y pequeño, con un dejo a Trapero en el aire, y no mucha luz en la cámara, La Vida Nueva muestra con crudeza una nueva versión de la pata del mono.
No brilla demasiado, pero cumple. Quedó la sensación que pudo ser más.
Depende de cada quien cómo se conciba una vida nueva… por lo regular yo la achaco a eso que te hace disfrutar de ella, con momentos de gozo… aunque también y viéndolo fríamente puede ser totalmente lo contrario. A este dramón soporífero creo que le queda más la segunda concepción, puesto que se basa en una desgracia y de ahí se desatan una serie de eventualidades contrapuestas a una estabilidad que se veía tambalearse.
Me quedo con las preguntas: ¿Qué más puede contar un veterinario, una maestra de piano y su alumna?, ¿Es insuficiente lo que sabe uno de ellos?, ¿Faltó entereza a la hora del montaje? No sé. El hecho es que se invierte para contar algo que a simple vista no es lo suficientemente poderoso para su apreciación y por consiguiente una recomendación.
El lado B del cine argentino ronda por ahí… y me explico ante semejante tostón, por qué nadie se ha aventurado a importarla. Mucho tiempo perdido… una historia que jamás engancha… la cual induce al ocio desmedido.
Es menester que para que los motores funcionen, éstos estén llenos de combustible. Una vez colmada esta simple expectativa, pues ahí sí, podemos hablar de frenadas bruscas, marchas en reversa, aceleración cuando el auto lo pide, etc etc hasta llegar al objetivo final de la forma más decorosa posible. El problema de La vida nueva es que se maneja con combustible barato o, lo que es peor aún, con falso combustible.
La metáfora no ayuda demasiado: a ver, planteada la situación de homicidio preterintencional (muerte no buscada ) la peli elude todo matiz que pueda acercarlo al género policial y se arrincona mucho mejor dentro de lo que podríamos llamar un drama intimista. Allí se pierde en medio de silencios y miradas, gestos de complicidad y secretos mal guardados, todo en medio de un tono eterno de suspensión . Ésto es: la peli se balancea lenta y densamente para abrirnos el corazón de personajes complejos, complejos no por lo difícil de sus respectivas aperturas sino por la decisión formal, y bastante errada, de pretender acercar sus motivaciones por medio de meras sutilezas. Para lograrlo hace falta una soberana muñeca desde la dirección, y Palavecino confunde profundidad con lentitud. No hace falta tener un sexto sentido para observar que la peli baila al ritmo de una partitura cansina, casi susurrada. Lo mismo ocurre con los diálogos, bajos en intensidad, ni hablar de las actuaciones: la muchachada jóven hace su propia peli mientras que los adultos adoptan un tono impostado, sus frases parecen leídas del guión en ese momento y al elevar la voz tratan de no sobrepasarse demasiado. La vida nueva es tan mesurada que cansa, y evita tanto el climax (ya sea por no parecerse a un thriller o por negar su base policial) que termina por desinflar un globo que nunca infló del todo.
Aplaudamos su intención de borrar todo rasgo barroco o sobrecargado. Pero es tal su objetivo de alejarse de ello que se ubica en el otro extremo, hasta pecar de liviana.